Vista exterior de la Iglesia de San Andrés
Foto: J.L. de Diego
Poco se puede decir con certeza de la primitiva iglesia, existente ya a finales del siglo XII y levantada acaso en un solar ocupado anteriormente por la primitiva iglesia cristiana del Madrid islámico, ya que la jurisdicción de San Andrés se extendía por lo que fue el antiguo barrio mudéjar, posterior morería. Este templo fue muy frecuentado por San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, feligreses de la parroquia en la que el santo fue enterrado. Junto a él se alzaba la casa de su patrón Iván de Vargas, sobre la que se levantó luego el palacio de los marqueses de Paredes, ahora reconstruido y convertido en museo de titularidad municipal. En él se encontraba el pozo, protagonista de uno de los milagros del santo, y una pequeña capilla en el lugar donde se decía que había vivido San Isidro.
Vista de la Cúpula
Foto: Zarateman
Para el historiador y arqueólogo Elías Tormo, sin embargo, el emplazamiento de la primitiva iglesia estuvo ocupado antes por una mezquita situada junto a la torre albarrana en lo que luego fue palacio de los Laso de la Vega, residencia de los Reyes Católicos y del cardenal Cisneros cuando se encontraban en Madrid. En tiempos de los Reyes Católicos fue reformada la iglesia en estilo gótico, abriéndose a la vez un paso alto de comunicación con el palacio. En el siglo XVI se le adosó la Capilla del Obispo, luego templo independiente, a la que se trasladó en 1535 el cuerpo de San Isidro por orden del obispo Gutierre de Vargas Carvajal, lo que dio lugar a discordias entre ambas capellanías, hasta que veinticuatro años después el cuerpo retornó a su emplazamiento original. En 1656 el viejo templo sufrió un desplome, reconstruyéndose modestamente a la vez que se construía la capilla de San Isidro, cambiando su orientación.
Vista interior de la Iglesia de San Andrés
Foto: Zarateman
La nueva iglesia de San Andrés se adornó con un retablo de Alonso Cano aunque se simplificó el proyecto inicial que incluía la urna de San Isidro. Las esculturas pertenecían a Manuel Pereira, a quien correspondía también la estatua de San Andrés en piedra situada en la hornacina de su única puerta (actualmente en el jardín lo que queda de ella). La iglesia fue incendiada en 1936 y sobre el solar de la primitiva cabecera gótica se construyó posteriormente la casa rectoral. La actual iglesia ocupa lo que fue capilla de San Isidro y un tramo de la reconstruida en el siglo XVII.
CAPILLA DE SAN ISIDRO
Tras la canonización de San Isidro en el año 1622, y viendo la modestia del templo en que estaban depositados sus restos, se barajó la posibilidad de construir uno nuevo o bien de adosarle capilla que fuese digna del patrón de Madrid. Optándose por esta solución, ya en 1629 el arquitecto de Su Majestad, Juan Gómez de Mora, presentó los planos de un primer proyecto de capilla de tres tramos paralelos a la nave de la iglesia gótica.
En 1642 se convocó nuevo concurso, al que se presentaron varios de los más destacados arquitectos de la Corte, entre ellos el propio Gómez de Mora, fray Lorenzo de San Nicolás y el hermano Francisco Bautista. Sin embargo fue elegido el proyecto aportado por Pedro de la Torre. En él modificaba la orientación de la capilla, que discurriría ahora perpendicular a la cabecera de la iglesia, lo que iba a permitir construir una capilla mayor que la propia iglesia a la que se adosaba. Conforme a su educación arquitectónica clásica, no comportaba novedades estructurales, tratándose de un simple cubo rematado por una cúpula del tipo encamonado, por influencia quizá del hermano Bautista. Pero su interior se preveía fastuosamente ornamentado, siguiendo el modelo de Juan Bautista Crescenci en el Panteón Real de El Escorial. Parece que fue ésta la razón principal para la elección del proyecto de Pedro de la Torre, quien inmediatamente comenzó su construcción, pero las dificultades económicas del momento hicieron que se avanzase poco y en 1650 apenas se había pasado de los cimientos.
En 1657 la obra se reinició, ocupándose de la dirección José de Villarreal, discípulo de Gómez de Mora, quien pudo aprovechar algunas ideas del primitivo proyecto de su maestro, y fue proseguida hasta su terminación en 1669 por Juan de Lobera y Sebastián Herrera Barnuevo, quien proyectó un monumental retablo baldaquino para el arca con las reliquias del Santo, realizado finalmente, con mayor modestia, por Lobera.
Antiguo grabado con la Iglesia y la Capilla de San Isidro
La decoración interior, juzgada en la época como una maravilla, de mármoles y jaspes, se completaba con una imaginativa decoración de estucos obra de los flamencos Carlos Blondei y Francisco de la Viña. En los muros y altares colgaban cuadros con escenas de la vida de San Isidro, de Francisco Rizi y Juan Carreño de Miranda, con otros de alonso del Arco y Francisco Caro, dedicados a la Virgen. También ofrecían novedad en Madrid las puertas, con sus columnas avanzadas, adornadas con una imagen en piedra de San Isidro de Pereira y otra de la Virgen imitada de Alonso Cano.
Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, el arca de San Isidro (sustituida por una imagen del Santo, de Isidro Carnicero) fue trasladada a la que había sido iglesia del Colegio Imperial, transformada en Colegiata de San Isidro, y con ella se llevaron diez esculturas de santos labradores ejecutadas por Pereira. Fue incendiada en 1936 al inicio de la Guerra Civil, perdiéndose todas sus obras de arte y salvándose únicamente el exterior, excepto la imagen del santo de Pereira.
Se reconstruyó su interior (1986-90) por los arquitectos J. Vellés, M. Casariego y F. Posada, quienes decidieron realizar una reconstrucción exacta, lo más fiel posible al desaparecido original, mediante un riguroso proceso de investigación. Los basamentos, de la altura de un hombre, fueron realizados en las ricas piedras originales. Las columnas y entablamento, a mucha mayor altura, en madera con panes de oro y yeso estucado imitando los mármoles. El tambor y la cúpula, a una altura inmensa, con una pintura al agua realizada con desvanecidos y de una forma efectista.
En la plaza de la Paja, frente a la iglesia de San Andrés, existió hasta el siglo XIX el palacio de los Laso de Castilla, inmenso edificio según Mesonero Romanos que llegó a conocerlo, comunicado con la iglesia de San Andrés por un paso elevado, en el que tuvo lugar una célebre junta de los grandes de Castilla con el cardenal Cisneros quien, al ser interpelado que con qué poderes gobernaba, respondió asomándose al balcón: «estos son mis poderes hasta que el príncipe venga», señalando a la artillería que formaba en la plaza.
Portada de la Iglesia
Foto: Zarateman
San Isidro fue enterrado en el cementerio situado a los pies de la primitiva iglesia de San Andrés, hasta que en 1212, creciendo su fama de santidad, fue exhumado y visitado por el rey Alfonso VIII, quien viendo el cuerpo incorrupto reconoció en él al pastor que lo había guiado en la batalla de las Navas de Tolosa. Con tal motivo el propio rey habría hecho construir la famosa arca de madera recubierta de cuero con pinturas góticas. En 1620 ésta fue sustituida por otra de oro, plata y bronce, regalada por el gremio de plateros. Al ser reconstruida la iglesia a mediados del siglo XVII y cambiar su orientación, el primitivo cementerio quedó bajo el presbiterio, señalándose con una reja el lugar exacto donde había estado enterrado el patrón de Madrid.
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