Tras la humillación de las armas imperiales en Bailén, el emperador Napoleón en persona toma el mando de las operaciones y entra en España con la Grande Armée. Las victorias francesas se suceden en Espinosa de los Monteros y Gamonal, permitiendo la ocupación de Burgos. Las malas noticias llegan a Madrid y el 14 de noviembre de 1808 se ordenan fortificar los puertos de Somosierra y Guadarrama con la pretensión de impedir la llegada de Napoleón a la capital de España.
Al día siguiente, por la mañana temprano, según se van equipando las tropas, empiezan a salir de Madrid camino de Guadarrama, Fuenfría y Somosierra. El primer contingente, que se encamina hacia Somosierra, va con el general don Benito San Juan al mando. En los días sucesivos marchan el resto de tropas que se encuentran en la capital para componer el dispositivo preparado por San Juan aprovechando las condiciones naturales del puerto de Somosierra. Mientras, la población de Madrid emplea el tiempo en rogativas públicas por los ejércitos españoles, sucediéndose las procesiones los días 19, 20 y 21 de noviembre de 1808. Sin embargo la débil defensa de Somosierra no es suficiente para impedir el avance francés, y el día 30 Napoleón derrota al ejército de don Benito San Juan. El emperador duerme ya esa noche en Buitrago de Lozoya.
El día 1 de diciembre de 1808, la noticia de la derrota de Somosierra recorre Madrid. El pueblo madrileño se une para realizar trabajos de defensa y solicitar armas. Se crea una Junta, con su sede en la Casa de Correos, encabezada por el duque del Infantado. Se cavan trincheras, empalizadas y se fortifican las puertas de la villa. La débil cerca que rodea la población es reforzada. Se crean pequeños almacenes en los lugares de trabajo para agilizar éstos, y se acelera la producción de pan para que no haya escasez del producto.
Escena de la Batalla de Somosierra, donde se produjeron las sucesivas cargas de la caballería polaca
Entre tanta actividad surge el drama. Al repartir los cartuchos se detecta que la mayoría contienen tierra en vez de pólvora. El rumor de traición pronto surge y la sospechas caen sobre el marqués de Perales, encargado por la Junta para suministrar las armas. La muchedumbre se encamina a la calle de la Magdalena, donde está su casa, y asesinan al marqués arrastrando su cadáver por las calles de Madrid.
La Junta Central deja Aranjuez para encaminarse hasta Talavera de la Reina, con vistas a una retirada hacia Sevilla. En Madrid hay unos 4.000 soldados regulares, el resto de la fuerza de defensa está compuesta por los vecinos de la villa. Las escasas piezas de artillería que hay son instaladas en las baterías que se construyen en las puertas de San Vicente, de Segovia, puerta de la Vega, Fuencarral, San Bernardino, de los Pozos de la Nieve, Alcalá, Recoletos y Atocha. A última hora de la noche el Cuartel General del Emperador está en San Agustín de Guadalix y el mariscal Bessières, con su caballería, se posiciona en las alturas del Monte del Pardo. A lo largo de la noche va llegando la infantería.
La mañana del día 2 de diciembre de 1808 amanece con una niebla intensa que empieza a levantarse sobre las 10 de la mañana, entonces Bessières ordenar a su caballería acercarse a la población y tantear las defensas, pero son rechazadas por la artillería española. Según avanza la mañana el día se aclara y sube la temperatura, tanto que los franceses opinan que hace tan bueno como los días de mayo en Francia. Bessières manda a uno de sus ayudantes para pedir la rendición, pero los ánimos están exaltados entre los madrileños y si no es por la protección de tropas regulares españolas hubiera sido asesinado el emisario por el pueblo. Es tal la audacia de los defensores que piden que venga el propio mariscal a la ciudad con los ojos vendados.
El duque de Castellar y los generales Tomás Morla y De la Vega tienen dificualtades para poder imponer orden y serenidad ya que el pueblo madrileño quiere emular la defensa de Zaragoza y no son conscientes del peligro que se les avecina. Napoleón llega al mediodía y observa Madrid desde las alturas cercanas a Chamartín. Sus hombres ante su presencia estallan en aplausos, es el aniversario de la coronación del emperador y el entusiasmo rodea a la Grande Armée. Unos soldados del regimiento español de las Guardias Walonas desertan y se presentan ante el campamento francés, comunicando que la población madrileña no tiene intención de rendirse y que la influencia en las decisiones que se están tomando vienen supeditadas por el populacho. Durante la tarde Napoleón reconoce las defensas y prepara el plan de ataque a la ciudad. No quiere que su hermano entre en una ciudad en ruinas, por lo que tiene que emplear su ingenio para tomar la ciudad con los menos daños posibles. La noche llega y la luz lunar permite comenzar los ataques.
Por el lado de Fuencarral y Conde Duque la infantería imperial intenta romper la defensa, llegan a tomar el cementerio nuevo situado junto a la puerta de Fuencarral, pero las baterías españolas los desalojan. El ataque se interrumpe y durante la noche Napoleón posiciona a sus tropas entre la Casa de Campo y el Manzanares para evitar que entre ayuda por esta parte a la ciudad. Ha decidido realizar el ataque principal por la puerta de Recoletos, la de Alcalá y el Retiro. La artillería francesa está preparada para cuando amanezca barrer las defensas madrileñas. Antes de dar la orden de ataque, el emperador francés vuelve a intentar la rendición y ordena a su lugarteniente Berthier que mande a un oficial de artillería español, capturado en Somosierra, con la propuesta de la rendición de la ciudad. A las nueve de la mañana el parlamentario regresa con la negativa de la Junta de Defensa. Inmediatamente Napoleón ordena el fuego de las treinta piezas de artillería que rompen la defensa de la puerta de Recoletos y producen una inmensa abertura en el muro que rodea el Retiro; los Voltigeurs de la división francesa de Villatte entran por ella y hacen huir a los defensores tomando en menos de una hora el palacio del Retiro, el observatorio y la fábrica de porcelana. A su vez un ataque de distracción se estaba produciendo por la zona de Conde Duque, atrayendo hacia esa parte a una gran cantidad de defensores madrileños. La toma del Retiro proporciona a los franceses una buena ventaja y la aprovechan instalando una gran batería que amenaza con barrer la ciudad. Por la zona del paseo del Prado ya hay tropas francesas, la defensa se hace imposible. Ante la evidencia, las tropas regulares que han participado en la lucha contra los franceses empiezan a abandonar la ciudad, lo que provoca la furia del pueblo que las amenaza.
A las once de la mañana Napoleón vuelve a intentar la rendición de la ciudad y manda un mensaje a la Junta de Defensa ordenando inmediatamente el alto el fuego. Los miembros de la Junta están a favor, y a pesar de la oposición de una parte de los vecinos que quieren continuar con la lucha, la sensatez se impone y se acepta la proposición francesa. A las cinco de la tarde el general Morla, un miembro de la Junta y don Bernardo Iriarte se dirigen a la tienda del lugarteniente de Napoleón, Berthier; éste los acompaña ante la presencia del emperador. Sin dejarles hablar les recrimina el trato que han dado a los soldados franceses hechos prisioneros en Bailén. Al general Morla, Capitán General de Andalucía, no le consiente que le hable de capitulación cuando ha roto la que se pactó en Bailén. Les da de tiempo hasta las seis de la mañana del día siguiente para que consigan apaciguar al pueblo de Madrid y que se depongan las armas, en caso contrario ordenará la destrucción de la ciudad. A las 6 en punto se presentan Morla y Fernando de la Vega, gobernador de la ciudad, con la rendición.
La rendición de Madrid, por Antoine-Jean Gross
A las 10 de la mañana el general Belliard toma el mando de la ciudad y todos los puestos son entregados a los franceses, publicándose el perdón general. Durante todo éste tiempo el rey José I ha estado en un segundo plano, ninguneado por su hermano.
El emperador francés rechaza hospedarse en Madrid y se aloja en el Palacio Nuevo de Chamartín, propiedad de Infantado (actualmente Colegio del Sagrado Corazón)
Colegio del Sagrado Corazón, en Chamartín. Lugar donde se encontraba el palacio nuevo de los duques de Infantado-Pastrana
Foto: Miguel Ángel García García
Napoleón ordena la fortificación de la fábrica de porcelana “La China” junto con el edificio del observatorio. La antigua fábrica se dividirá en cuadro dependencias: una como hospital, otra para la artillería, otra como salón y la última de almacén. Quiere que los heridos sean llevados ya al Retiro. También manda que a éste lugar se traslade toda la artillería, excepto seis piezas que se colocaran cerca del Palacio Real y que estarán bajo la supervisión de la Guardia de su hermano. Toda la caballería se alojará en establos, conventos y casas abandonadas por los emigrados. Por último no quiere ningún vivac por las calles de Madrid para mostrar inmediatamente signos de normalidad y alejar la sensación de amenaza militar a los vecinos. A su hermano, el rey de España, no lo quiere cerca y lo manda que se aloje en el Palacio del Pardo. Una vez establecido su Cuartel General y mandadas las primeras disposiciones para mantener el orden en Madrid, se dedica a firmar una serie de decretos donde elimina las aduanas interiores, suprime el Consejo de Castilla, da por abolido el feudalismo y reduce el número de conventos. Con ello elimina el antiguo régimen. Éstas disposiciones no son del agrado de su hermano José que le comunica su renuncia a la corona de España, Napoleón ni se digna en contestarle ignorando la pretensión de su hermano mayor.
Napoleón entra en Madrid
El día 9 pasa revista en el Prado a los cuerpos del mariscal Lefevre que han llegado a Madrid el día anterior. Éste mismo día recibe a una Diputación encabezada por el Corregidor de Madrid para agradecerle el respeto que ha tenido con la ciudad y presentar fidelidad a José I. El 10 para revista a las tropas de la Confederación del Rin, y al día siguiente acude al Retiro para supervisar los trabajos de fortificación; como las obras no avanzan como él desea ordena a Berthier que haga todas las gestiones necesarias para que se aceleren. El día 12 para revista a los cuerpos de caballería y el 13 se traslada más allá del puente de Segovia para volver a pasar revista a todas las fuerzas del mariscal Lefevre
En sus visitas a Madrid únicamente entra una vez en el Palacio Real, tras hacer un rápido recorrido lo que más le llama la atención es un retrato del rey Felipe II. En los días que lleva en la capital observa como la población ve con indiferencia el acantonamiento de las tropas francesas, para llamar la atención y demostrar su fuerza celebra el día 19 una gran parada entre la puerta de Recoletos y Chamartín donde participan sesenta mil hombres, ciento cincuenta piezas de artillería, la totalidad de la Guardia Imperial y los vagones de intendencia. El espectáculo es majestuoso y así lo hace publicitar en la Gaceta del Ejército. Pero antes de finalizar la parada militar, Napoleón la suspende; durante el transcurso de la misma le llegan varios despachos confirmando la presencia de tropas inglesas en el Valle del Duero. Inmediatamente se traslada a su despacho y comienza a tomar las disposiciones para abandonar Madrid y salir en persecución del ejército británico de Moore. El emperador francés deja Chamartín el 22 de diciembre al mediodía, camino del puerto de Guadarrama.
Fuente principal: http://1808-1814escenarios.blogspot.com.es/2015/05/napoleon-en-madrid.html
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Una bonita medalla, que forma parte de una amplia colección sobre las campañas napoleónicas, recuerda todos estos acontecimientos. Es una pieza circular de bronce en cuyo anverso presenta la efigie del Emperador tocado con corona de laurel a la romana. Le acompaña la leyenda en francés: "NAPOLEON EMP.(EREUR) ET ROI"
Anverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net
El reverso muestra la célebre Puerta de Alcalá, levantada en tiempos de Carlos III y símbolo de Madrid acompañada por su nombre. En el exergo, una inscripción conmemorativa en francés y la data: "ENTRÉE DES FRANCAIS A MADRID LE IVº DECEMBRE MDCCCVIII".
Reverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net
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