Por Don Paolo Rivelli, Presidente del Real Circolo Francesco II di Borbone
Traducción del italiano: "Salón del Trono"
El pasado día 7 de noviembre tuvo lugar en la Iglesia romana del Spirito Santo del Napoletani, en la Via Giulia, la celebración de una solemne eucaristía en sufragio de Su majestad el Rey Francisco II de las Dos Sicilias
La iniciativa partió del Real Circolo Francesco II di Borbone y tenía por objeto terminar con el olvido que ha envuelto la figura del último soberano de las Dos Sicilias.
Se trató de una emotiva ceremonia que contó con la participación musical del quinteto "Ottoni d´autore", quien ejecutó tambien, de forma magistral, el Himno Nacional de las Dos Sicilias.
De igual modo el tenor y la soprano solistas interpretaron juntos el "Gloria, gloria", escrito por Mimmo Cavallo y Pino Aprile, que es al himno del Real Circolo.
Francisco II ha sido un personaje por el cual la Historia se ha interesado escasamente o lo ha hecho de forma superficial. Se le han atribuido, injustamente, las consecuencias de una derrota militar, plagada de traiciones; pero es hora de restituir la figura de un hombre de altísima talla moral y religiosa, como testimonian sus acciones y su pensamiento a lo largo de toda su vida.
Fue consciente de la deslealtad, de las tramas de infidelidad consumadas a sus espaldas; y a pesar de ello quiso siempre evitar inútiles derramamientos de sangre, lo que le hizo aparecer como débil e incapaz.
Francisco II fue un soberano que encarnó plenamente el modelo de monarca cristiano. Hoy puede ser todavía una referencia para todos. Un rey que prefirió, antes que una ingente fortuna material; mantener la justicia, el juramento de fidelidad prestado y el amor hacia patria antes que cualquier otra cosa. Fiel al mandato divino que ligaba al rey con su pueblo, como un padre a un hijo; para vivir con gran valor las experiencias que la vida le tenía reservadas, con ese mismo valor con el que afrontó sus experiencias militares.
Su Majestad el Rey Francisco II de las Dos Sicilias
Francisco II vivió en el exilio despojado de todos sus bienes personales, con la simplicidad y la modestia propia de los grandes. Confortado por una fe absoluta en la Justicia Divina.
Quiso ser un soberano que antepuso los intereses del pueblo a los suyos personales. El Rey Francisco, como un buen padre, durante toda su vida, no cesó ni un momento de preocuparse por las necesidades de su pueblo, no dudando en privarse de lo poco que tenía para ayudar a los necesitados, teniendo siempre en mente "la paz, la concordia y la prosperidad".
Todavía hoy su ejemplo, el de un hombre de gran fe y con un altísimo sentido de estado y del deber, resulta extremadamente actual en un momento tan difícil para nuestro país y para Europa.
Frente a la gran desafección hacia el estado y sus instituciones, junto a la que progresa el desierto espiritual y cultural; Francisco II se alza, con su testimonio de vida, como un gigante, ante una sociedad que parece privilegiar los intereses materiales e individuales a costa de sacrifcar el bien común y sus propias raíces.
Me gusta recordar las palabras de Matilde Serao, que aparecieron en Il Matino di Napoli al día siguiente de la muerte del Rey: "...Nunca jamás un príncipe soportó la adversidad de la fortuna con la firmeza silenciosa y la dignidad de Francsco II...Destronado, empobrecido, privado de patria. Ha bajado su cabeza y su resignación ha adquirido el carácter de un mudo heroismo...Un verdadero caballero como hombre y un verdadero caballero como rey, este es el retrato de Don Francisco de Borbón".
Viva 'o Rre!!
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