La batalla de Chiclana (conocida como batalla de la Barrosa por los ingleses, y batalla del Cerro del Puerco por los franceses), fue una batalla de la Guerra de la Independencia que tuvo lugar el 5 de marzo de 1811 cuando las tropas francesas intentaban poner fin al Sitio de Cádiz.
Desde enero de 1810 Cádiz, el mayor puerto aliado de España y sede del gobierno patriota español, había estado bajo el asedio del I Cuerpo de Ejército del mariscal Soult, a su vez bajo el mando del mariscal Victor. Aunque inicialmente estaba guarnecida por solo cuatro batallones de voluntarios y reclutas, la decisión del duque de Albuquerque de posponer las órdenes de la Junta Suprema Central de atacar a las fuerzas de Victor, muy superiores en número, permitió reforzar la ciudad con 10.000 hombres. Un refuerzo adicional de 3.000 españoles completó las defensas de la ciudad.
La Junta, expuesta a la violencia popular, fue obligada a dimitir, y se estableció una Regencia de cinco miembros para gobernar en su lugar. Este consejo de regencia, reconociendo que España sólo podría salvarse con la ayuda de sus aliados británicos, pidió refuerzos a Wellington, y a mediados de febrero de 1810 cinco batallones anglo-portugueses desembarcaron en Cádiz, elevando el número de tropas defensoras hasta 17.000 hombres, lo que, unido a sus espléndidas defensas, hacía inexpugnable la ciudad. Aunque el asedio tenía inmovilizada a esta cantidad de soldados, Wellington lo aceptó como parte de su estrategia, ya que en el bando francés había una cantidad similar de tropas en la misma situación. En enero de 1811 el mariscal Soult ordenó a Victor enviar casi la tercera parte de sus fuerzas en apoyo del asalto a Badajoz, dejando sólo 15.000 hombres sitiando Cádiz. Con esta cantidad de soldados Victor tenía pocas posibilidades de progresar en su ataque contra la ciudad, pero no podía retirarse, ya que en caso de levantar el asedio, la guarnición de Cádiz sería capaz de recuperar buena parte de Andalucía.
Plano de Cádiz durante el Sitio (1810-1812)
Los aliados vieron en la reducción de las fuerzas sitiadoras la posibilidad tanto de entablar combate con el mariscal Victor en campo abierto como de liberar Cádiz del asedio. Con este fin, un ejército aliado fue enviado por mar desde Cádiz a Tarifa con la intención de marchar hacia el norte alcanzando la retaguardia francesa. Desde el momento de la salida de Tarifa, el mando de las tropas, compuestas de unos 8.000 soldados españoles y 4.000 británicos, fue encargado al general español Miguel de la Peña. Estaba planeado que el general José Pascual de Zayas y Chacón dirigiría una fuerza de 4.000 españoles en una salida desde Cádiz, a través de un pontón desde la Real Isla de León (actual San Fernando) coincidiendo con la llegada de la fuerza principal de La Peña.
El contingente anglo-portugués, comandado por el teniente general sir Thomas Graham, navegó desde Cádiz el 21 de febrero de 1811. Debido al mal tiempo, las fuerzas de Graham fueron incapaces de tocar tierra en Tarifa y siguieron hasta Algeciras, donde desembarcaron el 23 de febrero. Tras unirse a un batallón del coronel Browne, marcharon hacia Tarifa el 24 de febrero, donde recibieron el refuerzo de las tropas allí guarnecidas. El día 27 se unieron con las fuerzas de La Peña, que había salido por mar tres días después de Graham, y a pesar de haber sufrido el mismo mal tiempo, sí consiguió desembarcar en Tarifa.
Fuerzas británicas en acción
Una fuerza de guerrilleros españoles al mando del general Antonio Begines de los Ríos tenía órdenes de bajar desde las montañas de Ronda para unirse a la fuerza anglo-hispano-portuguesa el 23 de febrero, y en busca de ésta llegó hasta Medina Sidonia. Las escaramuzas con el flanco derecho de Victor obligaron a Begines a retirarse de nuevo hacia las montañas, y el jefe del flanco francés, general Cassagne, pudo advertir de este encuentro al mariscal. Victor ordenó la fortificación de Medina-Sidonia y envió tres batallones de infantería y un regimiento de caballería para reforzar a Cassagne.
Las fuerzas conjuntas marcharon el 28 de febrero hacia Medina Sidonia, al norte, y La Peña ordenó a Begines reunirse con ellos en Casas Viejas. Una vez juntos, los exploradores de Begines informaron que Medina-Sidonia estaba ocupada por un ejército francés mucho más numeroso del que habían previsto. La Peña decidió que en lugar de enfrentar a Victor en Medina-Sidonia, sería mejor que los aliados marchasen campo a través hasta el camino que unía Tarifa, pasando por Vejer y Chiclana, con Cádiz.
El cambio de planes junto con el mal tiempo y la insistencia de La Peña de marchar de noche, dio como resultado un retraso de dos días sobre el plan previsto. La Peña envió un mensaje a Zayas advirtiéndole de la demora, pero éste no recibió el informe. Así, Zayas salió de Cádiz, tal como estaba planeado, el 3 de marzo de 1811. Un batallón destacado cruzó el pontón sobre el caño de Sancti Petri para establecer un atrincheramiento previo a la salida de la totalidad de las fuerzas de Zayas. Sin embargo, a fin de evitar que los cerca de 13.000 soldados que quedaban en Cádiz saliesen a atacar sus líneas, en la noche del 3 al 4 de marzo Victor envió seis compañías de voltigeurs al asalto de estas trincheras, causando 300 bajas españolas y forzando a Zayas a retirar el puente y replegarse.
El mariscal Victor, duque de Belluno
Mientras tanto, Victor supo por los informes de algunos dragones provenientes de Vejer de la presencia del ejército de La Peña. Esta información, junto con las acciones de la guarnición gaditana, le llevaron a intuir que las tropas marchaban hacia Cádiz, y le permitió preparar una trampa a los aliados. Ordenó a una división a cargo de Villatte bloquear el camino de Vejer a la altura del cuello de la península, antes del caño de Sancti Petri y la Real Isla de León. Sus otras dos divisiones, bajo el mando de Ruffin y Leval, se ocultarían en los espesos pinares de Chiclana en posición de atacar el flanco de los aliados cuando de camino a Cádiz fueran detenidos por Villate.
Tras otra noche de marcha, los aliados alcanzaron el Cerro del Puerco, al sureste de La Barrosa el 5 de marzo. Los exploradores informaron de la presencia de las fuerzas de Villatte, y La Peña ordenó a su vanguardia atacarles. Con la ayuda de una partida de tropas de refresco que salió de Cádiz y reforzados por una brigada de la división de Anglona, los españoles forzaron la retirada de Villatte más allá del río Almansa. La Peña rehusó perseguir la retirada de Villatte, por evitar que éste rodeara el Almansa y le cayera por detrás. Mientras tanto, la división de Graham cubría el Cerro del Puerco defendiendo la retaguardia y el flanco derecho de las fuerzas de La Peña.
Habiendo forzado la retirada de Villatte y dejado expedita la ruta a Cádiz, La Peña ordenó a Graham adelantar sus tropas desde el Cerro del Puerco a Torre Bermeja, dejando el cerro sin defensa. Siguiendo las constantes objeciones de Graham de que hacer esto supondría dejar expuestos la retaguardia y el flanco, cinco batallones españoles y un batallón de Browne quedaron manteniendo el cerro, flanqueados en el camino de la costa por tres escuadrones de caballería españoles y otros dos de la King German Legion bajo el mando de Whittingham. Las fuerzas de Graham se movieron entonces al norte, según las órdenes: en lugar de bajar por el escarpado camino, siguieron una senda a través de los pinares al oeste del cerro. El camino a través de los árboles, aunque más corto y práctico para la artillería, hizo que marcharan a ciegas, sin visibilidad en ninguna dirección.
Victor estaba disgustado por el hecho de que Villatte no hubiera podido bloquear el camino a Cádiz durante más tiempo, pero confiaba en que el grueso de sus fuerzas pudiera empujar a los aliados hacia el mar. Vio que la principal fuerza española tomaba posiciones frente a Villatte, y teniendo informaciones de que el cerro estaba despejado, pensó tener una oportunidad de tomar las alturas sin oposición. Ordenó a tres escuadrones de dragones rodear el cerro para tomar el camino de la costa, mientras Ruffin ganaba las alturas y Leval atacaba a Graham en el bosque.
El ataque de Ruffin en el cerro del Puerco bastó para poner en fuga a los cinco batallones españoles que lo cubrían, dejando solo al de Browne en la defensa de la elevación. La caballería de Whittingham se enfrentó a los dragones franceses que habían rodeado el cerro, y decidió retirarse, cubriendo su retirada con un único escuadrón de húsares prestado por Browne. Éste ordenó a su batallón tomar posiciones en las ruinas de una ermita en la cumbre del Cerro del Puerco, pero al ver el avance de seis batallones franceses hacia ellos, y la retirada de la caballería de Whittingham, no tuvo más opción que abandonar la posición y partir a unirse con Graham en el bosque. Los franceses tomaron el cerro sin oposición, como Victor había pretendido, y Ruffin colocó una batería de artillería en la altura.
Thomas Graham en un grabado decimonónico
Mientras tanto, a mitad de camino en su marcha por unirse a de La Peña, Graham tuvo noticias por unos guerrilleros españoles de que las tropas francesas habían avanzado desde su escondite en el bosque de Chiclana y estaban atacando. Al volver la vista vio a los españoles retirándose del cerro, la división de Ruffin subiendo la ladera y la de Leval aproximándose desde el este. Entendiendo que las fuerzas aliadas corrían el peligro de verse rodeadas por los franceses, desobedeció las órdenes que tenía y volvió atrás para atacar el Cerro del Puerco y defenderlo del asalto de Leval. Ordenó a la brigada de Dilkes atacar a Ruffin en el cerro, mientras la brigada de Wheatley fue a vigilar a Leval, que se acercaba desde el este.