viernes, 8 de julio de 2016

REINAS CONSORTES DE ESPAÑA (X): MARÍA CRISTINA DE BORBÓN- DOS SICILIAS

Coat of Arms of Maria Christina of the Two Sicilies, Queen Consort of Spain.svg
Armas de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias como Reina Consorte de España
Diseño: Heralder

La figura histórica que glosamos hoy tiene una doble vertiente, pues fue Reina Consorte de España entre 1829 y 1833 y Reina Regente entre 1833 y 1840; hablamos de: María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.
María Cristina nació en Palermo el 27 de abril de 1806. Sus padres fueron Francisco I de las Dos Sicilias (1777-1830), Rey de las Dos Sicilias entre 1825 y 1830 y la infanta María Isabel de Borbón (1789-1848), hija de Carlos IV de España. 
Contrajo matrimonio en Aranjuez el 11 de diciembre de 1829 con su tío Fernando VII, convirtiéndose en reina de España. De esa unión nacieron dos hijas: la Princesa de Asturias, Isabel y la Infanta Luisa Fernanda.
Su venida a nuestra Patria llevó aparejado el inicio del camino hacia la transformación del sistema absolutista en otro liberal, apoyando siempre María Cristina la causa del liberalismo moderado.
María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, reina de España.jpg
La Reina María Cristina en 1830. Retrato de Vicente López
Fernando VII murió en 1833, nombrado en su testamento a María Cristina como Gobernadora del Reino, cargo en el que sería confirmada por las Cortes constituyentes en 1836. 
El 28 de diciembre de 1833, viuda ya de Fernando VII, María Cristina contrajo, en secreto, matrimonio morganático con un sargento de su guardia de corps, Fernando Muñoz Sánchez. Esta relación no fue bien vista por la sociedad de la época. El sacerdote recién ordenado Marcos Aniano González, amigo del novio, celebró el enlace y siguió íntimamente ligado a la familia durante casi tres lustros en tanto que capellán de Palacio y único confesor de María Cristina.
La Reina Gobernadora actuó como Regente, en nombre de su hija Isabel II, entre 1833 y 1840 Durante este tiempo autorizó la creación del Estatuto Real (1834), la Desamortización de Mendizábal (1835), el restablecimiento de la Constitución de 1812 en 1836 y la sanción de la Constitución de 1837. Realizó contribuciones sociales, como el auxilio que procuró a la costa onubense en 1834 después de una epidemia de cólera. En agradecimiento, el ayuntamiento de la Real Isla de la Higuerita solicitó y obtuvo su cambio de denominación a Isla Cristina.
En esos años España se desangraba en una cruel guerra civil, la Primera Guerra Carlista (1833-1840), iniciada por los partidarios de su tío y cuñado el Infante Carlos María Isidro de Borbón, quien, negándose a acatar la Pragmática Sanción de 1830, nuevamente restablecida en 1833, afirmaba ser el legítimo heredero al trono.
La reina María Cristina y su hija Isabel II pasando revista a las baterías de artillería que defendían Madrid en 1837 (Museo del Prado).jpg
Revista de la Reina Regente e Isabel II a las baterías liberales que defendían Madrid de la Expedición Real carlista en 1837. Óleo de Mariano Fortuny
Aún triunfante en el conflicto sucesorio, tras varios intentos fallidos de conciliar las tendencias políticas entre progresistas y moderados, María Cristina se vio obligada a ceder la regencia al general Baldomero Espartero y exiliarse. Salió del país el 17 de octubre de 1840 en el vapor "Mercurio". Aún así, desde Marsella anunció que había sido forzada a renunciar y se trasladó a Roma, donde el papa Gregorio XVI le dio la bendición a su matrimonio morganático. 
Finalmente se instaló en París, gracias al apoyo financiero del conde de Luzárraga, y desde allí intrigó —junto a sus más fieles— contra el gobierno esparterista hasta su derrocamiento y posterior proclamación de la mayoría de edad legal para reinar (se adelantó con 13 años) para su hija Isabel II. Una de las cuestiones más importantes durante este periodo fue la educación de las princesas, en una pugna entre el personal de la casa real impuesto por Espartero y el resto, proclive a la regente, como fue la marquesa de Santa Cruz.
La Reina María Cristina retratada por Winterhalter en 1841
En febrero de 1844 volvió a Madrid y se instaló en el palacio de las Rejas, desde donde intentó controlar la política de su hija. En 1846, la reina participó en un intento de restauración de la monarquía en Ecuador a petición expresa del presidente Juan José Flores.
Junto a su marido, inició negocios relacionados con la sal, el ferrocarriol y el comercio de esclavos, en los que también participaba Narváez— y se decía que «no había proyecto industrial en el que la Reina madre no tuviera intereses.» Como consecuencia, María Cristina se ganó la antipatía del pueblo, avivada por su yerno, y en 1854 fue expulsada de España al triunfar la Revolución de corte liberal progresista. Su palacio madrileño fue asaltado y se le retiró la pensión vitalicia que le habían concedido las Cortes.
Permaneció en Francia el resto de su vida y solo volvió a España cuando su nieto Alfonso XII ocupó el trono, si bien con la limitación de no poder instalar su residencia definitiva en el país. Como curiosidad, cabe destacar que ni su hija ni su nieto tuvieron buena relación con ella, debido a que no vieron con buenos ojos su segundo matrimonio.
Fotografía de la Reina María Cristina en su exilio francés (1870)
Murió en el exilio, en la localidad francesa de Sainte-Adresse, el 22 de agosto de 1878.
Sus restos fueros traídos a España para recibir definitiva sepultura en el Panteón de Reyes del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario