miércoles, 1 de febrero de 2017

ALEJANDRO VIII, UN PAPA VENECIANO EN EL TRONO DE SAN PEDRO

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Armas de S.S. Alejandro VIII
Diseño: Ec.un.ma.

Alejandro VIII, nacido como Pietro Vito Ottoboni, vino al mundo en Venecia el 22 de abril de 1610.
Pertenecía a una ilustre familia veneciana de origen dálmata, siendo el más joven de los nueve hijos de Marco Ottoboni, Gran Canciller de la República de Venecia y de su esposa Vittoria Tornielli.
Estudió con brillantez en la Universidad de Padua, donde completó un doctorado en derechos civil y canónico.
Se trasladó a Roma durante el pontificado de Urbano VIII, el cual lo nombró referendario del Tribunal de la Signatura Apostólica y luego gobernador de las ciudades de Terni, Rieti y Spoleto; desconociéndose las circunstancias de su ordenación sacerdotal.
A petición de la República de Venecia, en 1652 el papa Inocencio X lo nombró cardenal del título de S. Salvatore in Lauro.
En 1654 fue consagrado obispo de Brescia. En  1660 cambió su título cardenalicio por el de S. Marco. Dimitió de su sede episcopal de Brescia en 1664. Tres años después el papa Clemente IX le nombró datario de Su Santidad. En 1677 fue investido gran inquisidor de Roma y secretario del Santo Oficio por el papa Inocencio XI. Este mismo año cambió de nuevo su título cardenalicio por el de santa María in Trastévere. También como cardenal optó sucesivamente al título de Santa Prassede (1680), y a los obispados suburbicarios de Sabina (1681), Frascati (1683) y Porto-Santa Rufina (1687). Este mismo año fue elegido vice-decano del Sacro Colegio cardenalicio.
Participó en los cónclaves de 1667, 1669-1670, 1676 y 1689, resultando elegido papa en este último.
A la muerte de Inocencio XI, el embajador del Rey Luis XIV de Francia presionó al cónclave para que eligiera a Ottoboni, ya octogenario y a priori bastante dócil ante los propósitos franceses. Sin embargo fue difícil alcanzar una mayoría, puesto que ocho cardenales estaban ausentes. Además, en el transcurso del cónclave otro cardenal falleció y dos más tuvieron que abandonarlo por enfermedad. Después de cincuenta días de votaciones y de que funcionaran las presiones y las promesas de futuro, resultó elegido por unanimidad: era el 16 de octubre de 1689. Diez días después fue coronado papa en la Patriarcal Basílica Vaticana por el cardenal Francesco Maidalchini, protodiácono de S. Maria in Via Lata.
Su pontificado duró sólo un año y cuatro meses, pero resultó excepcionalmente activo.
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Retrato anónimo del papa Alejandro VIII
A la muerte de su predecesor el tesoro pontificio estaba en condiciones saneadas. Alejandro VIII invirtió la situación de bonanza: rebajó los impuestos y literalmente dilapidó las finanzas papales en dádivas a su familia.
Contraviniendo las prácticas del pontificado anterior, inmediatamente después de que lo eligieran papa se lanzó a un nepotismo desenfrenado: en Roma se registró un auténtico desembarco de Ottoboni venecianos y de allegados a éstos, todos prestos a recibir cargos y prebendas. Nombró a un sobrino suyo, Antonio, general en jefe de los ejércitos de los Estados de la Iglesia; a otro sobrino, Pietro, de sólo diecinueve años, le nombró cardenal diácono pro illa vice de S. Lorenzo in Damaso, gobernador de Fermo, Tívoli y Capánica, vice-canciller de la Iglesia Romana. secretario de memoriales y vicario papal en el territorio de Aviñón; a un tercer sobrino, Marco, de facultades mentales algo disminuidas, lo nombró superintendente de las fortalezas y las galeras papales y compró para él el ducado de Fiano mediante el pago de una auténtica fortuna. 
Se dice que Alejandro VIII, previendo que le quedaba poca vida y que su sucesor no sería tan pródigo, instaba a sus favorecidos a acaparar rápidamente el máximo de prebendas con la frase: Le 24 stanno per scoccare ('Falta poco para la medianoche').
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Busto de Alejandro VIII por Domenico Guidi
Foto: Sailko
A finales de 1690, y mediante decreto del Santo Oficio, condenó 31 proposiciones de las más de 200 presentadas por un grupo de teólogos jesuitas belgas, específicamente los de la Universidad de Lovaina, a propósito de la gracia, la penitencia y la eucaristía, así como la teoría del "pecado filosófico". También se opuso al "rigorismo" excesivo de determinadas corrientes morales, contrapuesto al "laxismo" que había sido denunciado en pontificados anteriores.
Pese al patrocino del monarca francés, condenó la declaración realizada en 1682 por el clero de este país en relación con las libertades de la iglesia galicana. Mediante la bula Inter multiplices de 1692 declaró anulados cuatro artículos de aquella declaración, así como el derecho de regalía. Sin embargo Luis XIV, cuya situación política estaba en un momento crítico, consiguió ganancias con las disposiciones pacíficas del nuevo papa, y restituyó a éste el territorio de Aviñón y del Condado Venasino, al tiempo que renunciaba al derecho de asilo de la embajada francesa. En compensación, Alejandro VIII nombró al más ferviente de los galicanos, el obispo de Beauvais y embajador de Francia ante la Santa Sede, Toussaint de Forbin Janson, cardenal del título de Santa Inés Extramuros.
Compró los libros y manuscritos de la reina Cristina de Suecia para nutrir la Biblioteca Vaticana, ayudó a su Venecia natal con generosos subsidios en la guerra contra los turcos, instituyó en China las diócesis de Pekín y Nankín, y convocó tres consistorios, en los cuales creó un total de catorce cardenales.
Durante su pontificado, Alejandro VIII canonizó en 1690 a San Lorenzo Giustiniani, San Juan de Dios, San Pascual Baylón y San Juan de Sahagún.
Falleció en Roma el 1 de febrero de 1691, y está sepultado en la Basílica Vaticana bajo un suntuoso mausoleo obra de Arrigo di San Martino. Fue el Papa n.º 241 de la Iglesia Católica entre 1689 y 1691.
Mausoleo de Alejandro VIII en el Vaticano
Foto: André Frantz

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