Dedicamos la entrada dominical, siempre vinculada a Palacios Reales del mundo, al Salón del Trono del Palacio de El Bardo en Túnez.
Cualquiera de los que hemos viajado en alguna ocasión al país magrebí, necesariamente, hemos paseado, con tremenda admiración, por las salas del hoy Museo Nacional del Bardo. Sus magníficas colecciones de esculturas y mosaicos romanos, restos púnicos e islámicos, impresionan a cualquier visitante por su extraordinaria calidad y belleza.
Mosaico del Triunfo de Neptuno
El Palacio se encuentra situado en el barrio de el Bardo a las afueras de la ciudad Túnez, residencia desde el siglo XIII de los sultanes hafsidas, y reconstruido más tarde como palacio del Bey. Como museo es uno de los más grandes del Mediterráneo, y presenta una gran variedad de piezas arqueológicas y de la historia de Túnez correspondientes al cruce de muchas culturas a lo largo de varios milenios.
Pero también El Bardo conserva el recuerdo histórico de los Beys de Túnez pues, como hemos dicho, fue su residencia oficial.
El Salón del Trono de El Bardo en una imagen de 1900
El museo fue creado por decreto de 7 de noviembre de 1882, convirtiéndose en la primera institución de su tipo en el norte de África. Fue construido por arquitectos tunecinos como Palacio residencial del Bey de Túnez, y edificado en la segunda mitad del siglo XIX bajo el impulso de Muhammad II ibn al-Husayn y después por su sucesor Muhammad III ibn al Husayn.
Mohamed Yacoub lo llamó «monumento muy representativo del lujo y refinamiento que ha conocido la arquitectura tunecina durante el período de los Beys». También refleja la naturaleza ecléctica del arte de esta época, en la que el aporte local se mezcla con influencias andaluzas, asiáticas y europeas. El edificio acogió las primeras colecciones arqueológicas en marzo de 1885. La apertura oficial del museo se realizó el 7 de mayo de 1888 y se llamó entonces Museo Alaoui, el nombre del Bey reinante en aquel momento, Ali Muddat ibn al-Husayn. Bertrand Pradère fue su primer director en 1886. En 1956, el museo tomó su nombre actual.
Trono del Bey de Túnez en el Museo Nacional de El Bardo
Histórica imagen de 1942 en la que, sentado en su trono, aparece Moncef Bey rodeado de los príncipes de su Real Casa y sus tres ministros principales.
En 1899, las autoridades adjuntaron al Gran Palacio un segundo espacio, el Pequeño Palacio construido en 1831-1832, que actualmente alberga colecciones de arte islámico. Debido a su calidad arquitectónica, los dos palacios se clasificaron como monumento histórico en septiembre de 1985. Equipados para satisfacer las necesidades de su nueva función, a los edificios se les hizo algunos cambios, pero mantienen su carácter original, a pesar de la combinación de las arquitecturas del Magreb, turcas e italianas. Los palacios del Bardo presentan numerosas salas con funciones diferentes: la sala de recepción tiene una gran cúpula con dieciséis paneles de madera tallados y pintados sobre fondo de oro, desde ahí se pasa al gran patio cubierto de cuyo techo cuelgan cuatro lámparas de araña, además presenta grandes ornamentos de yeso.
La sala de música tiene el techo decorado con motivos florales y presenta dos galerías, la primera destinada a las princesas, y la otra a los músicos, ambas sostenidas por delgadas columnas de mármol blanco con incrustaciones de tiras de mármol rojo. En los apartamentos privados domina una decoración mural, realizada con finas superficies de yeso ejecutadas con arabescos entrelazados que muestran meandros, nudos y follaje de inspiración egipcia. También hay paneles de azulejos que cubren las paredes en varias de las salas del palacio.
Si los amables lectores de este Blog desean ampliar su información sobre este fantástico lugar de historia y cultura, el siguiente enlace les conducirá hasta la página oficial del Museo de El Bardo
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