jueves, 30 de abril de 2015

EL TRATADO DE VIENA (1725)


La ciudad de Viena vista desde el Belvedere, obra de Canaletto

El 30 de abril de 1725 se firmaba en Viena un tratado entre el Sacro Imperio y España, que ponía fin a las aspiraciones del emperador Carlos VI (el Archiduque Carlos de nuestra Guerra de Sucesión) a la Corona de España, reconociendo a Felipe V como monarca.
España, por su parte, reconocía la soberanía austriaca sobre los antiguos Países Bajos Españoles y los territorios de Milán, Nápoles y Sicilia.
En 1715 había llegado a Madrid un noble holandés, Johan Willem Ripperdá, como embajador extraordinario de las Provincias Unidas. Tras abjurar del calvinismo se había puesto al servicio del monarca ganándose su confianza y, convenciendo por tanto al rey Felipe V y a la reina Isabel de Farnesio para que lo enviaran a Viena, comprometiéndose a alcanzar un acuerdo con el emperador Carlos VI. Su idea era poner fin a la rivalidad entre ambos soberanos por la Corona de España y posibilitar que el príncipe Carlos pudiera llegar a ser el nuevo duque de Parma, de Piacenza y de Toscana. En última instancia, lo que pretendía Ripperdá era desarticular la Cuádruple Alianza (Francia, Reino Unido, Provincias Unidas y el Sacro Imperio) mediante una aproximación entre Felipe V y Carlos VI.
Felipe V, por Jean Ranc
En la corte de Viena el acercamiento a Felipe V fue visto con cautela dada la crítica situación por la que atravesaba Felipe V, que en enero de 1724 había abdicado en su hijo Luis I de España  y al morir éste a los pocos meses había recuperado el trono gracias a la intervención de la reina Isabel de Farnesio.
Los consejeros del emperador Carlos VI estaban divididos en cuanto a la conveniencia del acercamiento a Felipe V. El marqués de Rialp y en general el "partido español" en la corte eran favorables a las propuestas de Ripperdá porque vieron una posibilidad de restituir los fueros e instituciones de los estados de la Corona de Aragón y de socavar el poder de los británicos, entre otras cosas, con la entrada en el comercio con las Indias de la Compañía de Ostende, radicada en los antiguos Países Bajos Españoles. En cambio los miembros del "partido alemán", encabezados por el príncipe Eugenio de Saboya, tenían serias reservas ante la posible influencia española en la corte de Viena.
Durante el año que estuvo en Viena, Ripperdá alcanzó cuatro acuerdos, dos de ellos secretos, que se conocen como el Tratado de Viena de 1725 y que supusieron un giro radical en las relaciones entre las potencias europeas. En los documentos firmados el 30 de abril de 1725, se puso fin definitivamente a la Guerra de Sucesión Española al renunciar el emperador Carlos VI a sus derechos a la Corona de España y reconocer como rey de España y de las Indias a Felipe V, y a cambio éste reconocía al emperador la soberanía sobre las posesiones de Italia y de los Países Bajos que pertenecieron a la Monarquía Hispánica y volvía a reiterar su renuncia al trono de Francia. 
Martin van Meytens (attrib.) - Porträt Kaiser Karl VI.jpg
El emperador Carlos VI
En uno de los documentos Felipe V otorgaba la amnistía a los austracistas y se comprometía a devolverles sus bienes, que habían sido confiscados durante la guerra y en la inmediata posguerra. Asimismo se les reconocían los títulos que les hubiera otorgado Carlos III, el Archiduque. Además Felipe V concedía a la Compañía de Ostende (Compañía Imperial y Real de las Indias) y radicada en los ahora Países Bajos Austriacos, importantes ventajas comerciales para que pudiera comerciar con las Indias españolas. A cambio Viena ofrecía su apoyo a Felipe V para presionar al rey de Gran Bretaña con vistas a recuperar Gibraltar y Menorca. 
En cuanto a los derechos sobre los ducados de Parma, Piacenza y Toscana, Ripperdá consiguió que Carlos VI aceptara que pasarían al infante don Carlos, al extinguirse la rama masculina de los Farnesio, aunque nunca podrían integrarse en la Monarquía de España.
El barón y duque de Ripperdá
Ripperdá volvió a Madrid en 1725 y Felipe V premió su labor concediéndole la Grandeza de España y nombrándolo Secretario de Estado. Pero cuando los reyes de España tuvieron conocimiento del alcance real de los acuerdos de Ripperdá y de que las monarquías de Gran Bretaña y de Francia se oponían a los mismos creando una amplia coalición internacional (Tratado de Hannover), destituyeron a Ripperdá y lo encarcelaron en mayo de 1726, aunque logró escaparse y huyó de España.
Finalmente, Carlos VI no dio su consentimiento al matrimonio de sus dos hijas con los infantes españoles Carlos y Felipe. Además el emperador tampoco estaba dispuesto a entrar en conflicto con Gran Bretaña, por lo que no apoyaría a Felipe V si este intentaba recuperar Gibraltar o Menorca. En contrapartida las concesiones comerciales prometidas a la Compañía de Ostende nunca se materializaron y acabó disolviéndose en 1731 por la presión británica.

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