martes, 11 de septiembre de 2018

COMUNICADO OFICIAL DEL JEFE DE LA CASA IMPERIAL DE BRASIL SOBRE EL INCENDIO DEL PALACIO DE SAN CRISTOVAO

PRONUNCIAMENTO DO CHEFE DA CASA IMPERIAL DO BRASIL ACERCA DO INCÊNDIO DO PAÇO DE SÃO CRISTÓVÃO – Dom Luiz de Orleans e Bragança.

Nota de Mons. Dom Luiz sobre el incendio del Palacio de San Cristóbal

El domingo, día 2 de septiembre, iba declinando, cuando el país fue sorprendido por un incendio catastrófico que no cosechó vidas, pero que incineró, en sus llamas inclementes, memorias y documentos históricos, muchos de ellos preciosos y únicos.
Las imágenes del Paço de San Cristóbal, en la belleza de sus rasgos arquitectónicos, envueltos por la luz rojiza de las llamas y del humo resultante de los preciosos objetos consumidos por el fuego, era una imagen simbólica. Un símbolo acabado de esa inmensa destrucción que políticos, hombres públicos, intelectuales y otros vienen emprendiendo, desde hace décadas, contra el edificio de la brasilidad.
En aquel Palacio, hace precisamente 196 años, el 2 de septiembre de 1822, la Emperatriz D. Leopoldina, reunida el Consejo de Estado, firmaba como Regente el decreto de independencia de Brasil.
Ese edificio, ha sido sede de los monarcas, ya que el corte portuguesa llegó aquí y aquí trasladó la capital del imperio portugués, y fue testigo de muchos momentos decisivos de nuestra historia.

Vista aérea del Palacio de San Cristóbal
Foto: Observador

Es el caso de que el jefe de la Casa Imperial de Brasil, mis hermanos y sobrinos, hemos recibido innumerables manifestaciones de dolor y de pesar, de consternación y de inconformidad, de brasileños estupefactos con los rumbos dramáticos por los que está siendo dirigido el país, rumbos en medio de los cuales, el incendio del Museo es un acontecimiento doloroso.

Tengo profunda convicción de que Dios rige los destinos de la historia de los pueblos. Muchas veces permite Él infortunios que nos sirven de alerta, nos despiertan del letargo, nos llaman a la enmienda de nuestros pasos y nos convocan a la acción.

La Tierra de Santa Cruz fue alcanzada en su corazón. Las cenizas de ese desastre no son un acontecimiento aislado, sino uno de los vértices de una obra demoledora, emprendida por ideologías funestas y extrañas, de voces engañadoras que diseminan sentimientos de discordia y de convulsión. Voces e ideologías que abominan la hora en que las naves con la Cruz de Cristo abordaron nuestro litoral, trayendo con los misioneros las bendiciones, las promesas y las riquezas espirituales y culturales de la civilización cristiana.


Dantesca imagen del devastador incendio
Foto:  www.oaltoacre.com

Estoy persuadido de que nuestro pueblo, altísimo, religioso y bueno, nada tiene en común con estos engaños que de todas las partes se levantan.

Como legítimo descendiente de los monarcas, que regían nuestros destinos como pueblo, llamo aquí a todos los brasileños de buena voluntad, monárquicos o no, que vencida la inercia, corten el paso al peligro que nos rodea, de modo que Brasil pueda continuar su trayectoria con las energías vivificadas, sin conocer las discordias, las agitaciones y las matanzas en las que se sumergieron tantas naciones, y de las cuales el macabro incendio del Palacio de San Cristóbal parecía ser una imagen. Ruego a Nuestra Señora Aparecida que bendiga y proteja siempre a nuestro pueblo y nuestra nación.

San Pablo, 3 de septiembre de 2018

Dom Luiz de Orleans e Bragança 
Jefe de la Casa Imperial del Brasil

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Dom Luiz de Orleáns y Braganza
Jefe de la Casa Imperial de Brasil
Foto: www.monarquia.org.br/domluiz.html

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