viernes, 15 de marzo de 2013

EL ASESINATO DE ALEJANDRO II, ZAR DE RUSIA

Archivo: Escudo de armas de Rusia Empire.svg



El 13 de marzo se cumplían 132 años del asesinato del zar Alejandro II por el grupo terrorista "La voluntad del pueblo".
No era la primera vez que se perpetraba un atentado contra el soberano ruso, ya que en 1866, en 1879 por dos ocasiones y 1880, se habían producido intentos de asesinato contra su persona.
Detrás de las últimas acciones estaba el grupo terrorista y revolucionario Narodnaya Volia (en ruso Voluntad del pueblo).

Tras el último intento de acabar con la vida del Zar, Mijail Loris Mélikov, fue nombrado jefe de la Suprema Comisión Ejecutiva y se le dieron poderes extraordinarios para luchar contra los revolucionarios. Las propuestas de Lorís-Mélikov reclamaban algún tipo de órgano parlamentario, y el Zar parecía estar de acuerdo, pero estos planes nunca fueron realizados, pues el 13 de marzo de 1881 (1 de marzo según el antiguo calendario juliano ruso), Alejandro II cayó víctima de un nuevo atentado.
Como había hecho cada domingo, durante una veintena de años, el zar se dirigió al Cuartel de la Manege en San Petersburgo para revisar los regimientos de la Guardia de Infantería de Reserva. Viajaba en un transporte cerrado acompañado de seis cosacos y con un séptimo a la izquierda del cochero. El transporte del Zar era seguido por dos trineos que llevaban, entre otros, al jefe de la policía y al jefe de la guardia del monarca. La ruta, como siempre, fue a través del Canal de Catalina y por el Puente Pévchesky, hacia la Catedral de San Isaac.
S.M.I.R Alejandro II de todas las Rusias

La calle estaba flanqueada por estrechas aceras a ambos lados. Un hombre joven de pequeña estatura que llevaba un pesado abrigo negro iba por la calle en dirección del transporte imperial. Llevaba un pequeño paquete blanco envuelto en un pañuelo. El joven era el terrorista revolucionario Nikolái Rysakov, quien arrojó una bomba al paso del carruaje:
La explosión mató a uno de los cosacos e hirió gravemente al conductor y a la gente que estaba en la acera, varios de gravedad, mientras que el carruaje, regalo de Napoleón III al Zar, sólo resultó dañado. Alejandro II fue sacudido por la onda expansiva pero resultó ileso. Rysakov fue capturado casi de inmediato. Dvorzhitsky, Jefe de la Policía escuchó gritar a Rysakov a alguien de entre la multitud. Consciente de que había otro asesino cerca (incluso más de uno), instó al Zar para que saliera de la zona. Alejandro II aceptó de inmediato, pero antes quería ver el lugar de la explosión. Completamente rodeado por los guardias y los cosacos, se acercó al agujero que había en la calle. Fue entonces cuando un hombre joven, Ignati Grinevitski, que estaba cerca del canal, levantó ambos brazos y tiró algo a los pies del Zar. 
Más tarde se supo que había una tercera bomba entre la multitud. Un hombre llamado Iván Emelyánov estaba dispuesto a lanzar dicho explosivo, portando un maletín que contenía una bomba que sería utilizada en caso de que las otras dos no lograsen el resultado esperado.

Recreación del regicidio de San Petersburgo

Alejandro II fue llevado en trineo hasta el Palacio de Invierno, dejando un rastro de sangre en el trayecto que va desde la escalera de mármol hasta su estudio, dónde veinte años antes había firmado el Edicto de Emancipación de los siervos. El Zar, con ambas piernas amputdas, se estaba desangrando. Los miembros de la familia Romanov se apresuraron a acudir al lecho del moribundo. Uno de ellos fue el silencioso y sensible niño de trece años de edad, llamado Nicky, hijo mayor del Zarevitch Alejandro, el que sería Nicolás II de Rusia.
Antes de morir, el Zar recibió la Comunión y la Extremaunción pues ya estaba demasiado débil y entonces no era posible todavía realizar una transfusión de sangre. No había nada que se pudiera hacer, salvo esperar. 

El regicidio causó un gran revés al movimiento de reforma y al incipiente liberalismo ruso. Uno de los últimos proyectos de Alejandro II estaba dirigido precisamente a la creación de un parlamento electivo, o Duma. Precisamente la primera acción tomada por su hijo y sucesor, Alejandro III tras su coronación fue la de acabar con esos planes reformistas y reforzar la autocracia, reprimiendo con suma severidad toda oposición al absolutismo zarista, y restringiendo derechos a las minorías étnicas y religiosas. La Duma no fue convocada hasta 1905, por Nicolás II, quien tuvo que ceder a ello solamente ante la presión popular a que fue sometida la monarquía tras la Revolución de 1905.
Una segunda consecuencia del asesinato fueron los progromos y la legislación anti-judía (Leyes de Mayo). Ello fue debido a que se culpó a los judíos, como minoría étnica de cultura y religión ajena al pueblo ruso, de haber participado colectivamente en la conspiración del asesinato (uno de los magnicidas era judío). Más de 200 judíos que no tenían nada que ver con el asesinato de Alejandro II fueron golpeados hasta la muerte en estos pogromos a lo largo de toda Rusia.
Una tercera consecuencia fue que irrumpió de nuevo la represión de las libertades civiles en Rusia y la brutalidad policial, y con gran vigor, tras haber experimentado cierta moderación bajo el reinado de Alejandro II. El asesinato del Zar parecía mostrar a sus sucesores que las reformas liberales solo debilitaban a la monarquía zarista y estimulaban el terrorismo, por lo cual la represión autocrática aparecía como la única solución aceptable. La muerte del Zar fue presenciada por su hijo, Alejandro III, y por su nieto, el futuro Nicolás II, quienes se comprometieron a no correr su misma suerte. Ambos utilizaron la policía política para detener a los manifestantes y acabar con los grupos rebeldes, endureciendo la represión de las libertades personales del pueblo ruso.
Para homenajear la memoria de su padre, en 1883, dos años después de su asesinato, el zar Alejandro III ordenó construir una iglesia en el lugar del magnicidio, llamada Iglesia de la Resurrección de Cristo y conocida como Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada. En el interior de esta iglesia pueden verse piedras manchadas con la sangre del zar. Actualmente es uno de los monumentos más bellos, conocidos y visitados de San Petersburgo.

Archivo: La Iglesia de San Salvador de Blood.jpg Derramada
Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada
Fotografía: Steven Pablov



Los asesinos de Alejandro II fueron arrestados y colgados y se persiguió al grupo La voluntad del pueblo hasta su eliminación.

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