El Palacio Real de Nápoles fue mandado construir en el año 1601 por el virrey de Nápoles, Fernando Ruiz de Castro, en previsión de una posible visita del rey Felipe III de España a la ciudad que no se llegó a hacer nunca.
El proyecto inicial fue encargado al arquitecto Domenico Fontana que ya había realizado importantes obras en Roma para el Papa Sixto V. La idea original sufrió numerosos cambios y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando se pudo dar por terminado. Desde el mismo momento que se empezarón a colocar los cimientos de la obra, el Palacio Real de Nápoles, fue el centro de la vida política y social napolitana.
Vista general de la fachada principal del Palacio Real de Nápoles
A partir del año 1734, en que la corte se instaló permanentemente en Nápoles, se viven intensos procesos de restauración del Palacio que se encontraba en un pésimo estado de conservación. A partir de aquel momento se encargaran progresivas restauraciones que confirieron al edificio un estilo más barroco.
Al arquitecto Ferdinando Sanfelice se le encargó la construcción de un piso para el Mayordomo Mayor en el pabellón oriental hacia Castelnuovo; luego, en 1742, realizó, junto con el ingeniero de cámara Casimiro Vetromile, nuevas restauraciones.
En 1736 empezó el traslado de las colecciones farnesianas, que luego fueron parcialmente llevadas a Capodimonte. Con ocasión de las bodas del Rey Carlos VII con Maria Amalia de Sajonia, en 1737 se reunieron en el edificio los mejores artistas presentes en Nápoles para adornar varias alas del Palacio (especialmente la Sala Diplomática, llamada también Primera Antecámara de Su Majestad); entre ellos recordamos a: Francesco Solimena, Francesco De Mura, Nicola Maria Rossi, Domenico Antonio Vaccaro.
En ese mismo año se creó una Fábrica de Porcelanas, primer esbozo de la que se convertiría en la renombrada Fábrica de Capodimonte.
En 1736 empezó el traslado de las colecciones farnesianas, que luego fueron parcialmente llevadas a Capodimonte. Con ocasión de las bodas del Rey Carlos VII con Maria Amalia de Sajonia, en 1737 se reunieron en el edificio los mejores artistas presentes en Nápoles para adornar varias alas del Palacio (especialmente la Sala Diplomática, llamada también Primera Antecámara de Su Majestad); entre ellos recordamos a: Francesco Solimena, Francesco De Mura, Nicola Maria Rossi, Domenico Antonio Vaccaro.
En ese mismo año se creó una Fábrica de Porcelanas, primer esbozo de la que se convertiría en la renombrada Fábrica de Capodimonte.
En 1751 se abrieron las actividades de la Real Imprenta Palatina, enriquecida con las maquinarias procedentes de la famosa tipografía de Raimundo de Sangro, Príncipe de Sansevero, luego, en 1753, se le encargó a Vanvitelli la restauración de la Fachada edificada por Fontana.
Sin embargo, a decir verdad, Rey Carlos VII nunca se encariñó completamente con el Palacio Real, si bien viviera allí, probablemente por un lado por estar demasiado sujeto a la caótica vida de la capital, y por otro por no haber sido una “construcción suya”. En su mente ya se encontraban dos nuevos Palacios Reales, Caserta y Capodimonte: por consiguiente las obras volvieron a comenzar solamente bajo Fernando IV.
Se edificó el largo cuerpo de Fábrica hacia oriente, el Nuevo Pabellón, que ocupó gran parte de los jardines, ahí donde ahora se encuentra la Biblioteca Nacional; luego se puso en ejecución la edificación de la fachada hacia el mar que, sin embargo, se quedó por terminar y se realizaron la seis primeras arcadas con balcones.
Sin embargo, a decir verdad, Rey Carlos VII nunca se encariñó completamente con el Palacio Real, si bien viviera allí, probablemente por un lado por estar demasiado sujeto a la caótica vida de la capital, y por otro por no haber sido una “construcción suya”. En su mente ya se encontraban dos nuevos Palacios Reales, Caserta y Capodimonte: por consiguiente las obras volvieron a comenzar solamente bajo Fernando IV.
Se edificó el largo cuerpo de Fábrica hacia oriente, el Nuevo Pabellón, que ocupó gran parte de los jardines, ahí donde ahora se encuentra la Biblioteca Nacional; luego se puso en ejecución la edificación de la fachada hacia el mar que, sin embargo, se quedó por terminar y se realizaron la seis primeras arcadas con balcones.
Doble escalera de honor del Palacio Real de Nápoles
En 1769 Ferdinando Fuga convirtió definitivamente la Sala Grande del Palacio Real español, que los Virreyes ocupaban para los espectáculos, en pequeño Teatro de Repertorio del Palacio. Para su inauguración se representó una Serenata, o fiesta teatral en musica por G.B. Sassi, con musica de Giovanni Paisiello. En el pequeño teatro se representaron principalmente obras de Nicola Piccinni, Domenico Cimarosa y de Paisiello compuestas especialmente para el Rey. Durante los años setenta, aún bajo la dirección de Fuga, se llevó a cabo el embellecimiento de las salas; las puertas pintadas del palacio, los tapices de la Real Fábrica, y que todavía se conservan, se remontan a aquella época.
El Salón del Trono
Para 1773 el Rey había habilitado el terreno en frente del Palacio como campo de parada dedicado a las exhibiciones militares, dedicando la Piazza del Castello a las fiestas populares que antes se realizaban justo en aquel sitio.
En 1767 se fundó el Colegio Militar, en 1778 la Academia de Ciencias y Letras, y en 1785 se emprendió el arreglo del Gran Archivo. Además se volvió a establecer en el patio del picadero el Taller de Porcelanas cuya dirección fue puesta en manos de Domenico Venuti. Finalmente, en 1782, se abrió una Fábrica de Aceros con maestros vieneses, sempre dirigida por Venuti.
El año 1815, Fernando IV llamó a Palacio al afamado escultor Canova, y le encargó una estatua de Carlos VII; y en 1819 otra del propio Fernando IV; sin embargo el artista se encontraba viejo y enfermo, así que sólo logró modelar el caballo. La estatua fue terminada por Antonio Calí y en 1829, los dos monumentos fueron situados en la plaza frente a Palacio.
En 1767 se fundó el Colegio Militar, en 1778 la Academia de Ciencias y Letras, y en 1785 se emprendió el arreglo del Gran Archivo. Además se volvió a establecer en el patio del picadero el Taller de Porcelanas cuya dirección fue puesta en manos de Domenico Venuti. Finalmente, en 1782, se abrió una Fábrica de Aceros con maestros vieneses, sempre dirigida por Venuti.
El año 1815, Fernando IV llamó a Palacio al afamado escultor Canova, y le encargó una estatua de Carlos VII; y en 1819 otra del propio Fernando IV; sin embargo el artista se encontraba viejo y enfermo, así que sólo logró modelar el caballo. La estatua fue terminada por Antonio Calí y en 1829, los dos monumentos fueron situados en la plaza frente a Palacio.
En la segunda mitad del siglo XVIII los monarcas napolitanos prefirieron vivir en el Palacio Real de Caserta. aunque el Palacio Real de Nápoles continuó siendo mejorado con las intervenciones de Vanvitelli (finales del siglo XVIII) y Gaetano Genovese en 1838 tras el incendio que dañó buena parte del edificio.
A lo largo del reinado del rey Fernando II de las Dos Sicilias se tendió a la centralización de los poderes del Estado, siendo el Palacio Real de Nápoles el centro del poder absoluto del Reino de las Dos Sicilias.
El lado de la fachada oeste del edificio (frente a actual Piazza del Plebiscito) muestra una serie de esculturas de los monarcas de las diferentes dinastías que gobernaron Nápoles, desde la fundación del Reino en el siglo XII: Roger II, Federico II de Hohenstaufen, Carlos de Anjou, Alfonso de Aragón, el emperador Carlos V, Carlos VII de Nápoles, Joachim Murat, y Víctor Manuel II de Saboya, el primer rey de la Italia unificada.
Carlos VII de Nápoles, nuestro Carlos III
Hoy en día la visita del Palacio se completa con la del famoso Teatro San Carlo y la Biblioteca Nazionale Vittorio Emanuele III.
La Capilla Real
Desde los bellos jardines colgantes del Palacio, con vistas al mar, se puede disfrutar de excelentes vistas de la bahía de Capri e Ischia, el Vesubio y la propia Nápoles.
Desde los bellos jardines colgantes del Palacio, con vistas al mar, se puede disfrutar de excelentes vistas de la bahía de Capri e Ischia, el Vesubio y la propia Nápoles.
Vista aérea posterior del Palacio Real de Nápoles junto al Castel Nuovo
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