sábado, 16 de enero de 2016

37 AÑOS DE LA CAÍDA DEL SHAH DE IRÁN





Armas del Estandarte Imperial de Irán

Diseño Sodacan


A finales de 1978, Irán ardía en manifestaciones cada vez más multitudinarias. Importantes sectores del ejército se unían a los revolucionarios. Los seguidores de Jomeini aumentaban y difundían sus ideas islámicas en periódicos y entrevistas. 



El Shah Reza Palhavi durante una conferencia de prensa


El Shah había perdido el apoyo diplomático de Estados Unidos y Francia, tras el fracaso de las reformas democratizadoras emprendidas a última hora en el país.

La violencia armada se extendía por Irán mientras los revolucionarios exigían el regreso del Ayatolá Jomeini. El político Shapur Bakhtiar, aconsejó al Shah que abandonara el país mientras él tomaría el poder en sus manos para tratar de revertir la situación. El Shah aceptó el plan, presentó Bakhtiar como primer ministro y, en efecto, el 16 de enero de 1979, emprendió el camino del exilio.

Bakhtiar, para congraciarse con los alzados, suspendió la ley marcial, disolvió la temida política (Savak) y permitió que Jomeini regresara a Irán. Pero Jomeini invitó al pueblo a seguir manifestándose, ahora contra Bakhtiar.



Escena de la Revolución Iraní


El 19 de enero, un millón de personas salieron a la calles de Teherán. Bakhtiar prohibió el regreso de Jomeini a Irán y ordenó cerrar el aeropuerto de la capital. Los manifestantes acabaron por lograr su reapertura, y, al fin, el 9 de febrero de 1979, el Imam Jomeini regresó a Irán mientras 3 millones de personas, en todo el país, se echaron a las calles para darle la bienvenida.

Jomeini atacó en sus discursos al régimen de Bakhtiar, y pidió al pueblo iraní que celebrase manifestaciones. Al fin, el 11 de febrero de 1979, se instauró la República Islámica de Irán.



Regreso de Jomeini a Irán

Foto: sa.vakilian


El Shah y su esposa se exiliaron en diversos países. Marruecos, Bahamas, México, Estados Unidos, Panamá y, finalmente, Egipto, donde fueron acogidos por el presidente Anwar el-Sadat. El Shah murió de cáncer el 27 de julio de 1980 en El Cairo, donde fue enterrado en una ceremonia, que según Jehan Sadat, nunca se había producido antes en cuanto a solemnidad y grandiosidad, con la Emperatriz Farah Pahlaví a la cabeza.

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