SERVUS HISPANIARUM REGIS



sábado, 30 de enero de 2016

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MAJESTAD!

"Salón del Trono" se une a todos los españoles de buena voluntad y a nuestros amigos de todo el mundo, en este día en que celebramos del 48º cumpleaños de nuestro amado monarca, don Felipe VI. Dios guarde al Rey muchos años para bien de nuestra Patria.



¡VIVA ESPAÑA!. ¡VIVA EL REY!

martes, 26 de enero de 2016

PAUSA POR INVENTARIO

Estimados amigos y seguidores:

Desde hoy, martes 26 de enero, y hasta el próximo sábado, 30 de enero, "Salón del Trono" cierra sus puertas por inventario.

Muchas gracias 


domingo, 24 de enero de 2016

LA BASÍLICA DE SAN SEBASTIÁN EXTRAMUROS

Fachada de la Basílica de San Sebastián Extramuros
San Sebastián de las Catacumbas o San Sebastián Extramuros (San Sebastiano fuori le mura) es una iglesia de la ciudad de Roma, que forma parte de los templos que han de visitarse en el Peregrinaje de las Siete Iglesias de Roma con ocasión del jubileo.
Construida originariamente en el siglo IV de la Era Cristiana, junto a la Vía Apia, la iglesia fue dedicada a San Sebastián, mártir romano del siglo III, muy venerado en toda la Cristiandad. 
El martirio de San Sebastián representado en el artesonado de la nave
Foto: Livioandronico2013
A la iglesia se la llama ad catabumbas (de las Catacumbas) por las catacumbas de San Sebastián, sobre las cuales fue construida, y el apelativo de fuori le mura (extramuros), que también recibe, se refiere al hecho de que la iglesia se encuentra fuera de la Muralla Aureliana, y servía para distinguirla de la iglesia de San Sebastián en el Palatino. 
Los restos de San Sebastián fueron transferidos a San Pedro del Vaticano en el año 826, por temor a un asalto de los musulmanes, que se materializó, causando la destrucción de la iglesia. El lugar de culto fue reedificado por el papa Nicolás I (858-867) y el altar del mártir fue consagrado nuevamente por el papa Honorio III a petición de los cistercienses, que recibieron el encargo de cuidar la iglesia. El edificio actual obedece a la reconstrucción ordenada por el cardenal Scipione Borghese en el siglo XVII y ejecutada primero por Flaminio Ponzio y después por Giovanni Vasanzio. La construcción se terminó en 1613.
Interior de la Basílica
Foto: Livioandronico2013
La capilla de las reliquias contiene una de las flechas que se clavaron en el cuerpo de San Sebastián así como parte de la columna a la que estaba atado durante el suplicio. Cabe destacar igualmente la capilla Albani, construida en el 1716 por Carlo Maratta, Alessandro Specchi, Pilippo Barigioni y Carlo Fontana.
Interior de la Capilla Albani
Foto: antmoose
La Basílica es sede parroquial desde el 18 de abril de 1714 por bula del papa Clemente XI, y también sede del título cardenalicio de "San Sebastián de las Catacumbas", instituido por el papa San Juan XXIII en 1960.

viernes, 22 de enero de 2016

LA BATALLA DE ISANDHLWANA

Isandlwana.jpg
El 22 de enero de 1879, y en el contexto de la Guerra Anglo-Zulú, tuvo lugar la batalla de Isandhlwana. 
La penetración colonial británica en las tierras de África del Sur había conducido a que el 11 de diciembre de 1878, Londres presentara un ultimátum al rey zulú Cetshwayo, demandándole que disolviera su imperio, cuando prácticamente ya se habían decidido a atacarlo. El ejército británico, al mando del Barón de Chelmsford, contaba con 16.800 hombres y estaba compuesto de regimientos de caballería, infantería y del Cuerpo de Voluntarios de Natal, formado por africanos y bóers. Las columnas de suministro estaban compuestas por 612 carromatos y 113 carros ligeros tirados por 7.626 animales de tiro lo que causaba mucho retraso. Chelmsford trasladó sus tropas desde Pietermaritzburg, donde estaba instalado, hasta el campamento de Helpmekaar, cerca de Greytown.
El 9 de enero de 1879 llegaron a Rorke´s Drift, y, en la mañana del 11 de enero, sin aguardar la respuesta al ultimátum, comenzaron a cruzar el río Buffalo, entrando en Zululandia. Los británicos acamparon en Isandhlwana, un lugar en campo abierto, que no fortificaron, confiando en su armamento y organización superior, y aunque dispusieron patrullas de reconocimiento que se encontraron con algunos zulúes, no fueron capaces de descubrir la magnitud de la concentración de tropas zulúes de las inmediaciones, que consistía en 35 impis (regimientos).
Chelmsford dividió su ejército y se dedicó a buscar los zulúes. Dejó el 1º batallón del 24º Regimiento de infantería al cuidado del campamento bajo el mando de Henry Pulleine, un administrador sin experiencia bélica.
Mientras Chelmsford estaba en campo abierto buscando el ejército zulú y hostigado por pequeñas partidas zulúes que lo alejaron del campamento, el grueso del ejército indígena, al mando de Ntshingwayo Khoza, compuesto por unos 22.400 hombres, atacó el campamento británico. En su táctica de los cuernos (un número reforzado de impas en el centro, con dos cuernos izquierdo y derecho con los soldados más jóvenes que creaban una gran bolsa cerrando la retirada del ejército) los 1.300 soldados británicos y 800 nativos fueron totalmente superados, pese a su clara ventaja tecnológica con los fúsiles y mosquetones (al igual que revólveres) frente a los ikwla (lanzas, llamadas así por el sonido que hacían al ser extraídas de los cuerpos de los enemigos) y los escudos de piel de vaca. Los zulúes no hicieron prisioneros y mataron a casi todos, tan sólo 55 militares británicos y 300 nativos consiguieron huir, atravesando el río Buffalo. Algunos de ellos se unirían al contingente de Rorke´s, librando a la noche siguiente el combate que más Cruces Victoria ha otorgado. 
Escena de la Batalla de Isandhlwana
Después de la batalla, los zulúes, siguiendo su tradición, abrieron los cuerpos de los muertos para liberar los espíritus, teniendo especial vehemencia con los jóvenes tambores del ejército británico, creyendo que estaban poseídos. Sólo un militar británico de los que perecieron fue perdonado por los zulúes al haber luchado este hasta la muerte, terminando la munición de su fusil y revolver encima de un carro y arremetiendo contra la masa zulú sable en mano.
Monumento en homenaje a los guerreros zulúes en el campo de batalla de Isandhlwana
Isandhlwana fue la primera derrota de los británicos en África, una de las peores derrotas del ejército británico, los zulúes perdieron 1000 hombres y otros 2000 resultaron heridos y los ingleses sufrieron más de 1.300 muertos mas 200 heridos 500 prisioneros y 300 huidos.
La batalla fue llevada al cine, en la película Amanecer zulú.
Amanecer-Zulu.jpg (1124×1600)
Cartel de la película Amanecer Zulú

miércoles, 20 de enero de 2016

MARÍA DE AUSTRIA, DE LA PÚRPURA IMPERIAL A LA TOCA CONVENTUAL

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María de Austria en 1557

María de Austria o Habsburgo, Infanta de España, Archiduquesa de Austria, Emperatriz consorte del Sacro Imperio y Reina consorte de Hungría y Bohemia, nació en Madrid el 21 de junio de 1528, siendo la primogénita del matrimonio entre el emperador Carlos V y su esposa la emperatriz Isabel de Portugal.
Creció y fue criada entre Toledo y Valladolid, principalmente, junto a sus otros hermanos, que, pese a las continuas ausencias de su padre y su orfandad materna, tuvieron así una fuerte base familiar con buen entendimiento y similares puntos de visión para gobernar sus dominios, que ella y su hermano Felipe II mantendrían durante toda la vida, a pesar de las distancias y el tiempo.
El 15 de septiembre de 1548, se casó en Valladolid con el archiduque Maximiliano de Habsburgo, su primo carnal y futuro emperador, que por entonces ya se titulaba Rey de Bohemia, aunque no sería coronado hasta 1562. Los nuevos esposos fueron regentes de los reinos de España desde ese mismo año hasta 1551, por la ausencia del Emperador y del príncipe Felipe. Después de que éste volviese a asumir la regencia, los archiduques marcharon en 1552 a Viena, donde estaba la corte de su suegro y tío Fernando.
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Medalla con las efigies imperiales de Maximiliano y María
Foto: Sailko
Poco a poco, Maximiliano fue adquiriendo los títulos de su padre, siendo nombrado Rey de Bohemia y Rey de Romanos en 1562, Rey de Hungría en 1563 y, finalmente, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde la muerte de su padre en 1564 hasta su propio fallecimiento en 1576. 
María era una católica devota, teniendo problemas conyugales por la ambigüedad de su esposo. A pesar de ello llegó a tener quince hijos, entre ellos los futuros emperadores Rodolfo II y Matías, sobre los que ejerció su influencia. También fue madre de Ana de Austria, última esposa de Felipe II y madre de Felipe III; y de Isabel, reina consorte de Francia por su matrimonio con Carlos IX.
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Maximiliano, María y sus hijos, en un retrato de Arcimboldo
Después de la muerte de su esposo en 1576, regresó en 1582 a España alegrándose de vivir en "un país sin herejes". Se retiró con su hija Margarita al Convento de las Descalzas Reales de Madrid, que había sido fundado en 1559 por su hermana menor, Juana de Austria, al quedar precozmente viuda, y donde ésta también vivió hasta su muerte en 1573.
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María de Austria, en su etapa como religiosa en las Descalzas Reales, en un óleo de Pantoja de la Cruz
Felipe II envió al convento, en 1587, al gran músico Fray Tomás Luis de Victoria, para que fuera capellán de su hermana, permaneciendo a su servicio hasta la muerte de la antigua Emperatriz. 
María de Habsburgo (Austria), falleció en el Convento de las Descalzas Reales de Madrid el 26 de febrero de 1603. Para el funeral, Tomás Luis de Victoria compuso su famosa misa de requiem llamada Officium Defunctorum.

martes, 19 de enero de 2016

D. VITOR MANUEL ESCUDERO CAMPOS CONDECORADO CON LA ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA

Con gran alegría, "Salón del Trono" comunica que nuestro querido y admirado amigo, el Excmo. Sr. Dr. D. Vitor Manuel Escudero de Campos; será distinguido y condecorado en Madrid, por el gobierno Español, con la ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA. La ceremonia tendrá lugar hoy, 19 de enero de 2016, en el Palacio de Santa Cruz de Madrid, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, en el bicentenario de esa prestigiosa Orden.
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 El Excmo. Sr. Dr. D. Vitor Manuel Escudero de Campos
La Real Orden de Isabel la Católica fue instituida por el rey Fernando VII el 14 de marzo de 1815, con el nombre deReal y Americana Orden de Isabel la Católica, con el fin de «premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de aquellos territorios».
Se reorganizó en 1847, mediante un Real Decreto de 26 de julio de 1847, de S.M. la Reina Doña Isabel II, adoptando el nombre de Real Orden de Isabel la Católica.
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Placa y Banda de Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica
 El actual Reglamento fue aprobado por Real Decreto en 1998, bajo el reinado de S.M. Don Juan Carlos I, con el objeto de: “premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional”.
El Gran Maestre de la Orden es S.M. el Rey Don Felipe VI, y su Gran Canciller, el Ministro de Asuntos Exteriores.
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   D. Vitor Escudero es miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes, la Academia de Artes y Letras (Portugal), la Academia Internacional de Heráldica, la Academia melitensis Bélgica – Historia Español (España), miembro del Centro de Historia de la lengua portuguesa, de la Universidad Lusofona de Humanidades y Tecnología, Lisboa y Secretario de la Mesa de la Sección de Genealogia, Heráldica e Falerística de la Sociedad de Geografia de Lisboa. Es director de Administración y director de marketing del Grupo Sousa Pedro .
  En 2005, el investigador portugués ya había sido agraciado por Su Majestad el Rey de España, que le concedió la “Cruz de Oficial de la Orden al Mérito Civil”, teniendo en cuenta sus méritos y reconocido trabajo en 2007, sobre todo en la defensa, divulgación y la mejora de las relaciones culturales ibéricas, en la concesión del Premio Nacional de Estudios Hispánicos.
Muitos parabens!!!

lunes, 18 de enero de 2016

UNA MEDALLA EN HONOR AL ALMIRANTE RICHARD HOWE

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El Almirante Howe en un retrato del pintor J. Singleton

El Almirante Lord Richard Howe1º Conde de Howe, nació el 8 de marzo de 1726 en Londres y fue el segundo hijo de Emanuel Howe yMary Sophia Charlotte Howe quien estaba emparentada con el rey Jorge I de Gran Bretaña, lo que explicaría la rapidez en los ascensos de Richard.
El ya Lord Howe, se casó el 10 de marzo de 1758 con Mary Hartop con la que tuvo tres hijas. Por este motivo, tanto el título de conde de Howe como el de vizconde de Howe, sólo heredables por un hijo varón, se extinguieron con Richard Howe. Sin embargo, la baronía de Howe la heredó su hija Sophie Howe.
Richard Howe es antepasado de la princesa Diana de Gales y por tanto lo es también de los príncipes Guillermo y Enrique, segundo y tercero en la línea de sucesión al trono británico.
Ingresó en la Royal Navy a la edad de trece años como guardiamarina entrando a servir en el HMS Severn que intentó rodear el Cabo de Hornos, aunque fracasó en el intento y tuvo que regresar a Inglaterra. Fue destinado entonces al HMS Burford participando el 18 de febrero de 1743 en la Batalla de La Guaira donde resultó herido de gravedad. En 1744 fue ascendido a teniente.
Durante los levantamientos jacobitas de 1745 estuvo al mando del Baltimore siendo de nuevo herido gravemente en la cabeza en una acción contra barcos franceses en el Mar del Norte.
En 1746 es nombrado capitán comandando el HMS Triton y poco después el HMS Cornwall. El 2 de octubre de 1748 participa en la Batalla de La Habana.
En 1755 acompañó a Edward Boscawen a Norteamérica como capitán del HMS Dunkirk, consiguiendo el 8 de junio la captura del barco Alcide. Los años siguientes participó en varias batallas importantes como las de Saint Cast o el ataque a Rochefort entre otras.
El 20 de noviembre de 1759 Howe dirigió la flota del barón Edward Hawk como capitán del Magnanime en la Batalla de la Bahía de Quiberon, donde los británicos lograron arruinar los planes franceses para la invasión de Gran Bretaña, en el transcurso de la Guerra de los Siete Años.
Escena de la Batalla de Quiberon
Después de la muerte de su hermano mayor, fallecido en combate cerca del fuerte de Ticonderoga el 6 de julio de 1758, Richard Howe se convierte en Vizconde Howe y más tarde en conde entrando a formar parte de la Cámara de los Lores. De 1763 a 1765 fue miembro del Almirantazgo y de 1765 a 1770 tesorero de la Armada. Al dejar este cargo es ascendido a contralmirante y nombrado Comandante en jefe de la Flota del Mediterráneo. En 1775 asciende a Vicealmirante y puesto al mando de la flota de Norte América.
Al comienzo de la Guerra de la Independencia de los EEUU, Howe fue conocido por ser comprensivo con la postura de los colonos norte-americanos llegando a entablar cierto grado de amistad con Benjamin Franklin. Este fue uno de los motivos por los que fue elegido como comandante en América formando enseguida una comisión junto a su hermano William Howe, jefe de las fuerzas terrestres, con el propósito de intentar una reconciliación. El resultado fue la Conferencia de Paz de Staten Island el 11 de septiembre de 1776, donde nada se consiguió.
Posteriormente participó en un bloqueo naval a las costas de Norteamérica que resultó inútil. En 1777 prestó apoyo en la campaña de Filadelfia transportando las tropas de su hermano hasta el lugar del desembarco.
Howe abandonó el mando de América en septiembre de 1778 y por diversas desavenencias políticas y algunos roces que tuvo con el primer ministro Frederick North, Howe no volvió a aceptar un mando, estando prácticamente retirado del servicio activo, tiempo que aprovechó para crear un sistema telegráfico de señales por banderas que la Royal Navy estuvo usando hasta 1802.
En 1782, el premier británico Lord North dejó el puesto y Howe volvió a asumir un mando haciéndose cargo de la Flota del Canal.
Durante el Gran Sitio de Gibraltar (1779-1783), Howe consiguió abastecer a las tropas sitiadas en la roca teniendo un enfrentamiento con una flota conjunta hispano-francesa en la Batalla del Cabo Espartel en 1782.
De 1783 a 1788 Richard Howe sirvió como Primer Lord del Almirantazgo.
Bandera del Almirantazgo Británico
Desde el comienzo de las guerras de la Primera Coalición, Howe se hizo cargo de nuevo de la Flota del Canal. Los que siguieron fueron los años más gloriosos de su vida y su mayor logro el conseguido en la batalla del Glorioso Primero de Junio (1794), donde Howe, con casi 70 años, y en un gran alarde táctico, hundió siete navíos enemigos sin que llegaran a hundir ninguno de su flota.
En 1797 fue llamado para pacificar el Motín de Spithead, y era tan grande el respeto que le profesaban los marineros, que su mera presencia sirvió para aplacar los ánimos. Además, Howe vio que algunas de las reivindicaciones de los amotinados eran justas consiguiendo llegar a un acuerdo que satisfizo a la mayoría.
En 1797 fue nombrado caballero de la Nobilísima Orden de la Jarretera.
Richard Howe murió el 5 de agosto de 1799 en su casa de Londres.
Cuatro barcos de guerra han sido bautizados con el nombre de HMS Howe en su honor, además de varios lugares por el mundo como la Isla de Lord Howe o el Cabo Hoiwe en Australia.
Su bien ganada fama se vio reflejada también en una medalla acuñada en su honor para conmemorar su triunfo en la Batalla del Glorioso Primero de Julio de 1794.
Se trata de una pieza circular en bronce en cuyo anverso se muestra el busto del Almirante Howe de uniforme. Le rodea una leyenda latina indicando su nombre, título y empleo: "RIC(hardus). COMES HOWE THALASSIARCHA BRITAN(iae)"
Medallas históricas: GUERRA DE LA INDEPENDENCIA - MEDALLA ALMIRANTE EARL HOWE 1794 - GLORIOSO PRIMERO DE JUNIO - Foto 1 - 45543551
Anverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net
El reverso muestra una escena del combate del Glorioso Primero de Julio de 1794 con el hundimiento de un buque francés. Le acompaña la leyenda latina: "NON SORTE. SED VIRTUTE", para destacar la profesionalidad y pericia de Howe. En el exergo la constatación del triunfo: "GALLOR(um) CLASSIS DIE I JUNII MDCCXCIV".
Medallas históricas: GUERRA DE LA INDEPENDENCIA - MEDALLA ALMIRANTE EARL HOWE 1794 - GLORIOSO PRIMERO DE JUNIO - Foto 2 - 45543551
Reverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net

domingo, 17 de enero de 2016

LA BASÍLICA NACIONAL DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN BRUSELAS

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Vista exterior de la Basílica
Foto: Dilaudid
La Basílica del Sagrado Corazón de Jesús Basílica de Koekelberg es una basílica menor y parroquia católica ubicada en la comuna de Koekelberg, en la ciudad de Bruselas. La basílica está situada sobre la colina de Koekelberg, ubicada en el Parque Elisabeth. El enorme edificio de ladrillo y cemento cuenta con dos torres gemelas y una cúpula de cobre verde que alcanza los 89 m de altura, dominando el horizonte Este de Bruselas.
A mediados del siglo XIX, el rey Leopoldo I deseaba convertir la zona deshabitada de Koekelberg en un área residencial real. Tras su muerte, en 1880, su sucesor Leopoldo II consideró la construcción de un Panteón Nacional belga dedicado a los grandes hombres del país para conmemorar el 50° aniversario de la independencia nacional, pero abandonó la idea a causa de la falta de entusiasmo por parte de la población. En 1902, Leopoldo II visitó la Basílica del Sagrado Corazón de París y decidió construir en su lugar una iglesia de peregrinaje, un santuario nacional dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
El proyecto original del arquitecto de Lovaina, Pierre Langerock era una suntuosa iglesia neogótica inspirada en la «catedral ideal» de Viollet-le-Duc. El rey Leopoldo II colocó la primera piedra el 12 de octubre de 1905 durante las celebraciones del 75° aniversario de la independencia belga, pero la financiación de la iglesia se convirtió rápidamente en un problema. 
La Primera Guerra Mundial estalló cuando sólo se habían colocado los cimientos.
El proyecto neogótico que nunca se realizó
El 29 de junio de 1919, el rey Alberto I, acompañado por una gran multitud de ciudadanos, se comprometieron a continuar con las obras. Dado el estado de las finanzas públicas, era imposible seguir con los planes de Langerock, por lo que se adoptó el proyecto del arquitecto Albert Van Huffel, cuyo diseño final ganó el Gran Premio de Arquitectura en la Exposición de Artes Decorativas de París en 1925.
El cardenal Jozef-Ernest van Roey consagró la iglesia inacabada el 14 de octubre de 1935, tras obtener una autorización especial del papa Pío XI.
La Segunda Guerra Mundial volvió a interrumpir las obras.
La cúpula se terminó en 1969, y el 11 de noviembre de 1970, marcó el final de la construcción de la basílica.
Panorámica de Bruselas desde la Cúpula
Foto: http://www.basilicakoekelberg.be/
La iglesia, situada sobre la colina de Koekelberg, es un punto singular en el paisaje de Bruselas. Es el mayor edificio de estilo Art Decó del mundo, con 89 m de alto y 167 de largo. Desde la plataforma de la cúpula se disfruta una excelente vista panorámica de la ciudad de Bruselas y de la provincia del Brabante Flamenco. La nave central mide 141 m de largo, y en su zona más ancha, el edificio tiene una dimensión de 107 m. La cúpula tiene un diámetro de 33 m. El aforo de la iglesia es de 3.500 personas.
Este enorme edificio alberga celebraciones de la iglesia católica en los dos principales idiomas de Bélgica, francés y neerlandés, así como conferencias, exhibiciones, un restaurante, una emisora de radio católica, un teatro y dos museos.
Perteneciente al Arzobispado Metropolitano de Malinas-Bruselas, es la sexta iglesia más grande del mundo.

sábado, 16 de enero de 2016

37 AÑOS DE LA CAÍDA DEL SHAH DE IRÁN





Armas del Estandarte Imperial de Irán

Diseño Sodacan


A finales de 1978, Irán ardía en manifestaciones cada vez más multitudinarias. Importantes sectores del ejército se unían a los revolucionarios. Los seguidores de Jomeini aumentaban y difundían sus ideas islámicas en periódicos y entrevistas. 



El Shah Reza Palhavi durante una conferencia de prensa


El Shah había perdido el apoyo diplomático de Estados Unidos y Francia, tras el fracaso de las reformas democratizadoras emprendidas a última hora en el país.

La violencia armada se extendía por Irán mientras los revolucionarios exigían el regreso del Ayatolá Jomeini. El político Shapur Bakhtiar, aconsejó al Shah que abandonara el país mientras él tomaría el poder en sus manos para tratar de revertir la situación. El Shah aceptó el plan, presentó Bakhtiar como primer ministro y, en efecto, el 16 de enero de 1979, emprendió el camino del exilio.

Bakhtiar, para congraciarse con los alzados, suspendió la ley marcial, disolvió la temida política (Savak) y permitió que Jomeini regresara a Irán. Pero Jomeini invitó al pueblo a seguir manifestándose, ahora contra Bakhtiar.



Escena de la Revolución Iraní


El 19 de enero, un millón de personas salieron a la calles de Teherán. Bakhtiar prohibió el regreso de Jomeini a Irán y ordenó cerrar el aeropuerto de la capital. Los manifestantes acabaron por lograr su reapertura, y, al fin, el 9 de febrero de 1979, el Imam Jomeini regresó a Irán mientras 3 millones de personas, en todo el país, se echaron a las calles para darle la bienvenida.

Jomeini atacó en sus discursos al régimen de Bakhtiar, y pidió al pueblo iraní que celebrase manifestaciones. Al fin, el 11 de febrero de 1979, se instauró la República Islámica de Irán.



Regreso de Jomeini a Irán

Foto: sa.vakilian


El Shah y su esposa se exiliaron en diversos países. Marruecos, Bahamas, México, Estados Unidos, Panamá y, finalmente, Egipto, donde fueron acogidos por el presidente Anwar el-Sadat. El Shah murió de cáncer el 27 de julio de 1980 en El Cairo, donde fue enterrado en una ceremonia, que según Jehan Sadat, nunca se había producido antes en cuanto a solemnidad y grandiosidad, con la Emperatriz Farah Pahlaví a la cabeza.

jueves, 14 de enero de 2016

LA BATALLA DE RANDE (1702) EN UNA MEDALLA INGLESA

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Una escena de la batalla de Rande según la versión inglesa

La batalla de Rande o batalla de Vigo fue una importante batalla naval librada el 23 de octubre de 1702 entre  las escuadras de las coaliciones anglo-holandesa e hispano-francesa, en el contexto de la Guerra de Sucesión Española. El combate naval tuvo lugar en el Estrecho de Rande y dentro de la Ensenada de San Simón (donde se ubica el actual Puente de Rande), en el interior de la ría de Vigo, en la provincia gallega de Pontevedra.
Los galeones españoles, cargados con el mayor envío que se conocía de tesoros procedentes de América, iban al mando del almirante y general Manuel velasco y Tejada, estaban protegidos por los navíos franceses a las órdenes de François Louis de Rousselet, conde de Châteaurenault, y entraron en Vigo el día 22 de septiembre de 1702. Se refugiaron en el fondo de la ría, en la ensenada de San Simón, pasado ya el estrecho de Rande protegido por el castillo de Corbeiro al Norte, y el de Rande, al Sur, en lugar de dirigirse a Sevilla, el puerto que monopolizaba el comercio con el Nuevo Mundo.
Según la versión más extendida, el precioso cargamento no fue descargado, ya que los de Sevilla se oponían a ello alegando que era la capital hispalense el único lugar donde tal maniobra se podía llevar a cabo. En esa espera, los anglo-holandeses descubrieron el escondite del preciado cargamento. Después de cuatro semanas de la llegada de los galeones a Vigo, éstos mantenían su preciosa carga. Otras versiones dicen que el Consejo de Indias ordenó la descarga de las riquezas y que había dado instrucciones precisas sobre la forma en que se debería realizar el desembarco, así como las estrictas comprobaciones que deberían hacer. El Consejo había comisionado a don Juan de Larrea esta labor y el 27 de septiembre ya se estaba procediendo al desembarco: por ello se estima que cuando se produjo el ataque no quedaba ya mucho en los buques salvo productos de menor valor (cochinilla, especias, telas, etc.).
Los españoles habían reforzado la artillería de las defensas de tierra con cañones procedentes de los navíos. Entre los extremos del estrecho cruzaron cadenas para impedir la entrada de los navíos anglo-holandeses. Los buques franceses protegían, rodeándolos, a los galeones de carga españoles.
Los anglo-holandeses, bajo el mando del almirante George Rooke, planearon un ataque anfibio, mediante el cual conquistarían, con tropas de infantería de marina y ordinaria, las defensas de tierra y, una vez dominados los castillos de Cordeiro, en Domaio, y de Rande, en el otro extremo del estrecho, sólo quedaría abrirlos y atacar con la flota.
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George Rooke, vencedor en Rande
El total de las fuerzas fue de 13.587 hombres por parte atacante, de las cuales 9.663 eran ingleses, al mando del general duque de Ormond, y 3.924 holandeses, a las órdenes del barón Sparr y el brigadier Pallandt. En la defensa: en el castillo de Rande había 350 marineros, 200 franceses y 150 españoles, y el de Cordeiro se puso bajo el mando de don Manuel de Velasco con dos compañías de soldados de su capitana reforzados por 200 milicianos. A Vigo se destinaron 1.000 hombres de esta tropa, 500 de ellos a la ciudadela de El Castro y 300 al fuerte de San Sebastián; 1.000 más se situaron en la ensenada de Teis (entre Vigo y Rande) y 3.000 se mantuvieron en reserva.
El plan salió a la perfección. El 23 de octubre comenzó el ataque desembarcando tropas en ambas orillas de la ría. El navío inglés Torbay puso rumbo ría arriba seguido por los navíos MaryGrafton,Kent y Monmouth, así como por las unidades menores Phoenix y Vulture. Este era el primero de los siete grupos dispuestos al ataque. Cuando estaban a la altura de Meira ven ya las luchas en los castillos de Rande y Cordeiro. El mayor número de efectivos anglo-holandeses hacen que la victoria se decida de su parte.
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Monumento a los galeones de Rande
Foto: Daniel Villafruela
En el agua, Hopson y de Lake, podían ver los efectos de su artillería sobre los barcos franceses Le Bourbon y L´Espérance. Al tiro de los navíos se unía el de los castillos conquistados. Los barcos atacantes rompen la barrera que cerraba el paso a San Simón y se enfrentan con el grueso de la marina francesa. La línea de naves francesas estaban dispuestas en semicírculo a levante de la bahía de Rande: eran los buques del conde de Châteaurenault.
El cargamento de oro, plata y otras riquezas estaba embarcado en tres galeones de combate y catorce comerciales. La mala disposición de las naves para una adecuada defensa y la superioridad anglo-holandesa hicieron que en menos de diez horas la batalla se decidiera a favor de los atacantes. Las defensas francesas cedieron, los navíos, en llamas, dejaban vía libre a los codiciados galeones cargados de riqueza. De Velasco ordenó, a voz en grito, el hundimiento de los barcos, que según algunas versiones, habrían conservado todavía parte de su carga.
Una vez ganada la batalla, los atacantes saquearon Redondela y la isla de San Simón. Vigo quedó a salvo protegida por su muralla y defensas. El día 30 de octubre Rooke ordena partir a su armada, que abandona la ría de Vigo, aunque deja una guarnición de 27 buques de guerra junto a los apresados al mando del almirante Shovel.
Batalla de la bahía de Vigo 23 de octubre 1702.jpg
La Batalla de Rande vista por los holandeses
En la retirada, los anglo-holandeses se llevaron varios barcos apresados, entre ellos un galeón español que habría estado cargado con los tesoros recogidos. A su salida de la ría de Vigo, este galeón encalló al paso por las islas Cíes y se hundió no habiéndose localizado todavía.
Habida cuenta de que los galeones se encuentran todavía hundidos en Rande, existe una polémica histórica acerca de si esos galeones esconden un tesoro, sin embargo ello es tachado de mito por muchos expertos, aduciendo que la documentación de la época recoge la salida hacia Madrid de los tesoros, que se habrían logrado descargar antes de la batalla
A pesar de ello, diversas empresas se han venido interesando en la búsqueda y extracción del supuesto tesoro y de los galeones; recientemente, la empresa alemana San Simon GmbHi Gr, ofreció a la Xunta de Galicia 310 millones de Euros a cambio del permiso para explorar la zona, y el préstamo a largo plazo de tres galeones que se mostrarían en museos de Moscú, Berlín y Rostock (Alemania). Una primera prospección no ha detectado indicios del supuesto tesoro. El 3 de noviembre de 2007, aparecieron en la prensa las primeras imágenes de los galeones hundidos, en concreto del Santo Cristo de Maracaibo, obtenidas por sónar por un grupo de arqueólogos, geólogos y geofísicos. La mayor dificultad a la hora de localizar, sondear y excavar cada pecio es la enorme cantidad de fango acumulado por el tiempo, ya que los ríos y arroyos que desembocan en la bahía depositan anualmente muchos sedimentos: de este modo una vez localizado el resto de un buque (casco, lastre, etc.) es preciso excavar varios metros hasta llegar al mismo, necesitando un apuntalamiento de los fangos para evitar el derrumbamiento de tan inestable material.
En 2001 se localizaron seis pecios más relacionados con el combate.
Curiosamente, Julio Verne  localizó en el escenario de esta batalla la fuente de aprovisionamiento de oro del Nautilus en su novela 20.000 leguas de viaje submarino
Los tripulantes del Nautilus recogen oro de los barcos hundidos en Rande
Como resultado de la victoria inglesa, Vigo dio nombre a una calle en Londres, conocida como Vigo Street.
Para conmemorar su triunfo, los ingleses acuñaron una moneda conmemorativa de la batalla. Se trata de una pieza circular de plata en cuyo anverso se muestra la efigie de la Reina Ana coronada y rodeada por la leyenda latina: "ANNA. DEI. GRA(tia). MAG(nae). BR(itaniae). FRA(anciae). ET. HIBER(niae). REGINA".
Medallas históricas: ¡¡ RARA !! Preciosa medalla de plata de la Reina Ana de Inglaterra. Batalla de Rande (Vigo) Año 1702 - Foto 1 - 53632231
Anverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net
El reverso representa la Batalla de Rande, con la flota anglo-holandesa atravesando los estrechos, asaltando a las unidades navales españolas y tomando el control de los castillos costeros.
Rodea a la escena una leyenda latina alusiva a la captura e incendio de los barcos hispano-franceses: "CAPTA. ET. INCENSA. GAL(iae). ET. HISP(aniae). CLASSI". En el exergo el lugar y la fecha, curiosamente anterior a la Batalla: "AD. VIGUM. XII.OCT. MDCCII:"
Medallas históricas: ¡¡ RARA !! Preciosa medalla de plata de la Reina Ana de Inglaterra. Batalla de Rande (Vigo) Año 1702 - Foto 2 - 53632231
Reverso de la Medalla
Foto: www.todocoleccion.net

miércoles, 13 de enero de 2016

MARÍA MANUELA, PRINCESA DE ASTURIAS E INFANTA DE PORTUGAL

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Armas de la Princesa María Manuela
Diseño: Heralder
María Manuela de Portugal, nació en la ciudad portuguesa de Coimba el 15 de octubre de 1527. Fue hija de la archiduquesa Catalina de Austria, hermana del emperador Carlos V, Infanta de España y Reina consorte de Portugal, y del rey Juan III el Piadoso de Portugal. María Manuela fue la segunda (pero primogénita superviviente) de los nueve hijos nacidos del matrimonio entre Juan III de Portugal y Catalina de Austria; de sus ocho hermanos menores, solamente sobrevivió Juan Manuel, nacido en 1537.
Su educación estuvo largamente influenciada por la profunda religiosidad y devoción a los sacramentos de su madre, unido a las altas expectativas que se tenían en el hecho de que como la única hija de los reyes portugueses, ella tuviese un buen matrimonio, y que fuera digna de las más altas consideraciones. Fue precisamente por este motivo por el que la reina Catalina convenció a su marido, Juan III, para que aceptara la candidatura del heredero de Carlos V, el futuro Felipe II, a la mano de la infanta.
El Rey Juan III dotó a su hija con 300.000 ducados, dinero que serviría para sufragar en parte los gastos de la guerra entre Carlos V y Francisci I de Francia, que habían sido tan importantes.
Los contrayentes eran primos y ambos nietos de la Reina Doña Juana.
Aquellas bodas, se contaron entre las más notables que se han hecho entre príncipes en España, por el lujo, ostentación y aparato que se empleó desde los primeros preparativos, y por el pomposo ceremonial con que se celebraron. Los escritores de aquel tiempo han dejado minuciosas descripciones del viaje que hizo de Madrid a Badajoz, a recibir a la Princesa, el maestro del Príncipe, Juan Martínez Silíceo, obispo de Cartagena, y de la grandeza con que el Duque de Medina Sidonia, Juan Alonso de Guzmán, arregló su casa para hospedar a la ilustre novia.
La comitiva era brillante; llevaba multitud de acémilas y reposteros, pajes, escuderos y criados, todos con ricas y lujosas libreas de seda y terciopelo, con franjas de oro, sombreros con plumas y otros adornos, con los cuales competían los paramentos de los caballos, y en las comidas no faltaba, así en viandas como en vinos, ningún género de regalo.
La casa del duque como la que se destinó para alojamiento del obispo competían en el lujo del menaje, en tapicerías, colgaduras, doseles y vajillas de oro y plata. Poco faltó para que la proyectada boda ocasionara un rompimiento entre España y Portugal por cuestiones de etiqueta y de preferencia. Tanto se disputó, que por no estar arreglado el ceremonial no pudo entrar en España la infanta en el día anunciado, y aún llegó a temerse que se deshiciera la boda.

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María Manuela de Portugal en un retrato anónimo conservado en el Museo del Prado de Madrid
Se arreglaron por fin las diferencias. Corría el mes de octubre de 1543 cuando la comisión de caballeros castellanos recibió a la infanta en la raya divisoria en el puente del río Caya. Se debían celebrar los esponsales en Salamanca, y en el largo tránsito de Badajoz a aquella ciudad se invirtió cerca de un mes, porque todo eran festejos, fiestas, torneos, vistosos simulacros de infantes y jinetes, esforzándose a competencia y relativamente las grandes y pequeñas poblaciones en obsequiar a la futura Princesa de Asturias. El Príncipe, en tanto, como cualquier enamorado a quien no es permitido el ver a su amada, seguía a ésta desde la raya hasta Badajoz. Cuando llegaba la real comitiva a una población en la que iba a descansar, el príncipe, siempre de incógnito, se adelantaba, y desde una ventana algunas veces, y casi siempre embozado hasta los ojos, desde una esquina, mezclado con la muchedumbre que ocupaba las calles, se complacía en observar a su futura esposa.
Llegó esta por fin a Salamanca, en cuyo límite la esperaban el corregidor con el Ayuntamiento, el Cabildo y la Universidad y otras corporaciones, que la acompañaron en la ostentosa y magnífica entrada. El Príncipe se adelantó también como en otras poblaciones, y perfectamente disfrazado se asomó a un balcón de la casa del doctor Olivares para ver una vez más a la infanta. Ésta lo supo, y al pasar por delante del citado balcón, con cierta decorosa coquetería se cubrió el rostro con el abanico de ricas plumas que llevaba en la mano. Como los bufones tenían para todo libertad, el del conde de Benavente, llamado Periquito de Santervés, que era muy célebre entre los de su clase y acompañaba a la infanta para distraerla con sus gracias, comprendiendo lo que pasaba, apartó el abanico y descubrió plenamente el rostro de la infanta, acompañando la atrevida acción con muy oportunas palabras.
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La princesa María Manuela
Por la tarde salió el Príncipe, de incógnito siempre, fuera de la ciudad, y al siguiente entró públicamente en aquélla por la Puerta de Zamora, acompañado del Cardenal Tavera, del duque de Alba y de otros varios magnates y caballeros. El día 14 de noviembre de 1543 se celebraron los esponsales, por la noche, dando a los esposos la bendición nupcial el Arzobispo de Toledo, cardenal Tavera. A las cuatro de la mañana se celebró la misa de velaciones, y todo el día y varios de los siguientes se invirtieron en fiestas y torneos. Después de visitar los establecimientos públicos, los príncipes se dirigieron a Tordesillas a besar la mano a la abuela de ambos, la reina doña Juana I de Castilla.
La melancólica reina se mostró muy complacida de ver y abrazar a sus nietos, y dice la historia que los hizo danzar en su presencia. En Simancas alfombraron de muy rico paño las calles y festejaron con el mayor entusiasmo a los príncipes, los cuales pasaron de esta ciudad a la de Valladolid, que también se mostró espléndida, digna y magnífica en recibir a los esposos.
La vida conyugal del príncipe Felipe con su primera esposa quedó bajo el control del Emperador. Carlos V  había advertido a su hijo sobre el peligro de los excesos sexuales y le conminó a limitar y controlar su pasión amorosa. Los documentos nos hablan de camas separadas, de distanciamientos temporales y sólo entrevistas públicas de día. En Felipe fue creciendo la indiferencia hacia su esposa y empezó sus salidas nocturnas. Su desvío hacia la princesa fue la comidilla de la corte, y hasta tal punto, que el rumor llegó hasta Carlos V, que se creyó obligado a reprender por ello a su hijo. Ambos esposos fueron puestos bajo la tutela y vigilancia de Juan de Zúñiga y de los duques de Gandía para que no se excediesen en sus relaciones íntimas.  La meta era evitar excesos en las relaciones sexuales de la pareja, abusos que se creían habían causado la muerte al príncipe Juan, hijo mayor de los Reyes Católicos.
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La actriz Itxaso Arana da vida a María Manuela en la serie Carlos V, Rey-Emperador
Foto: RTVE
El matrimonio no se consumó hasta el mes de noviembre de 1543 y solo fue después de un año de casados, en los primeros días de septiembre de 1544, cuando se comunicó el embarazo de la Princesa.  En Valladolid dio María a luz su único hijo, el infante Carlos (8 de julio de 1545) y pocos días después, el 12 de julio, murió, a consecuencia del parto, sin llegar a ser reina de España. Fue enterrada en el Panteón de los Infantes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

lunes, 11 de enero de 2016

LA REBELIÓN DE NÍKA

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El Emperador Justiniano I en el célebre mosaico de San Vital de Rávena (Italia)
Un 11 de enero del año 532 de la Era Cristiana, estallaba en Constantinopla la Rebelión de Níka (Στάση του Νίκα). Debió su nombre al grito lanzado por los rebeldes: «Niká», que significa «Victoria» en griego. Los acontecimientos tuvieron lugar en los alrededores de la residencia del emperador Justiniano I.
Los disturbios de Níka estallaron como fruto de una creciente tensión social en el Imperio Bizantino. Una intrascendente discusión entre las facciones rivales "Verdes" y "Azules" (colores con los que competían) sobre las carreras de cuádrigas se transformó en un estallido popular sin precedentes que hizo tambalear el trono de Justiniano I.
Procopio de Cesarea escribía:
La población de las ciudades se había dividido desde hace tiempo en dos grupos, los Verdes y los Azules... sus miembros (de cada facción) luchaban contra sus adversarios... no respetando ni matrimonio ni parentesco, ni lazos de amistad, incluso aunque los que apoyaban a diferentes colores pudieran ser hermanos o tuvieran algún otro parentesco.
Esta rivalidad estaba agravada por un trasfondo político y teológico, pues mientras los Verdes estaban formados mayoritariamente por comerciantes y arrendatarios de servicios y bienes públicos y profesaban el monofisismo, los Azules eran principalmente terratenientes y aristócratas, y practicaban el cristianismo oficial. Justiniano apoyaba a éstos últimos.
La emperatriz Teodora, alma de la resistencia contra los rebeldes, en un conocido mosaico de San Vital de Rávena (Italia)
El momento político también era turbulento, pues Justiniano estaba en medio de una negociación con los persas por la paz y para pagar a éstos y a otros bárbaros, debió establecer amplios impuestos a la ciudadanía, que no fueron bien recibidos.
La revuelta comenzó en el Hipódromo de Constantinopla, donde se encontraban los emperadores, y se fue extendiendo por toda la ciudad, atacando y destruyendo edificios públicos como el Gran Palacio y la iglesia más importante de la ciudad, Santa Sofía (que más tarde debería ser reconstruida por Justiniano).
Plano del distrito palatino de Constantinopla en tiempos de Justiniano
Diseño: Cplakidas
Los rebeldes llegaron a nombrar hasta un nuevo emperador, Hipatio, que era sobrino del antiguo emperador Anastasio I.
Sólo la serenidad de su esposa, Teodora, impidió que Justiniano huyera de la capital y permitió que la rebelión fuera finalmente sofocada por el general Belisario.
El general Belisario en los mosaicos de San Vital de Rávena (Italia)
Tras una semana de violentos disturbios, el emperador rebelde, Hipatio, fue ejecutado. Belisario y Narsés, fingiendo negociar, rodearon a los rebeldes en el hipódromo y los masacraron sin piedad.
Durante la revuelta se calcula que murieron cerca de 30.000 personas.
El triunfo final de Justiniano I le permitió iniciar un vastísimo plan de reformas internas y orientarse hacia la expansión militar en Occidente, con la que trataría de restaurar la vieja unidad del Imperio Romano.