Celebra este fin de semana Portugal un aniversario doble. Por una parte el que conmemora el Tratado de Zamora de 1143 que supuso el reconocimiento del país vecino como reino. Por otra, un nuevo y luctuoso aniversario del golpe de estado republicano que en 1910 expulsó del trono a Dom Manuel II.
El Tratado de Zamora fue el resultado de la conferencia de paz entre Alfonso I de Portugal y el rey Alfonso VII de León y Castilla, el 5 de octubre de 1143, considerándose formalmente como la fecha de la independencia de Portugal y el inicio de la dinastía alfonsina.
Victorioso en la batalla de Ourique en 1139, Alfonso I se benefició del apoyo del arzobispo de Braga, Joao Peculiar, en favor de la constitución del nuevo reino de Portugal. El prelado buscó conciliar a los dos Alfonsos y propició que se encontraran en Zamora los días 4 y 5 de octubre de 1143, en presencia del cardenal Guido de Vico.
Recreación del Tratado de Zamora de 1143
La soberanía portuguesa, reconocida por Alfonso VII en Zamora, vino a ser confirmada por el Papa Alejandro III en 1179, pero el título de Rey de Portugal, que Alfonso I usaba desde 1140, fue confirmado en Zamora, comprometiéndose entonces el monarca portugués ante el cardenal Guido de Vico a considerarse vasallo de la Santa Sede, obligándose, por él y por sus descendientes, al pago de un censo anual.
Dom Manuel II, último monarca reinante en Portugal
El golpe de estado republicano que acabó con la monarquía portuguesa se inició el 4 de octubre de 1910, con una pequeña revuelta militar en Lisboa, que se extendió a unidades de la marina de guerra. Estas unidades navales bombardearon el palacio real desde el estuario del Tajo. Aunque la revuelta republicana no disfrutaba ni mucho menos de apoyo popular masivo, los monárquicos tampoco fueron capaces de organizar una oposición armada a la sublevación. Ante la falta de apoyo, Dom Manuel II, refugiado en el Palacio de Mafra, partió desde las playas de Ericeira, al norte de Lisboa, hacia Gibraltar con toda la familia real el 5 de octubre. Ya en Gibraltar supo que las guarniciones de Oporto y el norte de Portugal, tradicionalmente monárquicas, habían acatado la recién proclamada República, por lo cual el monarca se dirigió a Gran Bretaña, donde fue acogido por el rey Jorge V.
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