Armas de la XVIIIª Duquesa de Alba
Diseño de nuestro gran amigo y eminente heraldista Don Fernando Martínez LarrañagaEn la mañana de ayer, 20 de noviembre de 2014, fallecía en su Palacio de las Dueñas de Sevila, Doña Cayetana Fitz-James Stuart, XVIIIª Duquesa de Alba y catorce veces Grande de España. Una mujer de carácter, con una apasionante biografía. Se cierra otro capítulo de la Historia de España.
Doña Cayetana nació la noche del 28 de marzo de 1926 en el madrileño Palacio de Liria. Fue la primera y única hija de Don Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVIIº Duque de Alba y Doña María del Rosario de Silva y Gurtubay, Xª Marquesa de San Vicente del Barco. En el mismo momento de su nacimiento, su padre, estaba reunido con tres de sus mejores amigos: el doctor Gregorio Marañón, el filósofo José Ortega y Gasset y el escritor Ramón Pérez de Ayala.
Al nacer, fue atendida por el doctor Gregorio Marañón y rápidamente se enviaron comunicaciones a la prensa y a la Casa Real informando de su nacimiento.
Fue bautizada el 17 de abri de 1926 en el Palacio Real de Madrid, siendo sus padrinos el rey Don Alfonso XIII y su esposa la reina Doña Victoria Eugenia. Para su bautizo se trajo la pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán, una pila que sólo se utilizaba para bautizar a monarcas o sus descendientes. Recibió los nombres de María del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay. De sus nombres, ella siempre prefirió el de Cayetana.
Doña Cayetana en una fotografía junto a su madre
Los escasos recuerdos que Cayetana tuvo de su madre eran siempre en cama o tumbada en los jardines. Siempre la tenían alejada de ella, pues estaba enferma de la letal tuberculosis y había miedo al contagio. Para su mejor recuperación fue enviada a Suiza, pero su salud empeoró y finalmente volvió a Madrid para morir en enero de 1934, a los 33 años.
A la muerte de su madre, Cayetana, a la que llamaban, «Tanuca», fue educada por institutrices y por su abuela materna. Tuvo una buena infancia siempre en compañía de su padre, quien le daba una esmerada educación. A veces, visitaba a sus padrinos en el Palacio Real.
Cuando los reyes partieron al exilio, el 14 de abril de 1931, el Duque de Alba decidió partir también rumbo a París. Allí se trasladaron al hotel Prince de Galles, cerca de donde vivía Alfonso XIII que también estaba allí exiliado. Aunque en el momento de su Primera Comunión residían en la capital francesa, se trasladaron a Madrid para efectuarla en la capilla del Palacio de Liria.
El Duque de Alba quiso que Cayetana viajase cada verano. Además de París, visitaron en varias ocasiones Londres, Italia y Egipto. En la tierra de los faraones estuvieron acompañados en todo momento por el célebre arqueólogo Howard Carter y pudieron visitar excavaciones, templos y pirámides.
Al estallar la Guerra Civil Española en el verano de 1936, los Alba se exiliaron en Londres, lugar donde su padre sería nombrado embajador de España, cargo que mantendría hasta la publicación del Manifiesto de Lausana. Atrás dejaron el Palacio de Liria, su residencia oficial, que a finales del mismo año quedaría destruido casi al completo debido a un bombardeo de aviación. Afortunadamente el siniestro no destruyó los principales tesoros de la familia: algunas de las obras de arte de los Alba habían sido trasladadas con anterioridad a los sótanos del Banco de España y otras fueron rescatadas del fuego por milicianos y voluntarios.
Durante su exilio en la capital británica, Cayetana sufrió los estragos de la Segunda Guerra Mundial y vivió en carne propia la serie de bombardeos que afectaron a la ciudad. A los 16 años, tenía como compañero de clases a un nieto de Tolstoi, entre otros compañeros de diversas partes del mundo, hijos todos ellos de diplomáticos.
Fruto de su esmerada educación, a lo largo de su vida logró hablar con fluidez: castellano, inglés, francés, alemán e italiano.
En varias ocasiones estuvo de visita en la residencia de su pariente, Sir Winston Churchill, «donde las hijas de éste le hacían la reverencia protocolaria». Así mismo compartió juegos con la futura reina Isabel II del Reino Unido.
De vuelta a España, Cayetana, siguiendo las recomendaciones de su padre, contrajo matrimonio con el ingeniero industrial Luis Martínez de Irujo y Artázcoz (1919-1972), hijo de los Duques de Sotomayor y Marqueses de Casa Irujo, en una celebración que tuvo lugar en la Catedral de Sevilla el 12 de octubre de 1947. El enlace tuvo gran repercusión social hasta el punto que el periódico Liberation lo calificó como «la boda más cara del mundo» al costar cerca de los 20 millones de pesetas de la época. De este matrimonio nacieron sus seis hijos, a cada uno de los cuales la duquesa de Alba ha distribuido un título nobiliario con Grandeza de España.
Imagen del día de la boda de Doña Cayetana junto a su padre y su esposo
Tras enviudar de su primer esposo en 1972, la Duquesa se volvió a casar el 16 de marzo de 1978 con Jesús Aguirre y Ortíz de Zárate (1937-2001), doctor en Teología, cuya condición de ex-sacerdote jsuita e hijo de madre soltera causó una gran polémica en su momento. Jesús era un hombre culto, once años menor que la Duquesa que se llevó bien con los hijos de ésta desde el principio. Desde su matrimonio se dedicó, con la ayuda de su hijastro Carlos, a gestionar el patrimonio familiar de los Alba. En 2001, la duquesa enviudó por segunda vez.
Doña Cayetana en una corrida de toros
A principios del año 2008 comenzaron a surgir rumores sobre una posible relación de la duquesa con el funcionario Alfonso Díez Carabantes, nacido en 1950, a quien había conocido muchos años antes gracias a su amistad con Jesús Aguirre.
Imagen de su segundo matrimonio
Foto: www.hola.com
Alfonso es uno de los doce hijos de José Díez, militar, quien fue muy popular en la capital palentina, y de su esposa, Pilar Carabantes, perteneciente a una familia de médicos. En abril de 2010, tanto Cayetana como Alfonso confirmaron su noviazgo. La pareja había estrechado su relación gracias a varias aficiones comunes, como el arte y los viajes. El 5 de octubre de 2011, la duquesa y Alfonso contrajeron matrimonio en el Palacio de las Dueñas, siendo padrinos del enlace su primogénito Carlos, Duque de Huéscar y Carmen Tello y Barbadillo, ex-marquesa de Valencina y amiga de Cayetana.
Doña Cayetana con su tercer esposo
Fuente: Dario femenino
El 4 de julio de 2011 la duquesa adelantó el reparto de su herencia personal, valorada en 1.000 millones de euros, entre sus seis hijos. Por medio de una donación escriturada ante un notario de Madrid, sus hijos, que se han mostrado conformes y agradecidos con esta decisión, han recibido 110 millones de euros cada uno y han pasado a ser los titulares registrales de sus bienes. Además, Carlos, como primogénito y futuro duque de Alba, recibe el enorme legado artístico de la Fundación Casa de Alba, valorado en más de 2.000 millones de euros, y los palacios de Liria, Monterrey y Dueñas, aunque éste último está ya a nombre de su primogénito, Fernando (n. 1990), como futuro heredero de la casa. Hay que precisar que las citadas casas y colecciones, de acuerdo a la legislación sobre fundaciones, no pueden venderse y han de mantenerse unidas.
A pesar del reparto,Doña Cayetana ha gerenciado y administrado hasta su muerte el patrimonio de los Alba como usufructuaria del mismo.
Doña Cayetana con dos de sus hijos, Eugenia y Cayetano, en una visita a los Príncipes de Gales, Carlos y Camila.
La duquesa de Alba siempre ha estado muy vinculada al mundo de la cultura, sobre todo del flamenco y de los toros. La práctica de la pintura fue otra de sus pasiones. Además de autora, también ha sido modelo, musa y mecenas; retratada por Zuloaga, esculpida por Banlliure, y codiciada por Picasso.
La reina Doña Sofia y la Duquesa de Alba ante el retrato que Goya pintara a su antepasada
Doña Cayetana ha llevado siempre la cultura por bandera y para muestra, la exposición «Colección Casa de Alba» que inauguró en 2009 en el Museo de bellas Artes de Sevilla y que batió récords de visita en la capital andaluza. Así mismo fue la impulsora, en su juventud, de la reconstrucción del Palacio de Liria, que había quedado arrasado por un bombardeo en 1936. Las obras se prolongaron ocho años, y se cuenta que absorbieron la mitad de la fortuna que ella tenía. Posteriormente, en las décadas de 1960 y 1970, la duquesa siguió engrandeciendo la colección familiar con la compra de cuadros impresionistas y modernos: Renoir, Corot, Marc Chagall y Picasso, entre otros.
Puerta de acceso al recinto del Palacio de las Dueñas en Sevilla
Foto: Anual
Doña Cayetana contó siempre con su propio tablao flamenco para ensayar baile tanto en el Palacio de Liria en madrid como en el de la Dueñas de Sevilla. Su hijo Alfonso, duque de Aliaga, es un gran concertista de guitarra clásica.
Durante el pasado referéndum de independencia de Escocia se especuló con la posibilidad de que la Duquesa pudiera llegar a ser reina de los escoceses dada su condición de descendiente de la dinastía Estuardo.
Desde Salón del Trono expresamos nuestro más sentido pésame a su familia. Descanse en paz Doña Cayetana, XVIIIª Duquesa de Alba, una mujer para la Historia de España.
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