Haití había formado parte de la colonia francesa de Saint-Domingue (la zona española de Santo Domingo había pasado a manos francesas a raíz de la Paz de Basilea de 1795), pero el 1 de enero de 1804 el territorio declaró su Independencia de Francia en Gonaives.
Jean-Jacques Dessalines (1758-1806) fue uno de los líderes de esa Revolución Haitiana.
Antiguo esclavo, participó desde 1793 en las revueltas de los nativos de la colonia francesa de Saint Domingue que se producían mientras en la metrópoli imperaba el régimen revolucionario conocido como "El Terror" de Robespierre. Al servicio de Toussaint L’Ouverture alcanzó el grado de General y cuando éste fue detenido por las tropas francesas enviadas por Napoleón para reconquistar la isla, se le nombró general de las tropas del sur. La detención de Toussaint y su posterior envío a Francia, y la llegada de noticias del restablecimiento de la esclavitud en otras colonias francesas, provocaron que Dessalines organizara en octubre de 1802 un levantamiento contra las fuerzas coloniales a las que se enfrentó en sangrienta lucha. Finalmente logró vencer a los franceses del general Rochambeau en la batalla de Vertieres en 1803 y los expulsó de la isla.
Una vez con el poder en sus manos, el 6 de octubre de 1804 se proclamó así mismo emperador, emulando lo que Napoleón había hecho en Francia, con el nombre de Jacques I.
La Constitución del 20 de mayo de 1805 estableció la organización del país, dividiéndolo en seis unidades militares, cada una de ellas al mando de un general de división que mantendría un contacto directo con el Emperador o el general en jefe que sería nombrado por el jefe del estado. En la Constitución también se establecía la forma de sucesión al trono en la que se dictaminaba que: "la Corona es electiva, pues el Emperador reinante tiene la facultad de designar a su sucesor". El texto constitucional también prohíbía a la población blanca poseer bienes en el Imperio.
En su gobierno, Jaques I intentó restablecer la economía de las plantaciones mediante un sistema de trabajo forzoso y persiguió con crueldad, mandando asesinar a la población blanca y respetando sólo a los religiosos y médicos.
Reorganizó la propiedad de la tierra, repartiendo pequeñas propiedades entre los campesinos.
En enero de 1805 los restos del ejército francés que quedaban en la parte este de la isla comandados por el General Louis Marie Ferrand entraron nuevamente en acción. Ferrand ordenó a sus tropas cazar niños de ambos sexos de raza negra hasta los 14 años de edad para ser vendidos como esclavos. Este hecho provocó la ira de Dessalines quien invadió la parte este de la isla y, arrasando algunos poblados como Azua y Moca, sitió la ciudad de Santo Domingo el 5 de marzo de 1805.
El ejército haitiano intentó acabar la resistencia francesa protegida por la muralla de la ciudad de Santo Domingo pero Dessalines no desarrolló un plan de asedio pues no trajo artillería.
Semanas más tarde, llegó a las costas de la ciudad, una escuadra de barcos francesa comandada por el Almirante Missiesy. La flota cañoneó las posiciones haitianas y partió rumbo al oeste. Dessalines interpretó que se trataba de un ataque a su país y levantó el asedio.
Finalmente fue traicionado y asesinado en 1806 por sus colaboradores, Alexandre Pétion y Henri Christophe, quienes se dividieron el país. Pétion lideró el sur del territorio que pasó a denominarse República de Haití y Christophe lideró el norte bajo la denominación de Estado de Haití, luego convertido en el Reino de Haití.
Muchos años más tarde, el 26 de agosto de 1849, el Presidente Faustin Soulouque volvió a establecer un Imperio en Haití, que duraría hasta el 15 de enero de 1859.
Jean Jaques Dessalines, Jacques I, pasó a la historia como el primer jefe de estado de Haití. Aún hoy el himno nacional del país, La Dessalinienne, se denomina así en honor de este turbulento e implacable líder haitiano que soñó con un Imperio y que pretendió, sin éxito, trazar en su país una estela luminosa como la que trazaba en Europa el emperador francés Napoleón I.
Estimado Servus,
ResponderEliminarme consideraría muy honrado si me permitiese transcribir este artículo en mi blog "Maison Guédé, el mundo del baron Samedi. Normalmente pongo de todo un poco aunque el primitivo impulso era el de honrar a gente ya fallecida. El tema de Dessalines me interesa particularmente, y por supuesto los créditos le serían adjudicados al noble Salón del Trono. Le ruego -si nada obsta para concederme este pedido- me avise a mi dirección email. Desde ya e independientemente de su respuesta, le quedo muy agradecido por la atención de leerme.