miércoles, 11 de julio de 2018

MARÍA DE MÉDICIS, ENTRE LA PACIFICACIÓN Y LA INTRIGA

0 Marie de Médicis - Frans Pourbus le Jeune - Louvre (INV1710) - (2).JPG
Tras el regicidio de Enrique IV de Francia el 14 de mayo de 1610, la reina consorte María de Médicis asumió la regencia en nombre de su hijo Luis XIII que aún no tenía 9 años, siendo demasiado joven para poder reinar.
La posición insegura de su regencia ante la nobleza del reino y sus vecinos de Europa le obligó a romper con la política de Enrique IV. Destituyó a los consejeros del rey, pero no consiguió hacerse obedecer por los Grandes.
Para recuperar el poderío de Francia, no encontró mejor solución que alcanzar la paz con España. En 1615 este acercamiento se concretó por medio de un matrimonio que unió a las dinastías de Francia y de España. La princesa Isabel de Borbón, hija de María de Médicis y Enrique IV, se casó con el hijo del rey Felipe III de España y futuro Felipe IV . Un segundo matrimonio enlazó nuevamente a ambas dinastías reales cuando su hijo, el rey Luis XIII de Francia se casó con la infanta Ana de Austria, también hija del rey Felipe III de España.
María de Médicis en 1606
La política de la Reina provocó, no obstante, un gran descontento. Por una parte, los hugonotes protestantes vieron con inquietud el acercamiento de María al rey de España Felipe III; por otra, María de Médici intentaba reforzar el poder de la monarquía con el apoyo de personas como Concino Concini, esposo de su hermana de leche y la dama de compañía Leonora Dori, que no era apreciada por algunos nobles franceses. Éstos, llevados por sentimientos xenófobos, acusaban a los italianos que rodeaban a María de Médici de enriquecerse en perjuicio de la nobleza francesa. Aprovechándose de la debilidad política causada por la regencia, los nobles de las grandes familias, con el príncipe Luis II de Borbón-Condé a la cabeza, se alzaron contra María de Médici para conseguir así compensaciones financieras.
La reina María de Médici no tenía buenas relaciones con su hijo, el rey Luis XIII de Francia. Sintiéndose humillado por la conducta de su progenitora, Luis XIII organizó en 1617 un golpe de estado en el que fue asesinado Concino Concini. Al tomar el poder, desterró a su madre al Castillo de Blois.
Cuando María de Médici fue exiliada por su hijo, empezó a fraguarse su leyenda negra. Se acusó a la Reina de haber procurado la riqueza y el poder de sus favoritos italianos, del despilfarro financiero causado por los sus derroches y los de su entorno; y de la torpeza y la corrupción de su política que se había incrementado durante su gobierno.
En 1619, la reina madre, María de Médici, se escapó de su prisión y provocó una sublevación contra su hijo, el rey Luis XIII de Francia. A este levantamiento se lo conoció como la “Guerra de la madre y del hijo”. El Tratado de Angulema, negociado por el Cardenal Richelieu, solucionó el conflicto. Pero la reina madre no se sintió satisfecha y volvió a levantarse en armas contra su hijo con la ayuda de los Grandes del reino. A este segundo levantamiento se lo denominó como “Segunda guerra de la madre y del hijo”. La coalición nobiliaria fue rápidamente derrotada en la batalla des Points-de-Cé por el Rey, que perdonó a su madre y a los príncipes. Consciente de que no podía evitar la formación de complots en tanto que María de Médici estuviera desterrada, Luis XIII aceptó su retorno a la corte.
La Reina Madre volvió a París donde se dedicó a la construcción de su Palacio de Luxemburgo. María de Médici contrató a Nicolás Poussin y a Philippe de Champagne para la decoración y encargó numerosas pinturas a Guido Reni y especialmente a Rubens, al que hizo ir a Amberes para la ejecución de una galería de pinturas dedicadas a su vida. Actualmente quedan 22 cuadros de ese periodo conservados en el Museo del Louvre.
Gloriae Mariae Medicis, dit Le triomphe de Marie de Médicis.JPG
Fresco de la serie de los "Triunfos de María de Médicis" en el Louvre
Tras la muerte de Carlos de Albret, duque de Luynes, en 1622 , se fue introduciendo de manera subrepticia en la política. Richelieu jugó, en esos momentos, un papel importante en la reconciliación entre madre e hijo, sugiriendo que ella pudiera incorporarse al Consejo del Rey.
Durante unos años, no se percató del poder e importancia que su protegido Richelieu iba adquiriendo. Cuando se dio cuenta de ello, intentó derrocarle por todos los medios. Sin comprender aún el carácter del Rey, creyó que le sería fácil obtener la destitución de Richelieu pero, después del famoso Día de los Engañados (12 de noviembre de 1630), Richelieu pasó a ser primer ministro y María de Médici se vio obligada a reconciliarse con él.
Finalmente, María decidió retirarse de la corte. El Rey, sabiendo lo intrigante que podía llegar a ser, la envió al castillo de Compiégne, desde donde huyó a Bruselas en 1631, donde pensaba encontrar ayuda para su causa. Refugiada entre los enemigos de Francia, María fue privada de su condición de reina de Francia y, por consiguiente, de sus pensiones estatales.
El fin de María de Médici fue patético. Durante años vivió al amparo de las cortes europeas en tierras alemanas y después en Inglaterra, intentando crear enemigos contra el Cardenal y sin poder regresar nunca a Francia. Refugiada en la casa natal de Rubens, murió el 3 de julio de 1642, a los 67 años de edad, en Colonia, en el Sacro Imperio Romano Germánico, unos meses antes que Richelieu.
Su cuerpo se encuentra enterrado en la Catedral de Colonia.
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En los buenos tiempos de su regencia, y aún en los posteriores, María de Médicis se encargó de crear un amplio programa iconográfico para la glorificación de su persona: pintores, escultores, poetas...todos al servicio de la proyección de su imagen de reina poderosa y justa.
Hoy presentamos esta pieza circular de bronce dedicada a la gloria de su persona como regente de Francia.
En el anverso se muestra la efigie de la Reina María de Médicis, de manera muy similar a como la representa el pintos de cámara Frans Pourbus el Joven. Corona, collar de perlas, pendientes, ricos ecajes, flor de lis central y manto real forrado de lises. le acompaña la leyenda latina que la exalta como moderadora de las tensiones del Reino: "MARIA. AVGUVSTA. MED(icis). FR(anciae) REG(ina). MODERATRIX:" 
Medallas históricas: MEDALLA HISTÓRICA Reina consorte de Francia y de Navarra María de Médici 53mm - Foto 1 - 122994835
Anverso de la Medalla de la Reina María de Médicis, Regente de Francia
Foto: www.todocolección.com

Medallas históricas: MEDALLA HISTÓRICA Reina consorte de Francia y de Navarra María de Médici 53mm - Foto 2 - 122994835
Reverso de la Medalla de la Reina María de Médicis, Regente de Francia
Foto: www.todocolección.com

El reverso nos presenta una alegoría gloriosa de la Reina, cuan matrona clásica coronada, muy del gusto del Barroco clasicista. María de Médicis, sentada sobre un arco iris, empuña con su mano derecha el cetro de Francia rematado por la flor de lis; mientras sujete a un pavo real, símbolo de la realeza.
la soberana flota entre las nubes, que se disipan con su sola presencia, en clara alusión a su labor como mediadora y pacificadora que resuelve los problemas y amenazas que sufre Francia. La escena tiene por base una zona de costa con dos ciudades fortificadas y una nave que se sitúa, navegando entre ambas. Le rodea una inscripción latina que dice: " DAT. PACCATVM. OMNIBUS. AETHER",indicando cómo la Reina es capaz de pacificarlo todo.

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