viernes, 18 de enero de 2013

LA MEDALLA DE LAS "CINCO JORNADAS DE MILÁN"

 Archivo: 1848.jpg Donghi 5 días


En el contexto general de las Revoluciones de 1848, y con un marcado carácter nacionalista y liberal, se produjo el alzamiento de los milaneses contra las autoridades austriacas entre el 18 y el 22 de marzo de ese año, en lo que pasó a conocerse como las Cinco Jornadas de Milán.
El viernes 17 de marzo de 1848 llegaba a la capital de la Lombardía la noticia de la dimisión del primer ministro austriaco, Príncipe de Metternich, tras el levantamiento popular en Viena. El artífice de la Europa de la Restauración había caído. Los milaneses aprovecharon la oportunidad para organizar al día siguiente una gran manifestación pacífica frente al palacio del gobernador, en la Piazza Mercanti, para exigir algunas concesiones destinadas a dar mayor autonomía a Milán y Lombardía derogando las leyes más represivas, concediendo la libertad de prensa, la policía y devolviendo al municipio de Milán la responsabilidad sobre el orden público con la creación de una Guardia Cívica.
El 18 de marzo de 1848, la manifestación pacífica se convirtió rápidamente en un levantamiento popular. El gobernador austriaco fue obligado a firmar una serie de concesiones y el pueblo de Milán comenzó a luchar en las calles.
El jefe militar austriaco de la plaza, general Radetzky, se encerró con sus 8.000 hombres en el Castello Sforzesco aunque no fue asediado por los revolucionarios. Esto le permitió desplegar a sus soldados ocupando edificios públicos, cuarteles, oficinas de la policía y la Catedral.
Radetzky ordenó después a todos los destacamentos dispersos en Milán que se concentren en el Castillo Sforzesco y mantengan el control de la muralla de la ciudad, situación que es aprovechada por Luigi Torelli y Escipión Bagaggia para subir al Duomo y colocar simbólicamente la bandera italiana en la torre de la Virgen María.


Grabado mostrando una barricada en Milán durante el alzamiento de 1848

El 19 de marzo, los milaneses habían instalado barricadas alrededor de mil setecientas barricadas y se defendían desde las ventanas y los tejados de las casas y enviaban mensajes por medio de octavillas en las que animaban a toda la población a rebelarse contra el opresor.

Archivo: milanese.jpg juventud
Octavilla llamando a la lucha a los jóvenes de Milán

El 20 de marzo se creó un Consejo de Guerra de la ciudad que tomó el mando de las operaciones y, en la noche entre el 21 y 22 de marzo, nació el Gobierno Provisional presidido por el alcalde Gabrio Casati. La resistencia fue organizada con inteligencia y decisión con la construcción de globos para llevar mensajes de secretos fuera de las murallas.
Entre el final del tercer día de lucha y el comienzo del  cuarto, la situación se había estancado: las tropas austríacas mantenían sus posiciones y los milaneses seguían en las calles.
Radetzky envió una oferta de tregua al Consejo de Guerra que decidió finalmente no aceptarla, pues el rey Carlos Alberto del Piamonte estaba listo para entrar en el Reino Lombardo-Véneto si los alzados se lo pedían.
El 22 de marzo por la mañana, las calles estaban bajo el control de los insurgentes, mientras que los austriacos controlaban las murallas españolas y el Castello Sforzesco. La ciudad estaba cercada pero los austriacos no tenían capacidad para recibir suministros y refuerzos, por lo que Radetski se decidió a abandonar la ciudad mediante una retirada ordenada de sus tropas.
Los enfrentamientos continuaron con los milaneses que habían capturado armas en el transcurso de los combates y en el cuartel austriaco abandonado.
Los milaneses se lanzaron contra varias de las puertas de la ciudad, destacando los combates de la Porta Tosa. La puerta fue conquistada por la noche y la bandera tricolor izada sobre las ruinas. La conquista de Porta Tosa marcó la victoria de la insurrección.
El rey Carlos Alberto del Piamonte recibió entonces la petición formal del Gobierno Provisional de Milán para que entrara en Lombardía y combatiera a los austriacos.

Archivo: Adam lith.  - Tirol cazadores en acción en Milán - litografía - aprox.  1850.jpg
Cazadores del Tirol se enfrentan a los milaneses en un patio de vecinos. Obsérvese la inscripción "Pío IX" en una de las paredes y de la que hablaremos más adelante

El 23 de marzo, al día siguiente a la finalización de los enfrentamientos en Milán, las tropas piamontesas cruzaban el Ticino en dirección a Milán.
El ejército piamontés se movió muy lentamente, dando tiempo a los austriacos a retirarse sin pérdidas significativas, perdiendo sólo dos pequeños combates en puente Goito (9 de abril) y Pastrengo (30 de abril).
La incapacidad de tomar una iniciativa sostenida por parte del ejército de Piamonte, permitió a los austriacos recibir refuerzos y recuperar la ciudad de Vicenza el 10 de junio y reanudar la ofensiva. Entre los días 22 al 26 de junio de 1848 los austriacos derrotaron al ejército piamontés en la batalla de Custoza.

File:0318 - Milano - Giuseppe Grandi (1843-1894) - Monumento alle 5 giornate, (1895) - Foto Giovanni Dall'Orto.jpg
Monumento a las Cinco Jornadas de Milán
Fuente: Giovanni Dall´Orto

El rey Carlos Alberto había recibido días antes a una delegación encabezada por el alcalde de Milán, que le comunicaba la resolución favorable del plebiscito que sancionba la unión de Lombardía al Piamonte-Cerdeña. Pero la situación militar era adversa y las fuerzas sardo-piamontesas hubieron de retirarse a Milán, donde fueron recibidos por una ciudad fría y desierta. Carlos Alberto decidió el 4 de agosto de 1848 poner fin a la guerra, lo que desató la ira de Milán. El Rey del Piamonte tuvo que enfrentarse a una multitud que se reunió alrededor de su residencia afirmando que no habría rendición.
Pero, escoltado por unidades de sus bersaglieri, Carlos Alberto abandonó la ciudad y el 5 de agosto de 1848 se firmó la capitulación.
Al día siguiente, los austriacos volvieron a Milán, donde, mientras tanto, la mayoría de los participantes en la lucha de liberación había huido. Como nuevo gobernador se nombró a Félix Schwarzenberg.

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La Medalla de las Cinco Jornadas de Milán fue acuñada tras la salida de las tropas austriacas de la ciudad el 22 de marzo de 1848.
Se trata de una medalla de honor con la que se quería premiar los méritos contraidos en la liberación de la ciudad de sus ocupantes austriacos.
El anverso muestra la efigie del Papa Pío IX con la inscripción latina que recuerda su tercer año de pontificado: "Pivs IX. Pont. Max. An. III".
La imagen del Pontífice se inseerta en una estrella de seis puntas rodeada a su vez por una corona de laurel circular ("corona cívica"). Alrededor de esa corona aparecen los nombres de distintos territorios y ciudades italianos: "Piamonte. Toscana. Nápoles. Roma. Lombardía. Véneto". 
En el reverso se lee la inscripción: "Independencia Lombarda" y la fecha en la que concluyeron las Cinco Jornadas de Milán: "22 de marzo de 1848".
Se acuñaron ejemplares en plata y bronce.


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Medalla de las Cinco Jornadas de Milán
Fuente: www.faleristica.it

Cabe destacar el hecho de que se elija la efigie de Pío IX como inspirador de la lucha y líder de los pueblos de Italia en esta hora histórica.
Recordemos que el Papa había comenzado su pontificado con fama de liberal. Su primera decisión había sido la introducción de una mayor libertad de prensa y parecía encarnar una visión política y social diferente a la de los papas anteriores y a los criterios imperantes en la Europa de la Restauración.
Hay que recordar que la noticia de su elección en 1846 había desatado escenas de júbilo en Milán.

File:Episodio delle cinque giornate (Baldassare Verazzi).jpg
Combates callejeros en Milán según la visión del pintor Baldassare Verazzi. En el muro a la derecha un !Viva Pío IX!.

La idea de que Pío IX podía liderar el movimiento unificador en Italia era una teoría política con muchos adeptos por aquél entonces, llegando a constituir la llamada corriente neogüelfa preconizada por Gioberti.
Sin embargo, el stallído de la Revolución de 1849 en Roma con la proclamación de la República Romana y la huida de Pío IX a Gaeta, terminó con la imagen liberal del Pontífice, dejando el campo abierto a la iniciativa piamontesa.

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