lunes, 27 de junio de 2016

LA BATALLA DE POLTAVA (1709)

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Representación de la batalla de Poltava
Después de las victorias suecas en 1700, Rusia y Dinamarca dejaron de ser un problema militar para Carlos XII de Suecia. Sin embargo, al monarca le era imposible finalizar la Guerra del Norte sin llegar a acordar la paz con Sajonia y Polonia. Durante este tiempo, Pedro I de Rusia aprovechó para reorganizar y armar un gran y moderno ejército, basándose en una infantería entrenada al modo occidental, logrando una paralizante victoria en Livonia y fundando además la ciudad de San Petersburgo. Como represalia, Carlos XII ordenó un golpe fatal al corazón de Rusia, con un ataque directo a Moscú.
En 1708 Carlos XII penetró en Rusia a la cabeza de un gran ejército. Las tropas del Zar rehusaron entablar un combate directo y, en vez de eso, adoptaron la táctica de tierra quemada, creando dificultades a los suecos.
El avance de Carlos XII dependía de una columna de abastecimiento y apoyo, al mando del general Adam Ludwig Lewenhaupt. Ésta consistía en unos refuerzos de 11.000 hombres, 16 cañones de artillería, numerosas cabezas de ganado para alimentación de la tropa y miles de carros que integraban el tren de bagajes. Las pésimas condiciones de las comunicaciones durante la primavera y el principio del verano en la llanura rusa, estación en la que se produce el deshielo combinado con las lluvias, hicieron intransitables los caminos y ralentizaron enormemente la marcha de la columna.
Sin comunicación directa entre las dos fuerzas, el rey Carlos XII aguardó la llegada de Lewenhaupt a unos 130 kilómetros, pero, desconociendo la distancia que le separaba de la columna de abastecimientos, la paciencia del soberano sueco se colmó y decidió dirigirse hacia el sur, hacia Ucrania, donde encontraría nuevos abastecimientos y un mejor clima. Ucrania, bajo el mando de Iván Mazepa, había establecido conversaciones con Carlos XII y era un fiel aliado de los suecos, de los que esperaba apoyo para lograr independizarse de Rusia.
El Rey Carlos XII de Suecia
El general Lewenhaupt, una vez cancelado el punto de reunión inicial cercano a Moscú, se dirigió también hacia Ucrania en busca de las fuerzas del rey sueco. En el vado del río Sozh, en las proximidades de una pequeña aldea (que daría nombre a esta batalla) fue atacado por un destacamento ruso (Batalla de Lesnaya). Sus fuerzas resistieron el hostigamiento de los rusos, pero sus oficiales y soldados quedaron sorprendidos por el hecho de que el reformado ejército ruso les mostraba su nueva capacidad para enfrentar una lucha con posibilidades de victoria. Lewenhaupt decidió reunirse a toda prisa con las tropas de Carlos XII, abandonando los cañones, el ganado y el resto de las provisiones, lo que ocasionó un motín entre sus tropas y la deserción (o desaparición) de 4.000 hombres. Apoderándose del alcohol abandonado, los soldados se emborracharon y Lewenhaupt se vio forzado a abandonar a cerca de 1.000 hombres bebidos en los bosques. El 19 de octubre de 1708, finalmente, alcanzaron a Carlos XII y la fuerza principal sueca; pero habían perdido los abastecimientos y solamente aportaban 6.000 hombres.
Mientras tanto, Carlos XII había reanudado su avance, pero su ejército se había reducido a casi la mitad, debido al hambre, a las congelaciones, las enfermedades y otros efectos climatológicos. El clima húmedo también había afectado seriamente a las reservas de pólvora; su artillería estaba prácticamente fuera de combate, debido a la carencia de munición. No obstante, con sus menguadas fuerzas y artillería, la siguiente acción de Carlos XII fue poner sitio a la fortaleza de Poltava en el río de Vorskla, en Ucrania. Pedro I, con el fin de contrarrestar el sitio de Poltava, organizó una gran fuerza para protegerla y fijó con gran rapidez una línea defensiva doble. Con esta defensa táctica (que recordaba el sitio de Alesia por César en 52 AC, donde a su vez fue sitiado por los galos) las fuerzas suecas quedaron confinadas entre los muros de la fortaleza y las líneas rusas envolventes.
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Pedro I el Grande, por Nattier
Cuando la batalla se inició, Carlos XII tenía cerca de 20.000 hombres, en tanto que Pedro I disponía de 45.000. Para empeorar la situación inicial de los suecos, Carlos XII fue herido en un pie por un francotirador ruso el 17 de junio, durante el sitio a la fortaleza y mientras inspeccionaba los puestos de avanzada suecos. Esta circunstancia le obligó a transferir el mando al mariscal de campo Carl Gustav Rehnskiöld. Planeó entonces romper las líneas rusas y escapar en dirección norte.
La batalla comenzó a las 3:45 de la madrugada del 28 de junio, antes de amanecer, con el avance de las tropas suecas contra las líneas fortificadas rusas. El planteamiento inicial de la acción ofensiva fue al modo tradicional, con los suecos mejor adiestrados atacando el flanco izquierdo y el centro de los rusos y conquistando algunas posiciones defensivas rusas. Los suecos parecían inicialmente poseer la ventaja, pero ésta fue anulada rápidamente.
Al amanecer, el día estaba ya muy cálido y húmedo, con el sol oscurecido por el humo de los cañones y el fuego de los mosquetes. Pedro I tenía un número considerablemente superior de soldados de infantería, lo que le permitió que, mientras atacaba a las fuerzas suecas con fuego graneado de artillería, numerosas unidades de infantes -que alcanzaban los 25.000 hombres- reforzaran el centro. Estas unidades se desplegaron aproximadamente a las 9:00 de la mañana, en el exterior de la fortificación, y fueron apoyados con 73 cañones pesados.
La infantería sueca, comandada por general Lewenhaupt, intentó atacar a la infantería rusa que tenía al frente. Pero el avance sueco pronto vaciló, y las pobres comunicaciones entre las líneas condujeron a una desorientación adicional entre las unidades suecas. Para empeorar las cosas, otra sección sueca, comandada por general Roos, quedó aislada en las trincheras defensivas rusas cuando una columna de cerca de 4.000 refuerzos rusos volvieron a ocupar las posiciones fortificadas, atrapando a Roos y su fuerza de 2.600 hombres. Con más de 1.000 bajas y con poca munición, Roos fue forzado a rendirse.
Al norte, el ataque sueco se debilitó cuando un contraataque ruso, comenzado a las 10:10 con una fuerza de caballería comandada por general Ménshikov, atacó el flanco derecho sueco aislando a su infantería. Ésta quedó frente a la infantería rusa del centro, comandada por Pedro I en persona.
A las 10:30 otra sección de caballería rusa, comandada por general Bauer, atacó el flanco y la retaguardia izquierda suecas, rompiendo sus líneas en 15 minutos.
Viendo la derrota de su ejército, Carlos XII ordenó la retirada a las 11:00 de la mañana. Al mediodía, la batalla había concluido, pues la caballería rusa había reagrupado a los extraviados y había vuelto a sus propias líneas.
Carlos XII reunió entonces el resto de sus tropas y el tren del bagaje, y se retiró al sur un poco más tarde el mismo día, abandonando el sitio de Poltava. Los rusos persiguieron a los suecos que se dirigían al río Dniéper, logrando tres días más tarde su rendición en Perevolochna, el 1 de julio de 1709.
Carlos XII logró atravesar el río Prut, junto con su guardia personal y algunos altos oficiales, dirigiéndose luego a la ciudad de Bender, en el Imperio Otomano, donde encontró refugio.
El día de la batalla de Poltava en el Imperio Ruso fue el 28 de junio de 1709, debido a que allí regía aún el calendario juliano, pero en los países que ya habían pasado al calendario gregoriano fue el 8 de julio.
Carlos XII e Iván Mazepa a orillas del Dniéper
Los prisioneros suecos fueron puestos a trabajar en la construcción de la nueva ciudad de San Petersburgo, mientras Carlos XII y Mazepa pudieron escapar con aproximadamente 1,500 hombres. El rey sueco pasó cinco años exiliado en tierras de la Moldavia otomana antes de poder volver a Suecia.

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