حماية إسبانيا في المغرب ḥimāyat Isbāniyā fi-l-Magrib,
Hemos publicado en semanas anteriores una serie de entradas sobre las Órdenes Dinásticas y Nacionales del Reino de Marruecos. Hoy evocamos el periodo anterior a la independencia marroquí, la etapa que se inicia con la Conferencia de Algeciras de 1906 y que se concreta con el establecimiento del Protectorado español sobre tierras de Marruecos el 27 de noviembre de 1912.
El Protectorado consistía en dos territorios del actual Marruecos, geográficamente disjuntos: la zona del norte, que incluye las regiones del Rif y la Yebala, y la de Tarfaya, limitando con el Sahara Español, al suroeste y al norte con el río Draa como frontera. Ocho meses antes de los acuerdos, Francia, había creado su propio protectorado sobre la mayor parte del actual Marruecos. Sin embargo, la creación de una administración colonial sobre los territorios del protectorado en el Rif no se produciría hasta 1927, una vez la zona hubo sido pacificada. El protectorado duraría hasta el día 7 de abril de 1956, salvo lo que se conocía como el protectorado meridional o región norte de las tres en que se dividió el Sahara español.
El régimen administrativo del Protectorado implicaba la existencia de una dualidad formal de autoridades. Por una parte, existe una administración marroquí, al frente de la cual se encontraba el Jalifa, el cual ejercía, por delegación del Sultán, todos sus poderes, fundamentalmente el legislativo, que ejercía mediante el dahir (decreto). También era la máxima autoridad religiosa. Este gobierno dirigido por el jalifa recibía la denominación de Majzén y se encontraba dividida en departamentos, a modo de ministerios, coordinados por el Gran Visir. Los ministros eran el qadi al-qudat (jefe o juez de jueces), el Visir de los Habus (patrimonio inalienable cuyas rentas se destinan a una obra o institución piadosa o religiosa), el amin al-amlak y el amin al-umana (ministro de Hacienda). Contaba con un consejo consultivo formado por dos representantes de cada una de las cinco regiones. El jalifa era elegido por el sultán de entre una dupla propuesta por el gobierno español. El primer jalifa, Muley el Mehdi, tomó posesión de su cargo en Tetuán el 27 de abril de 1913.
Sólo dos jalifas ocuparon el cargo hasta la independencia de Marruecos, el ya citado Muley el Mehdi (entre 1913 y 1923) y su hijo Muley el Hassán bin el Mehdi (que asumió a los trece años, «reinando» entre 1925 y 1941 y más tarde entre 1945 y 1956), pertenecientes a la familia real marroquí y descendientes del principe Muley Ismail, hermano del Sultan Muley Hassan I.
La administración española estaba dirigida por un Alto Comisario, figura desarrollada a imagen y semejanza de los altos comisionados ingleses, formalmente acreditada ante el jalifa, como representante del Sultán, pero de hecho la máxima autoridad en el Protectorado. La Alta Comisaría dirigía la acción política de España en el Protectorado, y de ella emanaban las órdenes e instrucciones. El Alto Comisario estaba asistido por diversas departamentos (Asuntos Indígenas, Fomento y Hacienda). Existía un interventor territorial en cada una de las regiones, representado directamente a la Delegación de Asuntos Indígenas. Subordinados a él existía un siguiente escalón, con interventores comarcales y, finalmente, interventores locales.
El mantenimiento del orden estaba a cargo de los Regulares (fuerzas del ejército español con "indígenas") y de la Policía Indígena. En el aspecto militar, el Alto Comisario estaba asistido por tres comandantes con sede en Ceuta, Melilla y Larache.
La responsabilidad de España como potencia protectora de los territorios marroquíes que le fueron asignados fue llevada a cabo con integridad, en los duros momentos de los primeros años que culminan con el Desastre de Annual de 1921...
...y en los tiempos de normalización que comienzan con la impresionante victoria española de Alhucemas en 1925.
La responsabilidad de España como potencia protectora de los territorios marroquíes que le fueron asignados fue llevada a cabo con integridad, en los duros momentos de los primeros años que culminan con el Desastre de Annual de 1921, y en los tiempos de normalización que comienzan con la impresionante victoria española de Alhucemas en 1925.
Varias fueron las recompensas y distinciones que las autoridades del Protectorado de Marruecos confirieron entre 1912 y 1956 a españoles y marroquíes distinguidos, pero hoy nos vamos a ocupar de una de ellas:
Orden de la Mehdauia (Wissam al-Mahdawiya)
Fue creada
bajo supervisión de las autoridades de la zona española el 17 de agosto de 1926, por el Príncipe Mulay Hasan bin Mahdi, Jalifa de Tetuán. Las damas podían formar parte de la Orden.
El diseño era: una estrella salomónica (seis puntas) azul con adornos de oro en el interior de las puntas y un centro circular orlado en azul en el anverso, mostrando la representación de un Sol poniente en un mar verde azulado, y en el reverso una inscripción en árabe que dice "Muley el Medhi Ben Ismail glorificado por Dios". La cinta es verde con una franja blanca en el centro, en sentido vertical.
Se organizaba en cinco clases, una ordinaria y cuatro extraordinarias.
Clase Especial: Gran Collar o Qilada, reservado para los Jefes de Estado
Primera Clase: Gran Oficial o Sumu-u
Segunda Clase: Comendador de Número o Fajama
Tercera Clase:
Comendador o Saada
Cuarta Clase:
Oficial o Ytizas
Existía además una medalla de bronce ( Rifa'at )
El modelo del Diploma se redactaba en estos términos:
Zona de Protectorado de España en Marruecos
Cancillería de la Orden de la Mehdauia DAHIR
¡Loor a Dios Unico! ¡Sólo Su Reinado es Perdurable!
(Sello de su Alteza el Jalifa con la siguiente inscripción)
"El Hassan Ben el Medhi Ben Ismail Ben Mohamed- Dios es su Dueño y Señor- uien en el Enviado de Dios se apoya, al encontrarse con los leones, les hará bajar la vista de pavor, aun en sus mismas guaridas. El que a Ti se acoge ¡oh el más bueno de los seres! a ese, Dios le preserva de todo vengador"
Se hace saber por este Nuestro Escrito-glorifique Dios su contenido y lo enaltezca- que Nos, por la gracia del Todopoderoso y su Fuerza, teniendo en cuenta los merecimientos contraidos por
Don..............................................
Y queriendo darle una prueba de Nuestro afecto, le otorgamos el grado de .......... en la orden Medhauia.
Ordenamos, en su consecuencia, a todas las Autoridades de Nuestro Mando, le consideren como merece por tal distinción y a él le encargamos que la ostente con orgullo.
Dado en Tetuán a ....de ..... de 19..