lunes, 30 de mayo de 2011

SAN FERNANDO

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Hoy 30 de mayo celebran las Españas a un Santo Rey de nuestra Reconquista que reunificó definitivamente el Reino de Castilla con el de León, recuperó para la cristiandad las ciudades de Córdoba, Jaén y Sevilla, y fue un fervoroso devoto de Nuestra Señora.

Fernando III, el Santo, nació el 5 de agosto de 1199. Hijo de Alfonso IX de León y de su segunda esposa, la Reina Berenguela I de Castilla. Por parte paterna era nieto de Fernando II de León y de su esposa, la Reina Urraca de Portugal. Por parte materna eran sus abuelos el rey Alfonso VIII de Castilla y su esposa, la Reina Leonor de Plantagenet.

El Papa Inocencio III declaró nulo en 1204 el matrimonio de sus padres, Alfonso IX y Berenguela, alegando el parentesco de los cónyuges, tras lo cual Berenguela volvió a la corte de su padre (el rey de Castilla) con todos sus hijos.
Tras la temprana muerte del rey de Castilla Enrique I, hermano menor de su madre y la abdicación de ésta, es coronado Rey de Castilla el 1 de mayo de 1217, en un acto realizado en Nájera. Nada más tomar posesión de la corona, tuvo que enfrentarse a una revuelta nobiliaria, encabezada por la Casa de los Lara y fomentada por el vecino Reino de León.

File:Escudo de Sevilla.svg

San Fernando preside, desde el Trono, las Armas Municipales de Sevilla


Contrajo matrimonio  en 1219 con la princesa alemana Beatriz de Suabia. A partir de 1224, aprovechando las discordias surgidas entre los almohades a la muerte de Abu Yacub Yusuf, dedicó su esfuerzo a dirigir las campañas de reconquista de los territorios dominados por los musulmanes, combinando hábilmente las acciones diplomáticas con beneficiosas intervenciones bélicas aprovechando las discordias existentes en los distintos Reinos de Taifas. Así, entre 1225 y 1227 las tropas castellanas se hacen con Andújar, Martos y Baeza, lugares clave para iniciar la reconquista de Andalucía.
A la muerte de su padre, Alfonso IX de León, en 1230, los partidarios de Fernando no respetaron su testamento, reivindicando el trono de León, que el Rey, su padre, había legado a Sancha y Dulce, hijas de su matrimonio con Teresa de Portugal. Tras una reunión entre las dos reinas consortes, Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, se firmó la Concordia de Benavente, en el que se declaraba la inviabilidad del testamento de Alfonso IX y el traspaso de la corona de León a Fernando a cambio de una compensación económica a Dulce y Sancha, que incluía la cesión de tierras que se reincorporarían a Castilla cuando éstas murieran. De ese modo se unieron dinásticamente -siguieron conservando Cortes, leyes e instituciones diferentes- León y Castilla en la persona de Fernando III.
Tras lograr la unión de sus Reinos, se dedicó de manera sistemática a la reconquista del Valle del Guadalquivir. En 1231 tomó la plaza de Cazorla en Jaén, junto al arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada. Las fuerzas reales se adueñaron posteriormente de la campiña cordobesa y de forma inesperada se apoderaron de la capital cordobesa en 1236. En 1240 se apoderó de Lucena.
En 1243, el Rey de la Taifa de Murcia  se sometió a vasallaje y poco después su hijo, el Infante Don Alfonso, ocupó el reino murciano de forma pacífica.


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Representación barroca de Fernando III el Santo. Ayuntamiento de Sevilla


En 1244 se establecieron las fronteras con el Reino de Aragón en el Tratado de Almizra, asignando al Reino de Castilla las plazas de Orihuela, Elche y Alicante. Este mismo año, sus súbditos Rodrigo González Girón  y el Maestre de la Orden de Santiago, Pelay Pérez Correa, se apoderaron de los últimos reductos murcianos: Cartagena, Lorca y Mula.
Desde entonces fue avanzando por el Guadalquivir. Jaén es reconquistada tras años de ataques en 1246, y en noviembre del año 1248 se apoderó de Sevilla, tras quince meses de asedio y con el auxilio del marino cántabro Ramón Bonifaz, a quien el rey había encargado en 1247 la formación de una flota con naves procedentes del Cantábrico y con la que habría de remontar el río Guadalquivir y completar el cerco sobre la ciudad. A la toma de Sevilla siguió la de Medina Sidonia y Arcos de la Frontera, entre otras. Cuando falleció en 1252, preparaba una expedición contra el norte de África, tratando de evitar las posibles amenazas que pudieran proceder de esa zona.

Archivo:Estatua rey Fernando III de Castilla-ret.jpg

Escultura ecuestre de Fernando III el Santo en la Plaza Nueva de Sevilla

Trató de unificar y centralizar la administración de los reinos castellano y leonés, promovió la traducción del Fuero Juzgo e impuso el castellano como idioma oficial de sus reinos en sustitución del latín. Repartió (mediante los llamados "Repartimientos") las nuevas tierras conquistadas entre las Órdenes Militares, la Iglesia y los nobles, lo que dio lugar a la formación de grandes latifundios.
En el ámbito cultural y religioso, mandó levantar las Catedrales de Burgos y León. Se esmeró por que en su Corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario (su hijo el rey Alfonso X el Sabio) será un gran literato y declarará que su saber se lo debe en gran parte al interés que su padre tenía por que su instrucción fuera la mejor posible.
Fernando III faleció en Sevilla el 30 de mayo de 1252. Su cadáver recibió sepultura en la Catedral hispalense, tres días después de su fallecimiento. El soberano había dispuesto que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le regaló el Rey San Luis de Francia a Fernando III. Había ordenado además que su sepultura fuera sencilla, sin estatua yacente.
Tras su canonización en 1671 por el Papa Clemente X, sus restos se depositaron en una urna de plata, que se considera la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana y que permanece cerrada habitualmente, aunque puede ser abierta para mostrar el cuerpo del Santo Rey, como se hace el día 30 de mayo, festividad de San Fernando, en que es expuesto a la veneración de los fieles, abatiendo uno de los laterales de la urna, lo que permite contemplar el interior de la misma.

Archivo:Urna de San Fernando. Capilla Real.JPG

La urna con los restos de San Fernando en la Catedral de Sevilla

San Fernando fue considerado siempre como patrono excelso de la Monarquía Española.

En este día de fiesta grande felicitamos con emoción y cariño al Cuerpo de Ingenieros del Ejército Español que tiene a San Fernando como celestial protector.


A los militares de nuestras Fuerzas Armadas, que celebran en estos días su Fiesta, y que han sido galardonados con la Real y Militar Orden de San Fernando en cualquiera de sus clases.



A la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando



A mis compañeros del Capítulo Noble de Caballeros de Fernando VI




A los pueblos y ciudades de España e Hispanoamérica que tienen a San Fernando por patrono.

Y a todos los amabales lectores de este su Blog "Salón del Trono".

Que San Fernando nos guíe y aliente por el bien del Reino y nos sirva de inspiración para alcanzar, un día, el Reino de los Cielos.


San Fernando, rey piadoso, que uniste al amor de Dios el cuidado de los débiles, enséñanos a regir a nuestros semejantes, buscando el bien del prójimo y la gloria de Dios, a ejemplo de Jesucristo que es Dios y vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

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