La Orden de San Lodovico fue fundada en 1836 por el Duque Carlo Ludovico di Borbone en el Ducado de Lucca (Decreto Nº 103 de 22 de diciembre de 1836).
La Orden estaba dividida en tres clases: para la primera implicaba la adquisición de la nobleza hereditaria de los Caballeros y la nobleza no hereditaria a los Caballeros de segunda clase.
El Canciller era al mismo tiempo Gonfaloniere de la ciudad y el municipio de Lucca y Presidente de la Diputación del Cuerpo de la nobleza de Lucca.
La primera concesión se realizó el 23 de diciembre de 1837. Entre los más importantes Caballeros de la Orden de San Lodovico destaca la figura del escritor Alexandre Dumas, que ingresó el 11 de marzo de 1841.
A la muerte de María Luisa de Austria (17 de diciembre de 1847), y de acuerdo a los acuerdos del Congreso de Viena, el Ducado de Parma y Piacenza fue devuelto a la soberanía de la Casa de Borbón Parma en la persona de Charles Louis (Carlos II, como duque de Parma) quien abandonó Lucca 27 de diciembre de 1847.
Carlos II, Duque de Parma con el hábito de la Orden de Santiago. Recordemos que los Duques de Parma eran también Infantes de España.
En 1849 Carlos II abdicó en favor de su hijo Ferdinando Carlo (Carlos III) que, a fin de crear un instrumento de consenso favoreciendo la aparición de un sentimiento de lealtad al rey, decidió establecer una Orden en el Ducado del mismo nombre y la misma insignia que la fundada por su padre en Lucca. Así, el 11 de agosto de 1849, declaró el traslado de la Orden de San Ludovico a Parma.
El Reglamento de 1849 reconoce a la Orden como Dinástica por lo que ha sido conferida desde entonces, motu propio, por el soberano parmesano y sus sucesores como Grandes Maestres de la misma. Cuenta con un Gran Canciller con sede en la ciudad de Piacenza y un Secretario. El primer Gran Canciller fue el Marqués Ferdinando Landi di Chiavenna.
El Orden es una distinción al Mérito Civil y Militar. Está dividida en cinco clases limitadas en el número máximo de concesiones excepto para príncipes cuyo número no cuenta:
- Gran Cruz (20)
- Comendador (30)
- Caballero de 1ª clase (60)
- Caballero de 2ª clase (80)
- Cruz (100)
Las dos primeras clases conceden el derecho a obtener la nobleza hereditaria (más tarde reconocida también por la Consulta Araldica del Reino de Italia), mientras que el rango de Caballero confiere nobleza personal. La Orden está especialmente reservada a personas que profesen la religión católica, pero no están prohibidas las concesiones a otros cristianos.
Desde el punto de vista del orden histórico y jurídico no es una institución del Estado, sino de naturaleza dinástica y, por lo tanto, perteneciente al patrimonio heráldico de la Casa Real de Borbón-Parma.
El 9 de junio de 1859 el Duque Roberto I y su madre, la Duquesa Regente María Luisa de Borbón, fueron expulsados de Parma dentro del proceso que condujo a la incorporación del Ducado a la Italia unida. Sin embargo, el Duque Roberto, incluso después de la unificación de Italia, siguió confiriendo la Orden a jefes de Estado y jefes de Gobierno de países soberanos que aceptan la distinción.
El actual duque titular de Parma y Piacenza Carlos Javier de Borbón-Parma, hijo del noveno gran Maestre de la Orden de Carlos Hugo de Borbón-Parma, continúa confiriéndola. Suele ser otorgada con ocasión de la fiesta de San Luis el 25 de agosto.
La República italiana, por decreto del Ministerio de Relaciones Exteriores, reconoció la Orden aunque formalmente no autoriza la concesión a los italianos, de conformidad con la ley, 03 de marzo de 1951.
La insignia se compone de una cruz griega con cuatro lises que se unen a través de sus hojas cada uno de los brazos de la Cruz. En su centro se muestra la efigie de San Luis IX de los franceses (San Ludovico) y el lema latino Deus et Dies (Dios y el tiempo).
La cinta es amarilla con una amplia franja vertical en azul.
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