Vista exterior de la Catedral de Catania
Foto: Hein56didden
A mi querido amigo, el profesor Carlos López Bravo, quien, un año más, ha disfrutado participando de la fiesta mayor de Catania.
La Catedral Metropolitana de Santa Ágata (Santa Águeda), está situada en el centro histórico de la ciudad siciliana de Catania, en el lado sureste de la Piazza del Duomo. Está dedicada a la advocación de la vírgen y mártir patrona de la ciudad de Catania.
La iglesia ha sido destruida y reconstruida varias veces debido terremotos y las erupciones del cercano volcán Etna.
Sus orígenes se remontan a los años 1078-1093, cuando comienza su construcción sobre las ruinas de las antiguas termas romanas de Catania, por orden de Roger I de Sicilia, quien había conquistado la ciudad a los musulmanes ocupantes. Su primer aspecto fue el de una iglesia fortificada (ecclesia Munita).
En 1169 fue casi totalmente destruida por un terremoto, dejando sólo la zona del ábside intacta. Pero el evento más catastrófico fue el terremoto de 1693, que a su vez lo dejó todo en ruinas. Fue reconstruida posteriormente en estilo barroco.
Hoy en día, los restos del edificio sículo-normando original son apreciables en parte del crucero, las dos torres y los tres ábsides semicirculares, ejecutados con grandes piedras volcánicas, la mayoría de ellas reutilizadas de los edificios romanos imperiales, singularmente del anfiteatro de Catania.
Los ábsides de la cabecera
La cúpula se remonta a 1802. El campanario fue erigido originalmente en 1387, con una altura de unos 70 metros. En 1662 se añadió un reloj y la estructura llegó a 90 metros. Tras el terremoto de 1693 fue reconstruida, con la adición de una campana de 7,5 toneladas, la tercera más grande en Italia, después de la de la Basílica de San Pedro y la del Duomo de Milán.
La cúpula, diseñada por Antonio Battaglia
En julio de 1926, S.S. el Papa Pío XI elevó a la iglesia a la dignidad de Basílica Menor.
Una elaborada puerta de hierro forjado, obra de Salvatore Sciuto Patti, de 1926, protege la majestuosa capilla dedicada a Santa Águeda. En la pared de la izquierda se abre la puerta de oro, finamente decorada, que da acceso al camarín que contiene el busto relicario de Santa Ágata y la urna con sus veneradas reliquias.
El busto-relicario de Santa Ágata
Foto: Riccardo Spoto
En la capilla, decorada con un fresco que representa a Santa Lucía rezando ante la tumba de Santa Águeda para invocar la curación de la madre enferma, se encuentra la tumba del virrey Fernando de Acuña, gran devoto de la mártir Ágata, obra del artista de Messina, Antonello Freri. En el altar de la capilla hay un tríptico que representa a Santa Ágata coronada por Dios, y acompañada de San Pedro y San Pablo y los cuatro evangelistas. En la parte inferior varios ángeles que llevan en la mano símbolos de la pasión.
Acceso al camarín de las reliquias de Santa Ágata (Santa Águeda)
Foto:Triquetra
La gran fiesta de Santa Águeda de Catania, se celebra cada año entre los días 3 al 5 de febrero y se lleva a cabo, con gran concurrencia de personas, en memoria y honor de Águeda, mártir por la fe cristiana ajusticiada en tiempos del emperador Decio, en el 252, después de haber sido torturada y sufrido la mutilación de los senos. La tradición hagiográfica cuenta que Águeda fue martirizada no sólo por su obstinación a no querer abandonar su fe en Cristo, sino también por su voluntad de permanecer virgen rechazando el interés del gobernador romano Quinziano.
Mientras que el culto de la Santa se extendió en tiempos antiguos y medievales, la fiesta en su honor se instituyó tras el regreso de las reliquias a la ciudad, en el siglo XII. Robadas en 1040, los restos de Águeda fueron devueltos a la ciudad el 17 de agosto de 1126, y es precisamente desde esa fecha cuando comenzó la práctica de las festividades en honor a la Santa, convirtiéndose en patrona de la ciudad. En recuerdo de la devolución de las reliquias de Águeda a la ciudad, cada 17 de agosto celebra otra fiesta, de menor importancia pero igualmente participativa.
Aunque han cambiado mucho con el paso de los siglos, las fiestas en honor a Santa Águeda conservan muchos elementos de continuidad con su pasado. La fiesta de febrero se desarrolla como un desfile de grandes cirios tallados en madera, ahora en número de doce, dorados y ricamente decorados, cada uno representando uno de los viejos maestros o gremios. En los días previos a la fiesta estas velas, llamadas cannalore, se trasladan a los barrios, deteniéndose frente a las casas y comercios de los miembros más importantes de la corporación y, a cambio, reciben ofrendas adecuadas de dinero para la fiesta. Siguiendo las cannalore, durante la fiesta, están los pasos, un carro con ruedas de goma que llevan las reliquias de la Santa, metidas en un busto de oro y plata finamente cincelado y protegido por un dosel. La procesión sigue un camino determinado que comienza el día 4 al amanecer y termina la noche del 5, a menudo muy tarde. El paso o fercolo es empujado pero sobre todo tirado por largas cuerdas, de las que tiran cientos de personas alternándose en la función de arrastrar. Durante los dos días de la procesión hay una ruta diferente: el 4 sigue el llamado giro esterno en el que se traza la línea de la antigua muralla de la ciudad, para querer "abrazar" a la ciudad. El 5 de febrero, la procesión se dedica al llamado giro interno, es decir que vuelve a trazar - ida y vuelta - la calle principal de la ciudad, la vía Etnea, y algunas de las otras calles principales del centro histórico.
Los fieles, organizados por asociaciones especiales como El círculo ciudadano de Sant'Agata, se visten con una túnica blanca especial (llamada sacco) con guantes blancos y gorros negros. Se cree que tal vestimenta se inspira en la leyenda de que habría sido de noche la entrada repentina en la ciudad de los restos de la Santa, ya que la gente se viste con camisa de dormir. Durante la fiesta, los guantes, que se utilizan para arrastrar el paso o fercolo, también se agitan en señal de alegría, en respuesta a los gritos de la multitud cada pocos segundos.
Los gritos más famosos y repetidos dan el carácter del culto a Santa Águeda. El más repetido, casi de forma obsesiva y en dialecto dice: "Ciudadanos, fieles todos, Viva Santa Águeda".
La patrona es una madre protectora de la ciudad y la población tiene con ella una relación íntima y emocionalmente intensa, como lo demuestran los diminutivos con que viene invocada: Santuzza o Aituzza.
La impresionante procesión con las reliquias de Santa Ágata vivida hace dos días en Catania
Foto: Carlos López Bravo.
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