SERVUS HISPANIARUM REGIS



jueves, 22 de diciembre de 2011

LA ORDEN DE SAN HUBERTO DE BAVIERA

Comienza el invierno. Los cazadores se mueven por bosques y llanuras acompañados de sus jaurías. Un buen momento para recordar la historia de San Huberto, Patrón de los cazadores.

Huberto nació en Toulousse en el año 657 y fue el hijo mayor de Bertrán (Bertrando), Duque de Aquitania, y de Hugbern o Afre, que era hermana de Santa Oda. Algunas genealogías tienen a Santa Oda como la esposa de Bertrán y madre de Huberto y de su hermano Eudo.
Como los nobles merovingios de su tiempo, Huberto practicaba asiduamente la caza. Se trasladó a Metz, donde casó (682) con Floribana, hija de Dagoberto, Conde de Lovaina. Fue una elección matrimonial conveniente por la importancia de las dos familias. Su hijo Floriberto, como Huberto, llegaría a ser obispo de Lieja.
Al morir Floribana, al dar a luz a su hijo, se retiró Huberto a las boscosas Ardenas y se entregó a la caza.
Pronto se obró un cambio espiritual en él. Cuando un Viernes Santo se encontraba cazando, al perseguir a un hermoso venado, éste se volvió y dejó ver un crucifijo entre la cornamenta, resaltado por luminosos rayos, según relata la pía leyenda. Seguidamente, oyó que decía: "Huberto, si no vuelves al Señor y llevas una vida santa, irás al infierno". Al oírlo, Huberto bajó del caballo, se postró y dijo: "Señor, ¿qué quieres que haga?. La respuesta fue: "Ve y busca a Lamberto, que te dirá lo que tienes que hacer".
La leyenda del ciervo crucífero apareció en la hagiografía medieval, repitiendo la leyenda que ya se atribuía de San Eustaquio, mártir romano del siglo II. Hacia el siglo XV, era una leyenda muy repetida en muchas partes Europa central (Francia, Países Bajos, Baviera, Bohemia, etc.).


File:Heiliger Hubert.jpg

Encuentro de San Huberto con el Ciervo Crucífero

Huberto partió inmediatamente hacia Maastricht, donde Lamberto era obispo, y a partir de entonces actuó como su director espiritual. Huberto renunció a su rango y derechos de primogenitura en el Ducado de Aquitania en favor de su hermano Eudo, que fue nombrado tutor de Floriberto, el hijo de Huberto y Floribana. Distribuyó a los pobres su riqueza y estudió órdenes sagradas, para ser consagrado presbítero, asistiendo en la administración de la diócesis de Maastricht-Tongeren a San Lamberto. Siguiendo su consejo, partió en romería hasta Roma el año 708, pero durante su ausencia fue asesinado su obispo y mentor. La hagiografía de Huberto indica que este asesinato fue revelado al Papa con la indicación de designar a Huberto, sucesor de San Lamberto en la Diócesis, como así sucedió.
Como obispo, trasladó la sede de Maastrichy a Lieja, enterró a su predecesor en una basílica construida para honrar su memoria en el lugar mismo del asesinato y sentó las bases para hacer de Lieja una gran ciudad. Ésta tiene hoy a San Lamberto como su santo patrón y San Huberto es contado como su primer obispo. El obispo Huberto destacó por su sencillez y austeridad, por intensidad de sus oraciones y ayunos y su famosa elocuencia. Evangelizó el área de la Ardenas.
Huberto murió en Tervuren, Brabante en 727 o 728 y fue enterrado en Lieja. Sus restos fueron luego exhumados el año 825 y trasladados a la abadía benedictina de Andain, situada en la población que actualmente se llama San Huberto. En los siguientes años hasta el Siglo XVI, en que desaparecieron los restos, su sepulcro fue muy visitado, siendo centro de peregrinación.
El nombre y la protección de San Huberto se tomó por algunas Órdenes Militares en el siglo XV. Felipe IV de España, rey cazador, tenía a San Huberto como protector.

File:Hubertus-liege.jpg


En Baviera surgió en 1444 una Orden de San Huberto que se convirtió en motivo de orgullo para todo el pueblo bávaro.
Gerardo V, duque de Jülich y conde de Ravensberg fue su fundador. Con su institución buscaba conmemorar su victoria sobre la Casa de Egmond, en la batalla de Linnich, librada el 3 de noviembre, fiesta de Sant Huberto. la Orden es dinástica y de clase única.
Inicialmente, estaba abierta a hombres y mujeres, aunque limitando el número de acompañantes masculinos a sesenta, mientras que el número de damas era ilimitado. Conmemoraba también la conversión de San Huberto y su prestigio como patrono de los cazadores y caballeros. Con el tiempo se empleó como recompensa para aquellos súbditos bávaros más fieles al soberano y como premio a eminentes servicios al estado.

En marzo de 1609, Duque Juan Guillermo de Jülich-Cleves-Berg murió sin hijos. Wolfgang Guillermo del Palatinado-Neuberg y Juan Segismundo de Elector de Brandeburgo reclamaban los territorios ducales. En el caos subsiguiente de la sucesión, la Orden cayó en desuso. A finales del siglo XVII, el Ducado de Jülich pasó a la jurisdicción del Príncipe Elector Johann Wilhelm, duque de Neuberg, que descendía de una rama menor de la línea Palatina de la Casa de Wittelsbach. En mayo de 1708, restauró el Orden de San Huberto y asumió la dignidad de Gran Maestre.

A white whigged man with a crimson coat and an ermine mantle holds a medallion in his hand. The medallion has a bright green stone in the center, and is encircled by a star-burst, and it hangs from a jewel-studded chain around his neck.

Carlos IV, Príncipe Elector de Baviera con el Collar de la Orden

Durante las guerras revolucionarias y napoleónicas, la Orden funcionó principalmente como una orden militar, similar a la Orden militar de María Teresa o la Orden de Leopoldo.
Su prestigio fue importante en el siglo XIX y, como ejemplo, el célebre Luis II de Baviera fue enterrado con el manto y las insignias de Gran Maestyre de la Orden.
El actual jefe de la casa de Wittelsbach, Franz Bonaventura Adalberto Maria, duque de Baviera, es el actual Gran Maestre de la orden.

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Banda e insignia

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Placa de la Orden

La insignia de la Orden de San Huberto es una cruz blanca de esmalte surmontada por una corona real. En el anverso está representada la conversión de San Huberto, con la leyenda gótica en gran trau ("constante fidelidad"), y en el reverso se encuentra el orbe imperial y la inscripción en latín In memoriam dignitatis recuperatæ una vitæ 1708 (en recuerdo de la restauración de la dignidad original, 1708). Originalmente, consistía en un collar y una joya colgante. El collar de Jülich consistía en cuernos estilizados (seis para hombres, cuatro para las mujeres), entrelazados con una nube.

Three links from the collar of the Order; the intertwined initials of the motto, in trau vast (firm in fidelity) are intertwined and in alternating links, the carved image of Saint Hubert and the animals.

Detalle de un eslabón del Collar


La banda de la Orden es rojo amapola, de moiré, con estrechas franjas verdes, pero bajo el nudo de los extremos de la cinta estos bordes verdes fueron cubiertos con cinta metálica de oro.

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