SERVUS HISPANIARUM REGIS



viernes, 19 de septiembre de 2014

Y ESCOCIA VOTÓ...NO

Versión inglesa y escocesa de la Unión Flag
Diseño: Hoshie Sodipodi y Benson 85 respectivamente
Los escoceses han apoyado en las urnas su deseo de permanecer en el Reino Unido (53%) frente a la posibilidad de recuperar la independencia para Escocia (47%).
Esta es la historia del viejo Tratado de 1707 que daba origen al Reino Unido de la Gran Bretaña.
Si bien existieron intentos en 1606, 1667 y 1689 de unir a Escocia y a Inglaterra por medio de leyes, éstas nunca llegaron a consumar una unión social, económica y cultural que se venía dando desde hacía años. El principal interés de Inglaterra de llevar a cabo la unificación era asegurar la sucesión protestante en el trono, de la forma que señalaba el Acta de Establecimiento de 1701, que excluía a los católicos. La situación era diferente en Escocia, pues en 1703 se había adoptado la ley o Acta de Seguridad, que sólo aseguraba la presencia de un monarca protestante, sin que necesariamente fuera el heredero de la Casa de Hannover.
A Escocia, la unión permitiría por un lado, utilizar parcialmente los subsidios ingleses para recuperarse de la crisis financiera provocada por el Proyecto Darién (el infructuoso intento del Reino de Escocia de establecer una colonia en el istmo de Panamá). También esta unión permitiría eliminar las sanciones económicas impuestas por la Ley Extranjera de 1705.
El Acta de Unión (o Tratado de Unión como era llamado en Escocia) consistía en 25 artículos, de los cuales 15 se referían a materias económicas. Cada uno de ellos fue votado por separado, y la discusión acerca de varias normas fue derivada a comisiones especializadas. El artículo primero se fundaba en principio político de la unificación de las coronas y fue aprobado el 4 de noviembre de 1706. Con el fin de minimizar la oposición de la Iglesia de Escocia, fue establecida una claúsula que aseguraba la preeminencia del clero presbiteriano. El tratado en general fue aprobado el 16 de enero de 1707 por una mayoría de 110 votos contra 67.
Brazos Escocia
El triunfo de los unionistas en el Parlamento de Escocia debe ser atribuido más a la falta de cohesión, debilidad y desidia entre las facciones contrarias a la unificación. Los votos combinados del partido de la Corte (a favor del Acta) ayudados de los votos del Squadrone Volante («escuadrón volador») fueron suficientes para asegurar la aprobación final de la ley. Muchos de ellos habían invertido fuertes sumas de dinero en la aventura colonial, y tenían la esperanza de recibir una compensación por sus pérdidas. El artículo 15 del tratado aseguraba más de 398.000 libras esterlinas para que los escoceses respondieran de la deuda pública. En esencia, este dinero fue utilizado en parte para compensar a los inversores del Darién.
El soborno también fue protagonista, al igual que la persuasión financiera. Cerca de 20.000 libras esterlinas fueron entregadas al Barón de Glasgow para ser distribuidas entre los parlamentarios. El comisionado parlamentario de la Reina Ana recibió 12.325 libras esterlinas, la mayor parte del fondo. De este monto gran parte se utilizó para el pago de espías y agentes provocadores.
Parte de la normativa aprobada establecía el envío de miembros de la nobleza escocesa a la Cámara de los Lores como Lores Representantes. 
La Iglesia de Escocia permanecería sin cambios, al igual que la Corte Superior que seguiría como tribunal superior hasta el día de hoy. También se reconocía el Acta de Establecimiento como norma sucesoria, con su prohibición a los católicos de acceder al trono. También se estableció la unión aduanera y monetaria. De esta forma Escocia retuvo su independencia en materia legal, religiosa y educativa.
La tramitación en el Parlamento de Westminster fue mucho más tranquila que en Escocia. Las Cámaras se encontraban dominadas por la facción whig que apoyaba el establecimiento de la casa de Hannover. Por su parte, las objeciones de los tories fueron más contra la unión masiva con un país predominantemente presbiteriano con una Inglaterra mayoritariamente anglicana. Pese a esto, la cláusula que aseguraba la religión en Escocia había sido aprobada previa y especialmente para garantizar el éxito de la unión.
Los efectos principales fueron dos:
  • Primero, crear un nuevo país, conocido en adelante con el nombre de Reino de Gran Bretaña, nombre que ya fue utilizado  de forma intermitente desde el 24 de marzo de 1603, cuando la corona de ambos reinos (no así sus parlamentos e instituciones nacionales) quedaron reunidos en la persona de Jacabo I.
  • Segundo, disolver los parlamentos nacionales y establecer un Parlamento de Gran Bretaña, que funcionó en el Palacvio de Westminter.
El Acta de Unión nunca fue popular en Escocia. Al contrario, la mayor parte de la población se oponía a ella, y se enviaron reiteradas peticiones en contra al Parlamento. El día de su aprobación se produjeron protestas masivas en contra de la ley en Edimburgo y otros pueblos y ciudades, además de escenas de desobediencia civil que fueron respondidas con la imposición de la ley marcial. El periodista y espía inglés daniel Defoe informó a Londres sobre la gravedad y violencia de las protestas contra el tratado. Señaló también que «por cada escocés a favor había 99 en contra». La opinión pública le fue reacia desde todo punto de vista, enviando mensajes desde las parroquias, capillas y aldeas. La Convención de aldeas reales también protestó. Finalmente ninguna moción de apoyo al tratado llegó al Parlamento.
Para consuelo de los opositores de la unión, el prometido «milagro económico» no llegó pronto. La unión aduanera impuso nuevas cargas tributarias a la economía de Escocia, mientras que se aprobaron, pese a su oposición, impuestos específicos, (como el de la malta).
La eliminación del Consejo Privado Escocés del Rey fue muy mal visto, al igual que la extensión a Escocia de la severa ley de traición. Ante estos hechos, un par propuso la disolución de la Unión en 1713, siendo rechazada sólo por cuatro votos.

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