Menelik II, tiunfador en Adua
Tras la Conferencia de Berlín de 1885, las potencias europeas se habían lanzado a la conquista y colonización integrales del continente africano. en el siglo XIX, con las únicas excepciones de la república de Liberia y el Imperio de Abisinia. Italia, que acababa de incorporarse a la carrera colonial, poseía colonias en Eritrea y Somalia, y deseaba aumentar su presencia en el Cuerno de África conquistando Abisinia y uniendo así sus dos territorios costeros por tierra. Firmó entonces el Tratado de Wuchale con el emperador abisinio Menelik II, quien desconocía que la versión en italiano del tratado convertía su país en protectorado de Italia. Cuando lo supo, rompió el tratado, y los italianos iniciaron la invasión de Abisinia para cumplir sus propósitos.
Alrededor de 20.000 hombres, al mando del general Oreste Baratieri, rompieron las hostilidades en la noche del 29 de febrero al 1 de marzo de 1896.
El ejército italiano estaba compuesto por cuatro brigadas, con cincuenta y seis piezas de artillería. Una de ellas era una brigada de askaris (infantería nativa reclutada en Eritrea, con oficialidad italiana) al mando del general Matteo Albertone. Las tres brigadas restantes eran unidades italianas a las órdenes de los generales Vittorio Dabormida, Giuseppe Ellena y el propio Baratieri.
Las cuatro brigadas italianas avanzaron por separado hacia la ciudad de Adua por diversos pasos de montaña. El trayecto las separó mucho, de forma que al amanecer del 1 de marzo se encontraban separadas por varios kilómetros de terreno difícil.
Menelik II y su ejército (que sobrepasaba ampliamente en número a los italianos, calculándose sus efectivos en alrededor de 120.000 hombres) se habían levantado temprano para asistir a los servicios religiosos. Al conocer la noticia del avance italiano, el emperador reunió los ejércitos separados de sus nobles (Ras Makonnen, Ras Mikael y el Negus Tekle Haymanot de Gojjam) y avanzó hacia los italianos.
Tapiz recreando la versión abisinia de la Batalla de Adua
La brigada de askaris del general Albertone fue la primera en sufrir el embate abisinio, cerca de una colina llamada Enda Chidane Meret. Los askaris resistieron bien la embestida abisinia, en parte gracias al apoyo de la artillería italiana, pero se enfrentaban a un ejército mucho mayor. El combate duraba ya tres horas, hasta que Menelik II decidió enviar su reserva de 25.000 soldados de Soa, que aplastó a la brigada de Albertone.
La brigada italiana de Dabormida se había trasladado hasta el lugar del combate en ayuda de Albertone, pero no pudo alcanzarlo a tiempo. Lejos del resto del ejército italiano, se vio obligado a combatir a los abisinios. Sin embargo, el factor numérico, el valor y la ferocidad de los guerreros de Soa condujeron a la muerte del general italiano y la destrucción de gran parte de una nueva brigada. Tras este nuevo triunfo, las tropas de Menelik II atacaron a las dos brigadas restantes y las aplastaron nuevamente en el monte Belah. Al mediodía, los supervivientes del ejército italiano se retiraban de una batalla ya perdida.
Grabado mostrando un momento de la Batalla de Adua
Los italianos contabilizaron 5.900 bajas, mientras que los abisinios perdieron en torno a 10.000 hombres. Los prisioneros italianos fueron tan bien tratados como fue posible, pero los 800 askaris que capturaron fueron considerados traidores, y su castigo fue la amputación de sus manos derechas y sus pies izquierdos.
Otra escena del desastre italiano en Adua
Como resultado directo de la batalla, Italia firmó el Tratado de Addis Abeba, reconociendo a Abisinia como un Estado independiente. La responsabilidad del fracaso cayó en Baratieri, a quien relevaron de su cargo, acusado de deserción. La humillación de Italia fue sentida durante casi cuarenta años, hasta 1935, cuando la Segunda Guerra Ítalo-Abisinia dio a la Italia de Mussolini el dominio de Abisinia hasta la liberación del país por los aliados en 1941.
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