Leopoldo de Sajonia Coburgo y Gotha fue el primer rey de los belgas bajo el nombre de Leopoldo I. Nació el 16 de diciembre de 1790 en Coburgo. Fue el hijo menor del Duque Soberano Francisco de Sajonia-Coburgo-Saalfeld y de su segunda esposa, la Condesa Augusta de Reuss-Ebersdorf.
A los 5 años de edad Leopoldo es nombrado coronel del Regimiento Imperial Izmailovski en Rusia y a los doce años es ascendido a general.
En 1806 se hospeda brevemente en la corte de Napoleón I tras la conquista por las tropas francesas de su Ducado natal. Durante su estancia en París, Leopoldo rechaza el puesto de asistente que el Emperador francés le ofrece y marcha a Rusia.
Bajo el mando del Zar Alejandro I, combate contra las tropas napoleónicas en las batallas de Lützen, Bautzen y Leipzig. Su destreza y habilidad en la lucha permiten que obtenga el grado de Mariscal de Rusia.
Tras la definitiva derrota de Napoleón, Leopoldo se casa el 2 de mayo de 1816 con la princesa Carlota de Gran Bretaña, hija única del príncipe regente inglés y futuro rey Jorge IV. Carlota estaba llamada a ser la heredera al trono británico, pero falleció prematuramente.
Tras esta tragedia familiar, el entonces duque Leopoldo centra su atención en ayudar a otros miembros de su familia a ascender a varios tronos europeos: casó a un sobrino suyo con la reina María de Portugal en 1836; e incluso ejerció cierta influencia sobre su sobrina, la Reina Victoria del Reino Unido, a la cual casó en 1840 con otro sobrino suyo, Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha.
En 1829 Leopoldo contrae segundas nupcias con la actriz Caroline Bauer, convertida en Condesa de Montgomery. Este matrimonio en el que no se celebró ni ceremonia religiosa ni pública, sería anulado en 1831.
En 1830 Leopoldo rechaza la corona de Grecia, que ha obtenido su independencia del Imperio Otomano. Pero ese mismo año, el 4 de octubre de 1830, el Congreso Nacional Belga declara su independencia del Reino de los Países Bajos, eligiendo como rey de los belgas a Luis Felipe de Orleans, que acaba de ser elegido Rey de Francia a consecuencia de la Revolución de 1830. Sin embargo Luis Felipe, para calmar los ánimos de los ingleses, rechaza el título belga.
El Congreso Belga, conociendo el pasado militar del duque cuando se enfrentó contra Napoleón, propone entonces a Leopoldo (4 de junio de 1831) convertirse en el rey de los Belgas. Leopoldo acepta a condición que las fronteras y las deudas de Bélgica sean arregladas y aclaradas. Así, el 21 de julio de 1831 presta juramento a la Constitución y es oficialmente coronado como Rey de los Belgas en Bruselas.
El 2 de agosto de 1831, mientras que se encuentra haciendo su entrada triunfal en la ciudad de Lieja, es informado de que los Países Bajos han retomado la guerra contra Bélgica. Leopoldo pide entonces a su primer ministro Joseph Lebeau que solicite ayuda a Francia y al Reino Unido, pues la Constitución Belga le impide pedir ayuda extranjera sin la autorización del Parlamento. Reanudada la guerra, defiende personalmente el camino de Bruselas. El ejército belga se pone en marcha, y gracias a la ayuda militar francesa la ofensiva neerlandesa es detenida.
Defendiendo su nuevo título real y en gratitud hacia el pueblo francés, se casa en 1832 con Luisa María de Orleans, primera reina de los belgas, hija del rey de Francia Luis Felipe I.
Ese mismo año de 1832 Leopoldo I crea la Orden de Leopoldo.
Finalmente, en 1839, los Países Bajos reconocen la independencia del reino belga y sus fronteras por el Tratado de Londres.
En política exterior Leopoldo I supo servirse de las relaciones familiares para proteger su joven reino frente a las ambiciones prusianas y fundamentalmente las francesas, siempre dispuestas a la anexión durante el reinado de Napoleón III. También ayudó a mantener la paz en Europa, manteniendo la neutralidad belga durante la Revolución de 1848 en Francia y en otros estados.
Durante su reinado se inauguró la primera línea ferroviaria en Europa continental y que unía las ciudades belgas de Bruselas y Malinas. También introdujo en Bélgica los sellos de correos, en los que figuraba su busto.
Leopoldo I falleció el 10 de diciembre de 1865 en el Palacio Real de Laeken (Bruselas) y fue inhumado en la Cripta Real de la Iglesia de Nuestra Señora de Laeken.
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