SERVUS HISPANIARUM REGIS



sábado, 31 de octubre de 2015

NOMBRAMIENTO DE CABALLEROS Y DAMAS DE LA INSTITUCIÓN CIENTÍFICA CARLOMAGNO


Hoy sábado 31 de octubre y en la histórica ciudad malagueña de Antequera, tendrá lugar la ceremonia de nombramiento de nuevos caballeros y damas de la Institución Científica y de Investigación Carlomagno.
El Hotel Convento La Magdalena de Antequera (Málaga)

Los actos, presididos por S.A.I.R. don Andrés Salvador de Habsburgo Lorena Salm y Salm, Archiduque de Austria y Príncipe de Hungría; comenzarán a las 20 horas en el Hotel Convento La Magdalena y serán seguidos de un cocktail,cena y baile de gala.
S.A.I.R. don Andrés Salvador de Habsburgo Lorena y Salm Salm

Previamente, a las 18,30 horas, tendrá lugar en el claustro del Hotel Convento de La Magdalena de Antequera, la presentación del libro "Non nobis domine. Memoria de un templario", a cargo de su autor, don Luis Serrano Caballos, obra en la que ha colaborado la Institución.

viernes, 30 de octubre de 2015

UNA MEDALLA CARLISTA DE LA BODA DE DON CARLOS HUGO


El 29 de abril de 1964 contraían matrimonio en Roma don Carlos Hugo de Borbón Parma y la princesa Irene de los Países Pajos. Se trataba de una boda que culminaba un complejo y dificultoso proceso de renuncias y desencuentros. Pero, al fin, el primogénito del pretendiente carlista se unía a la princesa holandesa.
Doña Irene de Orange-Nassau había nacido el 5 de agosto de 1939 en el Palacio de Soestdijk, Países Bajos y era la segunda hija de la Reina Juliana y del Príncipe Bernardo de Lippe-Biesterfeld. Debido a la invasión de los Países Bajos por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la familia real holandesa decidió vivir en el exilio en Canadá, donde Irene asistió a la Rockcliffe Park Public School, en Ottawa. Posteriormente estudió en la Universidad de Utrecht, Países Bajos.
La princesa Irene de Orange-Nassau había conocido a Carlos Hugo de Borbón-Parma en Madrid, ciudad en la que aprendía español. En el verano de 1963, Irene se convirtió en secreto a la fe católica y corrieron rumores de que se casaría con don Carlos Hugo.


Surgieron protestas por parte de los calvinistas holandeses, generando una crisis constitucional. Aunque se trataba de una tradición y no de una ley que prohibía a un católico reinar en los Países Bajos, Irene era la segunda en el orden de sucesión al trono. La Reina Juliana intentó evitar el matrimonio enviando un emisario a Madrid que trató de convencer a Irene de abandonar su propósito, argumentando que el general Franco se beneficiaría políticamente con el enlace. Sin embargo la Princesa no aceptó la orden de su madre. A principios de 1964 la Princesa regresó a los Países Bajos en compañía de Carlos Hugo, reuniéndose con la Reina, el Primer Ministro y tres ministros del gabinete. En un intento por ganar el aprecio del pueblo, Irene declaró públicamente que su matrimonio tenía como objeto terminar con la intolerancia religiosa. Esto causó una fuerte división en la opinión pública, ya que el 40% del país profesaba la fe católica. En las semanas siguientes, la situación se deterioró aún más cuando el Papa Pablo VI concedió una audiencia solicitada por la pareja en Roma.
Ningún miembro de la familia real holandesa ni ningún representante diplomático holandés asistió a la boda de la Princesa Irene de los Países Bajos y don Carlos Hugo de Borbón-Parma en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, el 29 de abril de 1964. Debido a que no había podido obtener la aprobación de los Estados Generales de los Países Bajos para casarse, Irene perdió su derecho de sucesión al trono holandés y se acordó que viviría fuera de los Países Bajos. Tras la boda, la Princesa Irene se dedicó a apoyar, con todo entusiasmo y fuerza, la causa de su marido respecto a sus pretendidos derechos al trono español.


La pareja tuvo cuatro hijos: Carlos Javier (actual Pretendiente), Margarita, Jaime y  María Carolina. El matrimonio finalizó en divorcio en 1981. Tras el divorcio, la Princesa Irene regresó a vivir a los Países Bajos con sus hijos y se involucró en la lucha por la defensa del medio ambiente. Su conexión con la naturaleza, la llevó a publicar en 1995 su libro “Diálogo con la naturaleza”. En 1999, la Princesa Irene compró una granja cerca de Nieu Bethesda (Sudáfrica), convirtiéndolo en un santuario para flora y fauna. En 2001, colaboró a establecer la Natuur College en los Países Bajos.

De aquella boda de 1964 se conserva una curiosa medalla que fue acuñada por los partidarios del pretendiente carlista, don Javier de Borbón Parma y de su hijo don Carlos Hugo. Recordemos que entonces se vivían los años previos a la decisión final del general Franco sobre quién habría de ser su sucesor a título de Rey.
Esta medalla muestra en su anverso las efigies de don Carlos Hugo y doña Irene rodeados por la leyenda: "ENLACE DE SS.AA.RR. D. CARLOS Y Dª. IRENE. DUQUES DE MADRID". El título ducal madrileño era uno de los títulos de pretensión que los aspirantes carlistas al trono de España habían empleado ya en el siglo XIX.
Medallas históricas: INTERESANTE MEDALLA ENLACE SS.AA.RR.DON CARLOS Y DOÑA IRENE,DUQUES DE MADRID-ROMA 1964 - Foto 1 - 38794442
Anverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net

El reverso presenta las Armas Reales de España con la modificación introducida por don Carlos (VII), esto es, la inclusión del Sagrado Corazón de Jesús a modo de segundo escusón entre las armas de Castilla y de León. En la parte inferior el lugar y la fecha de la boda: "ROMA. 29.IV. 1964".
Medallas históricas: INTERESANTE MEDALLA ENLACE SS.AA.RR.DON CARLOS Y DOÑA IRENE,DUQUES DE MADRID-ROMA 1964 - Foto 2 - 38794442
Reverso de la Medalla


Foto: www.todocoleccion.net

jueves, 29 de octubre de 2015

FIESTA DEL SANTO CÁLIZ

"Salón del Trono" se hace eco hoy de la convocatoria para la celebración de la fiesta anual en honor al Santo Cáliz que se custodia en la Catedral de Valencia 
El venerado Santo Cáliz
"Estimados Damas y Caballeros del Santo Cáliz:
Un año más nos disponemos a celebrar la fiesta anual en honor del Santo Cáliz que culminará con la Bendición Papal con la Sagrada Reliquia, y que tendrá lugar D.m. el jueves día 29 del corriente mes de octubre a las 19 horas, en la Catedral de Valencia, con el traslado procesional del Santo Cáliz al Altar Mayor.
La celebración Eucarística será presidida por el Cardenal Arzobispo S. Em. Rvdma. Mons. Antonio Cañizares LLovera, quien entregará réplicas del Santo Cáliz a diversas Parroquias de la Diócesis.
Nuestra fiesta, este año, es de especial relevancia, ya que por primera vez vamos a celebrar un Año Jubilar Eucarístico del Santo Cáliz, importantísimo hito en la historia de nuestra preciada reliquia, conseguido gracias al celo de Don Carlos y la personalísima actuación de nuestro Cardenal Don Antonio. Esta efemérides ha de servirnos como acicate para volcarnos en la tarea de dar a conocer la noticia del Santo Cáliz de la Cena del Señor y fomentar la participación, la piedad, la adoración y la excelencia de la eucaristía.
Quiero recordarles que el Papa Francisco ha convocado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que se abrirá el 8 de diciembre de este año, solemnidad de al Inmaculada Concepción, ocasión esta que debemos aprovechar para recordar y practicar las obras de misericordia comprometiéndonos a realizar acciones concretas y personales respecto de las mismas.
Queremos contar, en todos estos eventos, con su estimada y necesaria presencia, que tanta importancia tiene para nosotros como respuesta viva y verdadera manifestación de amor al Santo Cáliz. Habrá reservado en la Catedral un espacio destinado exclusivamente para ustedes.
Aprovecho la ocasión para recordarles que la misa del jueves día 12 de noviembre es por inteción de los cofrades difuntos. No necesito recordarles la importancia de la oración comunitaria, y que cuando nos reunimos Dios está con nosotros, y en estas fechas tan señaladas de todos los Santos y el recuerdo de los difuntos, la oración de todos nosotros, unidos en la eucaristía, es doblemente eficaz y agradable a los ojos del Señor.
Esperando su asistencia y la de sus familiares y amigos el día 29 de Octubre a las 19 horas, reciba un cordial saludo.
Firmado: Antonio Rosi. Presidente de la Cofradía".
cofradia
Historia de la reliquia del Santo Cáliz
Existe una  referencia   del  canónigo  de  Zaragoza don  Juan  Agustín   Carreras  Ramírez, quien   en  su «Vida de San Lorenzo»,  t. I, p. 101,  afirma la existencia  de  un  supuesto  <<Auto>>  de  14  de  diciembre   de 1134,  según  el  cual  se  decía  en  latín   que  «En  un arca  de  marfil  está  el  Cáliz  en  que  Cristo  Nuestro Señor consagró  su Sangre,  el cual envió San Lorenzo a su Patria, Huesca».  Este  sería  ciertamente el  primer  documento  con   valor   histórico;  pero   pierde esta  validez  al  no  haber  podido  ser  hallado. De aquí que sea en 26 de septiembre de 1399 el momento en  que  se  inicia  de  modo  indiscutible la plena  historia  documentada del Santo Cáliz,  cuando el rey Martín  el Humano,  el mismo que motivará el Compromiso de Caspe al morir sin sucesión,  al enterarse,  poco después  de coronado, de que en el monasterio   de  San  Juan  de  la  Peña  se  conservaba   el Santo Cáliz del Señor, llevado de su gran piedad y devoción  a  las  reliquias,  entró  en  deseos  de  poseer tan  preciada  joya. Hecha  la petición  a los monjes del Monasterio,  resolvieron  éstos  por  unanimidad  satisfacer el piadoso deseo del rey. Así lo hicieron, con otorgamiento de la correspondiente escritura  pública que lleva la fecha arriba  indicada,  recibiendo  por su parte,  del  agradecido monarca,   el espléndido  regalo de otro valioso cáliz, éste de oro, que por cierto desapareció, fundido, en el incendio  que el 17 de noviembre  de 1494 sufriera  San Juan de la Peña.
El Santo  Cáliz pasó entonces a ser venerado  en la Capilla del Real Palacio de la Aljafería, en Zaragoza, como  joya integrante de  los  tesoros  y  reliquias  de la capilla  real  propiedad  de  los  monarcas  de la Corona  de  Aragón,  hasta  que  veintitrés años  después, al decidir  el rey don Martín  trasladar su residencia  a Barcelona.  en  donde   murió,  llevó  consigo  las  reliquias de que era  poseedor  y con ellas el Santo  Cáliz, como  se  desprende de  la  lectura  del  Inventario  de bienes que a poco de la muerte del rey se hiciera, en septiembre de 1410.
Medalla de la Cofradía del Santo Cáliz
Le sucede  en el Reino,  como  resultado  de su mayor derecho  reconocido en el Compromiso de Caspe. su  sobrino,  don  Fernando de  Antequera, a quien  le sigue su  hijo Alfonso  V el Magnánimo.  Muy  amante éste  de Valencia,  realizó  en ella espléndidas  obras de  reconstrucción, como  las  llevadas  a  cabo  en  la Casa de la Ciudad; erigió en el convento  de Santo Domingo la primorosa  Capilla de los Reyes;  reformó y embelleció  notablemente los salones  y jardines del Palacio  Real -situado entonces  donde  hoy se alzan las llamadas  montañitas de Elío,  restos de aquél,  en los  Jardines  llamados  por  su  origen  del  Real, al  que  hizo trasladar  también magníficas  obras  de  arte;  trofeos  obtenidos en  sus campañas victoriosas, como  las cadenas el puerto  de Marsella,  que  rompiera  en  audaz   aventura  marinera, y gran  número de reliquias, entre las que figuraba en  lugar   destacado  el  Santo   Cáliz   de  la  Cena   del Señor.
Más  adelante, por  razón  de  sus  ausencias, y con el propósito de garantizar una mayor  seguridad, depositó  el cuerpo de San  Luis,  obispo  de Tolosa,   juntamente con  otras reliquias y alhajas en  la Catedral valenciana. Poco  después, ante   una  nueva  ausencia motivada   por  nuevas  campañas, hizo  hacer  depósito de las restantes reliquias que le quedaban, delegando su custodia y conservación en  mosén  Antonio Sanz, canónigo  de  la  Catedral  de  Valencia   y capellán   mayor  de  la  capilla  del  real  palacio.
San Juan Pablo II contempla el Santo Cáliz
Y así  llegamos  al  18 de  marzo  de 1437, en  que  a la  muerte   del  mencionado mosén   Antonio Sanz.  el ((muy alto  Señor  don  Juan,  rey de Navarra, Gobernador  a  la  sazón   de  Valencia   y  lugarteniente de  su hermano Alfonso»,  ordena, en nombre del Rey Magnánimo,  que  se  hiciera   donación   definitiva de  joyas y  reliquias   al  Cabildo catedralicio  de  Valencia, lo que así se hizo, mediante la redacción del correspondiente documento público  que  formalizaba la entrega  de la  donación   e inventariaba el  contenido de la  misma,   firmando  don   Pedro  de  Anglesola,  por parte del rey, y don  Jaime de Monfort por parte  del honorable Cabildo, ambos  notarios públicos.
En dicho  documento, entre la  relación  de las  di­versas joyas y reliquias donadas, se  lee: <<lo calcer Hon  Jesucrist, consagrá lo  dijous  de  la  cena,  fet  ab dues anses  dor ab lo peu de la color  que lo dit  calcer es guarnit  al entorn dor  ab  dos  balays  e dos  maragdes en lo peu e ab vinthuyt perles  convinent de gruig de  un  pesol entorn  del  dit  calcer>> (Nota]  de  Jaime Monfort, vol.  3.532).
A partir  de esta fecha continúa el Santo Cáliz ininterrumpidamente  en   la   Catedral  de   Valencia hasta  el mes de  marzo  de  1809, en  que,  con  motivo de la invasión  francesa y consiguiente iniciación   de la Guerra  de la Independencia, inicia  un  movido  peregrinaje  que  le permite quedar a salvo  de la  rapacidad  y los  desmanes de  las  tropas napoleónicas.
El lugar  la  primera  salida  el  18 de  marzo  de 1809;   el Santo  Cáliz  es trasladado a Alicante, desde donde  regresará  a Valencia  a fines de enero  de 1810. En marzo  del mismo año  es llevado a Ibiza, igualmente por  motivos  de seguridad. En febrero  de  1812  pasa  de  Ibiza  a  Palma   de Mallorca.
Y en  septiembre  de  1813  regresa   desde   Palma de  Mallorca a la  Catedral de  Valencia  y se  redacta el  último  inventario de  este  periplo,  en  el  que,  con el  número   29,  se  lee:    <<La   caxa  de  plata  que  con­ tiene  el Santo  Cáliz  de  la Cena.»
S.S. el Papa Benedicto XVI eleva el Santo Cáliz en una celebración eucarística
A partir  de esta fecha continúa siendo  venerado ininterrumpidamente, primero en la Capilla de las Reliquias (ábside  de la Sala  Capitular), y  a partir  de 1916  en  el  Aula   Capitular  Antigua   (actual   Capilla del Santo Cáliz).
El 21 de  julio  de  1936,  en  los  comienzos de  la guerra  civil española, viene a ser providencialmente salvado  del  incendio y  saqueo   de  la  Catedral,  con ello de una profanación inminente y, tal vez. de una pérdida  irreparable, por los canónigos  señores Olmos y  Senchermés y  el  reverendo  señor   Colomina.  Se procede  a esconderlo primero en diversos  domicilios particulares de la ciudad, y luego  en la población  de Carlet,   donde   pudo   permanecer oculto   hasta   el  30 de  marzo   de  1939  en  que,  finalizada   la  contienda, pudo  ser  retornado a  Valencia, a cargo  de  la  Junta Recuperadora del Tesoro Artístico Nacional, y en­tregado  oficialmente,  pocos   días  después,   el  9  de abril,  al  Cabildo Metropolitano en  el  Palacio   de  la Lonja,  en  donde,   por  el  mal  estado de  la  Catedral. que  había  sido  profanada y sufridos graves  deterioros, se celebraron los  oficios  de Semana  Santa.  Terminados éstos,  fue  guardada la Sagrada  Reliquia  por el  Arzobispo don  Prudencia Melo  y  Alcalde,  en  el oratorio que provisionalmente ocupaba,  por estar también  destruido el Palacio  Arzobispal, hasta  que adecentada  la  maltratada  Catedral, se  le  reintegró a  ésta,  el 9 de  julio del  mismo  año,  primer  domingo de  dicho  mes  y fiesta  hasta  entonces tradicional del Santo Cáliz.
Una nueva  salida,  esta  vez triunfal   y por  tierras de Aragón, tiene Jugar en 1959 con motivo de la celebración  de las fiestas conmemorativas del XVII centenario de la llegada  a España  de la Sagrada  Reliquia,  y en  la  que  vino  a  seguir  en  ruta  peregrina los  mismos  lugares   que  en  el  pasado  recorriera en su  trayectoria histórica. Como  etapa  culminante  de aquel  recorrido,  lleno  todo  él de  fervor  y entusiasmo,  merece  ser  destacada la  fecha  del  lunes  día  29 de junio, transcurrida en San Juan de la Peña, la Covadonga  Pirenaica,   en  que  el  Santo  Grial  volvió a  reposar y  recibir  los  sentimientos  de  veneración y homenaje de las más altas  autoridades civiles y eclesiásticas   de  España,   y  en  especial   de  los  antiguos Reinos de Aragón y Valencia, así como de peregrinos  y fieles  llegados  de  todas  partes  para  postrarse  ante  el  Santo   Cáliz  en  su  viejo  y  evocador refugio, entre  plegarias  fervorosas y sollozos  de emoción incontenida, y en que los vibrantes y majestuosos acordes  del  <<Parsifal>>,  interpretados por los Orfeones Donostiarra y Oscense  y por la Coral  Infantil "Juan  Bautista  Comes”, de  Valencia,  vinieron  a  resonar,   como   en  fantástico  sueño,   entre   las   peñas ariscas  y las  espesas  arboledas de  un  escenario  maravilloso  como  sólo  la  misma  naturaleza  es  capaz de  crear.  Una  alta   jerarquía   de  la  Iglesia  resumió la inolvidable   jornada  con  estas  palabras:  <<Los actos en honor  del Santo  Cáliz  han  revestido  tal grandeza como lo pedía  la hidalguía  de Aragón.>>
Interior de la Capilla del Santo Cáliz en la catedral de Valencia
Tras nuevas etapas de fervor  y entusiasmo que convierten  el viaje de regreso  en  un  rosario  de  apoteosis  continuo,  con  sones  de  campanas.  músicas. cantos  eucarísticos,  celebraciones  religiosas,  aplausos,  vivas,  emoción   en  las  almas,   lágrimas   en  los ojos... , el domingo,  día  5 de  julio,  hacía  su entrada de retorno  en  Valencia  el Santo  Cáliz  y se  cerraba una de las páginas  más gozosas  escritas en los ana­les de la  historia  religiosa  de Valencia  y una  de las más trascendentes en el ámbito  nacional,  con el público testimonio de fe y veneración  rendido  a la Sagrada Reliquia.
Una última salida tuvo  lugar a Carlet,  en noviembre  de  1964,  para  presidir  la  clausura   de  la  Santa Misión que durante quince días había venido celebrándose  en  aquella  población  y como  visita  de  re­ torno,   veinticinco   años   después   de  que  fuera  de­ vuelta  a Valencia  tras  su ocultamiento allí. Fue ésta una nueva ocasión en que la fe de un pueblo vino a rendirse por entero ante la presencia de la Sagrada Reliquia,   resultando el  conjunto de  los  actos  celebrados  en  su  honor   un  cálido  homenaje   espiritual sin  precedentes  en  la  historia  de  la ciudad.
Y la  historia  del  Santo  Cáliz  continúa. Pero  es ahora  una historia  que nos habla de fe y de amor; de la  realidad   de  un  mundo   presente   prendido   en  la certeza  del Misterio iniciado  hace  diecinueve  siglos en el Cenáculo  de Jerusalén; de una historia  con sublimes resonancias wagnerianas de místico arroba­miento  que  armoniza   plenamente en el sobrio  con­junto de la Capilla, con la piadosa y admirativa veneración del pueblo creyente  ante la más insigne y conmovedora reliquia eucarística conservada  por la Humanidad;  de  una  historia,  en fin, escrita  con  las líneas  severas  de  una  liturgia  y  un culto  perpetuado a través  de los siglos.
FUENTE: www.cofradiasantocaliz.es

miércoles, 28 de octubre de 2015

HOMENAJE A JAIME III EN LLUCMAJOR

Fundación Nacional Círculo Balear
Alrededor de unas 300 personas participaron en Llucmajor (Mallorca), el pasado domingo, en el que ha sido, hasta el momento, el homenaje al rey Jaime III más multitudinario de los que se han celebrado para honrar su figura.
Se trataba de conmemorar, el mismo día y en el mismo lugar, la muerte en combate del que fuera último rey privativo de Mallorca. El 25 de octubre de 1349, Jaime III moría en el transcurso de la Batalla de Llucmajor, en la que el monarca intentaba recuperar su trono ante las tropas de Pedro IV de Aragón, conocido en Mallorca como "el Usurpador".
 
En el monumento del "Camp de sa Batalla de Lluchmajor", la Fundación Círculo Balear (FNCB) junto a las asociaciones que defienden la identidad cultural de Baleares, Asociación Cultural Cabrit y Bassa, Academia de sa Llengo Balear, Asociació Cultural Acció Balear, Asociació Cultural Som Salats, han realizado la tradicional ofrenda floral. A continuación el profesor Carlos Serra ha leído un manifiesto recordando los hechos históricos de la efeméride, recordando que en esta conmemoración participaban las instituciones de gobierno hasta los años 80 cuando se suprimió por presiones pancatalanistas: "No les interesaba, ni les interesa, recordar la existencia de un Reino de Mallorca que luchaba contra las injerencias de los condados catalanes".
Ante este éxito de participación las entidades en favor de la cultura balear continuarán celebrando, bajo el lema "Per lo nostro", las efemérides que han forjado la identidad de Baleares y, por tanto, la del conjunto de la nación, como aportación de todos los pueblos que la componen. Todo ello en unos momentos en los que la tergiversación y manipulación histórica intentan falsear la historia de Baleares como paso previo para negar la propia existencia de España.

James III of Majorca.jpg
Jaime III de Mallorca

Jaime III de Mallorca, conocido como "el Temerario", nació en la ciudad siciliana de Catania en 1315.
Fue hijo del Infante Fernando de Mallorca, a su vez hijo de Jaime II, y de Isabel de Sabran, Condesa de Matagrifó. No llegó a conocer a su padre, que murió en la batalla de Clarenza (Grecia) en 1316.
Contrajo su primer matrimonio con Constanza de Aragón y Entenza, hermana de Pedro IV el Ceremoniosa e hija de Alfonso IV el Benigno, rey de Aragón. Fruto de ese matrimonio nacieron dos hijos: Jaime (IV) de Mallorca y la Infante Isabel de Mallorca.
A la muerte de su primera mujer (1346) contrajo matrimonio con Violante de Vilaragut, con la que tuvo una hija, Esclaramunda, que murió en la infancia.
Con tan solo nueve años es designado rey por su tío Sancho, que no tenía hijos, y para administrar el reino durante su minoría de edad se formó un consejo de regencia, que nombraró tutor al Infante Felipe, hermano del difunto rey Sancho.
La situación es difícil, puesto que el rey de Aragón, Jaime II el Justo, no ceja en su reclamación de reversión del trono mallorquín. El consejo de regencia consigue que, en 1325, el rey de Aragón renuncie a reclamar los derechos de sucesión al trono mallorquín, tras la condonación de la gran deuda que Jaime adquirió con el rey Sancho, con motivo de la conquista por parte de aquel de la isla de Cerdela. Este hecho, aunque despejó el problema sucesorio, sumió al Reino en una importante crisis financiera.
Cuando en 1335 es declarado mayor de edad y asume la corona, se encuentra con un reino despoblado y arruinado, en parte por las condiciones impuestas por los aragoneses y en parte debido a las epidemias de los años 1331 y 1333, que obligaron a importar trigo y asumir grandes gastos financieros y militares.
Durante su reinado se crea el Consulado del Mar de Mallorca (1326) y se redactan las Leyes Palatinas (1337) con el propósito de reorganizar los servicios de la Corte y los organismos políticos y financieros del reino.
Jaime III se vio obligado a desarrollar una política seguidista respecto de la de Aragón. Por ello tuvo que participar en la guerra contra Génova (1329-1336), lo que se tradujo en pérdida de mercados para el reino. Fue necesario volver a recurrir a nuevos impuestos y multas a la comunidad judían, lo que, sin embargo, no fue suficiente para superar la crisis financiera. Los problemas del reino parecían no tener fin, puesto que en 1341, Pedro el Ceremonioso de Aragón abre proceso a Jaime III para arrebatarle el reino de Mallorca. El proceso, manejado por el rey Pedro, concluye en 1343 condenando a Jaime III a la confiscación de todos sus bienes. En mayo de ese año, Pedro el Ceremonioso invade y conquista Mallorca, y en 1345, hace lo propio con el Rosellón y la Cerdaña.
En 1349 Jaime III vende el señorío de Montpellier y el resto de sus posesiones en Occitania al rey de Francia Felipe VI, y posteriormente desembarca en Mallorca para intentar recuperar el reino, pero es derrotado y muerto en la Batalla de Llucmajor (25 de octubre de 1345), donde también es herido y hecho prisionero su hijo Jaime (IV). Desapareció así el Reino de Mallorca como entidad independiente.
Rei Jaume III Llucmajor 2.JPG
Jaime (IV) sujeta el cuerpo muerto de su padre, el rey Jaime III de Mallorca, mientras eleva el Estandarte Real en la Batalla de Llucmajor.
Foto: Antoni Salvá
Después de su muerte, los restos del rey Jaime III fueron sepultados en la Catedral de Valencia por orden expresa de Pedro IV el Ceremonioso, que quería evitar que sus partidarios mallorquines pudieran rendirle homenaje. En 1905 los restos del rey fueron devueltos a la isla de Mallorca por la intervención personal de Alfonso XIII, quien dispuso que los restos del monarca fueran escoltados con todos los honores, y transportados hasta la isla a bordo de la fragata Yáñez Pinzón.
Los restos del rey Jaime III de Mallorca reposan actualmente, desde el año 1947, en un sepulcro de piedra de alabastro de estilo neogótico, en la Capilla de la Trinidad de la Catedral de Palma de Mallorca, en compañía de los restos de su abuelo, el rey Jaime II de Mallorca, que se halla en otro sepulcro situado a su lado.

martes, 27 de octubre de 2015

NUEVAS PUBLICACIONES DE ALESSIO VARISCO

El Profesor Alessio Varisco en una presentación de sus obras

Resulta muy reconfortante apreciar el excelente trabajo que nuestro buen amigo, el profesor e investigador italiano Alessio Varisco, está realizando en el campo del mejor conocimiento de las Órdenes de Caballería a lo largo de la historia.
En su prolífica bibliografía cuenta con algunas obras recientes que debemos mencionar:
La primera de ellas, que ya fuera comentada en su día por "Salón del Tono", lleva por título: "Stefano I. Un Santo Papa martire e il suo ordine".


Se trata de un bello libro dividido en dos partes, la primera dedicada a glosar la biografía del Pontífice que guió la Iglesia a mediados del siglo III d.C.; la segunda a la Orden de San Esteban, privativa de los soberanos del Gran Ducado de Toscana. Le acompaña un gran aparato de fuentes y fotografías que ilustran y enriquecen de manera excelente la obra.
El libro viene prologado por S.A.I.R. el Príncipe Segismundo de Habsburgo Lorena, Archiduque de Austria, Príncipe Real de Hungría y Bohemia, Gran Duque de Toscana y Gran Maestre de la Orden de San Esteban.

La segunda de ellas, que fue presentada el pasado día 25 de octubre, nos conduce al mundo medieval y, más concretamente, al estudio sobre la Orden del Temple. Se trata de una publicación que lleva por título: "I Templari, la loro regola e l´alimentazione". Una investigación sin duda muy interesante que nos permite comprender cómo gracias a una compleja y articulada disciplina alimentaria descrita en su Regla, los caballeros templarios resultaron ser tan eficaces en el campo de batalla..


Pero el también  autor de "Nel mio nome", está a punto de presentar un nuevo libro dedicado a la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge de las Dos Sicilias, de la que es, como el que estas líneas escribe, Caballero de Mérito. El nuevo libro lleva por título: "San Giorgio, i costantiniani. I Borboni delle Due Sicilie e i loro Ordini Dinastici".
El libro, prologado por S.A.R. don Carlo di Borbone, duque de Castro, Gran Maestre de las Órdenes de las Dos Sicilias, será, sin duda alguna, otra magnífica ocasión para disfrutar con las aportaciones de Alessio Varisco en este tema.


Desde "Salón del Trono" felicitamos efusivamente el profesor Alessio Varisco y le damos la enhorabuena por este brillante elenco de publicaciones que nos está ofreciendo en los últimos años.

lunes, 26 de octubre de 2015

CARLOS, CONDESTABLE DE FRANCIA Y DUQUE DE BORBÓN

KarlIIIvonBourbon01.jpg

Carlos de Borbón nació el 17 de febrero de 1490 en Motpensier. Era hijo de Gilberto de Montpensier y de Clara Gonzaga.
Contrajo matrimonio con Susana de Borbón, hija de Pedro II de Borbón. La muerte de su hermano en 1501 le convirtió a él y su esposa en condes de Clermont-en-Auvergne, condes de Montpensier y delfines de Auvergne.
Dos años después, la muerte del padre de Susana los hizo condes de Clermont, condes de Forez, condes de La Marche, duques de Auvergne y duques de Borbón.
Tras el fallecimiento de Susana en 1521, Carlos pudo mantener a duras penas los títulos que debía a su mujer, pues no tenían ningún hijo que los heredara. Luisa de Saboya, prima de Susana y madre del rey Francisco I de Francia, insistía en que los territorios en disputa debían pasar a su propiedad debido a su cercano parentesco con la difunta. El Rey era consciente de que apropiarse de esas tierras mejoraría suficientemente su posición financiera como para continuar la guerra contra el emperador Carlos V y comenzó a confiscar partes de ellas en nombre de Luisa. 
En 1523 los títulos en disputa pasaron al dominio real. Tan sólo el Ducado de Borbón fue exceptuado y entregado a una línea menor de la casa, la de los duques de Vendôme. Esta agria disputa, en la que Francisco I había optado por beneficiar a su madre en perjuicio de Carlos, a pesar de ser éste uno de sus más importantes generales, produjo que el Condestable de Borbón cambiase de bando en un momento clave de la Guerra Italiana, pasando a servir al emperador Carlos V.
Alberto San Juan da vida a Carlos, duque de Borbón, en la serie "Carlos, rey emperador"
Foto: rtve
Alfonso de Ávalos y Carlos de Borbón cruzaron los Alpes con cerca de 11.000 hombres e invadieron Provenza a principios de julio de 1524. Marchando a través de los pequeños pueblos sin encontrar oposición, Borbón tomó la capital provincial de Aix en Provence el 9 de agosto, adoptando el título de Conde de Provenza y prometiendo lealtad a Enrique VIII de Inglaterra en agradecimiento por su apoyo contra Francisco I. Para mediados de agosto, Borbón y de Ávalos habían sitiado Marsella, el único baluarte en Provenza que permanecía en manos francesas. Sin embargo sus asaltos a la ciudad fracasaron, y cuando el ejército francés bajo el mando del propio Francisco llegó a Aviñón a finales de septiembre, se vieron obligados a retirarse a Italia.
La guerra alcanzó su cenit en la victoria española de Pavía (1525), que supuso un momento de gloria con la captura de Francisco I.
Tras diversos triunfos militares y la conquista de Milán, las tropas imperiales se hicieron con el dominio del norte de Italia. El ejército del Emperador había derrotado al ejército francés en Italia, pero no hubo fondos disponibles para pagar a los soldados, quienes se amotinaron y forzaron a su comandante, Carlos, duque de Borbón, a dirigirlos hacia Roma. El papa Clemente VII era firme aliado de Francisco I y contra él marcharon 700 hombres de armas, unos 5.000 españoles a las órdenes de Alfonso de Ávalos marqués del Vasto, 10.000 lansquenetes al mando de Jorge de Frundsberg, 3.000 soldados de infantería italiana comandados por Ferrante I Gonzaga y 800 soldados de caballería ligera al mando de Filiberto, príncipe de Orange.
El ejército imperial asalta Roma
El duque dejó Arezzo el 20 de abril de 1527, sacando partido del caos entre los venecianos y sus aliados después de una revuelta que había estallado en Florencia contra los Médici.. De este modo, las tropas, en gran parte indisciplinadas, saquearon Acquapendente y San lorenzo alle Grotte y ocuparon Viterbo y Ronciglione, alcanzando las murallas de Roma el 5 de mayo.
Las fortificaciones de la ciudad incluían murallas imponentes y poseían una buena artillería, de la que el ejército imperial carecía. El duque Carlos necesitaba conquistar la ciudad deprisa, para evitar el riesgo de verse atrapado entre la ciudad asediada y el ejército de la Liga.
El 6 de mayo de 1527, el ejército imperial atacó las murallas en el Gianícolo y la Colina Vaticana. El duque de Borbón fue mortalmente herido en el asalto por una bala de arcabuz en el muslo, disparo que el artista italiano Benvenutto Celini se atribuyó a sí mismo.
Muerte del duque de Borbón en el Saco de Roma
La muerte de la última autoridad de mando respetada entre el ejército, causó que desapareciera la moderación en los soldados, provocando la conquista de las murallas de la Urbe ese mismo día y dando comienzo el famoso "Saco de Roma".

sábado, 24 de octubre de 2015

CEREMONIA DE INVESTIDURA DE CABALLEROS Y DAMAS DE SAN LÁZARO DE JERUSALÉN





Hoy sábado 24 de octubre de 2015 tendrá lugar en la Iglesia del Monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid, la Investidura de nuevos Caballeros y Damas del Gran Priorato de España de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, con arreglo al siguiente:


PROGRAMA DE ACTOS

Día 24 de Octubre, sábado.

10:30 horas. Concentración en la Puerta de la Iglesia del Monasterio de Santo Domingo el Real, para la explicación del Acto a los postulantes.

11:30 horas 
EUCARISTÍA y, a continuación, SOLEMNE ACTO DE CRUZAMIENTO E INVESTIDURA.


14:00 horas. Almuerzo en Residencia Militar Alcázar.


Iglesia del Monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid (Madres Dominicas)

Protocolo:
Caballeros de la Orden: Frac, uniforme de la Orden o uniformes militares. Obligado el uso del Manto Capitular.
Caballeros invitados: Frac o uniforme de corporaciones civiles y militares
Damas: Traje negro y Mantilla.
Damas invitadas: Traje negro y mantilla, o vestido cóctel.


Instantánea perteneciente a la Investidura del año 2012 en le Iglesia de Santo Domingo el Real

(Recordemos que la Vela de Armas tuvo lugar ayer a las 21 horas en el mismo recinto religioso madrileño)




                                    ATAVIS ET ARMIS

viernes, 23 de octubre de 2015

ENRIQUE IV Y MARÍA DE MÉDICI EN UNA MEDALLA DE 1604

Medallas históricas: Francia. 1604 Enrique IV. 56,5mm de diametro, 70,5g - Foto 1 - 52019060

Tras dejar atrás su turbulento matrimonio con Margarita de Valois, el rey Enrique IV de Francia contrajo nuevas nupcias en diciembre de 1600 con María de Médici. Su matrimonio fue debido, principalmente, a las preocupaciones dinásticas y financieras de la corona francesa. Los Médici, banqueros acreedores del rey de Francia, prometieron una dote de 600.000 escudos de oro, lo que hizo que María de Médici fuera apodada como la “Gran banquera”.
María de Médici desembarca en Marsella, obra de Rubens
Su llegada a Francia se produjo con su apoteósico desembarco en Marsella, tras su matrimonio por poderes en Florencia. Dos mil personas formaban su cortejo. Antoinette de Pons, marquesa de Guercheville y dama de honor de la futura reina, fue la encargada de recogerla en la ciudad costera. Después de desembarcar, María de Médici se reunió con su esposo en Lyon, donde pasaron la noche de bodas.
La nueva Reina quedó embarazada en seguida, y el 27 de septiembre de 1601 nació el primer hijo, el delfín Luis, causando gran alegría tanto al rey como a todo el reino, ya que desde hacía cuarenta años se esperaba el nacimiento de un Delfín. María de Médici continuó con su papel de esposa y le dio a su marido varios hijos.
Matrimonio por poderes en Florencia entre Enrique IV (representado por el Gran Duque Fernando I) y María de Médici, obra de Jacopo Chimenti
Pero la soberana no se entendía con Enrique IV. Sumamente celosa, no soportaba las aventuras femeninas de su marido, ni sus desaires; él la obligaba a relacionarse con sus amantes y además le escatimaba el dinero que necesitaba para cubrir todas las necesidades que su condición real le exigía. Las discusiones entre ambos eran frecuentes, seguidas por una relativa tranquilidad. María de Médici quería hacerse coronar oficialmente como Reina de Francia, pero Enrique IV, por diversas razonas políticas, iba posponiendo la ceremonia. Fue necesario esperar al 13 de mayo de 1610 para que la reina fuera coronada en Saint Denis e hiciera su entrada oficial en París. Al día siguiente el rey Enrique IV fue asesinado por el fanático Ravaillac.
María e Médici coronada Reina de Francia en Saint Denis, por Rubens
En 1604 se acuña una curiosa medalla en honor a Enrique IV y a su esposa la reina María de Médici.
En el anverso aparece el busto del monarca con armadura y corona de laurel en la cabeza. Sin duda un espléndido retrato. Le rodea la leyenda latina: "HENRICVS. IIII. D.G. FRANC(iae) ET NAVAR(rae) REX".
Anverso y reverso de la Medalla original
Foto: NBS

El reverso muestra una representación alegórica de ambos soberanos. Enrique IV, sedente, y ataviado a la romana, con coraza y túnica extiende su brazo derecho para estrechar la mano de María de Médicis, todo ello sobre un brasero del que brotan llamaradas. La Reina, también sedente, aparece representada como una diosa clásica sosteniendo un cuerno de la abundancia. Un sol saliendo de entre las nubes, ilumina la escena.
Rodea la escena una inscripción latina que dice: "MAIESTAS MAIOR. AB. IGNE" ("La majestad es mayor (más poderosa) que el fuego"). En el exergo la data: "1604".
Medallas históricas: Francia. 1604 Enrique IV. 56,5mm de diametro, 70,5g - Foto 2 - 52019060
Reverso de la Medalla en una reacuñación del siglo XIX
Foto: www.todocoleccion.net


miércoles, 21 de octubre de 2015

EL FLORÍN SIN DIOS



El complejo "progre" de eliminar de forma sistemática los elementos tradicionales no es estupidez privativa de nuestros tiempos. A lo largo de los siglos, siempre ha existido algún "iluminado" dispuesto a despejar las tinieblas de nuestra ignorancia y a liberarnos del "peso de la tradición", para modernizarnos.
Una de estas ocasiones se vivió en la Inglaterra Victoriana, etapa histórica no muy proclive, por cierto, a este tipo de experimentos.
Llevaba sentada ya doce años sobre el trono de San Eduardo la Reina Victoria, cuando la Real Casa de la Moneda de Londres se dispuso a acuñar una serie amplia de piezas, estableciendo una nueva denominación para el público británico: el florín. Al parecer se trataba de un intento de introducir un cierto grado de decimalización a la moneda británica. El florín vendría a ser la décima parte de una libra, o lo que es lo mismo, equivaldría a dos chelines.
Para la ocasión se decidió eliminar de la leyenda del anverso de la moneda las tradicionales abreviaturas de las piezas inglesas: D.G. (DEI GRATIA - por la Gracia de Dios) elemento que recordaba la doctrina del derecho divino de los reyes, y FID. DEF. (Defensor Fidei - Defensor de la Fe) título otorgado a Enrique VIII por el Papa León X antes del cisma anglicano. Aún con la desaprobación de la Santa Sede, todos los monarcas posteriores lo usaron como un recordatorio de que el soberano era la cabeza de la Iglesia de Inglaterra. 
La flamante nueva moneda de un florín presentaba la efigie coronada de la reina Victoria y la solitaria leyenda: VICTORIA REGINA 1849. 

1849 2 / -
El Florín "sin Dios"
Fopto: www.coins-of-the-uk.co.uk/

El prurito modernista había borrado de un plumazo cualquier referencia a Dios, a la fe o a la tradición de la monarquía.
Afortunadamente el pueblo británico, que sabe preservar celosamente sus tradiciones y hacerlas compatibles con un progreso bien entendido, reaccionó con un mayúsculo escándalo.
En las calles de Londres, en la prensa, en los clubs de caballeros y en las Cámaras de los Comunes y de los Lores; no había lugar donde no se comentase la cuestión de la dichosa moneda. Gritos de traición a la patria, de sacrilegio, de conspiración republicana, se escuchaban por todas partes.
La excitación había llegado a tal punto que el gobierno tuvo que tomar la decisión de paralizar la acuñación cuando ya se llevaban producidas 413.820 unidades de florín. Los diseñadores fueron castigados.
La Reina Victoria intervino personalmente e impulsó una nueva acuñación con las referencias tradicionales. El resultado fue la acuñación de florines, ni más ni menos, que con letras góticas.
1854 2 / -
El Florín gótico
Fopto: www.coins-of-the-uk.co.uk/

El florín de 1849 llegó a ser conocido como el "florín sin Dios". Desde aquella desventurada ocurrencia, jamás las monedas británicas posteriores han dejado de incluir las dos referencias privativas del título real británico.
Cuando alguien se empeña en cortar sus propias raíces, la consecuencia es que termina seco y, como cáscara hueca, lucirá sus desmanes pasados por los suelos.

martes, 20 de octubre de 2015

JUAN III DE PORTUGAL

Diseño: Lumastan
Juan III de Avis, apodado «el Piadoso» nació en Lisboa el 6 de junio de 1502. Era hijo del rey Manuel I " el Afortunado" y de la reina María de Aragón, cuarta hija de los Reyes Católicos.
El príncipe Juan era el hijo mayor de Manuel. Su nacimiento se celebró con una de las obras maestras del teatro portugués: el Auto de la visitación o Monólogo del vaquero de Gil Vicente. La obra se presentó en la habitación de la reina.
Fue declarado heredero al trono en 1503 y recibió educación de diversos notables de la época, incluyendo al astrólogp Tomás de Torres y al obispo de Viseu, Diogo de Ortiz. Otro de sus maestros fue Luis Teixeira, humanista educado en Italia. En 1514 Juan recibió su propia casa y unos pocos años más tarde empezó a ayudar a su padre en las labores administrativas.
A los 16 años se arregló su matrimonio con su prima, la archiduquesa austriaca e infanta española, Leonor de Austria, hija de los reyes Felipe el hermoso y Juana I. Al final, la joven se casó con el rey Manuel que había quedado viudo, decisión que Juan tomó como una ofensa. A partir de entonces, el príncipe ya no fue el mismo que antes; se volvió melancólico y, según algunos historiadores, esta fue la razón de que Juan se convirtiera en un ferviente religioso.
Don Juan en sus años de Príncipe Heredero de Portugal
El 19 de diciembre de 1521 fue coronado y aclamado en Lisboa en la iglesia de Santo Domingo, iniciando así un reinado de treinta y seis años, caracterizado por la intensa actividad política interna y externa y especialmente por las relaciones con otros estados europeos. Al ceñir la corona lusa tenía 19 años y se convertía en monarca de un verdadero imperio, con todo su poder mercantil y colonial.
En la ciudad de Salamanca, el 5 de febrero de 1525, se casó con su prima Catalina de Austria, hija pequeña de doña Juana I, siendo Juan III hermano de la que sería la esposa de Carlos I, Isabel. Fruto de su matrimonio nacieron nueve hijos. De entre ellos destacamos a María Manuel que se casaría con el futuro Felipe II de España, su primo; y Juan Manuel, príncipe de Portugal, proclamado heredero en 1539 y padre del rey don Sebastián. Juan III tuvo también un hijo ilegítimo, don Eduardo o Duarte, que fur obispo de Braga.
Juan III continuó centralizando los poderes absolutistas de sus predecesores. Llamó a las Cortes sólo tres veces y con grandes intervalos: 1525 en Torres Novas, 1535 en Évora y 1544 en Almeirim. Intentó también reestructurar la vida judicial y administrativa de su reino.
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Dom Juan III en un retrato de Antonio Moro
El extenso y disperso imperio portugués resultaba caro y complicado de administrar y estaba asociado a una importante deuda externa y a un déficit comercial. Los intereses portugueses en la India se volvieron más caóticos bajo la débil administración de sus ambiciosos gobernantes. Los fallos en la administración llevaron al declive del monopolio del comercio portugués.
Durante el reinado de Juan III, algunos de los gobernadores de la región fueron Vasco da gama, Nuno da Cunha o Joao de Castro.
El establecimiento de la compañía de Jesús en Portugal en 1534, aprobado por el Paulo III, y la introducción de la Inquisición en 1536, resultado del fanatismo religioso del rey, fueron también causa de la crisis económica del país. Juan estaba tan entusiasmado por la introducción de la Inquisición que gastó enormes cantidades de oro en embajadas al papa. Mientras que el papel de la Compañía de Jesús en la evangelización de las tierras de ultramar era destacable, en Portugal la Compañía, con financiación regia, levantó numerosos edificios religiosos.
El imperio de ultramar estaba amenazado por los turcos, tanto en el Océano Índico como en el norte de África por lo que Portugal empezó a gastar más dinero en defensa y en fortificaciones. En el Océano Atlántico los barcos portugueses sufrían los continuos ataques de los piratas; además, los franceses establecieron una colonia en Brasil, creando otro frente para Portugal.
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Durante el primer año del reinado de Juan III, las exploraciones continuaron y los portugueses llegaron hasta China y Japón. Los gastos para defender los intereses en India fueron enormes y, para costearlos, Juan III abandonó algunas de las plazas del norte de África como Safim y Arzila.
Por lo que respecta a las relaciones internacionales, el reinado de Juan III se caracterizó por la diplomacia. Con España, realizó alianza a través de los matrimonios para asegurar la paz en la Península Ibérica. Sin embargo, el matrimonio entre los miembros de la familia real portuguesa y la española fueron tal vez uno de los factores de la frágil salud de sus descendientes, incluido su nieto, el futuro rey Sebastián I.
Juan III permaneció neutral durante la guerra que enfrentó a Francia con España, pero repelió con firmeza los ataques de los piratas franceses. Se adhirió a la Contrarreforma logrando de Roma que pudiera nombrar a quien quisiera para los puestos eclesiásticos destacados del país; sus hermanos Enrique y Alfonso se convirtieron en cardenales y su hijo natural, Duarte, fue nombrado arzobispo de Braga.
Las relaciones comerciales se intensificaron con Inglaterra, el Báltico y Flandes. China ofreció Macao a los portugueses, y Portugal se hizo con el control de las principales rutas comerciales del área. En el sur, los portugueses continuaron con su actitud hostil contra los líderes insurgentes musulmanes de la India. En las Molucas, Juan III consiguió una importante victoria política, asegurando el control del área frente a las reclamaciones españolas.
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Monumento a Juan III en Coimbra
Foto: Nuno Tavares
Juan III apoyó la causa humanista de forma destacada, protegiendo a Gil Vicente, Fernao Mendes Pinto, Joao de barros y Luis de Camoes. En las ciencias, recibieron su favor Pedro Nunes y García de Orta.
Trasladó la universidad desde Lisboa a Coímbra en 1537 y se encargó de dotarla de unas condiciones excelentes. Sin embargo, la importancia de la Universidad de Coimbra quedó minimizada con la instauración de la Compañía de Jesús. Esta compañía fundó colegios y extendió la educación por todo el país pero, por otra parte, creó una destacada inestabilidad en la educación optando muchas veces por una posición conservadora frente a la modernización, tomando como rival a la Universidad de Coimbra. La Inquisición arrestó también a numerosos maestros destacados y censuró nuevas ideas como el erasmismo
Destaca también el apoyo que dio el rey Juan a los misioneros en el Nuevo Mundo, Asia y África.
Hacia el final del reinado de Juan III, Portugal entró en un periodo de crisis económica, social y política, resultado del menguante poder portugués.
El Rey murió el 11 de junio de 1557.
Desde 1539, el heredero al trono de Juan III era Juan Manuel, casado con Juana de Austria, hija de Carlos I. Pero Juan fue un niño enfermizo y murió muy joven. Su esposa dio a luz dos días después de su muerte a su hijo Sebastián quién finalmente heredó el trono de su abuelo a la edad de tres años.