lunes, 14 de enero de 2013

EL Iº DUQUE DE LERMA

Ayer disfrutábamos conociendo el Palacio Ducal de Lerma (Burgos) y hoy, mostramos una semblanza biográfica del personaje histórico que mandó construir el Palacio y tuvo en sus manos el gobierno de la Monarquía Hispánica en tiempos de Felipe III.


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Armas del Duque de Lerma
Fuente: Paliano


Don Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, más conocido como Francisco de Sandoval y Rojas nació en Tordesillas (Valladolid) en 1553, fue el Vº Marqués de Denia, Iº Marqués de Cea, Sumiller de Corps, Caballerizo Mayor, Iº Duque de Lerma desde 1599 y primer ministro y valido de Felipe III (1598–1621).
Su abuelo materno era San Francisco de Borja y pertenecía a una familia con tradición en el cargo de Adelantado de Castilla desde 1412.
Sus padres fueron Francisco Gómez de Sandoval y Zúñiga, marqués de Denia, e Isabel de Borja y Castro, hija del duque de Gandía. Su tío el arzobispo de Sevilla, Cristóbal de Rojas y Sandoval, lo educó en la corte madrileña de Felipe II y logró introducirlo en el puesto de menino del príncipe Carlos, hijo de Felipe II y de su primera mujer María Manuela de Portugal.
A la muerte de su padre, Francisco queda como jefe y responsable de su familia, con más deudas que rentas. Pero el ascenso en su carrera comienza muy pronto con un primer cargo de gentilhombre de cámara del rey. Más tarde, en 1592, pasa a ser gentilhombre de la casa del príncipe Felipe (futuro Felipe III), siendo en ese momento cuando comienza la gran amistad entre los dos personajes. Algunas personas de la corte del rey Felipe II supieron ver desde el principio la gran influencia que el futuro duque de Lerma tenía sobre el príncipe y recomendaron al rey que lo alejase por algún tiempo. Así fue cómo el rey le nombró virrey de Valencia, puesto que ocupó a lo largo de dos años. A su regreso a Madrid, el propio príncipe Felipe pidió su nombramiento para caballerizo mayor.
Cuando el príncipe Felipe subió al trono como Felipe III, quiso tener como amigo consejero y hombre de toda su confianza a Francisco de Sandoval, quien a partir de entonces fue el verdadero «rey» de España. Se rodeó de un equipo de gente de su confianza y distribuyó los puestos más importantes de la corte entre miembros de su familia y amigos. Uno de estos personajes fue Rodrigo Calderón, de quien se decía que era «el valido del valido». En 1599, Felipe III le otorga el título de duque de Lerma y entra así en la categoría de Grande de España.
Casó con Catalina de la Cerda, hija del IV Duque de Medinaceli.

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Retrato del Duque de Lerma pintado por pantoja de la Cruz en 1600 (Fundación Lerma. Toledo)

Fue el hombre más poderoso del reinado de Felipe III. Se hizo inmensamente rico a costa de saber manejar el tráfico de influencias, la corrupción y la venta de cargos públicos. Por otra parte fue un verdadero mecenas en la ciudad de Lerma en Burgos, donde empleó gran parte de su fortuna en engrandecerla y embellecerla contratando a los más sobresalientes arquitectos y utilizando los mejores materiales.
Por su cargo de ministro del rey se convirtió en el hombre más cercano y de mayor confianza del monarca consiguiendo incluso que éste trasladase la Corte de Madrid a Valladolid (1601). Los historiadores creen que fueron dos los motivos que impulsaron al duque para conseguir este traslado: alejar al rey de la influencia de su tía María de Austria (recluida en el convento de las Descalzas Reales de Madrid), que no veía con buenos ojos la labor de don Francisco y los importantes beneficios financieros que suponían para él este cambio. El duque efectuó una magistral operación inmobiliaria seis meses antes del traslado, comprando propiedades e invirtiendo en su propio beneficio. Algunas de estas propiedades, como la llamada Huerta de la Ribera, se la vendió años después al rey, pocos meses antes del regreso de la corte a Madrid. Compró también un palacio a don Francisco de los Cobos, edificio que vendió al año siguiente también al rey y que fue convertido en palacio real.

File:Retrato ecuestre del duque de Lerma (Rubens).jpg
Retrato ecuestre del Duque de Lerma pintado por Rubens en 1603 (Museo del Prado)

El regreso de la corte de Felipe III a Madrid en 1606 se hace también por la influencia y los consejos del duque de Lerma. Los historiadores piensan que este regreso estaba preparado de antemano y que el duque nunca tuvo la intención de abandonar por completo Madrid. Se sabe por los documentos que se conservan que ya en 1603 existen ciertas maniobras y acuerdos entre el alcalde de Madrid y el duque.
El poder del duque de Lerma fue inmenso: llegó a manejar el sello real como Sumiller de Corps, consiguió controlar el reino y tomar él solo todas las decisiones políticas entre 1599 y 1618. Los incidentes más importantes de su mandato se produjeron en 1609 con la firma de la tregua con los Países Bajos y la expulsión de los moriscos.



Salida de contingentes de moriscos expulsados desde el puerto de Vinaroz

La reina Margarita, esposa de Felipe III, no era partidaria de los abusos e influencia del duque de Lerma, y a su alrededor tenía muchos consejeros descontentos también. Hubo una investigación de las finanzas que fue descubriendo el entramado de corrupción e irregularidades. Empezaron a caer culpables e implicados, entre otros el valido del duque, don Rodrigo Calderón, que fue ejecutado en la Plaza Mayor de Madrid. Se desencadena una presión en contra del régimen, y ante los acontecimientos, el duque aplica una estratagema que salvará su vida: solicita de Roma el capelo cardenalicio que se le concede en 1618, al mismo tiempo que el rey le da permiso para retirarse a sus propiedades de la ciudad de Lerma. Murió en Valladolid en 1625, retirado de la vida pública.
Cuando le fue concedido el cardenalato corrió por Madrid una coplilla que decía: «Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España, se viste de colorado».
Sin embargo, esta versión que cobró arraigo popular en la época, y que situaría al Duque de Lerma como corrupto, está completamente discutida por historiadores como Hermida Balado, Germán Vázquez o Mónica Martínez García, que sitúan al Duque como víctima de una conspiración, orquestada por Gaspar de Guzmán y Pimentel, Conde-Duque de Olivares, por Luis de Aliaga, un dominico aragonés nombrado confesor del rey por influencia del de Lerma, y por su propio hijo, el Duque de Uceda, deseoso de sustituir a su padre, y al mismo tiempo de impedir que Galicia consiguiera el voto en Cortes, lucha encabezada por Pedro Fernández de Castro y Andrade, Presidente del Consejo de Italia al momento de la caída del de Lerma, y principal protegido de éste.
El 2 de diciembre de 1726 Felipe V concedió la Grandeza de España de Primera Clase a favor del título ducal de Lerma.

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Escultura orante en bronce dorado del Duque de Lerma, realizada por Pompeyo Leoni, y situada en la Capilla del Colegio de San Gregorio de Valladolid
Fuente: Menesteo

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