La población de Mongiana (Calabria), situada entre frondosos bosques con ríos de aguas cristalinas, fue fundada el 8 de marzo de 1771. Ocupa un lugar prominente en lo alto de una colina de la Sierra de San Bruno y se concibió como residencia para los trabajadores, artesanos, empleados, gerentes y guarnición militar de la Real Ferrería y Fábrica de Armas creada por los Borbones en 1768.
En ella trabajaban unas 2.800 personas. La planta de acero y la fundición ocupaban una superficie de 12.000 m2. La fábrica de armas ocupaba una superficie de 4.000 m2 cuadrados. Las fábricas tenían motores hidráulicos accionados por los ríos Ninfo y Allaro, desarrollando una potencia de 100 HP. La madera utilizada como combustible para los altos hornos era proporcionado por los bosques, cuya racional gestión respetaba las fases y períodos de reforestación.
Restos del arco de entrada al complejo de la Fundición Real de Mongiana
Foto: Marcuscalabresus
Foto: Marcuscalabresus
El complejo estaba al mando de un teniente coronel de artillería quien contaba con una amplia plantilla de funcionarios y empleados civiles, que, como arrieros, fueron ocupados en el transporte del carbón. Todos los habitantes de Mongiana estaban empleados directa o indirectamente en la Real Fundición.
El establecimiento industrial se amplió en 1814 con la creación de una Real Fábrica de Cañones en la que se fundían piezas de artillería y se fabricaba pólvora.
En la real Fundición de Mongiana, entre 1822 y 1829 se construyó el primer puente colgante de hierro de toda Italia: el "Real Ferdinando", que salvaba las aguas del río Garigliano y que fuera diseñado por Carmine Antonio Lippi. Entre 1832 y 1835 se construyó el puente "Maria Cristina", que salvaría las aguas del río Calore Irpina y diseñado por el ingeniero Luigi Jura.
De Mongiana salieron también los raíles del primer ferrocarril de Italia, el Nápoles-Portcici.
En las dependencias de la Fábrica de Armas se fabricaron los fusiles de infantería modelo "Mongiana". Cañones y fusiles fueron adquiridos por el Ejército y la Marina pues eran de una calidad superior a la que se podía encontrar en los fabricantes ingleses y franceses.
Desde 1850 la Real Fundición de Mongiana producía hierro y acero en un mismo complejo industrial, siendo éste el primero en su género que existió en toda la Península Italiana.
La fama de todos estos establecimentos era tanta que el propio rey Fernando II de las Dos Sicilias visitó las instalaciones los días 16 y 17 de octubre de 1852.
En 1853, durante la Exposición Internacional celebrada en Nápoles, se le concedió la Medalla de Oro a la Real Fundición de Mongiana por la gran calidad de sus trabajos con hierro fundido.
Vista desde el interior de unos de los hornos de la Real Fundición de Mongiana
Foto: Marcuscalabresus
En 1860, la producción de la Real Fundición de Mongiana alcanzaba sus más altas cotas. Sin embargo, la caída del Reino y su inclusión en el de Italia provocó la progresiva disminución de la producción, favoreciéndose a partir de entonces con pedidos oficiales a las industrias del norte.
Sabedores los empleados de lo que iba a significar la anexión al Piamonte, Mongiana fue el escenario de una revuelta contra el nuevo gobierno, dirigida por los trabajadores de la Fundición.
Los obreros asaltaron la sede de la guardia nacional, pisotearon la bandera tricolor, y convocaron a todos los habitantes a que se unieron en una gran manifestación, portando banderas blancas con las flores de lis borbónicas.
El escudo de los Saboya, colocado en la casa del gobernador, fue destrozado, y bajando las masa populares a la Fundición, tomó la estatua de Francisco II y la llevó en procesión por todo el pueblo, colocándola en su ubicación anterior. Gran protagonismo tuvieron en esta revuelta las mujeres de Mongiana.
En 1875 el ex senador garibaldino Achille Fezzari compró el complejo de Mongiana, después de aprovechar y vender lo que quedaba, cerró la planta en 1881.
Desaparecía así una industria puntera en la producción de hierro y acero en Italia y esencial para el que fuera próspero Reino de las Dos Sicilias.
Recientemente se han recuperado los restos del complejo industrial y se han restaurado con la creación de un museo.
De su pasada gloria permanece sólo el edificio principal neoclásico con tres plantas, cuya restauración de cubiertas, poco afortunada, ha causado un fuerte polémica entre los expertos.
En la real Fundición de Mongiana, entre 1822 y 1829 se construyó el primer puente colgante de hierro de toda Italia: el "Real Ferdinando", que salvaba las aguas del río Garigliano y que fuera diseñado por Carmine Antonio Lippi. Entre 1832 y 1835 se construyó el puente "Maria Cristina", que salvaría las aguas del río Calore Irpina y diseñado por el ingeniero Luigi Jura.
De Mongiana salieron también los raíles del primer ferrocarril de Italia, el Nápoles-Portcici.
En las dependencias de la Fábrica de Armas se fabricaron los fusiles de infantería modelo "Mongiana". Cañones y fusiles fueron adquiridos por el Ejército y la Marina pues eran de una calidad superior a la que se podía encontrar en los fabricantes ingleses y franceses.
Uno de los fusiles "Mongiana"
Foto: Pro Loco Mongiana. Mongiana Borbonica
Desde 1850 la Real Fundición de Mongiana producía hierro y acero en un mismo complejo industrial, siendo éste el primero en su género que existió en toda la Península Italiana.
La fama de todos estos establecimentos era tanta que el propio rey Fernando II de las Dos Sicilias visitó las instalaciones los días 16 y 17 de octubre de 1852.
En 1853, durante la Exposición Internacional celebrada en Nápoles, se le concedió la Medalla de Oro a la Real Fundición de Mongiana por la gran calidad de sus trabajos con hierro fundido.
Foto: Marcuscalabresus
En 1860, la producción de la Real Fundición de Mongiana alcanzaba sus más altas cotas. Sin embargo, la caída del Reino y su inclusión en el de Italia provocó la progresiva disminución de la producción, favoreciéndose a partir de entonces con pedidos oficiales a las industrias del norte.
Sabedores los empleados de lo que iba a significar la anexión al Piamonte, Mongiana fue el escenario de una revuelta contra el nuevo gobierno, dirigida por los trabajadores de la Fundición.
Los obreros asaltaron la sede de la guardia nacional, pisotearon la bandera tricolor, y convocaron a todos los habitantes a que se unieron en una gran manifestación, portando banderas blancas con las flores de lis borbónicas.
El escudo de los Saboya, colocado en la casa del gobernador, fue destrozado, y bajando las masa populares a la Fundición, tomó la estatua de Francisco II y la llevó en procesión por todo el pueblo, colocándola en su ubicación anterior. Gran protagonismo tuvieron en esta revuelta las mujeres de Mongiana.
En 1875 el ex senador garibaldino Achille Fezzari compró el complejo de Mongiana, después de aprovechar y vender lo que quedaba, cerró la planta en 1881.
La Real Fundición fue desmantelada y sacada subasta
Foto: Pro Loco Mongiana. Mongiana Borbonica
Desaparecía así una industria puntera en la producción de hierro y acero en Italia y esencial para el que fuera próspero Reino de las Dos Sicilias.
Recientemente se han recuperado los restos del complejo industrial y se han restaurado con la creación de un museo.
Aspecto parcial de una de las salas del actual museo
Foto: Pro Loco Mongiana. Mongiana Borbonica
La portada de acceso al edificio central de la Real Fundición y su polémica restauración
Foto: Marcuscalabresus
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