«Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón y éste contraatacó con sus ángeles, pero fueron vencidos y expulsados del cielo...» Apoc.12, 7-9.
Muchos fueron los monarcas que, desde tiempos medievales, consagraron a la protección del poderoso Arcángel, sus reinos, sus milicias y sus órdenes de caballería. Así, Luis XI de Francia creó la Orden de San Miguel en 1469, que tuvo su sede un tiempo en el espectacular tómbolo de Mont Saint Michel
El Príncipe de las legiones angélicas, en su constante lucha contra el poder del Maligno, representa a la perfección el modelo de caballero cristiano en pugna contra las asechanzas infernales a lo largo de la vida.
Hoy, 29 de septiembre, recordamos y felicitamos, efusivamente:
A la Casa Imperial de Rusia con su Orden de San Miguel Arcángel.
A la Casa de Braganza de Portugal con la Real Orden de San Miguel del Ala.
A la Divisa y Caballería y Devoción de San Miguel el Milagroso, de la que, gracias a la munificencia de su Defensor y Gran Prior General en España, el Excmo. Sr. Vizconde de Portadei, soy Caballero Gran Cruz.
Y a todas las órdenes, corporaciones, milicias y poblaciones del mundo entero, en especial de la América hispana y Brasil, que tienen a San Miguel por alto protector.
"San Miguel, defiéndenos en la lucha,
se nuestro amparo contra la perversidad
y asechanzas del demonio;
que Dios humille su soberbia.
Y Tu, Príncipe de la Milicia Celeste,
arroja al infierno a Satanás
y demás espíritus malignos
que vagan por el mundo
para perdición de las almas".
(Oración del Papa León XIII)
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