miércoles, 1 de diciembre de 2010

LOS MONARCAS VINCULADOS A LAS ÓRDENES BRITÁNICAS (IV)

JORGE III Y LA ORDEN DE SAN PATRICIO

Jorge III nació el 4 de junio de 1738 en Norfolk House (Londres), siendo el segundo hijo y primogénito varón de los nueve descendientes de Federico Luis, Principe de Gales y de Augusta de Sajonia-Gotha.
Como el príncipe Jorge había sido prematuro, fue bautizado inmediatamente después de nacer en Norfolk House por el obispo de Oxford. El bautismo público sería oficiado nuevamente en Norfolk House por el obispo Secker, el 4 de julio de 1738. Sus padrinos fueron el rey Federico I de Suecia (representado por Lord Baltimore), su tío materno, el duque Federico III de Sajonia-Gotha (representado por el duque de Chandos) y su tía-abuela, Sofía de Hannover, Reina de Prusia (representada por Lady Carlota Edwin, hija del duque de Hamilton).
Jorge II y su hijo el Príncipe de Gales tenían una relación muy difícil, tanto es así que Jorge y sus hermanos fueron desterrados de la Corte en sus primeros años. En 1751, Federico Luis murió, dejando al príncipe Jorge el Ducado de Edimburgo. El nuevo Duque de Edimburgo era, entonces, el presunto heredero al trono, y fue nombrado posteriormente Príncipe de Gales. Su madre, Augusta, desconfiaba de su suegro, el rey Jorge II; por ello, mantuvo al Príncipe de Gales alejado de su abuelo.


Jorge, Príncipe de Gales, heredó la corona cuando murió su abuelo, Jorge II el 25 de octubre de 1768, subiendo al trono británico como Jorge III del Reino Unido e Irlanda, Príncipe Elector de Hannover, Duque de Brusnwick-Lüneburg, Duque de Bremen y Príncipe de Verden. Entonces, se organizó la búsqueda por toda Europa de una esposa conveniente. El 8 de septiembre de 1761, en la Capilla Real del Palacio de Saint James, Jorge se casó con Carlota de Mecklenburgo-Strelitz, con la que tendría quince hijos. Dos semanas después, ambos fueron coronados en la Abadía de Westminster.
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La década de 1760 estuvo marcada por la inestabilidad burocrática, que condujo a que los Wighs acusaran a Jorge III de ser un autócrata a la manera de Carlos I.
En las colonias británicas de norteamérica, en 1763 el gobierno británico publicó la "Proclamación Real" que colocó un límite sobre la expansión al oeste de las colonias americanas. El objetivo de la Proclamación era obligar a los colonos a negociar con los indios americanos la compra legal de la tierra y, por lo tanto, reducir la costosa guerra fronteriza que había surgido por conflictos de territorios. La Línea de Proclamación, como sería conocida, fue increíblemente impopular entre los americanos y al final se volvió otro obstáculo en la relación entre los colonos y el gobierno británico, que conduciría finalmente a la guerra. Con los colonos americanos cada vez más reticentes en pagar los impuestos británicos, se hacía difícil para la Corona costear sus incursiones militares y la defensa de las colonias americanas de levantamientos nativos. Por ello se introdujo la Ley del Timbre, que impuso un impuesto en todo el papel impreso en las colonias británicas de Norteamérica. Jorge III estimaba que el deber principal de los colonos era someterse a él y a Gran Bretaña y se ofendió por la actitud rebelde de los americanos.

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Los americanos se mostraron cada vez más hostiles a las tentativas británicas de imponer impuestos en las colonias. En el Motían del Té de 1773 ("Boston Tea Party"), una muchedumbre lanzó al mar más de 340 cajones de té en el puerto de Boston como protesta política.

En respuesta, Lord North introdujo las llamadas "Leyes Punitivas". El puerto de Boston fue cerrado y se suspendieron las elecciones legislativas en la colonia de Massachusetts.

El conflicto armado estalló en América en 1775. Algunos delegados del Segundo Congreso Continental redactaron una oferta de paz conocida como la "Petición del Ramo de Olivo", pero los enfrentamientos ya habían surgido cuando el documento llegó a Inglaterra. El 4 de julio de 1776, las 13 Colonias declararon su independencia de la Corona. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos hizo varios cargos políticos contra el Rey, la legislatura y el pueblo.

Jorge III se indignó cuando se enteró de las opiniones de los colonos. Aunque la guerra contra le fue bien a Gran Bretaña en un comienzo, la situación cambió completamente después de la rendición del Teniente-General británico J. Burgoyne en el Batalla de Saratoga (1777). En 1778, Francia firmó un Tratado de Amistad con los nuevos Estados Unidos y entró en guerra con los británicos. Al año siguiente España declaraba también la guerra a Jorge III.

El Rey trató obstinadamente de mantener a Gran Bretaña en guerra contra los rebeldes en América, a pesar de las opiniones de sus propios ministros hasta que en 1781 llegaron a Londres las noticias de la capitulación del general Lord Cornwallis en Yorktown.

Jorge III admitió finalmente la derrota en Norteamérica y aceptó entrar en negociaciones de paz que concluyeron con la firma del Tratado de Versalles de 1783. Gran Bretaña reconocía la independencia de los Estados Unidos, devolvía Florida y Menorca a España y concedía acceso a las aguas de Terranova a Francia.

Jorge III estaba disgustado por haber sido obligado a designar ministros que no eran de su agrado, por ello el rey se molestó seriamente cuando el gobierno aprobó la Ley de Indias. Inmediatamente después de que la Cámara de los Comunes la votase, Jorge IIII informó a la Cámara de los Lores que consideraría enemigo personal a todo aquel que votara a favor de la Ley. El 17 de diciembre de 1783, la Ley fue rechazada por los Lores; al día siguiente, el ministro Portland fue despedido, y William Pitt el Joven fue designado nuevo Primer Ministro.

Ese mismo año Jorge III fundó la Orden de San Patricio para Irlanda.

Para el monarca, la elección de William Pitt el Joven fue una gran victoria. El rey sentía que el panorama probaba que él todavía tenía el poder de designar a los Primeros Ministros sin tener que apoyarse en ningún grupo parlamentario. A lo largo del ministerio de Pitt, Jorge III apoyó con entusiasmo muchas de sus políticas. Para ayudar a Pitt, Jorge III creó nuevos títulos nobles en un tiempo récord. Los nuevos pares llenaron la Cámara de los Lores, permitiendo que Pitt conservara una firme mayoría.

Durante el ministerio de Pitt, Jorge III fue extremadamente popular. El público apoyó los viajes exploratorios al Océano Pacífico. Jorge III también ayudó a la Royal Academy con grandes concesiones económicas de sus fondos privados. Además, los británicos admiraban la fidelidad que el rey profesaba a su esposa, al contrario de sus dos antecesores. Se hiciceron también grandes avances en diversos campos, tales como la ciencia y la industria.

La salud personal de Jorge III, sin embargo, estaba en muy malas condiciones. Sufría una enfermedad mental, que ahora se cree era un síntoma de la porfiria (estudios realizados en 2004 de muestras capilares del rey revelaron niveles extremadamente altos de arsénico, un causante posible de la enfermedad). Anteriormente, el rey había sufrido un breve episodio de la enfermedad en 1765, pero comenzó una crisis más larga en 1788.

Jorge III mostró síntomas de demencia imposibles de ignorar y representó una amenaza a su propia vida. Cuando el Parlamento se reunió de nuevo en noviembre, el Rey no podía, como era costumbre, hacer su discurso inaugural para señalar la agenda para la próxima sesión legislativa. Según una práctica establecida desde hace mucho tiempo, el Parlamento no podía iniciar sus sesiones hasta que el Rey hubiera hecho el Discurso del Trono. El Parlamento, sin embargo, no hizo caso de esta costumbre y comenzó a discutir las provisiones para establecer una regencia.

Charles James Fox y William Pitt discutieron quién tenía el legítimo derecho a asumir el control del gobierno durante la enfermedad mental del soberano, aunque ambas partes convinieron que lo más razonable sería que ocupase la Regencia el hijo mayor de Jorge III, el Príncipe de Gales y heredero del trono británico. Fox sugirió que el príncipe de Gales tenía el legítimo derecho de actuar en nombre de su padre enfermo; Pitt rebatió diciendo que lo mejor era que el Parlamento nombrara al Regente.

Pitt propuso la solución al problema, basándose en una desconocida y fraudulenta ley inglesa que permitía la delegación de funciones del monarca de modo excepcional. Como algo preestablecido desde hacía mucho, el soberano podía delegar muchas de sus funciones en los Lores Comisionados mediante Letras Patentes, que eran validadas con la estampación del Gran Sello Real. Se propuso que el guardián del Gran Sello, el Lord Canciller, estampara el Sello en una Letra Patente donde el Rey supuestamente delegaba algunas facultades, pero obviamente sin el consentimiento del demente soberano. Aunque tal acción era ilegal, Pitt sabía que no sería posible cuestionar la validez de las Letras Patentes, pues la presencia del Gran Sello sería algo concluyente en la Corte.

El segundo hijo de Jorge III, el príncipe Federico, duque de York, denunció la propuesta de Pitt como "inconstitucional e ilegal". No obstante, designaron a los Lores Comisionados y el Parlamento empezó sus sesiones debido a la urgencia de la situación. En febrero de 1789, se envió a la Cámara de los Comunes una Ley de Regencia, autorizando al Príncipe de Gales a actuar como regente, que fue aprobada. Pero antes de que la Cámara de los Lores la votase, Jorge III se recuperó de su enfermedad gracias a los cuidados del doctor Francis Willis. El Rey confirmó las acciones de los Lores Comisionados como válidas, pero reasumió el control total del gobierno.


Después de que Jorge III se recuperara de su enfermedad, su prestigio aumentó considerablemente. La Revolución Francesa, que se estaba desarrollando, preocupaba a muchos terratenientes británicos. Francia declaró posteriormente la guerra a Gran Bretaña en 1793 tras la muestre de Luis XVI en la guillotina, y Jorge III pronto representó la resistencia británica. El rey permitió que Pitt aumentara los impuestos, formara ejércitos y suspendiera el privilegio de la escritura de los habeas corpus por el inicio de la guerra.

Por bien preparada que Gran Bretaña estuviese, Francia era más fuerte. La Primera Coalición (que incluía a Austria, Prusia y España) fue derrotada en 1798. La Segunda Coalición (que comprendía a Austria, Rusia y el Imperio Otomano) fue vencida en 1800. Al final, Gran Bretaña tuvo que luchar sola contra Napoleón Bonaparte.

En aquel mismo año de 1800, una breve tregua permitió a Pitt centrar sus esfuerzos en Irlanda, donde había habido un levantamiento popular en 1798 con colaboración y desembarco de tropas francesas. El Parlamento aprobó entonces el Acta de Unión de 1800, que establecía que, a partir del 1 de enero de 1801, el Reino de Gran Bretaña y el Reino de Irlanda se convertirían en una sola nación, conocida como el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Jorge III aprovechó la oportunidad para renunciar a toda reclamación sobre el trono de Francia, contencioso que soberanos ingleses y británicos habían mantenido desde el reinado de Eduardo III.

La impopularidad del primer ministro Pitt aumentó cuando planeó quitar ciertas inhabilidades legales que se habían aplicado a los católicos romanos después de la Unión. Jorge III declaró que estos "emancipados" católicos le habían hecho violar su juramento de coronación, en el cual los soberanos prometían mantener el protestantismo.

De hecho, la nación estaba fuertemente en contra de cualquier idea de reforma, ante el temor de que se reprodujera en Gran Bretaña una revolución como la francesa.

Ante la fatiga de la guerra en 1802 se firmó la Paz de Amiens con Francia, que Jorge III no consideró como "verdadera", sino un experimento a modo de tregua. En efecto, en 1803 las dos naciones se volvieron a declarar la guerra.

En 1804, Pitt se concentró entonces en formar una coalición con Austria, Rusia y Suecia. Sin embargo, la tercera Coalición, tuvo el mismo final que la Primera y Segunda Coaliciones, siendo derrotada en 1805 tras el triunfo napoleónico de Austerlitz.

Una invasión de Napoleón a la Islas Británicas parecía inminente, pero la posibilidad desapareció después de que el Vicealmirante Horacio Nelson obtuviera la célebre victoria de Trafalgar el 21 de octubre de 1805.

En 1810 Jorge III se puso peligrosamente enfermo, siendo la causa posible de esta brusca recaída la muerte de su adorada hija menor, la princesa Amelia. Desde 1811 Jorge III es víctima de una locura permanente y se decidió confinarlo en el Castillo de Windsor hasta su muerte. Algunas veces hablaba sin pausa durante horas, decía que conversaba con los ángeles y saludó una vez a un roble que según él era el rey Federico Guilleromo III de Prusia. Sus doctores le administraron el "Polvo de James" (una combinación de calomel y emético tártaro) y lo sangraron regularmente. También aconsejaron que se bañara en el mar, lo cual llegó a hacer delante de su pueblo.

El Parlamento aprobó en 1811 el Acta de Regencia, en la cual el asentimiento real fue concedido por los Lores Comisionados (quienes fueron designados bajo el mismo procedimiento irregular que fue adoptado en 1788). El príncipe de Gales actuó desde entonces como Regente durante el resto de la vida de Jorge III.

El nuevo Premier, Lord Liverpool, supervisó la victoria británica en las guerras napoleónicas. El Congreso de Viena dio aumentos territoriales significativos para Hannover, que fue elevada de electorado a Reino el 12 de octubre de 1814.

Mientras tanto, la salud de Jorge III se deterioraba y el 29 de enero de 1820, ciego, sordo y loco, fallecía el Rey en el Castillo de Windsor a los 81 años de edad. Fue sepultado el 16 de febrero de 1820 en la Capilla de San Jorge en Windsor. El rey Jorge III fue sucedido por Jorge IV, el primero de sus hijos y su Regente durante nueve años. 

Jorge III fue el tercer monarca británico de la Casa de Hannover, pero el primero en nacer en Gran Bretaña y usar el inglés como lengua materna. Durante el reinado de Jorge III, Gran Bretaña se alzó como la primera potencia dominante, extendió su poder por Norteamérica, incluyendo la conquista de Canadá tras la Guerra de los Siete Años. Ganó la supremacía en el océano y derrotó a Napoleón, pero sin duda alguna, el rey Jorge III será recordado por la pérdida de las 13 Colonias, que formarían el núcleo de los futuros Estados Unidos.

A Jorge III se le conoció con el sobrenombre de "Granjero Jorge", por sus modales simples y llanos.

Archivo:Coat of Arms of the United Kingdom (1801-1816).svg

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