Jorge III nació el 4 de junio de 1738 en Norfolk House (Londres), siendo el segundo hijo y primogénito varón de los nueve descendientes de Federico Luis, Principe de Gales y de Augusta de Sajonia-Gotha.
Como el príncipe Jorge había sido prematuro, fue bautizado inmediatamente después de nacer en Norfolk House por el obispo de Oxford. El bautismo público sería oficiado nuevamente en Norfolk House por el obispo Secker, el 4 de julio de 1738. Sus padrinos fueron el rey Federico I de Suecia (representado por Lord Baltimore), su tío materno, el duque Federico III de Sajonia-Gotha (representado por el duque de Chandos) y su tía-abuela, Sofía de Hannover, Reina de Prusia (representada por Lady Carlota Edwin, hija del duque de Hamilton).
Jorge II y su hijo el Príncipe de Gales tenían una relación muy difícil, tanto es así que Jorge y sus hermanos fueron desterrados de la Corte en sus primeros años. En 1751, Federico Luis murió, dejando al príncipe Jorge el Ducado de Edimburgo. El nuevo Duque de Edimburgo era, entonces, el presunto heredero al trono, y fue nombrado posteriormente Príncipe de Gales. Su madre, Augusta, desconfiaba de su suegro, el rey Jorge II; por ello, mantuvo al Príncipe de Gales alejado de su abuelo.

Jorge, Príncipe de Gales, heredó la corona cuando murió su abuelo, Jorge II el 25 de octubre de 1768, subiendo al trono británico como Jorge III del Reino Unido e Irlanda, Príncipe Elector de Hannover, Duque de Brusnwick-Lüneburg, Duque de Bremen y Príncipe de Verden. Entonces, se organizó la búsqueda por toda Europa de una esposa conveniente. El 8 de septiembre de 1761, en la Capilla Real del Palacio de Saint James, Jorge se casó con Carlota de Mecklenburgo-Strelitz, con la que tendría quince hijos. Dos semanas después, ambos fueron coronados en la Abadía de Westminster.
La década de 1760 estuvo marcada por la inestabilidad burocrática, que condujo a que los Wighs acusaran a Jorge III de ser un autócrata a la manera de Carlos I.
En las colonias británicas de norteamérica, en 1763 el gobierno británico publicó la "Proclamación Real" que colocó un límite sobre la expansión al oeste de las colonias americanas. El objetivo de la Proclamación era obligar a los colonos a negociar con los indios americanos la compra legal de la tierra y, por lo tanto, reducir la costosa guerra fronteriza que había surgido por conflictos de territorios. La Línea de Proclamación, como sería conocida, fue increíblemente impopular entre los americanos y al final se volvió otro obstáculo en la relación entre los colonos y el gobierno británico, que conduciría finalmente a la guerra. Con los colonos americanos cada vez más reticentes en pagar los impuestos británicos, se hacía difícil para la Corona costear sus incursiones militares y la defensa de las colonias americanas de levantamientos nativos. Por ello se introdujo la Ley del Timbre, que impuso un impuesto en todo el papel impreso en las colonias británicas de Norteamérica. Jorge III estimaba que el deber principal de los colonos era someterse a él y a Gran Bretaña y se ofendió por la actitud rebelde de los americanos.
Los americanos se mostraron cada vez más hostiles a las tentativas británicas de imponer impuestos en las colonias. En el Motían del Té de 1773 ("Boston Tea Party"), una muchedumbre lanzó al mar más de 340 cajones de té en el puerto de Boston como protesta política.
En respuesta, Lord North introdujo las llamadas "Leyes Punitivas". El puerto de Boston fue cerrado y se suspendieron las elecciones legislativas en la colonia de Massachusetts.
El conflicto armado estalló en América en 1775. Algunos delegados del Segundo Congreso Continental redactaron una oferta de paz conocida como la "Petición del Ramo de Olivo", pero los enfrentamientos ya habían surgido cuando el documento llegó a Inglaterra. El 4 de julio de 1776, las 13 Colonias declararon su independencia de la Corona. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos hizo varios cargos políticos contra el Rey, la legislatura y el pueblo.
Jorge III se indignó cuando se enteró de las opiniones de los colonos. Aunque la guerra contra le fue bien a Gran Bretaña en un comienzo, la situación cambió completamente después de la rendición del Teniente-General británico J. Burgoyne en el Batalla de Saratoga (1777). En 1778, Francia firmó un Tratado de Amistad con los nuevos Estados Unidos y entró en guerra con los británicos. Al año siguiente España declaraba también la guerra a Jorge III.
El Rey trató obstinadamente de mantener a Gran Bretaña en guerra contra los rebeldes en América, a pesar de las opiniones de sus propios ministros hasta que en 1781 llegaron a Londres las noticias de la capitulación del general Lord Cornwallis en Yorktown.
Jorge III admitió finalmente la derrota en Norteamérica y aceptó entrar en negociaciones de paz que concluyeron con la firma del Tratado de Versalles de 1783. Gran Bretaña reconocía la independencia de los Estados Unidos, devolvía Florida y Menorca a España y concedía acceso a las aguas de Terranova a Francia.
Jorge III estaba disgustado por haber sido obligado a designar ministros que no eran de su agrado, por ello el rey se molestó seriamente cuando el gobierno aprobó la Ley de Indias. Inmediatamente después de que la Cámara de los Comunes la votase, Jorge IIII informó a la Cámara de los Lores que consideraría enemigo personal a todo aquel que votara a favor de la Ley. El 17 de diciembre de 1783, la Ley fue rechazada por los Lores; al día siguiente, el ministro Portland fue despedido, y William Pitt el Joven fue designado nuevo Primer Ministro.
Ese mismo año Jorge III fundó la Orden de San Patricio para Irlanda.
Para el monarca, la elección de William Pitt el Joven fue una gran victoria. El rey sentía que el panorama probaba que él todavía tenía el poder de designar a los Primeros Ministros sin tener que apoyarse en ningún grupo parlamentario. A lo largo del ministerio de Pitt, Jorge III apoyó con entusiasmo muchas de sus políticas. Para ayudar a Pitt, Jorge III creó nuevos títulos nobles en un tiempo récord. Los nuevos pares llenaron la Cámara de los Lores, permitiendo que Pitt conservara una firme mayoría.
Durante el ministerio de Pitt, Jorge III fue extremadamente popular. El público apoyó los viajes exploratorios al Océano Pacífico. Jorge III también ayudó a la Royal Academy con grandes concesiones económicas de sus fondos privados. Además, los británicos admiraban la fidelidad que el rey profesaba a su esposa, al contrario de sus dos antecesores. Se hiciceron también grandes avances en diversos campos, tales como la ciencia y la industria.
La salud personal de Jorge III, sin embargo, estaba en muy malas condiciones. Sufría una enfermedad mental, que ahora se cree era un síntoma de la porfiria (estudios realizados en 2004 de muestras capilares del rey revelaron niveles extremadamente altos de arsénico, un causante posible de la enfermedad). Anteriormente, el rey había sufrido un breve episodio de la enfermedad en 1765, pero comenzó una crisis más larga en 1788.
Jorge III mostró síntomas de demencia imposibles de ignorar y representó una amenaza a su propia vida. Cuando el Parlamento se reunió de nuevo en noviembre, el Rey no podía, como era costumbre, hacer su discurso inaugural para señalar la agenda para la próxima sesión legislativa. Según una práctica establecida desde hace mucho tiempo, el Parlamento no podía iniciar sus sesiones hasta que el Rey hubiera hecho el Discurso del Trono. El Parlamento, sin embargo, no hizo caso de esta costumbre y comenzó a discutir las provisiones para establecer una regencia.
Charles James Fox y William Pitt discutieron quién tenía el legítimo derecho a asumir el control del gobierno durante la enfermedad mental del soberano, aunque ambas partes convinieron que lo más razonable sería que ocupase la Regencia el hijo mayor de Jorge III, el Príncipe de Gales y heredero del trono británico. Fox sugirió que el príncipe de Gales tenía el legítimo derecho de actuar en nombre de su padre enfermo; Pitt rebatió diciendo que lo mejor era que el Parlamento nombrara al Regente.

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