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lunes, 24 de octubre de 2016

JOSEPH RADETZKY, UN CÉLEBRE MARISCAL Y SU MARCHA

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El mariscal Radetzky

Johann Joseph Wenzel Graf Radetzky von Radetznació en Trebnice, Bohemia (Imperio de Austria), el 2 de noviembre de 1766, en el seno de una familia noble. Huérfano a temprana edad, fue educado por su abuelo y después de la muerte del viejo conde, en la Academia Theresianum en Viena. Esta Academia se disolvió durante su primer año de residencia, por lo que se enroló como cadete en el ejército austriaco en 1785. Al año siguiente llegó a ser oficial y en 1787 teniente primero en un regimiento de coraceros. Sirvió como jinete bajo las órdenes del conde Lacy en la guerra contra los turcos y en los Países Bajos Austriacos entre 1792 y 1795 contra los ejércitos revolucionarios franceses.
En 1795 luchó en el Rhin. Al año siguiente sirvió bajo las órdenes de Beaulieu contra Napoleón en Italia, pero tuvo aversión a la indecisa estrategia de contención que el conde Lacy había instituido y otros generales austriacos habían imitado. 
Su valor personal era visible; en la batalla de Fleurus dirigió una carga de caballería a través de las líneas francesas en la lucha por Charleroi, y en Valeggio sul Mincio, con unos pocos húsares, rescató a Beaulieu del enemigo. Promovido a mayor, tomó parte en la campaña de Wurmser, que terminó en la caída de Mantua. Como teniente coronel y luego como coronel demostró valor y habilidad en las batallas de Trebbia y Novi (1799). En la batalla de Marengo, como coronel bajo el mando de Michael von Melas, fue alcanzado por cinco balas pero sobrevivió a sus heridas.
Por estos hechos de armas y su gran valor personal, en 1801 se le concedió la Orden de Caballería de María Teresa en el grado de Caballero.
En marzo de 1805 recibió en Ulm la noticia de su ascenso a mayor general y su destino a Italia bajo el mando del Archiduque Carlos, y así tomó parte en la derrota de la campaña de Caldiero.
La paz le proporcionó un corto ocio que utilizó para estudiar y enseñar el arte de la guerra. En 1809, siendo teniente general, luchó en la batalla de Wagram, y en 1810 recibió el grado de Comendador de la Orden de María Teresa y el coronelato del 5.° de húsares de Radetzky. 
De 1809 a 1812, como jefe del Estado Mayor, cooperó a reorganizar el ejército y su sistema táctico, pero incapaz de llevar a cabo las reformas deseadas al tener la oposición de la Tesorería, renunció al puesto. En 1813 era jefe de personal de Schwarzemberg y tuvo considerable influencia en aconsejar a los soberanos y generales aliados. El general Langenau, del Gran Ejército, le consideraba un ayudante imprescindible, y tuvo una participación apreciable en la planificación de la campaña de Leipzig. Con su táctica ganó grandes elogios en las batallas de Brienne y Arcis sur Aube. Entró en París con los monarcas aliados en marzo de 1814 y volvió con ellos al Congreso de Viena, donde parece haber actuado como intermediario entre Metternich y el Zar Alejandro I de Rusia cuando ambos no estaban en términos de dialogar.
Durante los años de paz posteriores desapareció de la escena pública. Reasumió sus funciones como jefe de personal pero sus fervorosas ideas para reformar el ejército fracasaron a causa de la fatiga general por la guerra y el deseo de «dejar que las cosas funcionaran solas». Sus empeños de reforma le proporcionaron numerosos enemigos y, en 1829, después de haber sido durante veinte años teniente mariscal de campo, fue propuesto para pasar al retiro. El emperador, no dispuesto a ir tan lejos, lo ascendió a general de caballería y le nombró gobernador de la fortaleza de Olomouc. 
Artística placa en memoria del periodo (1829-1831) en que Radetzky fue gobernador de Olomouc (hoy República Checa)
Foto: Michal Mañas
Pero muy poco después la Restauración en Europa fue sacudida por nuevos conflictos y Radetzky volvió a ser llamado a filas. Tomó parte, bajo el mando de Johann Frimont, en la campaña contra los insurgentes de los Estados Pontificios y sucedió a dicho general en el mando del ejército austriaco en Italia en 1834.
En 1836 llegó a mariscal de campo. Tenía entonces 70 años, pero demostró todavía la actividad de la juventud en la instrucción y disciplina del ejército que comandaba. Pero aquí también se mostraba demasiado avanzado a su tiempo, y el gobierno no sólo desatendió sus sugerencias y advertencias, sino que denegó el dinero que habría permitido poner en pie el ejército. 
Así los acontecimientos de 1848 en Italia dieron al viejo mariscal de campo un lugar en la historia entre los grandes comandantes, pues el ejército se encontraba al principio, no solo desprevenido, sino también gravemente disminuido en la lucha contra las tropas de Carlos Alberto de Piamonte Cerdeña y los rebeldes milaneses. Volvió a la península itálica y desde allí, combatiendo a un adversario tras otro, fue capaz de ganar tiempo hasta la llegada de refuerzos, y así consiguió el triunfo final en la Batalla de Novara el 23 de marzo de 1849. 
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Radetzky triunfador en Novara
Su buen sentido de la disciplina y del deber al oficial superior, que había llegado a ser más intenso en los años largos de la paz, y después que mantener a su ejército leal en el medio de la confusión de 1848, no trató de jugar la parte de Wallenstein ni el papel de Wellington, en ser el consejero familiar de la nación. 
Condecorado con el Toisón de Oro, tras la Revolución de 1848 volvió a ser un simple comandante de uno de los ejércitos del Emperador. Murió en Milán(reino Lombardo-Véneto), todavía en activo aunque con una pobre salud, el 5 de enero de 1858.
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Tumba del Mariscal Radetzky  en Kleinwetzdorf
Foto: PLauppert
En la historia militar la fama de Radetzky descansa en sus logros, pero en la historia del ejército austriaco es el franco y amable Vater Radetzky ('padre Radetzky') que los soldados idolatraban. 
En el año que siguió a su muerte, estalló otra gran guerra italiana y su amado ejército se desintegró, derrotado en cada batalla.
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La Marcha Radetzky fue compuesta por Johann Strauss (padre) en 1848 en honor al mariscal de campo por las victorias militares con las que salvó el poder de Austria en el norte de Italia durante la Revolución de 1848-1849.
Junto al vals de Johann Strauss (hijo) El Danubio Azul, la Marcha Radetzky sigue siendo considerada como uno de los himnos no oficiales de Austria.
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Johann Strauss (padre) 
En la actualidad, la marcha está asociada a los partidos de la selección de fútbol de Austria y es costumbre interpretarla de forma previa al comienzo de cada encuentro.
Es costumbre, como bien saben, que la Marcha Radetzky sea la pieza de cierre del Concierto de Año Nuevo de Viena. Siempre esperamos que el público asistente al concierto marque con palmadas el ritmo de la marcha durante algunos de sus compases. También es costumbre que la personalidad encargada de dirigir el concierto se vuelva al público para «dirigirlo» mientras éste da las palmadas. 
Ha de señalarse que la versión de la marcha que se interpreta en este concierto no coincide con la versión original de Strauss sino con un arreglo de leopold Weinger para concierto, mucho más rico en su instrumentación.

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