"Salón del Trono" se hace eco hoy de la convocatoria para la celebración de la fiesta anual en honor al Santo Cáliz que se custodia en la Catedral de Valencia
El venerado Santo Cáliz
"Estimados Damas y Caballeros del Santo Cáliz:
Un año más nos disponemos a celebrar la fiesta anual en honor del Santo Cáliz que culminará con la Bendición Papal con la Sagrada Reliquia, y que tendrá lugar D.m. el jueves día 29 del corriente mes de octubre a las 19 horas, en la Catedral de Valencia, con el traslado procesional del Santo Cáliz al Altar Mayor.
La celebración Eucarística será presidida por el Cardenal Arzobispo S. Em. Rvdma. Mons. Antonio Cañizares LLovera, quien entregará réplicas del Santo Cáliz a diversas Parroquias de la Diócesis.
Nuestra fiesta, este año, es de especial relevancia, ya que por primera vez vamos a celebrar un Año Jubilar Eucarístico del Santo Cáliz, importantísimo hito en la historia de nuestra preciada reliquia, conseguido gracias al celo de Don Carlos y la personalísima actuación de nuestro Cardenal Don Antonio. Esta efemérides ha de servirnos como acicate para volcarnos en la tarea de dar a conocer la noticia del Santo Cáliz de la Cena del Señor y fomentar la participación, la piedad, la adoración y la excelencia de la eucaristía.
Quiero recordarles que el Papa Francisco ha convocado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que se abrirá el 8 de diciembre de este año, solemnidad de al Inmaculada Concepción, ocasión esta que debemos aprovechar para recordar y practicar las obras de misericordia comprometiéndonos a realizar acciones concretas y personales respecto de las mismas.
Queremos contar, en todos estos eventos, con su estimada y necesaria presencia, que tanta importancia tiene para nosotros como respuesta viva y verdadera manifestación de amor al Santo Cáliz. Habrá reservado en la Catedral un espacio destinado exclusivamente para ustedes.
Aprovecho la ocasión para recordarles que la misa del jueves día 12 de noviembre es por inteción de los cofrades difuntos. No necesito recordarles la importancia de la oración comunitaria, y que cuando nos reunimos Dios está con nosotros, y en estas fechas tan señaladas de todos los Santos y el recuerdo de los difuntos, la oración de todos nosotros, unidos en la eucaristía, es doblemente eficaz y agradable a los ojos del Señor.
Esperando su asistencia y la de sus familiares y amigos el día 29 de Octubre a las 19 horas, reciba un cordial saludo.
Firmado: Antonio Rosi. Presidente de la Cofradía".
Historia de la reliquia del Santo Cáliz
Existe una referencia del canónigo de Zaragoza don Juan Agustín Carreras Ramírez, quien en su «Vida de San Lorenzo», t. I, p. 101, afirma la existencia de un supuesto <<Auto>> de 14 de diciembre de 1134, según el cual se decía en latín que «En un arca de marfil está el Cáliz en que Cristo Nuestro Señor consagró su Sangre, el cual envió San Lorenzo a su Patria, Huesca». Este sería ciertamente el primer documento con valor histórico; pero pierde esta validez al no haber podido ser hallado. De aquí que sea en 26 de septiembre de 1399 el momento en que se inicia de modo indiscutible la plena historia documentada del Santo Cáliz, cuando el rey Martín el Humano, el mismo que motivará el Compromiso de Caspe al morir sin sucesión, al enterarse, poco después de coronado, de que en el monasterio de San Juan de la Peña se conservaba el Santo Cáliz del Señor, llevado de su gran piedad y devoción a las reliquias, entró en deseos de poseer tan preciada joya. Hecha la petición a los monjes del Monasterio, resolvieron éstos por unanimidad satisfacer el piadoso deseo del rey. Así lo hicieron, con otorgamiento de la correspondiente escritura pública que lleva la fecha arriba indicada, recibiendo por su parte, del agradecido monarca, el espléndido regalo de otro valioso cáliz, éste de oro, que por cierto desapareció, fundido, en el incendio que el 17 de noviembre de 1494 sufriera San Juan de la Peña.
El Santo Cáliz pasó entonces a ser venerado en la Capilla del Real Palacio de la Aljafería, en Zaragoza, como joya integrante de los tesoros y reliquias de la capilla real propiedad de los monarcas de la Corona de Aragón, hasta que veintitrés años después, al decidir el rey don Martín trasladar su residencia a Barcelona. en donde murió, llevó consigo las reliquias de que era poseedor y con ellas el Santo Cáliz, como se desprende de la lectura del Inventario de bienes que a poco de la muerte del rey se hiciera, en septiembre de 1410.
Medalla de la Cofradía del Santo Cáliz
Le sucede en el Reino, como resultado de su mayor derecho reconocido en el Compromiso de Caspe. su sobrino, don Fernando de Antequera, a quien le sigue su hijo Alfonso V el Magnánimo. Muy amante éste de Valencia, realizó en ella espléndidas obras de reconstrucción, como las llevadas a cabo en la Casa de la Ciudad; erigió en el convento de Santo Domingo la primorosa Capilla de los Reyes; reformó y embelleció notablemente los salones y jardines del Palacio Real -situado entonces donde hoy se alzan las llamadas montañitas de Elío, restos de aquél, en los Jardines llamados por su origen del Real, al que hizo trasladar también magníficas obras de arte; trofeos obtenidos en sus campañas victoriosas, como las cadenas el puerto de Marsella, que rompiera en audaz aventura marinera, y gran número de reliquias, entre las que figuraba en lugar destacado el Santo Cáliz de la Cena del Señor.
Más adelante, por razón de sus ausencias, y con el propósito de garantizar una mayor seguridad, depositó el cuerpo de San Luis, obispo de Tolosa, juntamente con otras reliquias y alhajas en la Catedral valenciana. Poco después, ante una nueva ausencia motivada por nuevas campañas, hizo hacer depósito de las restantes reliquias que le quedaban, delegando su custodia y conservación en mosén Antonio Sanz, canónigo de la Catedral de Valencia y capellán mayor de la capilla del real palacio.
San Juan Pablo II contempla el Santo Cáliz
Y así llegamos al 18 de marzo de 1437, en que a la muerte del mencionado mosén Antonio Sanz. el ((muy alto Señor don Juan, rey de Navarra, Gobernador a la sazón de Valencia y lugarteniente de su hermano Alfonso», ordena, en nombre del Rey Magnánimo, que se hiciera donación definitiva de joyas y reliquias al Cabildo catedralicio de Valencia, lo que así se hizo, mediante la redacción del correspondiente documento público que formalizaba la entrega de la donación e inventariaba el contenido de la misma, firmando don Pedro de Anglesola, por parte del rey, y don Jaime de Monfort por parte del honorable Cabildo, ambos notarios públicos.
En dicho documento, entre la relación de las diversas joyas y reliquias donadas, se lee: <<lo calcer Hon Jesucrist, consagrá lo dijous de la cena, fet ab dues anses dor ab lo peu de la color que lo dit calcer es guarnit al entorn dor ab dos balays e dos maragdes en lo peu e ab vinthuyt perles convinent de gruig de un pesol entorn del dit calcer>> (Nota] de Jaime Monfort, vol. 3.532).
A partir de esta fecha continúa el Santo Cáliz ininterrumpidamente en la Catedral de Valencia hasta el mes de marzo de 1809, en que, con motivo de la invasión francesa y consiguiente iniciación de la Guerra de la Independencia, inicia un movido peregrinaje que le permite quedar a salvo de la rapacidad y los desmanes de las tropas napoleónicas.
El lugar la primera salida el 18 de marzo de 1809; el Santo Cáliz es trasladado a Alicante, desde donde regresará a Valencia a fines de enero de 1810. En marzo del mismo año es llevado a Ibiza, igualmente por motivos de seguridad. En febrero de 1812 pasa de Ibiza a Palma de Mallorca.
Y en septiembre de 1813 regresa desde Palma de Mallorca a la Catedral de Valencia y se redacta el último inventario de este periplo, en el que, con el número 29, se lee: <<La caxa de plata que con tiene el Santo Cáliz de la Cena.»
S.S. el Papa Benedicto XVI eleva el Santo Cáliz en una celebración eucarística
A partir de esta fecha continúa siendo venerado ininterrumpidamente, primero en la Capilla de las Reliquias (ábside de la Sala Capitular), y a partir de 1916 en el Aula Capitular Antigua (actual Capilla del Santo Cáliz).
El 21 de julio de 1936, en los comienzos de la guerra civil española, viene a ser providencialmente salvado del incendio y saqueo de la Catedral, con ello de una profanación inminente y, tal vez. de una pérdida irreparable, por los canónigos señores Olmos y Senchermés y el reverendo señor Colomina. Se procede a esconderlo primero en diversos domicilios particulares de la ciudad, y luego en la población de Carlet, donde pudo permanecer oculto hasta el 30 de marzo de 1939 en que, finalizada la contienda, pudo ser retornado a Valencia, a cargo de la Junta Recuperadora del Tesoro Artístico Nacional, y entregado oficialmente, pocos días después, el 9 de abril, al Cabildo Metropolitano en el Palacio de la Lonja, en donde, por el mal estado de la Catedral. que había sido profanada y sufridos graves deterioros, se celebraron los oficios de Semana Santa. Terminados éstos, fue guardada la Sagrada Reliquia por el Arzobispo don Prudencia Melo y Alcalde, en el oratorio que provisionalmente ocupaba, por estar también destruido el Palacio Arzobispal, hasta que adecentada la maltratada Catedral, se le reintegró a ésta, el 9 de julio del mismo año, primer domingo de dicho mes y fiesta hasta entonces tradicional del Santo Cáliz.
Una nueva salida, esta vez triunfal y por tierras de Aragón, tiene Jugar en 1959 con motivo de la celebración de las fiestas conmemorativas del XVII centenario de la llegada a España de la Sagrada Reliquia, y en la que vino a seguir en ruta peregrina los mismos lugares que en el pasado recorriera en su trayectoria histórica. Como etapa culminante de aquel recorrido, lleno todo él de fervor y entusiasmo, merece ser destacada la fecha del lunes día 29 de junio, transcurrida en San Juan de la Peña, la Covadonga Pirenaica, en que el Santo Grial volvió a reposar y recibir los sentimientos de veneración y homenaje de las más altas autoridades civiles y eclesiásticas de España, y en especial de los antiguos Reinos de Aragón y Valencia, así como de peregrinos y fieles llegados de todas partes para postrarse ante el Santo Cáliz en su viejo y evocador refugio, entre plegarias fervorosas y sollozos de emoción incontenida, y en que los vibrantes y majestuosos acordes del <<Parsifal>>, interpretados por los Orfeones Donostiarra y Oscense y por la Coral Infantil "Juan Bautista Comes”, de Valencia, vinieron a resonar, como en fantástico sueño, entre las peñas ariscas y las espesas arboledas de un escenario maravilloso como sólo la misma naturaleza es capaz de crear. Una alta jerarquía de la Iglesia resumió la inolvidable jornada con estas palabras: <<Los actos en honor del Santo Cáliz han revestido tal grandeza como lo pedía la hidalguía de Aragón.>>
Interior de la Capilla del Santo Cáliz en la catedral de Valencia
Tras nuevas etapas de fervor y entusiasmo que convierten el viaje de regreso en un rosario de apoteosis continuo, con sones de campanas. músicas. cantos eucarísticos, celebraciones religiosas, aplausos, vivas, emoción en las almas, lágrimas en los ojos... , el domingo, día 5 de julio, hacía su entrada de retorno en Valencia el Santo Cáliz y se cerraba una de las páginas más gozosas escritas en los anales de la historia religiosa de Valencia y una de las más trascendentes en el ámbito nacional, con el público testimonio de fe y veneración rendido a la Sagrada Reliquia.
Una última salida tuvo lugar a Carlet, en noviembre de 1964, para presidir la clausura de la Santa Misión que durante quince días había venido celebrándose en aquella población y como visita de re torno, veinticinco años después de que fuera de vuelta a Valencia tras su ocultamiento allí. Fue ésta una nueva ocasión en que la fe de un pueblo vino a rendirse por entero ante la presencia de la Sagrada Reliquia, resultando el conjunto de los actos celebrados en su honor un cálido homenaje espiritual sin precedentes en la historia de la ciudad.
Y la historia del Santo Cáliz continúa. Pero es ahora una historia que nos habla de fe y de amor; de la realidad de un mundo presente prendido en la certeza del Misterio iniciado hace diecinueve siglos en el Cenáculo de Jerusalén; de una historia con sublimes resonancias wagnerianas de místico arrobamiento que armoniza plenamente en el sobrio conjunto de la Capilla, con la piadosa y admirativa veneración del pueblo creyente ante la más insigne y conmovedora reliquia eucarística conservada por la Humanidad; de una historia, en fin, escrita con las líneas severas de una liturgia y un culto perpetuado a través de los siglos.
FUENTE: www.cofradiasantocaliz.es