SERVUS HISPANIARUM REGIS



viernes, 12 de noviembre de 2010

LOS PONTÍFICES CREADORES DE LAS ÓRDENES DE LA SANTA SEDE y (II)

PÍO IX Y LA ORDEN PIANA

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El Beato Pío IX, bautizado  como Giovanni Maria Giambattista Pietro Pellegrino Isidoro Mastai Ferretti Sollazi, nació en Senigallia, Marca de Ancona, Estados Pontificios, el 13 de mayo de 1792. Fue el noveno hijo del conde Girolamo Mastai Ferretti y de su esposa Caterina Sollazzi.
De joven, quiso hacer carrera en la Guardia Noble de la Santa Sede, pero al no conseguir ser admitido a causa de su epilepsia, decidió estudiar Teología en el Seminario de Roma, siendo ordenado sacerdote en abril de 1819.
Fue enviado a Argentina, Chile y Perú entre 1823 y 1825 para ayudar al nuncio apostólico, Monseñor Giovanni Muzi, en la primera misión en la Sudamérica postrevolucionaria. Regresó a Roma para dirigir el Hospital de San Michele y para ocupar una canongía en Santa Maria in Via Lata.
El 21 de mayo de 1827 fue nombrado arzobispo de Spoleto a los 35 años de edad. De esta etapa destaca la amnistía que logró para los que participaron en una fallida revolución que, en 1831, se había extendido a aquella ciudad. Este hecho y sus simpatías por la causa italiana le hicieron ganar fama de liberal. Al año siguiente de ese suceso, fue trasladado al prestigioso Obispado de Imola manteniendo el cargo de arzobispo ad personam. Fue nombrado cardenal in pectore el 23 de diciembre de 1839 y hecho público el 14 de diciembre del año siguiente con el título de Cardenal presbítero de los Santos Pedro y Marcelino.

El cónclave que siguió a la muerte de Gregorio XVI tuvo lugar en un momento de ambiente político inestable en los estados italianos. Esto motivó que varios cardenales extranjeros decidieran no asistir a él. A su comienzo, sólo estaban presentes 46 de los 62 cardenales.
Este cónclave se celebró en el palacio del Quirinal de Roma, que entonces era la residencia pontificia, y fue escenario de una división entre cardenales conservadores y liberales. Llegado el cónclave a un punto muerto a causa del desacuerdo, los liberales y moderados decidieron votar por Mastai Ferretti, una decisión que fue contraria al sentir de buena parte de los gobiernos de Europa. El segundo día del cónclave, el 16 de junio de 1846, Mastai Ferretti fue elegido papa con una mayoría de 36 votos.
Escogió el nombre de Pío IX en honor de Pío VII. A las pocas horas de su elección llegó a Roma Karl Kajetan Gaisruck, cardenal del título de San Marco y Arzobispo de Milán, que llevaba el veto del emperador Fernando I de Austria a la elección de Mastai Ferretti, pero los hechos ya se habían consumado.
Pío IX fue coronado el 21 de junio de 1846 y los liberales europeos aplaudieron su elección como Sumo Pontífice.

 

Pío IX tenía fama de ser un hombre culto. Tras su elección proclamó una amnistía para los presos con delitos políticos e instituyó La Consulta, una cámara deliberante de representación popular (pero elegida no por sufragio universal, sino censitario) que propició una mayor participación ciudadana en el gobierno de los Estados Pontificios. También abolió el antiguo gueto judío de Roma. Para sus propósitos liberalizadores tuvo que pugnar arduamente con la propia curia romana, hasta el punto que en dos años tuvo no menos de siete secretarios de Estado.
Durante las revoluciones de 1848, en Roma se proclamó la república y el Papa tuvo que huir a Gaeta, en el Reino de Nápoles, disfrazado de simple sacerdote. Desde allí pidió ayuda a las principales potencias católicas: España, Francia, Austria y Nápoles, que acudieron en su ayuda con expediciones militares. Cuando sus territorios le fueron restituidos por los franceses, volvió animado por propósitos menos liberales.

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En 1853 se reconcilió con las monarquías protestantes de los Países Bajos e Inglaterra, las cuales permitieron el restablecimiento en sus países de la jerarquía católica.
Los siguientes actos que llevó a cabo, tanto políticos como religiosos, fueron encaminados a la defensa doctrinal y a la preservación de los Estados Pontificios, amenazados por la unificación de los territorios italianos que estaba llevando a cabo el Reino del Piamonte desde 1859. La ciudad de Bolonia, con toda la Romagna pontificia, plebiscitaron a favor de los piamonteses. En 1860 el ejército de Victor Manuel II invadió los Estados Pontificios, arrebatando a la Iglesia el dominio de Las Marcas tras la derrota de las fuerzas papales en Castelfidardo.
Sin embargo Pío IX pudo conservar la región del Lazio y la propia Roma con el apoyo de tropas francesas. Garibaldi intentó la invasión pero fue derrotado por las fuerzas franco-pontificias en la Batalla de Mentana (1867).

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En 1864 Pío IX promulgó la encíclica Quanta cura que lleva como apéndice el celebérrimo Syllabus errorum, compendio de ochenta proposiciones condenatorias de las doctrinas más progresistas del momento. Específicamente anatematizó el panteísmo, el naturalismo, el racionalismo, el indeferentismo, el latitudinarismo, el socialismo, el comunismo, el liberalismo, las sociedades secretas, el biblismo, y la autonomía de la sociedad civil. Reafirmaba la invalidez del matrimonio celebrado entre católicos no separados de la Iglesia, que se celebrase ante una autoridad civil, por un defecto de forma canónica.

Otras acciones a destacar de este papa son la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, que ya España y las Indias defendían desde siglos atrás, y la convocatoria del Concilio Vaticano I (1869-1870), donde se definió la infalibilidad papal para sus pronunciamientos ex cathedra, circunstancia ésta que se produce en contadísimas ocasiones, y el fortalecimiento del primado romano.


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Los esfuerzos de Pío IX para conservar los Estados Pontificios  fueron en vano ya que, tras la retirada de las tropas francesas de Roma a causa de la Guerra Franco-Prusiana, el 20 de septiembre de 1870 el ejército piamontés entró en Roma tras vencer la resistencia de la Porta Pía, y puso fin a la soberanía de los Papas que había durado más de mil años.

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Pío IX se negó a reconocer al Reino de Italia, a establecer relaciones diplomáticas con él, rechazó las garantías personales que se le ofrecían y excomulgó al rey Victor Manuel II de Saboya. Mediante la bula Non Expedit prohibió a los católicos, bajo severas penas canónicas, toda participación activa en la política italiana, incluido el sufragio.
Los últimos años de su pontificado los vivió en condiciones de aislamiento, él mismo se consideraba prisionero, en los palacios del Vaticano, viendo como las propiedades de la Iglesia en Italia eran confiscadas, mientras que en Alemania, Bismarck comenzaba su Kulturkampf contra el catolicismo. Su papado había sido uno de los más largos de la historia y, a su vez, uno de los que ha tenido que afrontar problemas más graves.


Pío IX con el rey de Nápoles Francisco II
 

Funeral del Papa Pío IX.
 
Pío IX falleció el 7 de febrero de 1878 y fue sepultado en las Grutas Vaticanas. En  1881 sus restos mortales fueron trasladados a la Basílica de San Lorenzo Extramuros. Cuando el cortejo pasaba por el puente de Sant´Angelo, una turba trató de arrojar el cuerpo del Papa al Tíber, sin embargo éste se salvó gracias a la intervención de unidades del ejército italiano.
Su lápida sepulcral lleva la sucinta frase "''Ossa et cineres Pii IX papae. Orate pro eo" (Huesos y cenizas del papa Pío IX. Rogad por él).
Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 3 de septiembre de 2000. Se le conmemora litúrgicamente el 7 de febrero, aniversario de su muerte.
Pío IX fue el Papa 255º de la Iglesia y su pontificado, (el más largo de la Historia, 31 años) se extendió entre 1846 y 1878. Fue el último soberano de los Estados Pontificios.

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