SERVUS HISPANIARUM REGIS



miércoles, 31 de mayo de 2017

IIIº CONGRESO DE GENEALOGÍA, HERÁLDICA, NOBILIARIA Y CIENCIAS INSTRUMENTALES DE LA HISTORIA


Nuestro buen amigo, don Francisco Armijo Higueras, Presidente del Ateneo de Ilugo, en Santisteban del Puerto (Jaén); nos manda recado para informarnos de la próxima celebración, en ese prestigioso Ateneo, del IIIº Congreso de Genealogía, Heráldica, Nobiliaria y Ciencias Instrumentales de la Historia.
Sin duda, por la calidad de los conferenciantes, ponentes y comunicantes; y por el excelente trabajo que realiza el Ateneo de Ilugo, las actividades congresuales serán un gran éxito.
El interesante programa es el siguiente:





lunes, 29 de mayo de 2017

LAS REALES GUARDIAS VALONAS

Abanderado de la Guardia Walona
Dibujo: Uniformology 2003

La Guardia Valona o Walona (del  alemán walah: así llamaban los germanos neerlandófonos a sus vecinos romanizados) fue un Cuerpo de Infantería reclutado originalmente en los Países Bajos, fundamentalmente en la Valonia católica.
Siguiendo el modelo francés, los monarcas españoles pretendían disponer de una especie de élite dentro del ejército, un núcleo de primera clase y de especial fidelidad a la persona del Rey. Para ello, el rey Felipe V creó el Regimiento de Guardias Valonas en 1703 y el Regimiento de Guardias Españolas en 1704, no para misiones de escolta, sino como unidades de combate, similares al resto de regimientos de Infantería de Línea, pero con más efectivos, pues contaron en su inicio con seis batallones de guardias cada uno.
Su bautismo de fuego se produjo en 1704 con operaciones en Portugal, aliado de los austracistas.
De este modo, la Guardia Valona se convirtió en punta de lanza de las unidades de combate y modelo para el ejército en la Guerra de Sucesión Española que se libra contra los austriacos, ingleses, portugueses y holandeses, partidarios del archiduque Carlos de Austria, donde su actuación será  en muchos casos decisiva y determinante en batallas como las de Almansa (1707), Almenara, Zaragoza y Villaviciosa (1710); y sitios como el de Gibraltar, Lérida, Tortosa o Barcelona, con la misión añadida de llevar a cabo la guardia exterior en Palacio.
Las Guardias Valonas estaban compuestas inicialmente por soldados  Flamencos o valones procedentes de los Países Bajos, aunque como consecuencia del desgaste y las numerosas bajas que van a ir sufriendo, pronto se comienza a admitir entre la tropa a soldados de diversas nacionalidades. Se reclutaban entre los hombres más aguerridos y de mayor estatura para ser empleados en misiones de especial riesgo, como encabezar un asalto o cubrir una retirada. Realizaban también labores de seguridad ciudadana.
Bandera Coronela de las Guardias Valonas
Cada regimiento estaba compuesto por dos batallones de trece compañías, incluyendo una de granaderos, formadas por hombres seleccionados de las compañías de fusileros, llegando a contar con  2800 hombres cada uno. El Regimiento de Guardias Valonas no estaba reunido en guarnición; uno de los batallones del de Guardias Valonas permanecía al servicio del Rey; otro batallón se encontraba alojado en Leganés y los cuatro restantes se hallaban distribuidos en diferentes guarniciones de Cataluña.
En las guerras europeas que Felipe V  sostuvo contra los austriacos por recuperar sus dominios italianos, los Valones combatieron con brillantez en la batallas de Melazzo (1718), Francavilla (1719) y Bitonto (1734), batalla ésta última de la que hablábamos en nuestra entrada anterior y también durante la Guerra de Sucesión de Austria.
El regimiento de Guardias Españolas pasará  a ser considerado como el primero de  la Infantería,  recibiendo el pendón de Castilla para su compañía Coronela,  el regimiento de Valonas  quedará  como segundo del arma y así se recogerá  en la Ordenanza de S.M.,  publicada en 1704, que  pretende establecer un “reglamento único para evitar el desorden y hacer uniforme el ejercicio militar”. Regimientos  que han de servir para la guardia de la Real Persona,  así como unidad de combate en las campañas militares que se determine, fijando la posición que han de ocupar, Españolas a la derecha, Walonas a la izquierda.
Resultado de imagen de regimiento guardias valonas
Sus jefes y oficiales eran nobles de la más alta alcurnia. Entre ellos figuró D. Juan Buenaventura Therry de Mont, conde de Gages, cuya fama militar fue tal, que su retirada en 1744 sería recordada por el rey prusiano Federico II, que lamentaba no haber servido a las órdenes de este oficial.
Tras el fallecimiento de Felipe V en el año 1746, con la posterior  modificación de las Ordenanzas en el año 1750,  se pretenden solventar los problemas habidos  entre Guardias Españolas y Valonas, motivados por la rivalidad endémica existente entre ellos, celosos  siempre unos de los otros,  se detalla cómo se ha de constituir  la guardia exterior  en los Palacios del Retiro, de Aranjuez y de El  Escorial, fijando  el número de centinelas que lo  componen,  así como las órdenes particulares para cada uno de los puestos, se recogen todas las obligaciones, privilegios o prerrogativas concedidas y como han de ser cumplidas, expresando claramente lo que pueden o no hacer y las consecuencias de sus faltas o delitos, castigándose la traición, la deserción, la negligencia en el servicio, el amancebamiento, la embriaguez  u otros vicios,  con penas de presidio o incluso de muerte. Para efectuar la guardia en el Palacio de Oriente,  entraban dos compañías, una de cada regimiento, que una vez traspasado el Arco,  llevaban a cabo el relevo en la Plaza de la Armería.
Del mismo modo se expresa como se ha de hacer la recluta para escoger sargentos, cabos y soldados, teniendo en  cuenta el nacimiento, la familia, las costumbres y el oficio al que se dedican. Los soldados han de ser corpulentos, de altura mínima de cinco pies y cuatro pulgadas (1,73 cm), mayores de dieciocho años y menores de cincuenta. Se  regula el sistema de ascensos,  prevaleciendo siempre la pertenencia a la unidad y se fija el tiempo de servicio  en seis años en paz y de cinco en guerra.
El vestuario de ambos regimientos será idéntico al de las Guardias Francesas,  compuesto por casaca azul con divisa encarnada de plata, calzón azul, alamares de estambre blanco o de plata para los oficiales, media blanca, con pluma  y cucarda encarnada  para las Guardias Españolas y pluma blanca con cucarda negra para la Walonas, reponiéndolo cada dos años y suministrando tres pares de zapatos al año. Los oficiales tendrán  dos modalidades;  “El gran uniforme” y “el pequeño uniforme”, reservándose el primero para los actos de gala y el segundo para campaña.
Guardia Valona.jpg
Guardias valones en una ilustración del Álbum del conde de Clonard
Su armamento será el mismo fusil que la infantería de línea, aunque con la llave mejorada, bayoneta de cubo y espada, hasta que esta última se suprime quedando su uso exclusivamente  para cabos,  sargentos y  oficiales.
Cuando el Rey desplazaba la Corte a alguno de los Reales Sitios, era acompañado tanto por la Guardias de Corps, como por las Guardias Españolas y Valonas,  tropas a las que era necesario alojar,  para ello se fueron construyendo cuarteles en las inmediaciones de estas localidades. En Madrid se construyó el primero de ellos  en 1719 para las guardias de Infantería Españolas ubicado en la calle de San Mateo, desaparecido hoy.  El “Cuartel del Soldado” para las guardias Valonas, los de San Lorenzo de El Escorial, la Granja de San Ildefonso y Aranjuez,  se construyeron  a partir del segundo tercio del siglo XVIII junto con el de El Pardo, conocido como “Cuartel de Boyerizas”, no obstante los dos más importantes serán el de Vicálvaro y el de Leganés, construidos el primero  para la Guardia Española y el segundo para la Valona, este último proyecto de Sabatini y sede en la actualidad de la Universidad Carlos III, construido entre 1775 y 1783, concebido como un edificio de planta cuadrada y en el interior una gran plaza de armas, pudiendo alojar hasta 3.000 soldados.
Cuartel de Guardias Valonas en Leganés, hoy parte de la Universidad Carlos III
En 1766 participaron en la contención del célebre Motín de Esquilache, decidiendo temporalmente Carlos III su salida de Madrid para calmar los ánimos.
Hasta 1794, en que los Países Bajos Austriacos (antiguamente Países Bajos Españoles) pasaron a poder de Francia, hubo en Lieja un centro de reclutamiento que podía alistar unos 400 o 500 hombres al año para los cuerpos valones. Los regimientos de infantería valona, llamados: BrabanteFlandes y Bruselas, fueron disueltos y refundidos en otros regimientos en los años 1791 y 1792, y desde entonces quedó únicamente el Real Cuerpo de Guardias Valonas en calidad de cuerpo de preferencia, semejante en sus prerrogativas y ventajas al de Guardias españolas.
Granadero de la Guardia Valona hacia 1760
En 1808 la recluta era prácticamente de procedencia española, ya que la procedente de nuestros antiguos dominios en Flandes había disminuído notablemente. En ese año, al igual que el regimiento hermano de Guardias Españolas, estaba organizado en tres batallones de seis compañías cada una, con una fuerza de 98 jefes y oficiales y 2.583 de tropa.
En 1808 su coronel jefe era el Capitán General Príncipe de Castel Franco. El 1º batallón estaba de guarnición en Leganés y fue hecho prisionero por los franceses con ocasión de los hechos del Dos de Mayo. El 2º batallón estaba en Barcelona y el 3º estaba en Portugal. Ambos batallones pasaron a formar parte del Ejército de Andalucía.
Los valones fueron integrados en las Guardias Españolas al quedar extinguida su unidad en 1820.
La Guardia Valona gozó en España de muy justo renombre, conquistado por sus valerosos hechos en los campos de batalla. Hoy en día algunos de sus descendientes se agrupan en el Cuerpo Colegiado de Descendientes de las Reales Guardias Walonas presidido por el conde de Gra, barón de Meer, y del que es secretario general el conde de Ardabani, barón de Perwez, ambos descendientes de oficiales de aquellas Guardias.

viernes, 26 de mayo de 2017

LA BATALLA DE BITONTO (1734): CARLOS DE BORBÓN FARNESIO, REY DE NÁPOLES Y SICILIA


"Va dunque e vinci; la piú bella corona d´Italia ti attende"
(Palabras de la Reina de España, Isabel de Farnesio, a su hijo Carlos)

Tras el fracaso para restablecer el dominio español en Nápoles durante la Guerra de la Cuádruple Alianza, en 1733, el estallido de la Guerra de Sucesión de Polonia ofreció al rey Felipe V la oportunidad de saldar viejas cuentas con sus enemigos europeos.
A comienzos de 1734 terminó de reunirse en Toscana un ejército de 40.000 hombres al mando de José Carrillo de Albornoz, Conde de Montemar, que cruzó los Estados Pontificios e invadió Nápoles. El 10 de mayo, el Infante Don Carlos, que ya había sido duque de Parma y Piacenza, fue coronado Rey de Nápoles después del victorioso avance del ejército español, ante el cual el virrey austriaco, Giulio Borromeo Visconti, conde de la Pieve di Brebbia, decidió retirar el grueso de sus fuerzas hacia Apulia. Los días siguientes el conde de Montemar se dedicó a ocupar los castillos vecinos a Nápoles, tras lo cual marchó a enfrentarse al virrey imperial.
Dejando Nápoles bien guarnecida, y las plazas de Gaeta y Capua sometidas a asedio, Montemar marchó sobre Bari, enviando a la Armada para evitar la retirada por mar de los austriacos. La noticia de que un refuerzo austriaco de 6.000 croatas esperaba al otro lado del Adrático precipitó el combate.
El Conde de Montemar
El 24 de mayo de 1734 ambos ejércitos se encontraron en lugar elegido por los austriacos a 15 km de Bitonto, ventajoso y bien defendible. Los austriacos, al mando del general Belmonte, ocupaban una posición fuerte, apoyada a la derecha en el monasterio de San Francisco de Paula y a la izquierda en otro convento. Una trinchera unía ambos puntos. Sus fuerzas eran de 6.500 soldados de infantería, 1.500 de caballería, 400 húsares del regimiento de Kiacker y el resto eran 24 escuadrones de coraceros.
Las primeras escaramuzas fueron interrumpidas por una violenta tormenta. Al día siguiente, el conde de Montemar desplegó 12 batallones de infantería (3 de Guardias Españolas, 3 de Guardias Valonas, 2 de Lombardía, 2 de la Corona y 2 de suizos de Besber), 22 compañías de granaderos (pertenecientes a los regimientos de Guadalajara, África, Sevilla, Navarra, Soria, Nápoles, Real de Borbón, Castilla, Amberes, Namur, Guardias, Zamora y Borgoña), 24 escuadrones de caballería (procedentes de los regimientos Borbón, Extremadura, Milán, Malta, Flandes y Andalucía, los Dragones de Pavía y Francia), más la brigada de Carabineros Reales, la Compañía de Granaderos Reales y las compañías de granaderos a caballo de Tarragona y Batavia.
En un primer momento, Montemar intentó enfrentarse a la caballería enemiga, creyendo erróneamente que no se había unido a la infantería. Desechada tal opción, se dirigió al campo de batalla, donde aguardaban bien atrincherados los austriacos. Tras observar la formación enemiga, ordenó pasar a la izquierda a la mayor parte de su caballería, considerando que en ese flanco era el terreno más apto para superar las defensas del enemigo. Quedó el ejército español dispuesto del modo que sigue:
  • Flanco izquierdo: en primera línea, los Carabineros Reales; detrás, los regimientos de Caballería de Extremadura, Malta y Andalucía.
  • Centro: en primera línea, los 12 batallones de Infantería; detrás, los regimientos de Caballería de Borbón, Milán y Flandes.
  • Flanco derecho: los Granaderos Reales, los regimientos de Dragones de Pavía y Francia, y 4 compañías de granaderos a caballo, extraídos de otros tantos regimientos de Dragones.
La tradición piadosa habla de una aparición de la Inmaculada Concepción al marqués de Montemar confortándole antes de la batalla
El primer embate de las tropas de Montemar fue el avance del Regimiento de Guardias Españolas, que se lanzaron irresistiblemente, como en una parada, por la derecha del centro español. Les siguió por la izquierda la columna de Guardias Valonas al mando del conde de Maceda, y ante su potente descarga los austriacos comenzaron a ceder.
Los imperiales lanzaron una carga de caballería, que fue destrozada por el Regimiento de la Corona, llegando incluso a capturar un estandarte enemigo, trofeo poco frecuente en un cuerpo de Infantería. Aprovechando el desconcierto enemigo, Montemar despachó a los Carabineros Reales contra los escuadrones de coraceros y húsares, dispersándoles. Al mismo tiempo, los regimientos de Dragones de Pavía y Francia cargaron sobre el convento de la izquierda de la línea austriaca.
Ante este doble ataque, los imperiales sufrieron pánico, y parte de las tropas abandonaron la línea, corriendo a refugiarse en ambos conventos en que apoyaban su despliegue, y en la localidad de Bitonto, situada detrás del despliegue imperial, adonde llegó el general austriaco Rodosqui con numerosas tropas.
Los Carabineros Reales y los regimientos de Caballería de Malta, Andalucía y Extremadura se lanzaron en persecución de los austriacos en fuga. El grueso de su caballería, mandada por el marqués de San Vicente, logró refugiarse en Bari.
La victoria española fue total. Tras nueve horas de combate, los austriacos tuvieron un millar de muertos, otros tantos heridos y más de 2.000 prisioneros. Al día siguiente, 26 de mayo, Bitonto se rindió y Montemar marchó sobre Bari, donde Belmonte trataba de organizar la defensa. Sin embargo, la población local obligó a los austriacos a rendirse. Los españoles capturaron al resto del ejército: 23 cañones, 15 banderas y los 24 estandartes de los regimientos de coraceros de Belmonte y Kakorsawa. Entre los trofeos obtenidos por el conde de Montemar se encontraban los pares de timbales que habían sido ganados en Hungría y Serbia durante la Guerra de Belgrado contra los otomanos. De todo el ejército austriaco, solo lograron escapar 200 húsares. La derrota fue de tal magnitud que el Príncipe de Belmonte tuvo que solicitar al Conde de Montemar que pusiera en libertad bajo palabra a uno de sus oficiales para que llevase a Viena la noticia de su derrota.
Al ser destruido su ejército en Nápoles, el virrey Visconti huyó a los Estados Pontificios, y todo el Reino de Nápoles, a excepción de las plazas de Gaeta y capua, que se rendirían en agosto y noviembre, quedaron en manos españolas. El rey Carlos nombró a Montemar Duque de Bitonto y erigió un obelisco en el campo de batalla para conmemorar la victoria.
El Obelisco de la victoria de Bitonto
Foto: Taratabi
Como consecuencia de la batalla, el reino de Nápoles quedó definitivamente en manos españolas, y el Tratado de Viena de 1738 confirmó el retorno de las Dos Sicilias a la dinastía borbónica.
Carlos de Borbón Farnesio era ya S.M. el Rey Carlos VII de Nápoles; no sería el último trono que aguardaría a su persona.

martes, 23 de mayo de 2017

UNA MEDALLA BIOGRÁFICA DE FELIPE III DE FRANCIA

Arms of the Kingdom of France (Ancien).svg
Armas reales empleadas por Felipe III, el Atrevido
Diseño: Sodacan

Felipe III de Francia, llamado el Atrevido, (Philippe le Hardi), nació en la ciudad de Poissy el 30 de abril de 1245. Fue el cuarto vástago y el segundo hijo varón de San Luis IX y de Margarita de Provenza, y miembro por tanto de la dinastía de los Capetos. Previamente a su ascensión al trono, ostentó el título de conde de Orleàns. 
El 28 de mayo de 1262 contrajo matrimonio con Isabel de Aragón (1247-1271), hija de Jaime I el Conquistador. De este matrimonio nacieron cuatro hijos:
  • Luis de Francia (1264-1276)
  • Felipe de Francia (futuro Felipe IV de Francia) (1268-1314), Rey de Navarra y de Francia
  • Roberto de Francia (1269-1276)
  • Carlos de Francia (1270-1325), Conde de Valois.
Acompañó a su padre San Luis IX en la VIIIª Cruzada contra Túnez en 1270, en la que murió el monarca. Con 25 años sucedió a su padre como rey de Francia. Inmediatamente dejó en manos de su tío Alfonso de Poitiers, conde de Toulose, las negociaciones para terminar la Cruzada. 
Fue coronado en Reims el 12 de agosto de 1271. Pocos días después fallecía su tío Alfonso de quien heredó: Poitiers, Toulouse y parte de Auvernia.
Miniature Philippe III Courronement.jpg
Coronación de Felipe III
Intervino directamente en la guerra de sucesión de Navarra, dando asilo a la reina viuda, Blanca de Artois, prima suya, y a la pequeña reina Juana I de Navarra, con quien más tarde casó a su hijo Felipe, futuro Felipe IV de Francia, que por ese matrimonio se convirtió primeramente en Felipe I de Navarra.
Fue gobernante piadoso como su padre, pero no un político con grandes habilidades, y su apodo se debió más a su actitud en el arte de la guerra, estando siempre influido por importantes miembros de su familia, como sus tíos el Conde de Toulouse y el Rey de Sicilia.
Moneda de un gros tornés del reinado de Felipe III
Foto: Classical and Numismatic Group
En 1271 su esposa, la reina Isabel, falleció víctima de una caída de caballo en la ciudad de Cosenza, al regreso de las Cruzadas. En 1274, Felipe III contrajo matrimonio nuevamente con María de Brabante. De este matrimonio nacieron otros tres hijos:
  • Margarita de Francia (1275-1317), Reina de Inglaterra.
  • Luis de Francia (1276-1319) Conde de Évreux.
  • Blanca de Francia (1278-1305).
Matrimonio de Felipe III con María de Brabante
En 1283, apoyó a su tío Carlos I de Sicilia en la guerra que sostenía contra Pedro III de Aragón, antiguo cuñado de Felipe, invadiendo tierras catalanas en la Cruzada contra el Reino de Aragón. Su apoyo, además, se debía a que, excomulgado Pedro III, el Papa otorgó la Corona de Aragón a su hijo Carlos de Valois, por ser nieto del rey Jaime I de Aragón.
Llegó a sitiar la ciudad de Gerona el 26 de junio de 1285. No obstante, debido a la enérgica resistencia de Pedro III y, especialmente, a la derrota naval francesa en la Batalla de Formigues ante la flota aragonesa al mando de Roger de Lauria, el sitio de Gerona fue levantado el 7 de septiembre. El ejército francés, diezmado y afectado por una epidemia de disentería, fue derrotado completamente por las mesnadas de la Corona de Aragón en la Batalla del collado de las Panizas. Felipe III falleció  a causa de la epidemia en la retirada, el 5 de octubre de 1285, en la ciudad de Perpiñán (Rosellón), condado que estaba integrado entonces en el Reino de Mallorca. Fue sucedido por su hijo Felipe IV, el Hermoso.
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A mediados del siglo XIX, al calor de los movimientos de recuperación del pasado histórico medieval que se desarrollaron a partir del movimiento romántico, se realizaron acuñaciones conmemorativas de gran interés didáctico. Entre ellas destacan las denominadas "biográficas", pues presentan un documentado reverso que incluye los hechos y fechas más relevantes de la vida del homenajeado.
Hoy les presentamos la dedicada a Felipe III, acuñada en 1857, durante el Segundo Imperio Francés de Napoleón III.
Se trata de una pieza circular, de bronce dorado, en cuyo anverso se muestra una efigie de Felipe III coronado, de estética gótica, con un conseguido relieve. Le rodea la inscripción en francés: "PHILIPPE III DIT LE HARDI ROI DE FRA.(ance).(Felipe III, llamado el Atrevido, Rey de Francia)
Anverso de la medalla
Foto: Steph17monnaie
El reverso, con la vocación conmemorativa y didáctica previamente comentada, carece de elementos iconográficos y toda la superficie se dedica a inscripciones. Son las siguientes:
En primer lugar las superiores, que expresan el nombre del rey, su ordinal entre los monarcas franceses, su condición de primogénito de Luis IX y sus fechas de nacimiento y muerte: "PHILIPPE III DIT LE HARDI". "45º ROI". "FILS AINE DE LOUIS IX". "NÉ 1245". "MORT 1270".
A continuación, y de forma cronológica, se abordan los hechos más sobresalientes de su reinado:
"TREVE AVEC TUNIS 1270" (Tregua con Túnez 1270).
"RÉUNION DU COMTÉ DE TOULOUSE A LA COURONNE 1271" (Incorporación del Condado de Toulouse a la Corona 1271).
"LETTRE D ´ANNOBLISEMENT 1272" (Carta de Ennoblecimiento 1271)
"REVOLTE ET CHATIMENT DE BOGER BERNARD 1272" (Revuelta y castigo de Boger Bernard 1272).
"REMISE DU COMTAT VENAISSIN AU PAPE 1274" (Entrega del Condado Venesino al Papa 1274).
"PAIX AVEC L´ANGLATERRE 1279" (Paz con Inglaterra 1279).
"GUERRA AVEC PIERRE III ROI D ÁRAGON 1283" (Guerra con Pedro III de Aragón 1283)
"MORT 1285" (Muerte 1285).

Reverso de la medalla
Foto: Steph17monnaie

domingo, 21 de mayo de 2017

EL MONASTERIO DE SANTA CATALINA EN EL MONTE SINAÍ

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Vista general del Monasterio
Foto: Berthold Werner
El Monasterio de la Transfiguración o Monasterio de Santa Catalina es uno de esos lugares muy especiales de fe y oración que han llegado a nuestros días desde los tiempos más remotos del cristianismo. Está situado en la boca de un cañón de difícil acceso a pies del Monte Sinaí en Egipto. Se construyó donde la tradición supone que Moisés vio la «zarza que ardía sin consumirse». 
Se trata de uno de los monasterios más antiguos que continúan habitados. También se le conoce con el nombre de Monasterio de la Zarza Ardiente. Pertenece a la Iglesia ortodoxa autónoma de Monte Sinaí, dependiente de la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén. 
La madre del emperador Constantino I, el Grande, Santa Elena, mandó construir una capilla en el lugar donde según la tradición Moisés habló con Dios en el episodio bíblico de la «zarza ardiente». Posteriormente, el emperador Justiniano I mandó construir un monasterio en aquel lugar, junto a la capilla mencionada. El monasterio se levantó entre los años 527 y 565. Se  que la zarza que se conserva en sus dependencias es la original, convirtiendo al monasterio en un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. 
Aunque su verdadero nombre es Monasterio de la Transfiguración, es más conocido como Monasterio de Santa Catalina, recibiendo este nombre de Santa Catalina de Alejandría, la mártir cristiana que fue sentenciada a morir en la rueda de tortura. La tradición transmitió que la rueda se rompió y que finalmente fue decapitada. Su cuerpo sería trasladado por los ángeles al Monte Sinaí y los monjes del monasterio encontraron sus restos sobre el año 800, en una gruta de la montaña, momento a partir del cual el monasterio custodió sus reliquias y se convirtió en un importante centro de peregrinación.
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Interior del recinto monacal a la sombra del Sinaí
Foto: Berthold Werner
Según un documento en posesión del monasterio, y supuestamente de puño y letra del mismo Mahoma, el mismo profeta dio su protección al monasterio tras haberle concedido refugio de sus enemigos. Gracias a este documento y a que se construyó una mezquita fatimí en el interior de sus muros, el monasterio sobrevivió a la dominación musulmana de la región. La mezquita está cerrada y nunca ha sido usada ya que, por error, no está orientada hacia La Meca.
Los anacoretas del Sinaí fueron eliminados durante el siglo VII y sólo el monasterio perduró gracias en parte a las fortificaciones que lo protegían. Éste aún conserva los muros que servían de defensa. El acceso al interior del recinto se efectuaba hasta el siglo XX mediante una puerta elevada en el muro exterior. Las Cruzadas aumentaron el interés de los peregrinos hacia el monasterio, que se convirtió en centro de peregrinaje entre los años 1099 y 1270.
En el complejo se encuentran obras de arte únicas, entre las que se encuentran mosaicos, iconos rusos y griegos, pinturas encaústicas, ornamentos religiosos, cálices y relicarios. Entre los iconos que guarda el monasterio se encuentran algunos de los más antiguos del mundo, datados en los siglos V y VI. Cabe destacar el Pantocrátor del Sinaí, del siglo VI, el libro de la escalera del divino ascenso, un icono del siglo XII del libro de San Juan Clímaco , o el icono más antiguo sobre un tema del Antiguo Testamento. Se ha ideado un proyecto para catalogar las obras de la biblioteca del monasterio.
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El Pantocrátor del Sinaí. Siglo VI.
Santa Catalina del Monte Sinaí tiene gran importancia debido a su antigua y valiosa biblioteca que guarda la segunda colección más extensa de códices y manuscritos del mundo, sólo superada en número de ejemplares por la Biblioteca Vaticana. En ella se pueden encontrar unos 3.500 volúmenes escritos en griego, copto, árabe, armenio, hebreo, georgiano, siriaco y otras lenguas.
Texto en siriaco procedente de la Bibloteca del Monasterio
El monasterio data de los tiempos de Justiniano. Esteban de Aila, el arquitecto del monasterio, construyó una basílica de tres naves, de basalto, con el techo de madera y capiteles labrados en un estilo derivado del corintio. La basílica tiene cinco naves laterales y unas torres en el extremo occidental. La «zarza ardiente» se encuentra situada en el extremo oriental.
El monasterio ha experimentado pocos cambios desde su construcción. La misma puerta de madera cierra el portal occidental y el techo descansa sobre vigas con grabados en honor del emperador Justiniano y su esposa Teodora, todo ello del siglo VI. Las inscripciones habían sido observadas y comentadas por los distintos viajeros que por allí habían pasado hasta el siglo XVIII. Sin embargo, en 1958 se realizó una expedición que estudió detenidamente las escrituras de las vigas, descubriendo su contenido; en ellas decía, «nuestro emperador más pío», refiriéndose a Justiniano, y «su difunta emperatriz», refiriéndose a Teodora. El monasterio debió terminarse entre la muerte de la emperatriz y la del emperador, es decir, entre 548 y 565.
También se pueden encontrar los restos de la mezquita de los siglo X y XI. Los estudios arqueológicos realizados han encontrado cruces cristianas en su interior. En el monasterio también se encuentra la Capilla de San Trifón, que es usada de osario para los hermanos difuntos.
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Los monjes ortodoxos custodian desde hace siglos el Monasterio
El monasterio, junto a algunas dependencias del exterior, como el cercano monasterio de Raithu, constituye la Iglesia ortodoxa del Monte Sinaí. Esta iglesia es autónoma y está encabezada por un arzobispo, que es el mismo abad del monasterio. Este arzobispo es tradicionalmente consagrado por el Patriarca Ortodoxo de Jerusalén.
El Monasterio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2002.
La Fundación Santa Catalina,organización sin ánimo de lucro, preserva este lugar tan importante de la cristiandad. La conservación de las estructuras arquitectónicas, las pinturas y los libros; se realiza con el apoyo de esta organización. La Fundación tiene también la importante tarea de promover el conocimiento del monasterio con diferentes publicaciones.

miércoles, 17 de mayo de 2017

LA BATALLA DE TUYUTÍ EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA DEL PARAGUAY


Hoy, 17 de mayo, a las 18´30 (hora portuguesa), y en la sede de la Associçao dos Pupilos do Exército (Rua Major Neutel de Abreu nº 20- S/L. Esp. 1500-411) en Lisboa, tendrá lugar una conferencia sobre la que ha sido la más grande y sangrienta batalla librada en suelo de América del Sur: la Batalla de Tuyutí.
Se trató de un terrible enfrentamiento armado entre las fuerzas paraguayas y las aliadas (Brasil, Argentina y Uruguay) en el marco de la Guerra de la Triple Alianza. Tuvo lugar el 24 de mayo de 1866, como consecuencia del ataque del ejército paraguayo al campamento aliado establecido en una zona seca rodeada de pantanos conocida como Tuyutí, dentro del territorio paraguayo. Con esta ofensiva, el presidente paraguayo, Francisco Solano López, pretendía inclinar la guerra a su favor, y para tal fin convocó la mayor cantidad de soldados para asestar un golpe decisivo a la mayor parte del ejército aliado establecido en Tuyutí, con el objetivo final de negociar la paz con los aliados y su retirada del territorio del Paraguay.
Los oficiales paraguayos parecían, al contrario, escépticos en la posibilidad de atacar y vencer a un enemigo más numeroso en un terreno adecuado para la defensa, una vez que los aliados acamparon en los pantanos alrededor del campo de Tuyutí. Sin embargo, Solano López no consideró las objeciones y siguió con sus planes.
Estos consistían en el ataque coordinado de tres poderosas columnas por la derecha, centro e izquierda. Mientras una cuarta columna al mando del general Vicente Barrios, por el extremo derecho, debía cruzar el monte del Sauce y aparecer sorpresivamente en el Potrero Piris a la retaguardia enemiga. La unidad de Barrios debía unirse a las fuerzas del general Francisco Isidoro Resquín, que atacarían en flanco izquierdo y encerrar al enemigo.
Plano del campo de batalla
Tras salir del monte del Sauce en el Potrero Piris, la columna del general Vicente Barrios debía avisar al coronel José Eduvigis Díaz, que mandaba la columna que marcharía sobre el flanco derecho de los aliados, y este debía disparar un cohete. Al oír el cohete, la artillería mandada por el coronel José María Bruguez debía disparar un cañonazo a cuyo estampido comenzaría el ataque general.
Además el ataque debía llevarse al clarear el alba con el fin de tomar por sorpresa a las tropas aliadas. De tener éxito, el gobierno paraguayo estaría en una posición inmejorable ya que la mayor parte de las fuerzas enemigas quedarían destruidas.
La tropa de Díaz se vio favorecida por el terreno y fue la primera en atacar. Derrotó a dos batallones uruguayos delante de Bellaco Norte, pero luego fue rechazada por tres batallones brasileños que usaron 26 piezas de artillería desde una sólida posición defensiva. Los paraguayos retrocedieron al bosque hasta que finalmente fueron obligados a abandonarlo ante un contraataque aliado.
Fotografía de época que muestra a soldados uruguayos en sus trincheras
La unidad del comandante Marcos, que debía atacar por el centro, debía flanquear el estero por el paso Gómez, pero se vio retrasada en su avance y fue rechazada en tres ataques con graves pérdidas. La poderosa caballería de Marcos cargó contra las líneas brasileñas, pero el general francés Emílio Luís Mallet, comandante de las tropas brasileñas en el centro había ordenado cavar un foso delante de sus posiciones, por lo que los paraguayos nunca pudieron acercarse a menos de 50 metros. Ésto unido al fuego de la artillería imperial, diezmó a los jinetes paraguayos.
En el caso del general Resquín, sus dos batallones de infantería cruzaron el estero por el paso Yatayty Corá y Lequizamón, y su caballería de ocho regimientos por paso Minas. La caballería derrotó a los pocos escuadrones argentinos que allí se encontraban, pero en su temerario ataque contra la infantería argentina formada en cuadros, resultó prácticamente aniquilada y no pudo envolver el flanco. Los batallones de Resquín avanzaron con gran lentitud debido a las dificultades del terreno, lo que dio tiempo a los argentinos para tomar adecuadas contramedidas y rechazarlos a través del estero.
Caballería paraguaya durante una carga
El general Barrios y sus hombres por sus parte, debido a las dificultades del terreno, se vieron muy retrasados, llegando a Potrero Piris casi al medio día. En esos momentos las tropas brasileñas ya estaban preparadas por lo que se perdió la sorpresa. Sin embargo, el general dio la señal y sus soldados atacaron a las unidades de brasileños y uruguayos. La actuación del general brasileño Manuel Luis Osorio fue decisiva, ordenando a las reservas ir a apoyar a las tropas más comprometidas.
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El general don Manuel Luis Osorio, héroe de la Guerra de la Triple Alianza. Por su comportamiento decisivo en la batalla de Tuyutí fue creado Barón de Herval por S.M.I. dom Pedro II.
Aunque inicialmente pareció que se convertiría en una completa derrota aliada, la batalla terminó en un sangriento desastre paraguayo. A las 16:30, tras cinco horas de lucha, el combate cesó y las unidades paraguayas se retiraron. 
La batalla de Tuyutí fue una de las más sangrientas de la historia de América del Sur, entre 13.000 y 15.000 combatientes murieron ese día. Según la historiografía paraguaya su ejército sufrió cerca de 5.000 muertos y 8.000 heridos, mientras que murieron 7.000 hombres del ejército aliado y 4.000 más fueron heridos. Pero las fuentes aliadas dan cuenta, entre muertos y heridos, de 3.000 brasileños (entre ellos el general Antônio de Sampaio, comandante de la 3ª División de Infantería), 800 argentinos y 300 uruguayos; frente a 13.000 bajas paraguayas.
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Representación de la gran batalla de Tuyutí
El presidente argentino, Bartolomé Mitre, al tener tal número de pérdidas y desconociendo realmente la situación de los paraguayos, se negó a avanzar a Paso Pucú, sin saber que López era totalmente incapaz en esos momentos de contener cualquier ataque. Mitre no sacó mayor provecho de su victoria y se quedó en Tuyutí esperando lo que hiciera su enemigo. Lo que da la verdadera importancia de la batalla es que por la mala coordinación y poca planificación, un ataque que debió darles una victoria decisiva, costó a los paraguayos la destrucción de sus mejores unidades regulares, la mayoría de los jinetes muertos eran miembros de la élite de Asunción.
Al final de la batalla los aliados aún poseían una fuerza de combate, al contrario de López que, de allí en adelante, nunca más consiguió reunir una fuerza de aquella magnitud para combatir. Desde entonces, sin condiciones humanas para batir en campo abierto, a Solano López solo le restaba resistir atrincherado en las fortificaciones (Fortaleza de Curupaytí, Fortaleza de Humaita), con la esperanza de poder desgastar a las fuerzas enemigas. Con esta victoria, las tropas aliadas se establecieron firmemente en territorio enemigo.

martes, 16 de mayo de 2017

MESA REDONDA EN MADRID: "100 AÑOS DE LA LEGIÓN ESPAÑOLA"


Hoy, 16 de mayo, va a tener lugar en el Salón de Actos de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación del CEU San Pablo de Madrid, una mesa redonda bajo el título: "100 años de la Legión Española".
Intervendrán los excelentísimos señores: Don Juan Salafranca, coronel de Infantería; Don José Armada, general de Infantería: Don Carlos Blond, general de Infantería y Don Luis Togores, Instituto CEU de Estudios Históricos.
En el transcurso del acto se procederá a la audición de la marcha militar: "Coronel Millán Astray"



La cita es a las 20 horas en el Salón de Actos de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación del CEU San Pablo. Paseo Juan XXIII, nº 6. Madrid.


domingo, 14 de mayo de 2017

EL SANTUARIO DE FÁTIMA

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Vista general de la Basílica y la Columnata
Foto: Therese C.

El Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, está situado en Cova de Iría, feligresía de Fátima (Portugal), a 11 kms de Ourém y a 120 kms de Lisboa. Es uno de los más importantes santuarios marianos del mundo.
En 1917, Lucía de Jesús dos Santos, S. Francisco Marto y Sta. Jacinta Marto (conocidos como "los tres pastorcitos de Fátima"), presenciaron varias apariciones de la Bienaventurada Virgen María en el lugar de la Cova de Iría. En una de esas apariciones se les dijo que construyeran una capilla en aquel lugar, que actualmente es la parte central del Santuario donde está guardada una preciosa imagen de Nuestra Señora. Con el paso del tiempo el Santuario se extendió, hasta hoy en día, en que existen ya dos basílicas, aumentado así la capacidad del acogimiento de los peregrinos en el recinto abierto.
S.S. el Papa Francisco ante la imagen de la Virgen de Fátima
Foto. Antena3
El Santuario de Fátima está compuesto principalmente por la Capilla de las Apariciones, el Recinto de Oración, la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, la Casa de Retiros de Nuestra Señora del Carmen y la Rectoría, la Casa de Retiros de Nuestra Señora de los Dolores y el Albergue del Peregrino, la Plaza Pío XII, el Centro Pastoral Pablo VI y la nueva Iglesia/Basilica de la Santísima Trinidad.
La Azinheira Grande era la encina más grande de la Cova da Iria en 1917 y, por eso, también es parte de la historia de las apariciones. Junto a ella, esperaban los pastorcitos a que apareciera la Virgen María.
La Cruz Alta tiene 27 m de altura.
Un módulo de hormigón del Muro de Berlín recuerda la intervención de Dios, prometida en Fátima, en la caída del Comunismo.
El Presépio es una escena del nacimiento de Jesús, cuyo autor es el escultor José Aurélio y está situado junto al Rectorado.
Interior de la Basílica
Foto. Andreas Trepte
La Basílica de Nuestra Señora del Rosario, comenzó a ser construida en 1928, en estilo neo-barroco, según un proyecto del arquitecto holandés G. Van Kriecken, consagrándose el 7 de octubre de 1953. En 1954 le fue concedido el título de Basílica Menor, por S.S. el Papa Pío XII.
La torre tiene 65 m de altura, estando rematada por una corona de bronce de 7.000 kg, rematada por una cruz, iluminada durante la noche.
El 13 de mayo de 1958, fue inaugurada una gran escultura del Inmaculado Corazón de María. En junio de 1959 fue colocada en el nicho de la fachada de la Basílica.
El ábside la capilla mayor se encuentra presidido por un relieve en piedra que representa a la Santísima Trinidad coronando a María, de Maximiano Alves.
A la entrada de la Basílica se encuentran esculturas de los grandes apóstoles del Rosario y de la devoción al Inmaculado Corazón de María. En el lado derecho, se encuentra la imagen de San Juan Eudes, fundador de la Congregación de Jesús y María (Eudistas) y de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio (también de autoría de Martinho de Brito). En el lado izquierdo, una imagen de San Esteban, primer rey de Hungría, de António do Amaral de Paiva.
Las tumbas de los videntes, los hermanos Francisco y Jacinta Marto, se encuentran respectivamente en el extremo derecho e izquierdo del transepto. La tumba de Sor Lucía se encuentra también en la Basílica del Rosario, al lado de la tumba de Jacinta.
Interior de la Columnata
Foto: Victor
La Columnata es el conjunto arquitectónico que una la Basílica a los edificios construidos a cada lado del Recinto. Obra del arquitecto António Lino, está constituida por 200 columnas y 14 altares. En los retablos de los altares se pueden ver las 14 estaciones del Via Crucis, ejecutadas en cerámica policromada, cuyo autor es Lino António.
Hay diecisiete estatuas de mármol encima de la Columnata. Representan a los santos portugueses, santos fundadores de congregaciones religiosas y otros apóstoles de la devoción a Nuestra Señora, siendo todas de escultores portugueses. Las estatuas mayores miden 3,20 m y representan los cuatro santos portugueses: San Juan de Dios, San Juan de Brito, San Antonio de Lisboa y el beato Nuno de Santa María.
Las más pequeñas representan a Santa Teresa de Jesús, San Francisco de sales, San marcelino Champagnat, San Juan Bautista de la Salle, San Alfonso María de Ligorio, San Juan Bosco y Santo Domingo Savio, San Luis María Grignion de Monfort, San Vicente de Paul, San Simon Stock, san Ignacio de Loyola, San pablo de la Cruz, San Juan de la Cruz y Santa Beatriz de Silva.
La escultura del Sagrado Corazón de Jesús aparece en el centro del recinto de oración. Es de bronce dorado y fue ofrecida por un peregrino anónimo y bendecida por el Nuncio Apostólico, monseñor Beda Cardinale, el 13 de mayo de 1932. Su localización simboliza la centralidad de Jesús en el mensaje de Fátima. En la base del monumento se encuentra una fuente.
La Virgen de Fátima en la Capilla de las Apariciones
Foto: Janos Korom
La Capilla de las Apariciones (o Capelinha das Aparições, en portugués) está construida en el lugar de las apariciones que tuvieron lugar desde el 28 de abril al 15 de junio de 1919. Se celebró la primera misa el 13 de octubre de 1921.
El 6 de marzo de 1922, fue dinamitada por desconocidos, pero se reconstruyó ese mismo año.
El pedestal donde se encuentra la Imagen de la Virgen marca el sitio exacto donde estaba la pequeña encina sobre la cual la Virgen se mostró a los pastorcitos el 13 de mayo, junio, julio, septiembre y octubre de 1917.
La madera que se encuentra encima de la imagen de la Virgen fue embarcada en el navío «Krasnaya Gorka», el 12 de septiembre de 1988, en el puerto ruso de Igarka, al norte de la Unión Soviética.
Al final de la explanada se encuentra la Iglesia de la Santísima Trinidad con 9.000 asientos, obra del arquitecto Alexandros Tombazis. Se inauguró el 13 de octubre de 2007 y fue consagrada con el título de Basílica menor.
El templo contiene también la Capilla de San José.
Desde la rotonda sur de Fátima se puede comenzar la ruta del Via Crucis hasta el Calvario. Consta de 15 pequeñas capillas, las 14 primeras corresponden a las diferentes estaciones y la 15ª a la Resurrección de Jesús. En el Calvario, llamado popularmente de Calvario Húngaro, hay una capilla dedicada a San Esteban. Las 14 capillas fueron esculpidas por María Amélia Carvalheira da Silva y ofrecidas por católicos húngaros refugiados en Occidente. Fueron inauguradas el 12 de Mayo de 1964, y la 15ª se inauguró el 13 de Octubre de 1992, cuando Hungría se quedó libre del Comunismo. Este era el camino por él cual seguían los tres pastorcillos para ir de Aljustrel a la Cova da Iria.
Cerca del recinto del Santuario (se halla 3 Km) se encuentra un local llamado Valinhos. Este fue el lugar de la 4ª aparición de Nuestra Señora a los tres pastorcitos el 19 de Agosto de 1917, y donde se ha levantado una pequeña capilla con una estatua de la Santísima Virgen. Se sitúa también, un poco más adelante, el monumento evocativo de las apariciones del Ángel de la Paz (o Ángel de Portugal) a los videntes.
Basílica de la Santísima Trinidad
Foto: Therese C.
Anualmente más de cinco millones de visitantes, de todos los países, se desplazan a Fátima. Las mayores peregrinaciones tienen lugar anualmente desde los días 12 y 13 de mayo al 13 de octubre, siendo tradicionalmente hechas a pie. El 13 de agosto, tiene lugar una gran peregrinación, dedicada al emigrante.
El Centro Nacional de Cultura (CNC), en colaboración con las entidades responsables del santuario de Fátima, lanzó en 2003 un proyecto cuya finalidad era, a semejanza de lo que ocurre con las peregrinaciones a la Catedral de Santiago de Compostela, señalizar los caminos a Fátima para guiar a los innumerables peregrinos que todos los años se dirigen a pie al Santuario, creando los Caminhos de Fátima. De este proyecto nacieron dos caminos más: el Caminho do Tejo, que une Lisboa con Fátima, y el Caminho do Norte, que enlaza Oporto y Fátima. El Caminho do Tejo acaba de ser terminado, con sus flechas azules indicando la ruta, mientras que el Caminho do Norte se encuentra en fase de conclusión.
Se ha difundido por todo el mundo el Culto a la Virgen de Fátima, gracias a los viajes de las Vírgenes Peregrinas (imágenes de la Virgen de Fátima que recorren varios países) y a los emigrantes portugueses. Así, es posible encontrar varias iglesias, parroquias, diócesis, escuelas, hospitales, monumentos, etc. dedicadas a Nuesra Señora de Fátima

sábado, 13 de mayo de 2017

13 DE MAYO: FÁTIMA 1917-2017


"El 13 de mayo, la Virgen María, bajó de los Cielos, a Cova de Iría"

S.S. el Papa Francisco está hoy en Portugal para conmemorar el centenario de las apariciones marianas de Fátima y canonizar a los hermanos Francisco y Jacinta Marto.
A buen seguro se van a vivir intensas emociones por lo que la Virgen de Fátima supone para Portugal y para la Cristiandad.
En esta Europa confusa y tan falta de valores, Fátima es una luz que nos recuerda nuestras profundas raíces y la misericordia infinita de Dios manifestada a través de los mensajes de su Madre. De nuevo los más humildes son los destinatarios, pues la sonrisa del Señor se complace en ellos.
Dois novos Santos portugueses são adicionados na glória celestial. Muitos parabéns, Portugal!.


Los tres pastorcillos de Fátima: Lucía dos Santos, Francisco y Jacinta Marto


13 de octubre de 1917, una multitud contempla el milagro del sol

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor.