LOS MONARCAS VINCULADOS A LAS ÓRDENES BRITÁNICAS (VII)

EDUARDO VII Y LAS ORDENES AL MÉRITO E IMPERIAL DE SERVICIO

Eduardo VII nació el 9 de noviembre de 1841 en el Palacio de Buckingham. Su madre era la S.M. la Reina Victoria I, su padre era el Príncipe Alberto de Sajonia Coburgo Gotha. Fue bautizado como Alberto Eduardo, el 25 de enero de 1842 en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. Sus padrinos fueron Federico Guillermo IV de Prusia, su tío abuelo el Príncipe Adolfo, Duque de Cambridge, Fernando II de Portugal, su tía María de Wurtemberg, la Princesa Carolina de Hesse-Kassel y su tía abuela la Princesa Sofía. Durante toda su vida fue llamado Bertie.

Siendo hijo mayor varón de un soberano británico, adquirió de forma automática los títulos de Duque de Cornualles y Duque de Rothesay desde su nacimiento. Como hijo del Príncipe Alberto también tuvo los títulos de Príncipe de Sajonia-Coburgo-Gotha y Duque de Sajonia. La Reina Victoria le otorgó el título de Príncipe de Gales y Conde de Chester el 8 de diciembre de 1841. El 9 de noviembre de 1853 se le concedió el título de Conde de Dublín y la Orden de la Jarretera. El 24 de mayo de 1867 se le otorgó asimismo la Orden del Cardo. En 1863 había renunciado a sus derechos sucesorios sobre el Ducado de Sajonia Coburgo en favor de su hermano menor, Alfredo, posteriormente Duque de Edimburgo. En diciembre de 1871, el Príncipe de Gales estuvo a punto de morir de fiebre tifodea, la misma enfermedad que acabó con la vida de su padre, el Príncipe Alberto, justamente diez años antes.

Después de enviudar, la Reina Victoria se retiró de la vida pública, pero poco antes de la muerte del Príncipe-Consorte, se había concertado el matrimonio de su hijo con la princesa Alejandra de Dinamarca, hija del rey danés Christian IX. La pareja se casó el 10 de marzo de 1863. El matrimonio tuvo cinco hijos:

Cuando la reina Victoria murió el 22 de enero de 1901, Eduardo se convirtió en rey con 59 años, siendo hasta la fecha la segunda persona de más edad en ascender al trono británico después del rey Guillermo IV, que ascendió con 64 años. Para sorpresa de muchos decidió reinar con el nombre de Eduardo VII en vez de Alberto Eduardo I, el nombre que su madre había elegido para él (ningún soberano, ni inglés ni británico, ha reinado con un nombre doble).
El 26 de junio de 1902 creó la Orden al Mérito para premiar los avances en las Artes, las Ciencias y la Milicia.
Eduardo VII y la reina Alejandra fueron coronados en la Abadía de Westminster el 9 de agosto de 1902. Ese mismo mes el Rey creaba también la Orden Imperial de Servicio.

Como rey, los principales temas de interés de Eduardo VII fueron las relaciones internacionales y los asuntos navales y militares. Aprovechando su dominio del francés y del alemán, realizó numerosas visitas al extranjero. Uno de sus viajes más importantes fue una visita oficial a Francia en 1903 que ayudó a crear la atmósfera para la formación de la Entente Cordiale entre Francia y el Reino Unido.

Eduardo VII, a través de su madre y de su suegro principalmente, estaba emparentado con prácticamente todos los monarcas europeos, por lo que llegó a ser conocido como el “Tío de Europa”. El emperador alemán Guillermo II, el zar Nicolás II, el rey español Alfonso XIII y Carlos Eduardo, Duque de Sajonia-Coburgo-Gotha, eran sobrinos de Eduardo (en el caso del rey Alfonso XIII, Eduardo VII era tío político, ya que el rey Alfonso XIII había contraído matrimonio con S.A. Victoria Eugenia de Battenberg, hija de su hermana, S.A.R la princesa Beatriz); Haakon VII de Noruega era su yerno y sobrino por matrimonio; el rey Jorge I de Grecia y el rey Federico VIII de Dinamarca eran sus cuñados; y el rey Alberto I de Bélgica, Manuel II de Portugal, Fernando I de Bulgaria, la Reina Guillermina de los Países Bajos y el príncipe Ernesto Augusto, Duque de Brunswick-Luneburgo, eran sus primos. Sus volátiles relaciones con su sobrino, el Kaiser Guillermo II, incrementaron las tensiones entre Alemania y Gran Bretaña en la década anterior a la Primera Guerra Mundial.

El 6 de mayo de 1910 Eduardo VII, que estaba enfermo de bronquitis, sufrió un infarto y murió en el Palacio de Buckingham.