jueves, 12 de noviembre de 2015

HACIA LA RESTAURACIÓN DE LA MONARQUÍA EN RUMANÍA


Previsto para 2014, pospuesto en 2015, el referéndum sobre el retorno de la monarquía podría celebrarse finalmente en 2016, mientras que monárquicos y republicanos están más enfrentados que nunca a propósito de esta cuestión. ¿Podría el rey Miguel I de Rumanía, que acaba de cumplir el 25 de octubre 94 años, y que ha sido soberano de su país en dos ocasiones (1927-1930) y (1940-1947), volverlo a ser una tercera?.
Sólo con los cañones de los carros soviéticos de Stalin apuntando a las ventanas del Palacio Real y bajo el chantaje de su Primer ministro Petru Groza,
que amenazaba con ejecutar a más de doscientos estudiantes fieles a la corona, el Rey Miguel I anunció su renuncia al poder el 30 de diciembre de 1947. Comenzaba un largo exilio que discurriría por los Estados Unidos y Suiza, mientras el régimen comunista se asentaba progresivamente en el país. La caída del régimen de Nicolaï Ceaucescu (diciembre de 1989) permitió a la democracia retornar a Rumanía en un ambiente complejo y lleno de dificultades.
Los monárquicos se reorganizaron (Partido Nacional Campesino Demócratacristiano (PNTCD) /Partidul Naţional Ţărănesc Creştin Democrat) bajo la dirección de Corneliu Coposu (1914-1995) y obtuvieron  12 diputados en las primeras elecciones democráticas de abril de 1990. Comenzó a preparase entonces el retorno del Rey que nunca había sido olvidado. Las princesas Sofía y Margarita, hijas de Miguel I, llegaron a Bucarest en enero y fueron ovacionadas por una población que había vuelto a sacar las antiguas fotos que mostraban a un joven soberano. Este repentino fervor monárquico contrarió mucho a la élite postcomunista, la mayor parte de cuyos miembros procedía del régimen de Ceaucescu. 
El gobierno de Ion Iliescu intentó impedir el regreso del Rey Miguel anulando temporalmente sus visas de entrada en el país y declarando que aún no era oportuna su vuelta.  Pero el Rey volvió, y fue aclamado a lo largo del camino que conducía desde el aeropuerto a la capital de Rumanía, a pesar del despliegue amenazante de fuerzas del orden. Esa misma tarde, el gobierno expulsaba, manu militari, al Rey de su propio país. Tendría que esperar pacientemente dos años para poder regresar legalmente a Rumanía. 
Medio millón de personas se manifestaron en Bucarest exigiendo el regreso de la monarquía ante Miguel I y su esposa Ana de Borbón-Parma, quienes saludaban con sus manos a la multitud congregada. Era el 19 de abril de 1992; un país entero expresaba su adhesión a su dinastía.
En septiembre de 1992 se celebraron nuevas elecciones generales. Un éxito. Fueron elegidos 41 diputados y 21 senadores monárquicos, que se convertían así en la segunda fuerza de la oposición en el Parlamento de Rumanía. En 1996 multiplicaban su número en la siguiente consulta electoral, lograban la alcaldía de Bucarest y entraban a formar parte de un gobierno de coalición. 
El 21 de febrero de 1997, el Parlemento votaba por fin la restitución de la ciudadanía rumana al Rey, así como sus propiedades vote, y le otorgaba el título de Embajador itinerante de Rumanía (4 de marzo). El Presidente Emil Constantinescu, conocido por sus posiciones monárquicas, comenzó a hablar de la preparación de un referéndum sobre la restauración de la monarquía. Pero la corrupción galopante y las disensiones internas en el seno de la coalición de este gobierno pro-monárquico, provocaron su caída en 2000.
Rumanía se sumege en el caos político con el trasfondo de constantes rumores de restauración monárquica. El Palacio Elizabeth se convierte en un auténtico contra-poder, y en él la Princesa Heredera Margarita recibe ministros de los sucesivos gobiernos rumanos, embajadores, diplomáticos extranjeros, distribuye condecoraciones y preside distintas ceremonias oficiales. Cada año miles de rumanos acuden al Palacio Real para celebrar el aniversario del Rey.  La república flirtea alegremente con la Familia Real. 
De 2002 a 2008, el esposo de la Princesa Margarita, el Príncipe Radu, ha desempeñado el cargo de representante especial del gobierno rumano. Incluso se llegó a pensar en él como candidato a las elecciones presidenciales de 2009, tras acreditarse un 14% de intención de voto favorable a su persona. 
Miguel I ha modificado las normas de sucesión al trono y ha borrado toda huella alemana de su nombre de linaje dinástico (Hohenzollern-Sigmaringen, en el trono de Rumanía en 1866), para adoptar la simple denominación: "de Rumanía".
En 2012, el PNTCD, escindido entonces en dos corrientes internas, no logra revalidar sus anteriores resultados electorales, pasando a contar con sólo el 2% de los votos. Será la Alianza Nacional para la Restauración de la Monarquía (Alianța Națională pentru Restaurarea Monarhie-ANRM), creada en marzo de 2012, la que va a convertirse, de forma progresiva, en la voz de los monárquicos, influyente sobre todo entre los estudiantes. Es ahora cuando los jóvenes monárquicos se transforman en la punta de lanza de las protestas anti gubernamentales. 
Entre enero y marzo de 2012, numerosos retratos del Rey Miguel I son colocados en las universidades de Bucarest. En la gran manifestación de 8 de marzo contra el presidente Basescu, se grita abiertamente en las calles: " dimisión,Trăiască Regele! (¡Viva el Rey!)". La república se crispa, sus dirigentes también.
Tras su discurso ante el Parlamento el 25 de octubre de 2011, el Rey Miguel fue largamente aplaudido por los diputados presentes pero ignorado, en un gesto de soberbia, por Basescu su primer ministro. A pesar del desplante la opinión pública rumana terminó por determinar que el Rey Miguel era el personaje público más popular del país. En ese contexto, el líder de la oposición parlamentaria, Crin Antoncescu, manifestó favorable al restablecimiento de la monarquía en Rumanía.
Miguel de Rumanía se convirtió en el personaje de referencia para la clase política durante la campaña electoral para las generales de noviembre de 2014. Desde el futuro presidente, el nacional-liberal Klaus Iohannis, hasta el primer ministro socialdemócrata, Victor Ponta; todos los políticos incluyen la cuestión del referéndum de restauración en sus respectivos programas. Nada más ser elegido, el presidente Klaus Iohannis acudió a estrechar la mano del Rey Miguel en el Palacio Elizabeth.
Tras la reciente dimisión el pasado 3 de noviembre de 2015 del primer ministro Ponta, acusado de malversación de fondos públicos, los monárquicos salieron de forma masiva a las calles para manifestarse. La Alianza Nacional para la Restauración de la Monarquía, ha multiplicado sus actos y manifestaciones por todo el país y ha enviado una carta abierta al Presidente de la República en la que le reclaman que cambie la Constitución rápidamente para poder plantear la pregunta que hoy en día está en boca de todos los políticos rumanos. 
Elegida Presidenta de la Cruz Roja, la Princesa Margarita ha declarado en una entrevista: "La monarquía no divide, es un símbolo de equilibrio, de unidad y de continuidad. Nosotros (la Familia Real) somos un símbolo nacional, un puesto que nos hemos ganado en el transcurso de los últimos veinte años." De algún modo, la Familia Real desempeña el papel de una "monarquía funcional" en el seno de la república. Todo parece preparado para la restauración monárquica.















Las próximas elecciones generales anticipadas de 2016 van a ser decisivas para los partidarios de la monarquía rumana, aún convulsa por la sorprendente decisión del Rey de retirar su título, el pasado agosto, al Príncipe Nicolás, a pesar de su popularidad entre los jóvenes de Rumanía.  
El último sondeo de Inscop (diciembre de 2014) afirmaba que el  21 %  de los jóvenes entre 18 y 30 años encuestados se declaraban partidarios de votar afirmativamente al retorno de la monarquía en la persona del Rey Miguel. 
En última instancia, la restauración va a depender de la voluntad de los políticos rumanos de hacer campaña en ese sentido y de los monárquicos, que deben mostrar su capacidad de hacerse escuchar por parte de los políticos y de suparar sus divisiones.
El Presidente del Senado Rumano, Calin Popescu-Tariceanu, ha sido el primero en dar el tono a la campaña electoral. El pasado 7 de octubre declaró públicamente que "había llegado la hora en que Rumanía tenía que recuperar su monarquía constitucional".  ¿Asistiremos pronto al regreso de un soberano a su trono en Europa?.
Para Vexillia Galliae, Frédéric de Natal
Traducción del francés: "Salón del Trono"

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