"Salón del Trono" es el nombre de nuestro Blog, por ello parece adecuado que, además de hablar sobre el patrimonio premial de las distintas monarquías del mundo, nos ocupemos también del espacio físico destinado con preferencia a la máxima representación de la Corona.
Así pues comenzamos hoy una serie que iremos ampliando con recintos similares de Palacios Reales de otras monarquías.
El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial de Su Majestad el Rey de España, que lo emplea en las ceremonias de Estado, aunque no habita en él.
El origen del palacio se remonta al siglo IX en el que el reino musulmán de Toledo construyó una edificación defensiva que después usaron los reyes de Castilla, sobre la que en el Siglo XVI, se construyó el Antiguo Alcázar.
Destruido este por un incendio en la Nochebuena de 1734, Felipe V quiso que el Palacio Nuevo ocupase el mismo lugar. Toda la construcción se hizo abovedada, en piedra y ladrillo, sin madera, para que ningún incendio pudiera destruirlo.
Las obras se realizaron entre 1738 y 1755, estableciendo Carlos III su residencia en él en 1764.
Para su decoración interior, se emplearon ricos materiales: mármoles españoles, estucos, madera de caoba en puertas y ventanas e importantes obras de arte, en especial las pinturas al fresco de los principales artistas del momento como Giaquinto,Tiepolo o Mengs y sus seguidores españoles Bayeu y Maella.
La decoración del Palacio Real de Madrid ha ido cambiando con el paso del tiempo según los diferentes estilos artísticos de cada momento. Del reinado de Carlos III se conservan el Salón del Trono, la Cámara del Rey (o de Gasparini) y la Sala de Porcelana, obra de la Real Fábrica del Buen Retiro. Del reinado de Carlos IV destaca el Salón de Espejos y de época Alfonso XII el Comedor de Gala.
El origen del palacio se remonta al siglo IX en el que el reino musulmán de Toledo construyó una edificación defensiva que después usaron los reyes de Castilla, sobre la que en el Siglo XVI, se construyó el Antiguo Alcázar.
Destruido este por un incendio en la Nochebuena de 1734, Felipe V quiso que el Palacio Nuevo ocupase el mismo lugar. Toda la construcción se hizo abovedada, en piedra y ladrillo, sin madera, para que ningún incendio pudiera destruirlo.
Las obras se realizaron entre 1738 y 1755, estableciendo Carlos III su residencia en él en 1764.
Para su decoración interior, se emplearon ricos materiales: mármoles españoles, estucos, madera de caoba en puertas y ventanas e importantes obras de arte, en especial las pinturas al fresco de los principales artistas del momento como Giaquinto,Tiepolo o Mengs y sus seguidores españoles Bayeu y Maella.
La decoración del Palacio Real de Madrid ha ido cambiando con el paso del tiempo según los diferentes estilos artísticos de cada momento. Del reinado de Carlos III se conservan el Salón del Trono, la Cámara del Rey (o de Gasparini) y la Sala de Porcelana, obra de la Real Fábrica del Buen Retiro. Del reinado de Carlos IV destaca el Salón de Espejos y de época Alfonso XII el Comedor de Gala.
EL SALÓN DEL TRONO DEL PALACIO REAL DE MADRID
El Salón del Trono es el lugar más simbólico del Palacio, donde los Reyes reciben con el mayor ceremonial. Ocupa el centro de la fachada principal de Palacio. Lámparas venecianas, espejos de La Granja, consolas y relojes componen su decoración. A la derecha, siguiendo el orden del protocolo español, se suceden la Saleta, la Antecámara y la Cámara oficial donde Su Majestad el Rey recibe las audiencias.
En sentido contrario, pero siguiendo el mismo orden protocolario, figuran la Saleta, la Antecámara y la Cámara, ésta con gran decoración barroca del último tercio del siglo XVIII, debida a la familia Gasparini, por cuyo nombre es conocida de manera habitual.
Este recinto es el único que no ha cambiado de función en toda su historia, desde que Sachetti lo concibió en 1737. Conserva toda su decoración original y se terminó en 1772.
Velázquez trajo en 1650, desde Roma, los leones de bronce dorado que flanquean el dosel del trono.
Felice Gazzola, noble italiano, recibió el encargo de seleccionar a los artistas que decoraron el Salón del Trono. La bóveda, diseñada por Robert Michel es, con seguridad, la más bella de Palacio, pues el efecto que produce la pintura y la escultura que la rodea alcanza un gran esplendor. En el centro del fresco están las representaciones de La majestad y La abundancia, sostenidos por ángeles de estuco.
La grandeza y el poder de la Monarquía Española es el tema que Tiepolo pintó para la bóveda. En ella se contempla al trono español custodiado por Apolo y Minerva, así como por representaciones de las Virtudes. En el lado contrario, unos amorcilos vuelan mientras portan el Collar del Toisón de Oro. La glorificación de la monarquía y del soberano reinante es el objetivo de todo el fresco.
Sobre el balcón oriental también pintó Tiepolo un fresco, ayudado por sus hijos Domenico y Lorenzo. Esta obra tiene muchísimas características similares a la que el maestro italiano pintó para la escalera de la Residencia de Wurzburgo. Se culminó en 1764 y representa el último trabajo de Tiepolo en el Palacio Real.
El resto de la decoración se debe al piacentino Giovanni Battista Natali, quien se encargó tanto del diseño de los bordados como de la traza de las consolas. Destaca el terciopelo de la colgadura, tejido en Génova, que posee unos magníficos hilos de plata sobredorada. La decoración de Natali, junto con las pinturas de Tiepolo, constituyen una de las más altas cimas del arte Rococó en España.
Las esculturas que hoy se pueden ver en esta sala pertenecen, en su mayoría, a la colección rescatada del Real Alcázar. Ello se debe al proyecto de la dinastía borbónica, que deseaba afirmarse como sucesora directa de la Casa de Austria. La mayor parte de los conjuntos escultóricos se trasladó en 1837 al Museo del Prado.
Salón del Trono del Palacio Real de Madrid
La construcción del Palacio Real se inició en 1738 según planos de Filippo Juvara sobre las ruinas del antiguo alcázar, destruido por un incendio en la Nochebuena de 4 años antes, en 1734. Francesco Sabatini fue el que finalizó el edificio y el rey Carlos III fue el primer monarca que vivió en él. Fue la residencia habitual de los Reyes de España hasta 1931 cuando Alfonso XIII tuvo que abandonarlo al instaurarse la República en España. Sin embargo, Manuel Azaña también vivió en el palacio por lo que fue éste el último Jefe de Estado que lo habitó. Sin duda, de lo mejor que ver en Madrid.
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