Los siete Príncipes Electores en un manuscrito iluminado de 1341
La Bula de Oro (Bulla Aurea) de 1356 fue el conjunto de reglas que regularon detalladamente el proceso completo de elección del Rey de Romanos.
La dignidad imperial, restaurada por Carlomagno en el año 800 y asumida posteriormente en el ámbito germánico desde el 962, había dado lugar a la creación, en el corazón de la Europa medieval, de una complejísima estructura denominada Sacro Imperio Romano.
Su nombre deriva de la pretensión de los gobernantes medievales de continuar la tradición del Imperio Carolingio (desaparecido en el siglo X), como una forma de conservar el prestigio del antiguo Imperio Romano. El adjetivo «sacro» no fue empleado sino hasta el reinado de Federico Barbarroja (S. XII) para legitimar su existencia como la santa voluntad divina en el sentido cristiano. El título Sacrum Romanum Imperium apareció hacia 1184 y fue usado de manera definitiva desde 1254. El complemento "Germánico" es ya del siglo XV.
Una singular monarquía electiva, por tanto, cuyos candidatos electos precisaban del consentimiento del papado de Roma para poder ceñir la imperial corona.
La necesidad de establecer un reglamento de elección surgió tras las dobles elecciones de 1198, 1257 y 1314, y la asunción por parte del papado, como dijimos, del poder aprobar y legitimar a un determinado candidato. Todo ello fue razón y necesidad suficiente para intentar fijar un procedimiento para elegir el emperador y eludir, de manera definitiva, la intervención papal.
En la declaración de Rhens (1338), se proclamó como una antigua costumbre imperial la validez de una elección por mayoría y que el Rey de Romanos electo asumiría el poder inmediatamente, sin requerirse la aprobación de Roma. Esta declaración se estableció en la subsiguiente Dieta de Franckfurt como una ley imperial. Finalmente, en la Dieta de Núremberg, el emperador Carlos IV, de la Casa de Luxemburgo, promulgó la Bula de Oro (llamada así por el sello dorado que pendía de ella), que estableció y fijó el procedimiento de elección.
Por este sistema quedaba fijado de manera permanente en siete, el número de Príncipes Electores: el Arzobispo de Maguncia, el Arzobispo de Tréveris, el Arzobispo de Colonia, el Rey de Bohemia, el Conde Palatino del Rhin, el Duque de Sajonia y el Margrave de Brandemburgo.
Una vez fallecido el emperador, el príncipe Arzobispo de Maguncia convocaría a los otros seis electores en la ciudad de Franckfurt, elegida sede para todas las elecciones imperiales. El nuevo soberano debía resultar electo en un plazo no superior a treinta días.
Anverso del bello sello imperial de la Bula de Oro de 1356
Foto: Benutzer Wolpertinguer
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