jueves, 12 de septiembre de 2013

EL ARCHIDUQUE CARLOS: DE PRETENDIENTE AL TRONO ESPAÑOL A EMPERADOR GERMÁNICO

Archivo: Escudo de armas de Carlos VI de Austria como monarca de Nápoles y Sicily.svg
Armas empleadas por Carlos VI como Rey de Nápoles y Sicilia
Diseño: Heralder

Carlos nació en Viena el 1 de octubre de 1685. Fue el séptimo hijo del Emperador Leopoldo I, que tuvo con su tercera mujer Leonor Magdalena del Palatinado-Neoburgo. Su educador fue Antonio Florián de Liechtenstein.
Al morir el rey de España, Carlos II, sin sucesión, el Archiduque Carlos se convirtió en uno de los pretendientes a la corona y participó en la Guerra de Sucesión Española en contra del aspirante francés, Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia.
Luis XIV de Francia quiso evitar la reintegración del antiguo bloque hispano-alemán, de modo que auspició un Primer Tratado de Partición por el que asignaba los Reinos de España, salvo Guipúzcoa, los Países Bajos Españoles, Cerdeña y la Indias Occidentales, a José Fernando de Baviera. El Milanesado pasaba al archiduque Carlos de Austria, mientras que los Reinos de Nápoles y Sicilia y Toscana, serían para el Delfín de Francia. En desacuerdo con ese pacto y con el fin de evitar la disgregación de los dominios de la Corona de España, el rey Carlos II, sin descendencia, optó por no aceptarlo y nombró heredero universal al príncipe José Fernando de Baviera. El plan se vino abajo cuando el elegido murió prematuramente de varicela en 1699, lo que aprovecharon Luis XIV de Francia y  Guillermo III de Inglaterra para pactar un Segundo Tratado de Partición que ratificaron el 3 de marzo de 1700 en Londres, por el que se reconocía al archiduque Carlos como heredero de la Monarquía Hispánica pero dejando Lorena al Delfín de Francia y el Milanesado al Duque de Lorena.
El acuerdo convenía a los intereses de Francia, Holanda e Inglaterra, que evitaban una nueva supremacía de España, pero Austria reclamó la totalidad de la herencia española. Como solución de compromiso, Carlos II, con el apoyo del Papa, testó a favor de Felipe de Anjou, quien a su vez tenía que renunciar a la sucesión al trono de Francia.
De este modo Felipe de Anjou se convertía en heredero legítimo, mientras el archiduque Carlos era el candidato que apoyaban algunas potencias europeas. 
Iniciada la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), los reinos peninsulares de la Corona de Aragón, los países integrantes de la Gran Alianza de La Haya (Inglaterra, Holanda, Austria, Portugal...) y el Papa Clemente XI, reconocieron como rey al Archiduque Carlos con el nombre de Carlos III
El 22 de octubre de 1705, tras la toma de Barcelona por sus partidarios, el Archiduque Carlos entraba en la ciudad. El 7 de noviembre juraba los Fueros de Cataluña, siendo proclamado Conde de Barcelona, título que correspondía al soberano del Principado, y, a continuación convocó las Cortes Catalanas.
En Cataluña la actitud favorable de la población a la causa austracista se debió a varios motivos: en primer lugar, el mal recuerdo que tenían los catalanes de los franceses desde que la Paz de los Pirineos (1659) que certificó la cesión del Rosellón, con la ciudad de Perpiñán incluida, a la corona francesa –los catalanes estaban convencidos de que nunca se reunificaría el Rosellón con Cataluña con un rey Borbón en España–; en segundo lugar, el hecho de que la Casa de Austria siempre había respetado sus Fueros, actitud diametralmente opuesta al previsible centralismo borbónico.
Valencia se declaró por Carlos III el 16 de diciembre, así que a finales de año, en Cataluña y Valencia, sólo Alicante y Rosas permanecían fieles a Felipe V.
Archivo: Carles-III-de-Catalunya.jpg
El Archiduque Carlos como pretendiente (Carlos III) al trono español
El Pretendiente dejó Barcelona y a finales de junio de 1706 y tuvo lugar su primera entrada en Madrid, siendo recibido con una frialdad que sorprendió al propio Carlos. En Madrid fue proclamado el 2 de julio como Carlos III rey de España pero a finales de ese mismo mes abandonaba la capital con destino a Valencia debido a la falta de apoyos que había encontrado, solo unos pocos nobles le habían jurado obediencia, y a los problemas de abastecimiento de las tropas aliadas. 
Felipe V volvió a entrar en Madrid el 4 de octubre ante el clamor popular, aunque, paradójicamente, ese mismo día se proclamaba en el Reino de Mallorca al Archiduque como su rey tras la conquista austracista de las islas. El 10 de octubre Carlos III el Archiduque juraba en Valencia los Fueros y quedaba asimismo consagrado como monarca del Reino de Valencia.
Archivo: Recreacion-historica-ejercito-cataluña-1714 (3) jpg.
Recreadores como combatientes austracistas de la Guerra de Sucesión
Foto: Georg Hessen
El 28 de septiembre de 1707 el Pretendiente hizo su segunda entrada en Madrid y se dice que exclamó «Esta ciudad es un desierto», decidiendo alojarse extramuros. Este estado de cosas fue breve ya que los ejércitos aliados abandonaron Madrid a finales de octubre.
El 1 de agosto de 1708 contrajo matrimonio en la Basílica de Santa María del Mar de Barcelona, con la princesa alemana Isabel Cristina de Bruswick-Wolfenbüttel, hija mayor del Duque Luis Rodolfo de Brunswick.
En los años finales de la guerra, murió repentinamente su hermano el emperador José I sin sucesión, por lo que el trono imperial recayó en el Archiduque. 
Partió de España en 1711 y fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Frankfurt, y por los tratados de Rastadt y Baden, entre Francia y el Imperio, obtuvo para Austria los Países Bajos Españoles, el Milanesado, Nápoles y Cerdeña (que cambió al Duque de Saboya en 1720 por Sicilia). 
Isabel Cristina quedó en Cataluña como Regente del Reino. Los catalanes esperaban que sus leyes e instituciones propias fuesen preservadas según lo acordado en el Pacto de Génova de 1705 firmado por los representantes del Principado y de la reina Ana de Inglaterra. 
La Emperatiz Isabel Cristina de Bruswick-Wolfenbüttel
Así, cuando en 1712 comenzaron las negociaciones de paz en Utrecht, Gran Bretaña planteó a Felipe V el "caso de los catalanes" y le pidió que conservase los fueros, a lo cual éste se negó, aunque prometió una amnistía general. Los ingleses no insistieron, puesto que tenían prisa por que se firmase el tratado y disfrutar de las enormes ventajas que les proporcionaba. Al conocer este acuerdo y presionada por Gran Bretaña, Austria accedió secretamente a un armisticio en Italia y confirmó la evacuación de sus tropas en Cataluña. Finalmente la emperatriz también se embarcó en marzo de 1713, oficialmente para «asegurar la sucesión» del trono austríaco, quedando como virrey el príncipe Starhember
Carlos VI hubo de renunciar a sus aspiraciones al trono español, ya que si se convertía en rey de España se repetiría el imperio de Carlos V y sería un poder tal vez demasiado difícil de controlar, por lo que los aliados del Archiduque le denegaron sus apoyos.
Como Emperador Carlos VI luchó contra los turcos en la Guerra Austro-Turca (1716-1718), conquistando la mayor parte de Valaquia y Serbia, pero luego perdió gran parte de estas conquistas en una  guerra posterior librada entre 1735-1739.
Archivo: Johann Gottfried Auerbach 002.JPG
El Emperador Carlos VI
En 1713 promulgó la Pragmática Sanción, que establecía que su reino no podía ser dividido y permitía que los herederos al trono pudieran ser mujeres.
Probablemente como consecuencia de sus años en España, introdujo el llamado protocolo cortesano español (Spanisches Hofzeremoniell) en Viena y mandó construir la Escuela Española de Equitación (Spanische Hofreitschule), así como la Cancillería del Estado (Reichkanzlei).
Archivo: El emperador Carlos VI con su esposa la emperatriz Elisabeth Christine y sus tres hijas, archiduquesas (LR) Maria Amalia, Maria Teresa y Maria Anna por Martin van Meytens.jpg
El Emperador Carlos VI y su familia
Durante su reinado se construyeron la Biblioteca Nacional y las obras más importantes del Barroco en Viena. También tuvo ambiciones musicales: hizo composiciones, tocaba el clave y dirigía la orquesta de la corte.
Se mantiene la teoría de que murió a causa de una intoxicación alimentaria por setas en Viena el 20 de octubre de 1740.

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