lunes, 1 de octubre de 2012

LA LAUREADA PARA "EL ALCÁNTARA"

Coat of Arms of the 10th Armored Cavalry Regiment Alcántara.svg

Lanzaron los clarines magníficos clamores,
llegó el momento trágico...
los sables refulgieron con rayos cegadores;
jinetes y caballos se irguieron voladores
ante el conjuro mágico...

Y allá fue la epopeya, jinete sin adarga
para la empresa loca:
Alcántara es un grito que el corazón embarga,
Alcántara es delirio que va de roca en roca
lanzándose... ¡A la carga!
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Se doblan los caballos y ruedan jadeantes...
¡Alcántara no cede!
Los sables se mellaron, son dientes de gigantes...
Repiten los clarines sus notas arrogantes...
¡Hay que seguir la lucha mientras un hombre quede!

¡Al paso...! - Los corceles no pueden ir al trote.
¡Al paso...! - La jornada su horror sublime alarga.
¡Al paso...! - Como nietos del loco Don Quijote.
¡Así van los de Alcántara! - Su gloria eterna flote.
¡Al paso...! - ¡Lo imposible! ¡Tal fue la última carga!
(M.R. Blanco-Belmonte)
Hoy lunes 1º de octubre, en el patio de la Armería del Palacio Real, S.M. el Rey Don Juan Carlos impondrá la Corbata de la Laureada de San Fernando al extinto Regimiento de "Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería. Su sucesor, el actual Regimiento de Caballería Acorazado Alcántara 10, será el encargado de recibir esta condecoración (la mayor recompensa militar en España) en un acto solemne acompañado de una parada militar. Según el ministerio de Defensa, al acto "asistirán las máximas Autoridades de la Nación y el Cuerpo Diplomático".
Corbata de la Cruz Laureada de San Fernando colectiva
Será la primera vez, en democracia, que se imponga esta condecoración a una unidad militar, dado que la última se concedió en 1943, por lo que la pompa del acto de entrega pretende estar a la altura de lo excepcional del galardón.
El rey concede la Cruz Laureada Colectiva de San Fernando
El rey Juan Carlos recibió en audiencia en el Palacio Real a una comisión del Regimiento de Caballería Acorazado "Alcántara 10", con motivo de la concesión de la Cruz Laureada Colectiva de San Fernando al Regimiento de Cazadores "Alcántara 14" de Caballería.- (Fuente: EFE/Ballesteros)
La condecoración a los "Héroes del Alcántara" fue aprobada por el Consejo de Ministros, el pasado 1 de junio, con objeto de reconocer "una de las más grandes gestas de heroísmo que puedan darse" en los hechos ocurridos durante la guerra del Rif, entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, cuando el Regimiento dio protección al repliegue de las tropas españolas desde sus posiciones en Annual hasta el Monte Arruit. En esta acción,  de los 691 efectivos del Regimiento, 541 resultaron muertos, 7 heridos y 67 prisioneros. Entre los caídos figura  el capitán Juan García Margallo y Cuadrado, abuelo del actual ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo. No es de extrañar que el titular de Exteriores afirmase tras conocerse la concesión, que el Gobierno "reparaba una injusticia histórica" que ningún otro gobierno antes se atrevió a abordar. "Un país que no honra a sus héroes no será honrado por los demás", dijo entonces el ministro popular.
(Fuente periodística: MARIELA RUBIO)
La impresionante hoja de servicios del Regimiento Alcántara nº 14


El Teniente Coronel Don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, caído en Monte Arruit el 5 de agosto de 1921

Pero para comprender mejor aquella gesta les invito a leer la narración que de aquellos hechos realiza el escritor y académico Don Arturo Pérez Reverte:

"...Imaginen la escena: las harkas de moros sublevados por Abd el Krim acosan a la desorganizada columna que intenta escapar hacia Melilla abandonando a su suerte a heridos y enfermos. Aquello es una matanza inaudita, y millares de soldados abandonados por jefes y oficiales corren despavoridos, atormentados por la sed, intentando ponerse a salvo. En el camino de Dar Dríus a El Batel y Monte Arruit, la protección de la retaguardia de los fugitivos recae en un regimiento de caballería que todavía se encuentra intacto y bien mandado, el Alcántara nº 14. Su jefe es el teniente coronel Fernando Primo de Rivera, hermano del teniente general del mismo apellido, que en seguida comprende que se está pidiendo a sus 691 hombres que se dejen la piel por salvar a los compañeros. Pero no hay otra. Hace de tripas corazón, arenga a su gente, les dice que toca bailar con la más fea del Rif, y el regimiento, disciplinado y silencioso, se pone en marcha con sus escuadrones protegiendo los flancos y la retaguardia de la columna en retirada. A las cuatro de la tarde, aparte infinidad de escaramuzas parciales, los jinetes de Alcántara ya han tenido que dar su primera carga al galope contra una fuerte concentración enemiga. Pero es en el cruce del río Igán, que está seco y en torno al que se atrincheran miles de rifeños que hacen fuego graneado, donde la columna se arriesga a quedar cercada. Entonces, el teniente coronel les toca a sus hombres la única fibra que a esas alturas, con semejante panorama, cree que puede funcionar: «Si no lo hacemos, vuestras madres, vuestras mujeres, vuestras novias, dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos».Y no lo fueron. Siete veces cargó Alcántara monte arriba y sable en mano, reagrupándose tras cada carga, cada vez menos hombres, más heridos, exhaustos y sedientos jinetes y caballos, una y otra vez bajo la granizada de balas enemigas, entre las zarzas y parapetos rifeños, tan diezmados y agotados al final que la última carga, octava del día, hubo que darla con los caballos al paso, pues ya no podían ni trotar; y aún después se continuó ladera arriba, a pie, combatiendo al arma blanca. Cargaron los soldados, y también el joven trompeta de quince años que llevaba el cornetín de órdenes. Y cuando a la quinta o sexta carga ya no hubo hombres suficientes para cerrar las filas, cargaron también, aunque nadie los obligaba a ello, los tres alféreces veterinarios, y el teniente médico, y hasta el capellán fue adelante con la tropa. Y cuando ya no quedó nadie a quien recurrir, cargaron también los catorce maestros herradores, y con ellos los trece chiquillos de catorce y quince años de la banda de música del regimiento; que, como el joven corneta de órdenes, murieron todos. Y al anochecer, cuando los supervivientes consiguieron llegar a la posición de El Batel, agotados, llenos de heridas, caminando entre las sombras con sus extenuados caballos cogidos de la brida, de los 691 hombres del regimiento sólo quedaban 67. Desde luego, aquel 23 de julio de 1921 los del regimiento Alcántara cumplieron con su teniente coronel. A ellos, ninguna madre, mujer o novia los llamó cobardes".  

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Monumento dedicado al Regimiento Cazadores de Alcántara realizado por el escultor Mariano Benlliure y situado en la puerta de entrada a la Academia de Caballería en Valladolid.
"...Con objeto de reconocer los heroicos hechos ocurridos entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, cuando el Regimiento dio protección al repliegue de las tropas españolas desde sus posiciones en Annual hasta el monte Arruit, gesta en la que fallecieron la mayor parte de sus integrantes: 28 de los 32 oficiales y 523 de los 685 miembros de tropa..."
Real Decreto por el que se concede la Cruz Laureada de San Fernando al Regimiento de 'Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería'

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