viernes, 21 de abril de 2017

50 AÑOS DEL GOLPE DE LOS CORONELES EN GRECIA

Tras años de inestabilidad y conflictos, Grecia afrontaba unas decisivas elecciones generales que estaban convocadas para el 27 de mayo de 1967.
Se esperaba una victoria electoral del partido de centro EK, pero dada la avanzada edad de su líder, Georgios Papandreu, tanto el Rey Constantino II como los partidos conservadores y el propio Departamento de Estado de los EEUU, temían que su hijo Andreas Papandreu tomara el relevo en la dirección del partido centrista, implicando un posible giro parlamentario hacia la izquierda, y una mayor influencia del partido socialista EDA (el comunista KKE era ilegal y no podía concurrir en las elecciones). A principios de abril de 1967, el rey Constantino II se entrevistó para tratar el tema con el entonces embajador de Estados Unidos en Grecia, Phillip Talbot, y le preguntó por la actitud que tendría su gobierno en caso de que buscara una solución extraparlamentaria. Según fuentes norteamericanas, el monarca se reunió a principios de abril con altos mandos del ejército que le aseguraron que las fuerzas armadas no iban a tomar ninguna iniciativa antes de las elecciones.
Desde noviembre de 1966, un informe de los servicios de inteligencia del Departamento de Estado de Estados Unidos titulado Clouds on the Greek Horizon (Nubes en el horizonte griego), avisaba de la existencia de una trama militar por parte de oficiales de rango medio, destinada a impedir el probable resultado de las elecciones y a mantener a la fuerza la estabilidad política del país con un régimen autoritario.
El 21 de abril, hoy hace cincuenta años, un grupo de militares derechistas, en su mayoría coroneles, de pensamiento nacionalista, dirigidos por Georgios Papadopoulos, dieron un golpe de estado. Las tropas detuvieron a todos los líderes políticos, incluso el primer ministro, tomaron el control del gobierno, del parlamento, del ministerio de defensa y de los principales medios de comunicación, e impusieron la ley marcial. Rodearon con tanques la residencia real de Tatoi, para evitar la resistencia del rey. 
Unidades blindadas ocupan el centro de Atenas
Al día siguiente, Constantino II visitó el Ministerio de Defensa, donde se encontraban reunidos los líderes golpistas y el primer ministro Kanellopoulos, que estaba bajo arresto. Después de una discusión, el monarca aceptó colaborar y tomar juramento al nuevo régimen dictatorial, a condición de que la junta militar aceptase colocar en el gobierno a cierto número de políticos civiles, entre ellos un monárquico, Konstantinos Kollias, como primer ministro, a lo que los militares accedieron. En los días siguientes, unas 10.000 personas fueron detenidas arbitrariamente sin juicio.
Constantino II siempre mantuvo que su breve colaboración con el golpe de los coroneles fue una maniobra táctica que le permitiría ganar tiempo para organizar un contragolpe. Declaró más adelante que quiso manifestar públicamente su desagrado con el régimen al adoptar un gesto sombrío en la fotografía oficial de su juramento a la Junta. El depuesto primer ministro Kanellopoulos declaró en el juicio a los coroneles de 1975 que había suplicado al rey que no prestara juramento, dado que este acto equivalía a legitimar el régimen golpista. El monarca declararía más tarde que lo hizo a fin de evitar un baño de sangre.
EFE/Archivo/UPI
El rey Constantino II y el gobierno cívico-militar tras el Golpe de 1967
Las relaciones del Rey con la Junta no fueron buenas. Constantino II, acostumbrado como su padre a tener un papel activo en la política, no parecía muy dispuesto a permanecer como una figura decorativa. Aunque los coroneles eran anticomunistas y dispuestos a colaborar con la OTAN y las potencias occidentales, la opinión pública internacional se mostraba temerosa de la situación en Grecia. En esa situación, el rey Constantino II visitó Washington en el otoño de 1967, donde se entrevistó con el presidente Lyndon B. Jhonson.
Miembros de la Junta Militar
El 13 de diciembre de 1967, Constantino II decidió lanzar un contragolpe contra el régimen dictatorial. Como Atenas estaba bajo el control de la junta militar, el rey viajó en la madrugada hacia la ciudad de Kavala, al norte del país, acompañado de toda su familia y del primer ministro Kollias. En Kavala, el Rey pretendía reunirse con tropas leales a la monarquía, organizar una fuerza, y avanzar hacia Salónica, tomar la ciudad, y crear ahí un gobierno paralelo. En Kavala, Constantino fue bien recibido. Las fuerzas armadas destacadas en esa ciudad estaban bajo el mando de un general leal a él. La Fuerza Aérea y la Armada, ambas dirigidas por generales realistas que no habían estado involucrados en el golpe de estado, se mostraron decididas a apoyar a Constantino, mientras que otros oficiales cortaron la comunicación entre Atenas y el norte de Grecia.
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En lugar de organizar una movilización rápida, Constantino II prefirió reunir una fuerza lo suficientemente grande para avanzar hacia Salónica. Antes de que eso pasara, los generales leales a monarca fueron arrestados por oficiales de segundo orden proclives al régimen militar, y éstos pusieron en marcha una fuerza que marchó a Kavala para arrestar al rey. Habiendo fracasado su intento de contragolpe, el monarca decidió marcharse al exilio a bordo del avión real, con toda su familia y su primer ministro. El 14 de diciembre de 1967 la familia real llegó a Roma. Constantino II no regresaría a Grecia durante todo el resto del gobierno militar, y de hecho nunca regresaría como monarca reinante.
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El coronel Georgios Papadopoulos asumió el cargo de primer ministro y Georgios Zoitakis fue designado regente.
Al año siguiente, el gobierno de la dictadura envió intermediarios al rey para negociar los términos de su regreso al país. Constantino II insistió en la restauración de la democracia como requisito para regresar. En noviembre de 1968, el régimen promulgó una nueva constitución que mantenía la monarquía en Grecia, pero le quitaba todos sus poderes al monarca. El gobierno decretó un ministerio-regencia que funcionaría hasta que el rey aceptara el nuevo orden.
En 1973 la dictadura militar, que nunca había sido apoyada por el pueblo griego, se había vuelto más impopular aún, y en mayo hubo un intento de golpe de manos de militares monárquicos de la Armada, sin el apoyo de Constantino. En venganza, Papadopoulos declaró a Grecia una república el 1 de junio, decisión que fue refrendada por un plebiscito el 29 de julio, en el que participaron incluso las facciones opuestas a la dictadura. Papadopoulos se proclamó a sí mismo presidente de Grecia, pero en noviembre ocurrió un golpe dentro de la misma junta militar organizado por Dimitrios Ioannides, quien colocó al general Phaedon Gizikis como nuevo presidente.
En julio de 1974, la dictadura militar perdió credibilidad después de promover un golpe de estado en Chipre, y terminó por caer. Ese mismo año regresó del exilio Constantinos Karamanlis y se convirtió en el primer ministro de un gobierno provisional hasta la celebración de elecciones democráticas. La nueva administración encontró ilegítima la Constitución del régimen militar y restableció por decreto la de 1952, que establecía la forma de estado de Grecia como una monarquía constitucional, por lo que Constantino II sería reconocido nuevamente como monarca. El Rey permaneció en Londres, confiado en que se le invitara a regresar a Grecia.
Después de la victoria de Karamanlis en las elecciones parlamentarias de noviembre de 1974, en las que su partido Nueva Democracia obtuvo 54.4 % de los votos, al mes siguiente se puso en marcha el referéndum sobre la forma de estado para Grecia. Aunque Karamanlis era el líder tradicional del partido conservador monárquico, la derecha votó por la república, lo mismo que el centro. Reprochaban a Constantino II su intromisión en la vida política más allá de sus prerrogativas constitucionales, y las indebidas influencias políticas ejercidas por otros miembros de la familia real que no tenían un papel constitucional. Constantino era también criticado por su apoyo a la junta militar en 1967 y su negativa a cortar relaciones con la misma durante su exilio, su papel en la dimisión de Papandreu en 1965 y su rechazo entonces a convocar elecciones, lo que según muchos había conducido al golpe de estado de abril de 1967.
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Manifestación a favor de la república en Grecia
El voto a favor de la monarquía representó sólo el 31 %. En 1985, el líder de Nueva Democracia, Constantinos Mitsotakis, declaró que el referéndum había sido poco limpio, porque Karamanlis no le permitió al rey realizar en persona una campaña política en Grecia. Se le había permitido sólo dirigirse al pueblo griego por televisión desde Londres, mientras los grupos monárquicos se encargaban de su campaña en Grecia. 
Constantino reconoció sus errores pasados y afirmó sus intenciones democráticas de cara al futuro; también prometió que tendría a la reina madre alejada de la vida política del país.
Aunque Constantino II no fue formalmente exiliado después del referéndum, no regresaría a Grecia en mucho tiempo, y ya no como monarca reinante.

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