sábado, 25 de abril de 2015

LUDOVICO MANIN, ÚLTIMO DUX DE VENECIA

Escudo de Armas de la República de Venice.svg
Armas de la Serenísima
Diseño: Sodacan

Hoy, 25 de abril, coincidiendo con la festividad de San Marcos, vamos a acercarnos al perfil biográfico del último gobernante de la Serenísima República de Venecia, el Dux Ludovico Manin.
Ludovico Manin nació en Venecia el 14 de mayo de 1725, en el seno de una familia que era una de las más ricas de la aristocracia veneciana. Estudió leyes en la Universidad de Bolonia y, de vuelta en Venecia, Manin destacó por su honestidad entre los aristócratas así como por su gran riqueza, una de las mayores de la República. A lo largo de su vida desempeñó diversos puestos en la burocracia estatal veneciana, primero como gobernador de Vicenza y luego de Verona y de Brescia. En 1764 fue designado procurador y cinco años después consiguió quedar exento de nuevos cargos administrativos alegando mala salud. En 1787 fue elegido para escoltar en territorio veneciano a un ilustre visitante, el papa Pío VII, que lo recompensó por ello.
La riqueza de Manin destacaba entre la de sus compatriotas, más aún en una época cuando la decadencia política y económica de Venecia había causado el acelerado empobrecimiento del Estado a lo largo del siglo XVIII, así como la extinción del antiguo poderío veneciano en el Mediterráneo.
Cuando murió el dux paolo Renier, la nueva elección de dogo colocó a Manin en posición de aspirante a la jefatura del estado veneciano. Aún cuando parte de la aristocracia más antigua acusaba a Manin de ser un "noble reciente", la fortuna personal de Manin hacía que éste fuera el candidato ideal en tanto una de las obligaciones del Dux era financiar con sus propio dinero las diversiones y fiestas populares, misión que muy pocos aristócratas estaban en condición de afrontar en esos momentos.
El último Dux de Venecia, Ludovico Manin
Ludovico Manin fue elegido nuevo Dux y, a los pocos meses estallaba la Revolución francesa, ante la cual Manin mantuvo una actitud de oposición reaccionaria, pero sin involucrar a la ya débil República de Venecia en las campañas militares de los estados más poderosos contra Francia. Cuando tropas francesas invadieron Italia en 1795, varios pequeños estados italianos formaron una coalición bajo patrocinio francés, pero sólo las repúblicas de Génova y Venecia rehusaron adherirse a ella. Para entonces la flota mercante veneciana contaba con apenas 309 embarcaciones, de todo tamaño y condición, casi la décima parte de la existente cinco siglos antes.
Conforme a la Paz de Leoben de 17 de abril de 1797, Francia y Austria habían acordado cesar sus hostilidades, pero también habían pactado secretamente repartirse el norte de Italia en zonas de influencia. En virtud de dicho pacto, la República de Venecia, junto con Dalmacia e Istria, quedarían bajo dominio austriaco. El día 25 de abril de 1797, fiesta de San Marcos, Patrono de la República, barcos de guerra franceses entraban en el Lido de Venecia. Un buque invasor fue hundido por la artillería de costa veneciana, pero las naves francesas lograron destruir el poder naval veneciano, formado por apenas 11 naves de guerra.
Ducado veneciano de plata de tiempos del Dux Manin
Foto: Rodolph
A fines de abril empezó la invasión francesa de territorio veneciano, la cual casi no encontró resistencia, mientras el gobierno de la República de Venecia recibía un ultimátum para rendirse, el cual fue rechazado. A inicios de mayo las tropas francesas dirigidas por el general Junot ya controlaban casi todo el territorio veneciano en la Península Itálica (la "Terra Ferma"), restando por conquistar sólo la capital.
Casi sin fuerzas para resistir seriamente a un enemigo mucho más numeroso y mejor armado, el dux Manin decidió capitular el 12 de mayo de 1797 de acuerdo con el Consejo de los Diez y el Maggior Consiglio, para evitar una matanza inútil. Dos días después, en la mañana del 14 de mayo, Manin abandonaba el Palacio Ducal de Venecia mientras las tropas francesas penetraban en la ciudad sin hallar oposición. En la mañana del 16 de mayo las fuerzas galas celebraban de manera oficial la rendición veneciana por escrito, disolviendo la Serenísima República.
La Paz de Campo Formio, en octubre de 1797, consagró la desaparición de la República de San Marcos y su reparto entre franceses y austriacos. La ciudad de Venecia y su distrito, Istria y Dalmacia pasaron a soberanía austriaca.
Villa Manin en Passariano (Udine), donde se firmó el Tratado de Campo Formio en 1797
Fioto: GhePeu
Depuesto del cargo de Dux, los franceses ofrecieron a Manin la jefatura del gobierno municipal interino, pero él antiguo gobernante rechazó esta opción y se retiró de la sociedad, negándose inclusive a recibir visitantes en su casa, y entregando a las nuevas autoridades las insignias de su mando, como el corno ducale y el Libro de Oro. Las pocas veces que salió a las calles de Venecia tras la rendición ante los franceses, Manin debió soportar insultos y quejas de sus conciudadanos, que condenaban su decisión de capitular.
Manin murió en su casa el 24 de octubre de 1802, dejando 100.000 ducados de oro en su testamento para obras de beneficencia en Venecia.

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