Eduardo VI, rey de Inglaterra e Irlanda
Eduardo VI nació en el Palacio de Hampton Court el 12 de octubre de 1537, siendo el único hijo varón superviviente del rey Enrique VIII de Inglaterra y de su tercera esposa, Jane Seymour, la cual murió doce días después de dar a luz a causa de unas fiebres puerperales, el 24 de octubre de 1537.
Enrique VIII estuvo encantado con el nacimiento de un hijo varón. Había tenido dos esposas previas, Catalina de Aragón y Ana Bolena, a las que rechazó por ser incapaces de darle un hijo varón. Ambos matrimonios fueron anulados; Ana Bolena fue, además, ejecutada.
Las hijas de estos matrimonios –María, hija de Catalina, e Isabel, hija de Ana– fueron declaradas ilegítimas, aunque la última esposa de Enrique VIII consiguió que se reconciliara con ellas y las incluyera en la línea sucesoria después de Eduardo.
Eduardo fue un niño extremadamente enfermizo. Se cree que sufría de una forma congénita de sífilis o de tuberculosis. Su fragilidad hizo que Enrique VIII volviera a casarse; lo hizo tres veces más pero no tuvo ningún hijo.
Las dificultades físicas del príncipe no impidieron que recibiera una buena educación. Eduardo era un niño brillante, capaz de hablar latín a los siete años. Aprendió alemán y griego; a los trece años traducía libros en este último idioma. Eduardo y su prima segunda Jane Grey estuvieron profundamente unidos.
El pequeño Eduardo retratado por Hans Holbein el Joven
Enrique VIII murió el 28 de enero de 1547. Nombró a 16 tutores, que actuaron como un consejo de regencia hasta la mayoría de edad de Eduardo VI. Entre estos tutores destacó Edward Seymour, Duque de Somerset.
El 13 de marzo de 1547, Eduardo creó un nuevo consejo formado por 26 miembros. El consejo incluía a todos los tutores excepto a Thomas Wriothesley y Edward Seymour. Al Duque de Somerset, sin embargo, se le permitió actuar sin el consentimiento del consejo. Se convirtió en “Lord Protector”, la persona que realmente regía (de hecho) los destinos de Inglaterra; mientras que a Eduardo VI se le dio un papel meramente ceremonial.
Una de las primeras acciones del duque fue la de romper una alianza existente entre Inglaterra y Escocia. A finales de 1547, las tropas inglesas entraron en Escocia. En 1548 el matrimonio de María Estuardo, hija del rey JacoboV, con el delfín Francisco, fortaleció la alianza entre Escocia y Francia.
Eduardo VI en el trono acompañado de Edward Seymour, Thomas Seymour y Thomas Cranmer
El Duque de Somerset no podía enfrentarse a la unión franco-escocesa y su propia posición parecía insegura. Su hermano, Thomas Seymour intentó derrocarlo. La conspiración falló y Thomas Seymour fue ejecutado el 20 de marzo de 1549. Ese mismo año, Francia declaró la guerra a Inglaterra.
La popularidad del duque cayó y fue sustituido por John Dudley, conde de Warwick. Lord Warwick no se nombró “Lord Protector” y declaró en cambio la mayoría de edad de Eduardo VI a los 16 años. En 1550, lord Warwick consiguió la paz con Francia, entregando los territorios ocupados en Escocia como compensación.
La llegada de Warwick coincidió con el declive del catolicismo romano en Inglaterra. Todas las ediciones de la Biblia estaban acompañadas de anotaciones protestantes (especialmente presbiterianas). Se eliminaron todas las imágenes y símbolos católico romanos de las iglesias. Los disidentes religiosos (católico romanos, anabaptistas y heterodoxos) fueron encarcelados y quemados en la hoguera.
Lord Warwick quería aumentar su prestigio y para ello, consiguió que Eduardo lo nombrara duque de Northumberland. Warwick iniciaba así una campaña para desacreditar al anterior Lord Protector, el duque de Somerset.
Se informó a los habitantes de Londres de que el duque de Somerset pretendía destruir la ciudad; a Eduardo VI se le explicó que su antiguo tutor quería derrocarlo, encarcelarlo y hacerse con el trono. En 1551 el duque de Somerset fue juzgado por traición; condenado a muerte y ejecutado en enero de 1552.
Eduardo VI, que en 1553 estaba muriéndose, no obstante fue capaz de fijar su propia sucesión. Habiéndose criado como protestante no deseaba que le sucediera su hermana María (abiertamente católica).
Eduardo VI retratado por William Scrots
Al mismo tiempo, el duque de Northumberland intentó retener su poder. Las dos primeras en la línea de sucesión, María e Isabel, no servían para sus propósitos.
Así que fijó su atención en Frances Brandon, sobrina de Enrique VIII. Frances renunció a sus derechos a favor de su hija, Jane Grey. El duque, deseoso de mantener su poder, pactó un matrimonio entre Juana y uno de sus hijos.
Se estableció una nueva línea de sucesión. En principio, se excluyó a María, Isabel y Juana ya que se consideraba que una mujer no podía regir Inglaterra. Esta decisión no agradó a Northumberland que consiguió cambiarla. La corona pasaría a manos de Jane Grey. María e Isabel quedaban excluidas ya que, oficialmente, eran hijas ilegítimas.
Nota manuscrita de Eduardo VI ordenando su sucesión en el trono
Eduardo comenzó a padecer un fuerte resfriado con fiebre en enero de 1553, y paulatinamente comenzó a empeorar su estado. En abril, Eduardo se sintió lo suficientemente bien como para pasear en el parque de Westminster y trasladarse hacia Greenwich, pero hacia finales de mes volvió a tener una recaída. El 7 de mayo, se afirmó que su estado había cambiado y los doctores no dudaban en que mejorara: unos días más tarde, el rey presenció una parada naval en el Río Támesis desde su ventana. Sin embargo, sufrió una nueva recaída el 11 de junio. Los doctores afirmaban que ya no tenían solución a su estado, ya que se creía que tenía un tumor supurante en un pulmón. Poco después, Eduardo no pudo mantenerse en pie y no poseía suficientes fuerzas para resistir el avance de la enfermedad. A su tutor John Cheke le dijo: Estoy feliz de morir.
Eduardo VI hizo su última aparición pública el 1° de julio desde su ventana en el Palacio de Greenwich. El 6 de julio de 1553, Eduardo VI fallecía con tan sólo quince años de edad.
Su muerte se mantuvo en secreto durante unos días para poder preparar la subida al trono de Jane Grey.
El 8 de agosto sus restos recibieron sepultura en la Capilla de Enrique VII en la Abadía de Westminster, en una ceremonia oficiada por el arzobispo Thomas Cranmer, con los nuevos ritos nacidos de la Reforma.
La Capilla de Enrique VII en Westminster por Canaletto
Las autoridades juraron su fidelidad a la nueva reina el día 10 de julio Sin embargo, el pueblo no se mostró satisfecho con su nueva soberana. El 19 de julio María I de Inglaterra entró en Londres y Jane Grey se vio obligada a entregar la corona. La coronación de Jane fue revocada al considerase fruto de un acto realizado bajo coacción; su sucesión se consideró ilegal.
El Duque de Northumberland fue ejecutado mientras que, en principio, se perdonó a Jane. Tras la rebelión de Thomas Wyatt en 1554, Jane fue ejecutada.
Después de la muerte de Eduardo VI, se levantaron rumores de que el rey aún seguía vivo. Aparecieron numerosos impostores que intentaron suplantar la identidad del difunto Eduardo.
Estas suplantaciones continuaron durante el reinado de María y el de Isabel. Incluso el escritor estadounidense Mark Twain recreó estas suplantaciones en su conocida novela El príncipe y el mendigo (1882) en la que Eduardo VI y un joven de baja clase social intercambian su identidad.
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