Puerta del Triunfo de Moscú para conmemorar las victorias rusas sobre los otomanos
Foto: Eugeni Geraschenko
El Tratado de Adrianópolis, firmado el 14 de septiembre de 1829, fue un acuerdo de paz por el cual se ponía fin a la guerra ruso-turca de 1828-1829, y en la que Rusia había conseguido importantes victorias en el Cáucaso y los Balcanes.
El conflicto se originó por la intervención de Rusia, Reino Unido y Francia en la Guerra de Independencia de Grecia.
En octubre de 1827, una flota aliada franco-ruso-británica destruyó la armada turco-egipcia en la batalla de Navarino. Aprovechando la derrota turca, Rusia declaró unilateralmente la guerra al Imperio Otomano en abril del año siguiente, e invadió Armenia y las regiones danubianas, mientras las tropas francesas expulsaban a los turcos de Morea.
Mientras tanto, las potencias aliadas se reunieron en la Conferencia Internacional de Londres (1827-1832), en la cual se fijaron las nuevas fronteras del Imperio Otomano, reconociendo la independencia griega sin el acuerdo de Turquía.
Entretanto, las operaciones bélicas continuaron: la armada rusa había conquistado Adrianópolis (1829), dejando libre el camino del Danubio.
Acosada desde todos los frentes y consumada su derrota militar y política, Turquía tuvo que pedir la paz, que se firmó en Adrianópolis en 1829.
La cláusula principal del Tratado concedía a Grecia la independencia total frente al Imperio Otomano. En otras cláusulas se obligaba a los turcos a ceder a Rusia las islas situadas en la desembocadura del Danubio, la franja caucásica de la costa del Mar Negro, y a permitirle utilizar el paso del estrecho de los Dardanelos. Asimismo, el Imperio Otomano reconoció la soberanía de Rusia sobre Georgia, la autonomía de Serbia y la autonomía del Principado de Moldavia y del Principado de Valaquia (garantizando su prosperidad, y la plena "libertad de comercio") bajo la supervisión de Rusia.
Incorporaciones rusas tras los Tratados de Turkmanchai y Adrianópolis
Diseño: Ion Cepleanu
Para conmemorar este victorioso Tratado, se acuñó en Rusia una bella medalla que es hoy objeto de nuestro comentario.
Se trata de una pieza circular de bronce, en cuyo anverso se muestra la efigie del zar Nicolás I, con patilla y barba "a la rusa", coronado de laurel al modo de los antiguos césares.
Le rodea una inscripción latina con su nombre y título: "NICOLAUS I TOTIUS RUSSIAE IMPERATOR". Bajo el cuello, el nombre del grabador.
Anverso de la Medalla
El reverso presenta una alegoría del Tratado en el que Rusia ofrece el olivo de la paz al Gran Turco, mientras ondean triunfales los estandartes rusos y yacen por el suelo las banderas otomanas.
Acompañan a las dos figuras alegóricas sus respectivos escudos, águila bicéfala y creciente. Todo ello recortado sobre un fondo urbano y acompañado de la inscripción latina: "PAX DATA TURCIS PETENTIBUS" ("La paz fue dada a los turcos que la pedían"). En el exergo el lugar y la fecha del Tratado: "HADRIANOP.(olis). D.(ies) II SEPT(embris). ST.V MDCCCXXIX"
Reverso de la Medalla
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