También envié a mi maestre de campo Francisco de Villagra, por tener práctica de las cosas de la guerra
y que ha servido mucho a V. M. en estas partes, para que a los indios destas [de éstas] provincias los
echase hacia acá y me tomase lengua de las de adelante; y desde entonces tengo a Francisco de
Aguirre, mi capitán, desa [de esa] parte del río Mauli [Maule] en la provincia de Itata, con gente, que tiene
aquella frontera y no da lugar que los indios de por acá pasen a la otra parte, y si los acogen los castiga;
y estará allí hasta que yo vaya adelante; y viéndose tan seguidos, y que perseveramos en la tierra, y que
han venido navíos y gente, tienen quebradas las alas y ya de cansados de andar por las nieves y
montes, como animalias [anomalías] determinan de servir; y el verano pasado comenzaron a hacer sus
pueblos y cada señor de cacique ha dado a sus indios simiente, así de maíz como de trigo, y han
sembrado para simentarse y sustentarse, y de hoy en adelante habrá en esta tierra grand [gran]
abundancia de comida, porque se hacen en el año dos sementeras, que por abril y mayo se cogen los
maíces, y allí se siembra el trigo, y por diciembre se coge, y torna a sembrar el maíz.
Como esta tierra, estaba tan mal infamada, como he dicho, pasé mucho trabajo en hacer la gente que a
ella truje [traje], y toda la acaudillé a fuerza de brazos de soldados amigos que se quisieron venir en mi
compañía aunque fuera a perderme, como lo pensaron muchos, y por lo que hallé prestado para
remediar a los que lo hobieron [hubo] menester, que fueron hasta quince mill [mil] pesos en caballos,
armas y ropa, pago más de sesenta mill [mil] en oro, y el navío y gente de socorro que me trajo mi
teniente. Debo por todo lo que se gastó ciento y diez mill [mil] pesos, y del postrero que vino me adeudé
en otros sesenta mill, [mil] y están al presente en esta tierra doscientos hombres, que me cuesta cada
uno más de mill [mil] pesos puesto en ella; porque a otras tierras nuevas van por la buena fama a ella los
hombres, y desta [de ésta] huyen todos por la mala en que la hablan dejado los que no quisieron hacer
en ella como tales: y así me ha convenido hasta el día de hoy para la sustentar, comprar los que tengo a
peso de oro, certificando a V. M., que no tengo de toda esta suma que he dicho acción contra nadie de
un solo peso para en descuento della [de ella], y todos los he gastado en beneficio de la tierra y soldados
que la han sustentado por no podérseles dar aquí lo que es justo y merecen, haciéndoles de todo suelta
[entrega]; y haré lo mesmo [mismo] en lo de adelante, que no deseo sino descobrir [descubrir] y poblar
tierras a V. M., y no otro interese[tengo otro interés], junto con la honra y mercedes que será servido de
me hacer por ello, para dejar memoria y fama de mí, y que la gané por la guerra como un pobre soldado,
sirviendo a un tan esclarecido monarca, que poniendo su sacratísima [sacrosanta] persona cada hora en
batallas contra el común enemigo de la Cristiandad y sus aliados, ha sustentado con su invictísimo
[invicto] brazo y sustenta la honra della [de ella] y de nuestro Dios, quebrantándoles siempre las
soberbias que tienen contra los que honran el nombre de Jesús.
Demás desto [de ésto], en lo que yo he entendido después que en la tierra entré y los indios se me
alzaron, para llevar adelante la intención que tengo de perpetuarla a V. M., es en haber sido gobernador
en su Real nombre para gobernar sus vasallos, y a ella con abtoridad, [autoridad] y capitán para los
animar en la guerra, y ser el primero a los peligros, porque así convenía; padre para los favorecer con lo
que pude y dolerme de sus trabajos, ayudándoselos a pasar como de hijos, y amigo en conversar con
ellos; zumétrico [simétrico] en trazar y poblar; alarife en hacer acequias y repartir aguas; abrador
[labrador] y gañán en las sementeras; mayoral y rabadán en hacer criar ganados; y, en fin, poblador,
criador, sustentador, descubridor y conquistador. Y por todo esto, si merezco tener de V. M. el abtoridad
[autoridad] que en su Real nombre me ha dado su Cabildo y vasallos, y confirmármela de nuevo para
con ella hacerle muy mayores servicios, a su cesárea voluntad lo remito.
Y por lo que yo me persuado merecerla mejor, es por haberme, con el ayuda primeramente de Dios,
sabido valer con doscientos españoles tan lejos de poblaciones de cristianos, habiendo subcedido
[sucedido] en las del Perú lo pasado, siendo tan abundantes de todo lo que desean los soldados poseer,
teniéndolos aquí subjectos [sujetos, arraigados], trabajados, muertos de hambre y frío, con las armas a
cuestas, arando y sembrando por sus propias manos para la sustentación suya y de sus hijos; y con todo
esto, no me aborrecen, pero me aman porque comienzan a ver ha sido todo menester para poder vivir y
alcanzar de V. M. aquello que venimos a buscar: y con esto, rabian por ir a entrar esa tierra adelante,
para que pueda en su Real nombre remunerarles sus servicios. Y por mirar yo lo que al de V. M.
conviene, me voy poco a poco: que aunque he tenido poca gente, si toviera [tuviera] la intención que
otros gobernadores, que es no parar hasta topar oro para engordar, yo pudiera con ella haber ido a lo
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buscar y me bastaba; pero por convenir al servicio de V. M. y perpetuación de la tierra, voy con el pie de
plomo, poblándola y sustentándola. Y si Dios es servido que yo haga este servicio a V. M. no será tarde,
y donde no, el que viniere después de mí, a lo menos halle en buena orden la tierra, porque mi interese
[interés] no es comprar un palmo della [de ella] en España, aunque toviese [tuviese] un millón de
ducados, sino servir a V. M. con ellos y que me haga en esta tierra mercedes, y para que dellas [de
ellas], después de mis días, gocen mis herederos y quede memoria de mí y dellos [de ellos] para
adelante. Y tampoco no quisiera haber tenido más posibilidad, si no fuera tanta que hobiera [hubiera]
para dejar y llevar, porque a no ir con ella adelante, mientras más gente hobiera [hubiera] más trabajos
pasara en la sustentar. Con la que he tenido, aventurando muchas veces sus vidas y la mía, he hecho el
fruto que ha sido menester para tener las espaldas seguras cuando me vaya a meter de hecho adonde
pueda poblar y perpetuarse lo poblado.
Sepa V. M. que desde el valle de Copayapo [Copiapó] hasta aquí hay cient [cien] leguas y siete valles en
medio, y de ancho hay veinte y cinco por lo más, y por otras, quince y menos, y las gentes que de las
provincias del Perú han de venir a estas, el trabajo de todo su camino es de allí aquí, porque hasta el
valle de Atacama, como están de paz los indios del Perú, con la buena orden que el Gobernador Vaca
de Castro ha dado, hallarán comida en todas partes, y en Atacama se rehacen della [de ella] para pasar
el grand [gran] despoblado que hay hasta Copoyapo [Copiapó], de ciento y veinte leguas, los indios del
cual y de todos los demás, como son luego avisados, alzan [vierten] las comidas en partes que no se
pueden haber, y no sólo no les dan ningunas a los que vienen, pero hácenles [les hacen] la guerra. Y
porque ya en esta tierra se pueden sustentar todos los que están y vinieren, atento que se cogerán de
aquí a tres meses por diciembre, que es el medio del verano, en esta cibdad [ciudad] diez o doce mill
hanegas [mil fanegas] de trigo y maíz sin número, y de las dos porquezuelas y el cochinillo que salvamos
cuando los indios quemaron esta cibdad [ciudad], hay ya ocho o diez mill [mil] cabezas, y de la polla y el
pollo tantas gallinas como yerbas, que verano y invierno se crían en abundancia. Procuré este verano
pasado, en tanto que yo entendía en dar manera para enviar al Perú, poblar la cibdad [ciudad] de la
Serena en el valle de Coquimbo, que es a la mitad del camino, y hase [se ha] dado tan buena maña el
teniente que allí envié con la gente que llevó, que dentro de dos meses trujo de paz todos aquellos
valles, y llámase el capitán Juan Bohón: y con esto pueden venir de aquí adelante seis de caballo del
Perú acá, sin peligro ni trabajo.
Como dieron la vuelta el capitán Juan Baptista de Pastene, mi teniente, por la mar, y mi maestre de
campo por la tierra de donde los había enviado, y que los indios comenzaban a asentar y sembrar, por
poder ir yo adelante a buscar de dar de comer a doscientos hombres que tengo, que en lo repartido a
esta cibdad [ciudad], que es de aquí hasta Mauli [Maule], no hay para veinticinco vecinos, y es mucho,
porque son treinta leguas en largo y catorce o quince en ancho, y porque me puedan venir caballos y
yeguas para la gente que tengo, que en la guerra y trabajos della [de ella] me han muerto la mayor parte
que truje [traje], eché este verano pasado a las minas los anaconcillas [yanaconas] que nos servían, y
nosotros con nuestros caballos les acarreábamos las comidas, por no fatigar a los naturales, hasta que
asienten, trabajando éstos que tenemos por hermanos, por haberlos hallado en nuestras necesidades
por tales, y ellos se huelgan [solazan] viendo que hacen tanto fructo [fruto], y en las mazamorras
[desmontes o relaves] que han dejado los indios de la tierra donde sacaban oro, han sacado hasta veinte
y tres mill [mil] castellanos, con los cuales y con nuevos poderes y crédito para que me obligue en otros
cient mill [cien mil], envío al capitán Alonso de Monroy, para que tome segundo trabajo, a las provincias
del Perú; y por responder a aquella tierra al Gobernador Vaca de Castro, que le he hallado en todo lo
que al servicio de V. M. ha convenido como aquí digo; y para que haga saber a los mercaderes y gentes
que se quisieren venir a avecindar, que vengan, porque esta tierra es tal, que para poder vivir en ella y
perpetuarse no la hay mejor en el mundo; dígolo [lo digo] porque es muy llana, sanísima, de mucho
contento; tiene cuatro meses de invierno, no más, que en ellos, si no es cuando hace cuarto la luna, que
llueve un día o dos, todos los demás hacen tan lindos soles, que no hay para qué llegarse al fuego. El
verano es tan templado y corren tan deleitosos aires, que todo el día se puede el hombre andar al sol,
que no le es importuno. Es la más abundante de pastos y sementeras, y para darse todo género de
ganado y plantas que se puede pintar; mucha y muy linda madera para hacer casas, infinidad otra de
leña para el servicio dellas [de ellas], y las minas riquísimas de oro, y toda la tierra está llena dello [de
ello], y donde quiera que quisieren sacarlo allí hallarán en que sembrar y con que edeficar [edificar] y
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agua, leña y yerba para sus ganados, que parece la crió Dios a posta [adrede] para poderlo tener todo a
la mano; y a que me compre caballos para dar a los que han muerto en la guerra como muy buenos
soldados, hasta que tengan de que los comprar, porque no es justo anden a pie, pues son buenos
hombres de caballo y la tierra ha menester; y algunas yeguas para que con otras cincuenta que aquí hay
al presente, no tenga de aquí adelante necesidad de enviar a traer caballos de otras partes; y para que
diga a todos los gentiles hombres y súbditos de V. M. que no tienen allá de comer, que vengan con él, si
lo desean tener acá. Y con este viaje, tengo por mí, los caminos y voluntades de los hombres se abrirán
y vernán [vendrán] a esta tierra muchos sin dineros a tenerlos en ella, y cuando no, quien ha gastado lo
de hasta aquí, y espera gastar lo de ahora, lo pagará y gastará otro tanto por acabar de acreditar la tierra
y perpetuarla a V. M.; y el que está como yo al pie de la obra, ha gastado y espera gastar lo que digo y
pasado los trabajos: vea V. M. qué puede hacer el que viniere por el Estrecho [de Magallanes] con gente
nueva.
También envío al capitán Juan Baptista de Pastene, mi teniente por la mar, con algunos dineros y crédito
a traerme por ella armas, herraje, pólvora y gente.
También quiero advertir a V. M. de una cosa: que yo envié a poblar la cibdad [ciudad] de la Serena, por
la causa dicha de tener el camino abierto, y hice Cabildo y les di todas las demás abtoridades
[autoridades] que convenía, en nombre de V. M., y esto me convino hacer y decir. Y porque las personas
que allá envié fuesen de buena gana, les deposité indios que nunca nacieron, por no decirles habían de
ir sin ellos a trabajos de nuevo, después de haber pasado los tan crecidos de por acá. Así que, para mí
tengo que como se haya hecho el efecto porque lo poblé, converná [convendrá] despoblarse si detrás
de la cordillera de la nieve no se descubren indios que sirvan allí, porque no hay desde Copoyapo
[Copiapó] hasta el valle de Canconcagua [Aconcagua], que es diez leguas de aquí, tres mil indios, y los
vecinos que agora [ahora] hay, que serán hasta diez, tienen a ciento y doscientos indios no más; y por
esto me conviene, en tanto que hay seguridad de gente en esta tierra, con el trato della [de ella], tener
una docena de criados míos en frontería [frontera] con aquellos vecinos, y de lo que aquellos valles
podrán servir a sus amos en esta cibdad [ciudad] de Sanctiago [Santiago] será con algúnd [algún] tributo
y con tener un tambo en cada valle donde se acojan los cristianos que vinieren y les den de comer; y
haránlo [lo harán] esto los indios muy de buena voluntad y no les será trabajo ninguno, antes se
holgarán.
Así que, V. M. sepa que esta cibdad [ciudad] de Sanctiago [Santiago] del Nuevo Extremo es el primer
escalón para armar sobre él los demás y ir poblando por ellos toda esta tierra a V. M. hasta el Estrecho
de Magallanes y Mar del Norte. Y de aquí ha de comenzar la merced que V. M. será servido de me
hacer, porque la perpetuidad desta [de esta] tierra y los trabajos que por sustentarla he pasado, no son
para más de poder emprehender lo [emprenderlo] de adelante; porque, a no haber hecho este pie y
meterme más en la tierra sin poblar aquí, si del cielo no caían hombres y caballos, por la tierra era
excusado venir pocos, y muchos menos por la falta de los mantenimientos, y por mar no pueden traerse
caballos, por no ser para ellos la navegación; y con poblar aquí y sustentar ya Coquimbo de prestado,
pueden ir y venir a placer todos los que quisieren. Y como me venga ahora gente, aunque no sea mucha,
para la seguridad de aquí, y algunos caballos para dar a la que acá tengo a pie, entraré con ella a buscar
donde les dar de comer y poblar y correr hasta el Estrecho, si fuese menester. Así que, este es el
discurso de lo que se ha podido y pienso hacer y las razones porque se ha hecho, aunque en breve
dichas.
También repartí esta tierra, como aquí vine, sin noticia, porque así convino para aplacar los ánimos de
los soldados, y dismembré [desmembré, separé] a los caciques por dar a cada uno quien le sirviese; y la
relación que pude tener fue de cantidad de indios desde este valle de Mapocho hasta Mauli [Maule] y
muchos nombres de caciques; y es que, como éstos nunca han sabido servir, porque el Inga [Inca] no
conquistó más de hasta aquí, y son behetrías, eran nombrados todos los principalejos [ principales], y
cada uno déstos [de estos] los indios que tienen son [de] a veinte y treinta, y así los deposité después
que cesó la guerra y he ido a los visitar; lo comienzo a poner en orden tomando a los principales
caciques sus indios, haciendo como mejor puedo para que no se disipen los naturales que hay, y se
perpetúe esta tierra; y llevaré comigo [conmigo] adelante todos los que aquí tenían nonada [nada], y lo
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dejan, con satisfacer a V. M. que particularmente ni por mi propio interese [interés] no haré agravio a
nadie; y si lo que se hiciere les pareciere a algunos lo es, será por el servicio de V. M. y general bien de
toda la tierra y naturales, a los cuales trato yo conforme a los mandamientos de V. M., por descargar su
Real conciencia y la mía. Y para ello hay cuatro religiosos sacerdotes, que los tres vinieron comigo
[conmigo], que se llaman Rodrigo González y Diego Pérez y Juan Lobo [el sacerdote cuyo nombre se
omite era Gonzalo Yáñez], y entienden en la conversión de los indios y nos administran los sacramentos
y usan muy bien su oficio de sacerdocio; y el padre bachiller [abogado] Rodrigo González hace en todo
mucho fructo [fruto] con sus letras y predicación, porque lo sabe muy bien hacer, y todos sirven a Dios y
a V. M.
Así que, invictísimo César, el peso desta [de esta] tierra y de su sustentación y perpetuidad y
descubrimiento, y lo mesmo [mismo] de la de adelante, está en que en estos cinco o seis años no venga
a ella de España por el Estrecho de Magallanes capitán proveído por V. M., ni de las provincias del Perú,
que me perturbe. Al Perú así lo escribo al Gobernador Vaca de Castro, que se hace en todo lo que al
servicio de V. M. conviene: A V. M. aquí se lo advierto y suplico, porque, caso que viniese gente por el
Estrecho, no pueden traer caballos, que son menester, que es la tierra llana como la palma. Pues gente
no acostumbrada a los mantenimientos de acá, primero que hagan los estómagos barquinos [odre]
acedos para se aprovechar dellos [aprovecharlos], se mueren la mitad y los indios dan presto con los
demás al traste; y si nos viesen litigar [a pelear] sobre la tierra, está tan vedriosa [vidriosa, frágil,
vulnerable] que se quebraría y el juego no se podría tornar a entablar en la vida. La verdad yo la digo a
V. M. al pie de la letra, y así ella y a su cesárea voluntad halle yo siempre en mi favor; que por lo que
deseo no venga persona que me extraiga del servicio de V. M. ni perturbe en esta coyuntura, es por
emplear la vida y hacienda que tengo y hobiere [hubiere] en descobrir [descubrir], poblar, conquistar y
pacificar toda esta tierra hasta el Estrecho de Magallanes y Mar del Norte, y buscarla tal que en ella
pueda a los vasallos de V. M. que comigo [conmigo] tengo, pagarles lo mucho que en ésta han trabajado
y descargar con ellos su Real conciencia y la mía. Y después desto [de esto] hecho, que es mi principal
contento, y que V. M. tenga noticia de mis servicios y de mí como es justo, pues yo a su cesárea persona
los he hecho y hago y merezca oír y ver por cartas de V. M. que le son aceptos [aceptados] y a mí es
servido de me tener en el número de sus leales súbditos y vasallos y criados de su Real Casa, que no
deseo más. Si la tierra toda V. M. fuese servido darla a otra u otras personas en gobierno, sin dejarme a
mí parte o con la que fuere su Real servicio, digo que, siendo cierto mana de su cesáreo albedrío yo
meteré en la posesión della [de ella] toda, o de aquella parte, a la persona que V. M. me enviara a
mandar por una muy breve cédula firmada de su cesárea mano, o de los señores que presiden en el
Real Consejo destas [de estas] sus Indias, y hasta que V. M. pueda saber esto y sea servido de me
mandar responder, yo manterné [mantendré] la tierra como hasta aquí con la abtoridad [autoridad] que
su Cabildo y pueblo me ha dado: y viendo mandado en contrario desto [de esto], la deporné [depondré] y
me tornaré un privado soldado y serviré al que viniere nuevamente proveído a estas partes en su
sacratísimo [sacrosanto] nombre, con el ánimo y voluntad que en lo pasado lo he hecho y presente hago
a V. M. Y estas mercedes son las que en principio de mi carta digo que he pedir, en satisfacción de los
pequeños servicios que hasta el día de hoy he hecho y de los muy crecidos que deseo hacer toda la vida
en acrescentamiento [acrecentamiento] del patrimonio y rentas reales de V. M.
Advierto a V. M. de una cosa y suplico muy humillmente [humildemente] por ella, y es: que siendo
servido de dar esta tierra a alguna persona que con importunación la pida, por haber hecho servicios y
representarlos ante su cesáreo acatamiento, sea con condición se obligue a mis acreedores por la suma
de los doscientos y treinta mill [mil] pesos que debo y por los cient mill [cien mil] que de nuevo envío a
que me obliguen, que también se gastarán, y de los demás que yo hobiere [hubiere] gastado en
beneficio de la tierra y para su sustentación, porque hasta ahora no he habido della [de ella] sino son los
siete mill [mil] pesos que tomaron los indios de Copoyapo [Copiapó] al capitán Alonso de Monroy la
primera vez y los veinte y tres mill [mil] que también envío ahora para el útil della [el uso de ella] al Perú;
y esto sólo por no perder el crédito y por ser razonable y por la conciencia, y no quiero salir con más
hacienda de saber que en ello se sirve V. M., porque de nuevo, en calzas y jubón, con mi espada y capa,
tornaría [volvería] a emprender con mis amigos, a quien no he satisfecho lo que es justo y merecen, a
hacer nuevos servicios a V. M.
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Otra y muchas veces suplico a V. M., pues tengo comenzada tal obra, porque no se me haga mala,
hasta que yo envíe la relación y discretión [descripción] de la tierra, y escriba cumplidamente con
mensajeros propios y duplicados despachos, y los Cabildos, ni más ni menos, con relación de todo lo por
mí y ellos hecho en su Real servicio, y le envíe a pedir las mercedes, exenciones y libertades que V. M.
acostumbra dar y merecen los que bien le sirven, sea servido de mandar que no se provea cosa nueva
para acá; y estando proveída, se sobresea, porque así conviene al servicio de V. M., y para mí será tan
grand [gran] merced cual no sabría encarecer ni significar, porque no querría que al tiempo que han de
ser por V. M. acebtos [aceptados] mis servicios, viniese algúnd [algún] traspié, sin querer yo dar causa a
ello, por donde se tornase ante su cesáreo acatamiento al contrario.
Quedé tan obligado al Marqués Pizarro, de buena memoria, por haberme enviado donde V. M. y tenga la
noticia de mis servicios y de mí, que no puedo pagárselo sino con tener, mientras viviere, a sus hijos en
el lugar que a él, y por perder el abrigo de tal padre, que tanto se desveló en el servicio de V. M.
haciendo tan grand fructo [gran fruto] en acrescentamiento [acrecentamiento] de su Real patrimonio,
para que ellos gocen de tan justos sudores: a V. M. suplico humillmente [humildemente] se acuerde
dellos [de ello], haciéndoles tales mercedes que se puedan sustentar como hijos de quien son.
El portador desta [de esta] carta se llama Antonio de Ulloa: es tenido por mí, y estimado por los que le
conocen por sus obras y buenas maneras, por caballero y hijodalgo, y como tal se mostró en estas
partes en su Real servicio, gastando para venirle a servir en ellas la hacienda que él por acá ha ganado y
podido haber; y por ello va adeudado y obligado a pagar en su tierra, por venir en mi compañía y traer
muy buenos caballos y armas para servir en la guerra, como ha servido como muy gentil soldado que es,
prático [práctico, hábil] y experimentado en las cosas della [de ella], y lo ha gastado todo en la
sustentación desta [de esta] tierra, y por esto le deposité en nombre de V. M. dos mill [mil] indios. Y
dejado aparte, es justo los tenga por sus servicios: por ellos y por otras muchas razones que hay, es
merecedor de las mercedes que V. M. fuera servido de le mandar hacer en estas partes, así a él, como a
la persona que a ellas quisiese enviar a que goce por él de los trabajos que ha pasado en el conflicto de
toda esta tierra. Vase [se va] ahora que había de haber satisfacción cogiendo fructo dellos [frutos,
ganancias, de ellos]; y porque la razón que le mueve a irse a su natural es tan justa, le dejo ir, que, a no
tenerla tan grande y serle a él en tanto contentamiento la ida, hasta que yo le satisficiera en nombre de
V. M. sus servicios, o le diera tanta cantidad de pesos de oro como era justo para que allá se pudiera
representar como quien es, no le partiera de mí. Él tuvo cartas de España con el primer navío que aquí
vino de sus deudos, en que le avisaban que su hermano mayor, heredero que quedó de su padre para
sustentar su casa, murió sin dejar hijos, y porque ésta no perezca saliendo fuera de su derecha línea, se
va a casar, por dejar quien después della [de ella] herede, para que no muera la memoria della [de ella].
Y así, dándole de lo poco que tenía, yendo satisfecho, de mi voluntad quisiera darle mucho, le di la
licencia que deseaba; y porque yo estoy de camino y tan ocupado en lo que digo, y no puedo enviar
relación de la tierra hasta que tenga de qué darla buena, escribo con él esta carta para que la presente a
V. M. y sepa en el estado en que quedo y mande proveer a lo que suplico. Y porque dél [de él] se podrá
saber lo demás que yo aquí no digo, ceso, suplicando muy humillmente [humildemente] a V. M. en todo
aquello que de mi parte dijere y suplicare, por quedar confiado dirá y hará como quien es, le mande V. M.
dar todo el crédito que a mi propia persona sería servido de dar.
Porque tenía necesidad el navío de darse carena [reparación] y echar a monte, y no había aparejo para
ello en esta cibdad[ciudad], y en la Serena hay un cierto betume [betún] que lo da Dios de su rocío y se
cría en unas yerbas en cantidad, que es como cera, y dicen para esto muy apropiado; me voy a ella a
despachar a V. M., y al Cuzco en tanto que se calafetea y pone en orden, por no perder tiempo; y dejo a
mi maestre de campo para que en el entretanto haga se aderece [prepare] la gente para partir en dando
la vuelta, que será como se vayan los mensajeros y navío esté en orden y presto; y ya lo está, y le
despacho, y se parte con el ayuda de Dios y de su bendita Madre, y en la ventura de V. M. A su inmensa
bondad plega [ruega] me la de a mí y llegue a salvamento ante su cesáreo acatamiento esta carta y
elección y fe de la posesión y mensajero, para que entienda V. M. cuál es mi fin en su Real servicio. Y
así he hablado a los caciques y dícholes [ les he dicho] que sirvan muy bien a los cristianos, porque, a no
hacerlo, envío ahora a V. M. y al Perú a que me traigan muchos, y que, venidos, los mataré a todos; que
para qué los quiero, que adelante hay tantos como yerbas que sirvan a V. M. y a los cristianos, y que
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pues son ellos perros y malos contra los que yo traje, no ha de quedar ninguno, y que no les valdrá la
nieve ni enterrarse vivos en la tierra donde salieron; que allí los hallaré; por eso, que vean cómo les va. Y
como ellos me conocen y que hasta aquí no les he dicho cosa que no haya salido; así y héchola [hecha]
yo de la mesma [misma] manera, temieron y temen en verdad, y respondieron quieren servir muy bien en
todo lo que yo les mandare. Y ni con esto me engañarán, que yo dejaré aquí recaudo hasta que venga
gente y después de seguro lleve toda la que hay, y servirán ellos a la cibdad de Sanctiago [ciudad de
Santiago] con algúnd [algún] tributo a sus amos y con tener tambos en el camino. Y así me parto y
vuelvo a ella con la bendición de Dios y de V. M., que le suplico me alcance, cuya sacratísima persona por largos tiempos guarde Nuestro Señor con la superioridad y señorío de la cristiandad y monarquía del universo.
Desta cibdad [de esta ciudad] de la Serena, a 4 de septiembre 1545.- S. C. C. M. Muy humillde súbdito y vasallo de V. M., que sus sacratísimos pies y manos besa.
Pedro de Valdivia.
Folio (facsímile) de la carta de Pedro de Valdivia dirigida al Emperador Carlos V el 4 de
Septiembre de 1545.
Bibliografía
1. R. B. Cunninghame Graham, Pedro de Valdivia, Conqueror of Chile, 1926, W.
Heinemann Ltd, Londres (1926)
2. Cartas de Pedro de Valdivia Que Tratan del Descubrimiento y Conquista de Chile.
Edición Facsimilar Dispuesta y Anotada por José Toribio Medina– 1929, Sevilla.
3. Proceso de Pedro de Valdivia I Otros Documentos Inéditos Concernientes a Este
Conquistador, Reunidos I Anotados Por D. Barros Arana, Santiago de Chile, 1894.
4. Carta sobre la muerte del Gobernador Pedro de Valdivia (Archivo de Indias, Sevilla,
Patronato 28, R6, 1740-01-01)
5. Carta de Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V, La Serena, 1545, 09-01 (Archivo de
Indias, Sevilla, Patronato 192, N1 R42)