Alegoría del Tratado de los Pirineos en el Louvre
El 7 de noviembre de 1659, y en la isla de los Faisanes, bañada por el río Bisasoa, en la frontera franco-española, se firmaba la Paz de los Pirineos. Era un tratado internacional de 124 artículos, que ponía fin a la larga contienda entre España y Francia iniciada en 1635 durante la Guerra de los Treinta Años.
Fueron los firmantes don Luis de Haro, en representación de Felipe IV y el cardenal Mazarino en nombre de Luis XIV.
Vista de la isla de los Faisanes en el río Bidasoa. En su centro, el monumento conmemorativo del Tratado de los Pirineos
Francia había entrado en la guerra de los Treinta Años después de la victoria española contra los suecos en Nördlingen, en 1634, temerosa de un triunfo total del bando hispano-imperial.
En 1640 Francia comenzó a interferir en la política española, apoyando la sublevación de Cataluña frente a la Monarquía Hispánica, al tiempo que España apoyó la Revuelta de la Fronda en 1648.
En las negociaciones de la Paz de Westfalia (1648), que pusieron fin a la guerra de los Treinta Años, Francia se anexionó los territorios de Alsacia y Lorena, cerrando el llamado "Camino Español" que unía las posesiones españolas en Italia y en Flandes a través de Suiza y el franco Condado. Todo esto llevó a seguir manteniendo activa la guerra abierta entre Francia y España.
Después de diez años de prolongación del conflicto, Francia, aliada con Inglaterra, venció a las tropas españolas en la batalla de las Dunas (1658) y Madrid y París se avinieron a firmar la Paz de los Pirineos en 1659.
Alegoría de la Paz de los Pirineos por Claude Deruet
En su frontera norte, Francia recibió el condado de Artois y una serie de plazas fuertes en Flandes, Hainaut y Luxemburgo, entre las que se encontraban Metz, Toul y Verdún. Los franceses devolvieron a España el Charolais, en el Franco Condado y las conquistas que habían realizado en Italia. En su frontera sur, se concertó la cesión a Francia del Rosellón, el Conflent y el Vallespir, y una parte de la Cerdaña, todos ellos situados en la vertiente septentrional de los Pirineos y que las tropas francesas habían ocupado en apoyo de los sublevados catalanes. La frontera con España se fijará desde entonces siguiendo los Pirineos, salvo en lo que se refiere al diminuto enclave de Llivia y el Valle de Arán.
Cambios territoriales a raíz de la Paz de los Pirineos
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El tratado también preveía la boda entre Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, hija de Felipe IV de España, cuya dote se fijó en medio millón de escudos de oro, a cambio de renunciar a sus derechos sucesorios al trono español. Esta compensación, que no se pagó nunca, sirvió de excusa a Luis XIV para anular el tratado más adelante e iniciar nuevas hostilidades.
Entrevista entre Luis XIV y Felipe IV en la isla de los Faisanes (1660)
La Paz de los Pirineos se completó un año después con el Tratado de Llivia (1660) que acordó el paso a soberanía francesa de 33 pueblos y lugares del valle de Carol y Capcir, quedando el enclave de Llivia bajo dominio español. De esta forma se fijó de un modo más preciso la división de la Cerdaña entre España y Francia.
En el tratado se incluyó un indulto general y la restitución de bienes a todos los perseguidos durante los años de la sublevación catalana (1640-1659). En cuanto al Rosellón, el compromiso incluía mantener la vigencia de los Usatges de Barcelona y sus instituciones al norte de los Pirineos, con sede en Perpiñan, pero esta parte no fue respetada por el rey francés Luis XIV. Los Usatges fueron derogados, lo que conllevó la abolición de las instituciones propias en Cataluña septentrional, así como la prohibición del uso del catalán en el ámbito público y oficial so pena de invalidar lo escrito o dicho.
Para conmemorar aquel tratado de paz entre españoles y franceses, fueron acuñadas varias medallas, destacando la que ahora presentamos.
Se trata de una pieza de muy bella factura, presidida por las efigies de medio cuerpo de Felipe IV y Luis XIV, ambos con manto de ceremonia. Sobre sus hombros Toisón de Oro y Orden del Espíritu Santo, respectivamente. Los dos monarcas estrechan sus manos en símbolo de paz y concordia. Tras ellos brota poderosa una rama de olivo con sus frutas y sobre el todo, la paloma del Espíritu Santo, irradiando el espacio.
Los retratos de los soberanos son de buena factura y la posición isocefálica quiere transmitir igualdad en la dignidad y equilibrio en el acuerdo.
les rodea la inscripción latina: "Accipit a coelo missam manus uvtraque pacem"; haciendo referencia a que ambos reyes aceptan la paz que les viene enviada del cielo estrechando sus manos.
En el exergo otra inscripción latina alusiva a los regios firmantes que incluye sus nombres, título, paz que se firma y la anuencia, al gusto romano de Francia. "Philippo IV. Lvdovico XIV. Catholico. Crhistian(issi)mo. Regibus Pace Eigis. S(enatvs).P(opulus). Q(ue). G(allicvs)."
Medalla de la Paz de los Pirineos
Foto: Sailko
Tres siglos más tarde, con motivo de la conmemoración en 1959 del IIIº Centenario de la Paz de los Pirineos, se acuñó una medalla en bronce. En el anverso las manos de los reyes Luis XIV( a la izquierda con las lises en la bocamanga) y Felipe IV (un castillo y dos leones en la suya). Todo el fondo de la escena queda forrado de lises. Rodea la escena una inscripción latina alusiva: "Aeternae Concordiae Franciae et Hispaniae". En el exergo, a modo de pedestal de la paz, la fecha de 1660 (ratificación de los acuerdos en el Tratado de Llivia), en números romanos: "MDCLX".
Anverso de la Medalla del IIIº Centenario
Foto: www.ebay.fr.
El reverso, de extrema sencillez, porta otra inscripción latina referida al Tratado, su fecha y la fecha del tricentenario: "Foedus ad Pyrenaeos Conmemoratum MDCLIX. MDCCCCLIX".
Reverso de la Medalla del IIIº Centenario
Foto: www.ebay.fr.