sábado, 19 de marzo de 2016

GALERÍA DE MONÁRQUICOS ESPAÑOLES (VI): JOSÉ MARÍA PEMÁN (2ª Parte)

...Fusionadas por Franco todas las fuerzas políticas favorables al alzamiento en una sólo, los componentes de Renovación Española se reagruparon en un influyente grupo "Acción Española" cuyo líder era Pemán como último presidente que fue de la revista, y quien al parecer dio su conformidad al Generalísimo a la hora de aceptar el Decreto de Unificación de abril de 1937. Pemán se integró con su grupo en FET de las JONS y, así, valiosos contingentes monárquicos alfonsinos y otros de la CEDA, que no habían tenido milicias y que habían quedado dispersos por la guerra, ingresaron colectivamente en el Movimiento.
En octubre de 1937 Franco creó el Consejo nacional de FET y de las JONS, integrando en él como consejero a José María Pemán.
Considerado por todos como «el ingenio del Régimen», en toda la zona nacional proliferaron asociaciones pemanistas, cuyos miembros acudían a sus estrenos.
Nombrado Alférez provisional Honorífico, recorrió los frentes y pronunciaba discursos, cumplimentaba a los generales en sus puestos de mando, daba conferencias y visitaba en los hospitales a los heridos.
En mayo de 1938 viajó a Roma junto a Millán Astray. A su vuelta, en el barco escribió un artículo titulado "Esto os traigo de la Fuente misma...".
En palabras de Carmen, su mujer, durante la guerra, en un año, y en repetidas permanencias, sólo estuvo dos meses en casa. Según él mismo declarará más tarde en su «Confesión General»: «...y yo creí entender cuál tenía que ser mi parte de esclavitud y de responsabilidad. Había pasado la hora de las crónicas ligeras y de los romances cortos. Yo creí entender que había llegado la hora de intentar un poema épico…».
En 1938 y en la revista Jerarquía, dirigida por el Padre Fermín Yzurdiaga, publicó su monumental Poema de la Bestia y el Ángel. La redacción de este largo poema, lleno de alegorías, le llevó un año entero. El Poema de la Bestia y el Ángel llegó a ser considerado como el paradigma épico de la Nueva España y de la Cruzada. Pemán se elevó a la literatura apocalíptica y al providencialismo histórico.
Pemán habla y escribe de todo. Es un torrente de productividad. Colabora también con los departamentos de propaganda de Falange en cuantas ocasiones fue requerida su pluma.
Aunque no destacó como orador parlamentario, Pemán pronunció centenares de brillantes discursos políticos, académicos, panegíricos y de circunstancias. 
Logró que el genial músico gaditano Manuel de Falla adaptara el "Canto de los Almogávares", de  Felipe Pedrell a su "Poema de la Guerra" como un Himno Marcial (para voz, piano y tambor) dedicado al ejército del generalísimo Franco.
Terminada la guerra, Pemán se entregó a la serenidad. Momento era llegado de homenajes. Compuso un "Soneto a José Antonio" en una corona junto a otros poetas significados en un volumen primoroso.
Él mismo recibió un homenaje literario por su liderazgo poético de guerra en el libro Antología Poética del Alzamiento (1936-39), que le fue dedicado.
El 17 de julio de 1939 la ciudad de Cádiz y la Sociedad Gaditana de Fomento, con su Ayuntamiento al frente, le tributaron un homenaje clamoroso como uno de sus hijos más preclaros. Inmortalizados quedaron en el bronce del escultor Vassallo la cabeza las manos y el lugar del nacimiento del vate. Por la tarde en el Gran Teatro Falla, fue el homenaje nacional; cuarenta jóvenes hermosas procedentes de todas las provincias de España le hicieron entrega cada una de un artístico pergamino dedicado.
En 1940 abrió casa en Madrid en una calle cercana a la Real Academia, que usaba intermitentemente en sus labores literarias. Pero nunca mudó el hogar familiar de Cádiz/Jerez de la Frontera, probablemente por la influencia femenina de su esposa y de sus siete hijas.
En 1943 José María Pemán decidió donar una nueva imagen de la Virgen a la Hermandad del Nazareno de Santa María de Cádiz que había quedado destruida en 1936. Pemán, muy vinculado a la Cofradía (de la que fue su Prioste desde 1931 a 1981), encargó al también gaditano escultor Juan Luis Vassallo  la hechura de la nueva Dolorosa, que se conserva hasta nuestros días. 
En sus obras dejó clara su afición al carnaval gaditano ("Las viejas ricas", "La Viudita Naviera"), la forja de tópicos como el de Lola la Piconera ("Cuando las Cortes de Cádiz") o "Señorita del mar" (1934), su mito como Gloria de las letras, y su apego a las tradiciones de Cádiz le convirtieron en un héroe local. El pueblo gaditano lo adoraba, y siempre tuvo en su bonhomía un claro valimiento cerca de las alturas del poder.

 En diciembre de 1939 leyó Pemán su discurso de admisión y tomó posesión del sillón "i" como nuevo Académico de la Lengua. Pocos días después, en la sesión de 6 de enero de 1940, tomó posesión de su cargo de director de la misma. En esta su primera etapa se editó la 16.ª edición del Diccionario de la ya Real Academia de la Lengua Española.
El monarquismo alfonsino al que pertenecía Pemán, iba tomando distancias del excesivo protagonismo falangista. Los monárquicos parecían hechos de otra pasta. El 13 de julio de 1940, en la última de una serie de conferencias sobre José Calvo Sotelo, en un acto solemne celebrado con asistencia de Ramón Serrano Súñer en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Pemán pronunció un intencionado discurso jaleado por los asistentes monárquicos. Explicó a su manera que el auténtico artífice del Nuevo Estado español había sido José Calvo Sotelo y que José Antonio Primo de Rivera habría aportado simplemente los gestos, los símbolos y la retórica. Suscitó una reacción airada entre los dirigentes del Régimen y la indignación de Miguel Primo de Rivera (cuarto marqués de Estella), hermano de José Antonio, que dirigió una carta muy injuriosa al director de la Real Academia Española acusándolo de "desafección al régimen". Inopinadamente, Pemán le contestó retándole a duelo. Los padrinos serían Camilo Alonso Vega y Ricardo Rada por Pemán y Manuel Mora-Figueroa y Manuel Halcón (marqués de Villar de Tajo) por Miguel Primo. Los padrinos no podrían solicitar la presencia de un sacerdote, dado que todas las iglesias condenaban el duelo con firmeza. Ante el escándalo que suponía para el Régimen, todo se arregló y no hubo nada. Pero el nombre de Pemánfue apeado del III Consejo Nacional de FET y de las J.O.N.S.
Lo que más le dolió, fue que José Ibáñez Martín (conde de Marín), a la sazón Ministro de Educación Nacional, por Orden publicada en el Boletín Oficial de 24 de julio de 1940 le cesara del cargo de director de la Real Academia. Por si fuera poco, se le prohibió escribir en ABC durante dos años. Pemán sufrió un colapso. Tras este baldón, comprendió y, se prometió subordinar sus ambiciones políticas a sus ambiciones literarias.
En 1941 recorre Argentina, Chile, Perú, etc. pronunciando conferencias sobre espiritualidad histórica hispanoamericana (una sola fe en una sola lengua). Sus viajes americanos siempre tuvieron como razón de ser una conferencia o una embajada política, lo que condicionó el tono de sus intervenciones públicas, que se pueden resumir en títulos como «Mensaje a la América española≫ (3 de junio de 1941) o en afirmaciones como que él sólo respondía a «mi Fe, mi Patria y mi Arte». A la muerte de Rodríguez Marín, Pemán es nombrado de nuevo director de la Real Academia aunque en diciembre de 1947 debe renunciar a la reelección para que le fuera devuelto en justicia el cargo a Ramón Menéndez Pidal (desplazado por Pemán en 1939 como director legítimo que había sido durante la República) y que había regresado de su breve exilio.
En tal que nuevo director de la Real Academia, durante algunos años de la posguerra Pemán fue Procurador en Cortes y estuvo obligado a escribir, presidir y hablar en numerosos actos oficiales de propaganda del Régimen, esta vez con una oratoria escarmentada "de orfebrería fina". 
Fue presidente de la Asamblea Cervantina de la Lengua Española (1947-1948). 
En 1948, fue elegido miembro de la Academia Argentina de Letras. Su periplo en Buenos Aires se inició con un ciclo de conferencias pronunciadas en el Teatro Cómico, donde los periodistas argentinos admiraron su retórica y oratoria.
Los títulos de las conferencias: «Panorama de España y del mundo», «Hacia una nueva cristiandad», «Pensamiento y poesía de San Juan de la Cruz», «La cuarta salida de Don Quijote» y «La mujer y la familia en el mundo español». Aprovechó para estrenar allí tres de sus obras de teatro tituladas "La Casa", "El Río se entró en Sevilla" y "Toda la Verdad". En un tercer viaje por Centroamérica fue agasajado por Trujillo y Perú le concedió la Gran Cruz de la Orden del Sol.
Elegido miembro de la Real Academia de Jurisprudencia, el 16 de enero de 1967,  leyó su discurso de ingreso titulado: La idea de justicia en las letras clásicas españolas.
Se comprometió siempre, en sus actos y en sus escritos, en la sucesión de Franco por una monarquía restauracionista sustentada en el pretendiente natural al trono de España, exilado en Estoril (Portugal), don Juan de Borbón y Battemberg, conde de Barcelona. 
Como Procurador en Cortes que era, en junio de 1943 Pemán no se había adherido, al parecer, al grupo de 27 procuradores que presentó al Jefe del Estado una petición formal conocida como el Manifiesto de los Veintisiete en favor de una rápida restauración monárquica. Hizo la finta de dimitir de la presidencia de la Academia con lo que perdía momentáneamente su calidad de procurador. Si bien algunos monárquicos se exiliaron (Pedro Saínz Rodríguez, Vegas Latapie, Quintanar y otros) Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena (marqués de Luca de Tena), Alfredo Escobar Ramírez (marqués de Valdeiglesias) y otros formaron una corriente monárquica contemporizadora. Consistía en estar a bien con el Movimiento y con Estoril hasta que el general Franco declinase. 
Proponían una monarquía sobria cuyos titulares mostrasen una "popular españolidad" en punto a protocolo, énfasis, pompa o séquitos. Les gustaba aquel régimen católico, sin partidos y sin revolucionarios, pero todo aquello tenía que estar regido por el rey don Juan III, a lo que Franco se oponía sistemáticamente.
Presidió el Consejo Privado del Conde de Barcelona entre 1960 y 1964. Se consultaban, emitían comunicados y manifiestos y todos los años se reunían a almorzar en Villa Giralda. Pemán fue desactivado de sus funciones de forma poco clara.
A pesar de ello, seguiría dedicando sus esfuerzos a la causa monárquica procurando, mediante un prudente colaboracionismo con el franquismo, el acercamiento a modelos políticos occidentales.
La causa juanista fracasó en julio de 1969 al ser instaurado por Franco el príncipe Juan Carlos como futuro rey. El Consejo privado y el Secretariado político fueron disueltos. Para Pemán aquello no fue más que una mutación.
A los dos días de fallecer Franco, las Cortes procedieron a la solemne jura de Juan Carlos I. Pemán, a sus 78 años, estaba presente en el acto, alegre.
Los años pasaban y quien tanto gustó del lustre de la nobleza y la grandeza de España no obtenía título nobiliario ni pontificio, ni de Franco ni de la dinastía, a los que sirvió con lealtad.
La queja fue oída. Dos meses antes de su muerte, S.M. el rey Juan Carlos I, decidió concederle el Toisón de Oro.. El acto de imposición se celebró en el palacio de la Zarzuela, con asistencia de la familia real y familiares del escritor. Un muy quebrantado Pemán, fotografiado sostenido por Juan Carlos y su augusto padre, declaró recibir el premio sin mucha emoción («A mi edad, es difícil emocionarse»), aunque con agradecimiento al Rey y al conde de Barcelona.

El anciano venerable, con un libro en la mano, cortés, alto y de pelo blanco; todo un mito cuya elegante figura quedó plasmada en el imaginario colectivo popular tal como lo estilizó en 1982 el retratista gaditano Hernán Cortés Moreno para la Casa Pemán: vestido de oscuro, sentado en un sillón de oficina, con su Toisón sobre el pecho, sobre un equívoco suelo ajedrezado que parecía alejarlo hasta el infinito... Existe otro retrato mayestático de Pemán en hábito de Montesa, realizado por el pintor vallisoletano Francisco Prieto Santos, depositado en la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz.
Pemán se especializó en periodismo de gabinete: "el artículo de fondo". Convertido en cronista político del tardofranquismo, instalado definitivamente en la importante tercera página sepia de ABC, devino en amable creador de opinión y en orientador de espíritus turbados por la posguerra, a través de una importante masa de artículos periodísticosdidácticos, simpáticos, bien construidos, salpicados de anécdotas pretendidamente crípticas, en los que hablaba poco de su pasado y donde raramente se arrepintió de algún error. En ocasiones los artículos de Pemán parecían surrealistas, tanto por la elección del tema como por su desarrollo sintáctico al vaciar de su genuino contenido los vocablos para esterilizar la potencia subversiva de lo que quería decir.
En sus relaciones con el extranjero aplicó sabiamente la máxima «Conviene ser políglota para saber callar en siete idiomas».
En muchas ciudades y pueblos de España hay calles con su nombre. Tiene una calle con el nombre matizado por una placa anexa explicativa de "Escritor José Mª Pemán" en la ciudad de Sevilla, nominada por el Ayuntamiento democrático en 1995 «por ayudar a restaurar la Monarquía en España».
La Universidad de Sevilla lo nombró en 1974 doctor honoris causa de la Facultad de Filosofía en Cádiz. Pemán amaba el simbolismo y el ceremonial de la tradición. El Rector procedió a la toma de juramento haciéndole entrega de un bonete laureado, un libro de la ciencia, un anillo (usado antiguamente para sellar documentos), una medalla (símbolo del corazón) y unos guantes blancos (símbolo de la pureza) y terminando con el simbólico abrazo.
Desde 1952 presidió el Consejo de la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista de Cádiz. Sus últimos años los pasó muy quebrantado por una enfermedad neurodegenerativa que limitó grandemente su actividad. 
Murió cristianamente en su casa de Cádiz el 19 de julio de 1981, con un crucifijo entre las manos. Sus últimos gestos fueron para pedir que se leyera su poema «Al Cristo de la buena muerte».
Enterrado inicialmente junto a su esposa en el cementerio de Cádiz, en la actualidad sus restos reposan en la cripta de la Catedral de dicha ciudad, junto a los de Manuel de Falla, en una tumba reservada para él desde muchos años antes. En su último domicilio, "Casa Pemán" hay una Fundación que alberga su legado y que incluye más de 16.000 volúmenes de los siglos XVII al XX, así como manuscritos, revistas y correspondencia del escritor gaditano.  Para honrar su memoria la Fundación Unicaja de Málaga instituyó el Premio anual Pemán de artículos periodísticos (actualmente denominado simplemente Premio Unicaja de Periodismo).
En el parque Genovés de Cádiz hay un teatro al aire libre (actualmente derruido) con el nombre de «Teatro de Verano José María Pemán». En el mismo lugar existe un monumento mandado erigir por suscripción popular con un busto de Pemán realizado por Juan de Ávalos (1967). 
Nombrado Hijo Adoptivo de Jerez de la Frontera, tenía un busto erigido en el Paseo de la Rosaleda del parque González Hontoria. Trece años después el busto de Pemán ha desaparecido del parque. El monumento se desmontó y el busto fue colocado, con alguna controversia, en el teatro Villamarta. En 2015 fue retirado.
La ignorancia y el odio de los conglomerados populistas que actualmente han alcanzado algunas alcaldías españolas, han hecho de la figura y de la memoria de don José María Pemán, blanco de sus dislates. Dios les perdone.
Y a nosotros nos siga bendiciendo con el recuerdo y relectura de "El Divino Impaciente" y de tantos bellos artículos y obras literarias con que nos regaló en su prolífica vida, este señero autor español.

    ORACIÓN A LA LUZ

Señor: yo sé que en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa
porque todo tuviera su figura.
Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos en la altura.
Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto
y en la ribera sin temblor del río:
por eso yo te adoro, mudo y quieto:
y por eso, Señor, el dolor mío
por llegar a Ti se hizo soneto.
autógrafo

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